1. IDENTIDAD
La identidad es el resultado del proceso que distingue a un ser
humano de sus semejantes y que tiene como punto y partida la
asimilación individual y la interacción social; es decir, la convivencia
que surge en la familia o en la escuela, así como la influencia de los
medios de comunicación actualmente de las redes sociales. Se
caracteriza por ser la conciencia que una persona tiene de sí misma y
que la hace diferente al resto de las demás. La identidad es la imagen
que tenemos de nosotros mismos como personas únicas, con
habilidades, conocimiento, preferencias y carácter propios pero que, al
mismo tiempo, nos permite reconocernos como integrantes de uno o
varios grupos.
La integridad individual se integra por componentes tales como el
temperamento, el talento, la disponibilidad de roles, los valores y las
amistades entre otros. Por otra parte, la identidad sociocultural se
define como la forma en que los miembros de un grupo consideran
como propios los componentes culturales de su sociedad y su historia.
Se conforma por los valores, las tradiciones, las creencias, los
símbolos y las conductas aceptadas en un conjunto social, lo que hace
que se genere y funde un sentimiento de pertenencia.
ALTERIDAD
Alteridad es el principio filosófico de "alternar" o cambiar la propia
perspectiva por la del "otro", considerando y teniendo en cuenta el
punto de vista.
El término “alteridad” se aplica al descubrimiento que el “él” hace del
“otro”, lo que hace surgir una amplia gama de imágenes del otro, del
“nosotros”, así como visiones múltiples del “él”. Tales imágenes, más
allá de las diferencias, coinciden todas en ser representaciones más o
menos inventadas de personas antes insospechadas, radicalmente
diferentes, que viven en mundos distintos dentro del mismo universo.
2. La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre
un “yo” y un “otro”, o entre un “nosotros” y un “ellos”.
El “otro” tiene costumbres, tradiciones y representaciones diferentes
a las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La
alteridad implica ponerse en el lugar de ese “otro”, alternando la
perspectiva propia con la ajena.
Es decir, la alteridad viene a ser una buena muestra de interés por
comprenderse. De ahí que se encargue por fomentar tanto el diálogo
como los acuerdos e incluso las vías de paz a cualquier posible
conflicto.
Precisamente por todo lo que es y lo que significa, normalmente
cuando se habla de alteridad también viene a la mente otro concepto,
el de otredad. A veces se emplean como sinónimos, no obstante, este
último tenemos que decir que es aquel término que se utiliza para
expresar que cuando una persona está entablando una conversación
con otra lo que hace es adueñarse de ella. ¿Cómo hace eso?
Recurriendo a frases habituales como “si yo fuera tú lo que haría
sería…”.
Precisamente por lo que significan, por los valores que expresan y
transmiten tanto la alteridad como la otredad se usan en determinados
ámbitos de estudio como, por ejemplo, la Historia o la Antropología. Y
es que sirven para entender las posturas de unas partes u otras en
cualquier acontecimiento o hecho.
Esto quiere decir que la alteridad representa una voluntad de
entendimiento que fomenta el diálogo y propicia las relaciones
pacíficas. Cuando un hombre judío entabla una relación amorosa con
una mujer católica, la alteridad es indispensable para entender y
aceptar las diferencias entre ambos. En cambio, si se registra una
escasa alteridad, la relación será imposible ya que las dos visiones del
mundo sólo chocarán entre sí y no habrá espacio para el
entendimiento.
La alteridad también puede entenderse a un nivel más amplio. El
encuentro entre dos países o dos pueblos implica poner diferentes
formas de vida frente a frente. Si hay voluntad de alteridad, la
integración podrá ser armónica, ya que cada pueblo respetará las
creencias del otro. Ese diálogo, por otra parte, enriquecerá a ambos.
En cambio, si no hay alteridad, el pueblo más fuerte dominará al otro e
impondrá sus creencias. Eso ocurrió, por ejemplo, a partir de la
llegada de los conquistadores europeos a América.