1. La voz humana
Concierto para dos pianos, mujer sola y un teléfono despiadado.
Desde mi primer Pelleas et Melisande, en la Ópera de la Monnaie de Bruselas, me he
ido adentrando paulatinamente en la música vocal del s.XX. Como era de esperar, La
Voix humaine estaba ya en mi punto de mira. Con este rol, verdadero tour de force para
una cantante-­‐actriz, deseaba culminar la galería de inolvidables retratos que Poulenc
escribió a mediados del siglo pasado para su gran amiga y dedicatee, Denise Duval, de
similar vocalidad a la mía, y que he ido incorporando recientemente: la disparatada
Therése, de la comedia surrealista de Apollinaire Les Mamelles de Tiresias; la sufriente
Blanche de la Force, del drama de Bernanos Dialogues des Carmelites; y finalmente, la
desesperada protagonista anónima de esta tragédie lyrique de Cocteau.
Supone para mí una meta y una apertura: una meta, porque cierra esta trilogía de
heroínas tan diferentes entre sí. Y una apertura hacia una nueva vocalidad más lírica y
amplia, que corresponde a mi actual estado de madurez vocal y expresiva sustentada
por la lógica evolución vocal, la madurez a nivel interpretativo, la experiencia en los
teatros y salas de concierto, la literatura musical, que me lleva de una obra a otra, de un
título operístico a otro, de un teatro de un país a otro. Interpretar La Voix humaine
exige una experta dosificación de todos los recursos vocales y dramáticos acumulados a
lo largo de la carrera. Son cuarenta minutos de intenso monólogo, combinando muy
sutilmente la declamación y el canto. Será pues, un nuevo rol que asumo -­‐tras
veinticinco años de carrera sobre los escenarios-­‐ gracias a la sensible y minuciosa
concepción y diseño del director de escena y escenógrafo Paco Azorín.
La experiencia como liederista me ha ayudado en gran medida, pues me recuerda a la desnudez del cantante ante un recital, dialogando en
escena con el piano. Y si me apuran, aquí, en un difícil porque buena parte del tiempo es un extenso canto declamado sin
apoyo orquestal: simplemente se van alternando la voz y la orquesta, que describe magistralmente la atmósfera opresiva y subraya el
creciente estado de desesperación del personaje.
La Voix humaine es una joya única en la Historia de la Opera del siglo XX. Mantiene intacta su vigencia, tanto por el tema la incomunicación
humana y sus consecuencias-­‐ como por su original tratamiento vocal y dramático. Está lleno de canto efusivo y de susurros; de risas y
lágrimas; de frases interrumpidas; de pausas y calderones sobre los silencios que, además de dar mayor libertad a la puesta en escena,
acumulan la tensión dramática necesaria logrando el progresivo crescendo hasta llegar al desgarrador final.
MARÍA BAYO
Deseo compartir esta nueva aventura con todos ustedes para
que disfruten de esta conmovedora creación musical debida
a la suma de dos talentos geniales: Jean Cocteau y Francis
Poulenc.
María Bayo