2. Los Perros
Es un mamífero carnívoro de la familia de los cánidos, que constituye una
subespecie del lobo (Canis lupus). Un estudio publicado por la revista
de divulgación científica Nature revela que, gracias al proceso de
domesticación, el organismo del perro se ha adaptado a cierta clase de
alimentos, en este caso el almidón. Su tamaño o talla, su forma y pelaje es
muy diverso según la raza. Posee un oído y olfato muy desarrollados, siendo
este último su principal órgano sensorial. En las razas pequeñas puede
alcanzar una longevidad de cerca de 20 años, con atención esmerada por
parte del propietario, de otra forma su vida en promedio es alrededor de los 15
años.
3. Características
Diferencias respecto a otros cánidos
En comparación con lobos de tamaño equivalente, los perros tienden a
tener el cráneo un 20% más pequeño y el cerebro un 10% más
pequeño, además de tener los dientes relativamente más pequeños que
otras especies de cánidos. Los perros requieren menos calorías para vivir
que los lobos. Su dieta de sobras de los humanos hizo que sus cerebros
grandes y los músculos mandibulares utilizados en la caza dejaran de ser
necesarios. Algunos expertos piensan que las orejas flácidas de los perros
son el resultado de la atrofia de los músculos mandibulares. La piel de los
perros domésticos tiende a ser más gruesa que la de los lobos y algunas
tribus esquimales prefieren su piel para vestirse, debido a su resistencia al
desgaste en un clima inhóspito. A diferencia de los lobos, pero al igual que
los coyotes, los perros domésticos tienen glándulas sudoríparas en las
almohadillas de las patas. Las patas de un perro son aproximadamente la
mitad de las de un lobo y su cola tiende a curvarse hacia arriba, otro rasgo
que no se observa en los lobos.
4. Comportamiento
Inteligencia:
Los perros son apreciados por su inteligencia. La inteligencia canina se refiere a la
habilidad de un perro de procesar la información que recibe a través de sus sentidos
para aprender, adaptarse y resolver problemas. La etología cognitiva es la disciplina que
se encarga de estudiar está área dentro de la cognición animal.
Algunos estudios de antropología evolutiva se centran también en la identificación de las
capacidades cognitivas especiales que el perro posee, y que ha desarrollado debido a su
estrecho contacto con el ser humano; como es la habilidad de reconocer
un vocabulario extenso. En un ejercicio para observar su nivel de comprensión pasivo del
vocabulario humano, se le pidió a un humano sentado detrás de una barrera transparente
que sostuviera un juguete, y con voz monótona, le diera al perro la orden «trae» (bring). El
perro se dirigió a un círculo en donde estaban dispersos diferentes objetos —desde un
juguete exactamente igual al que el humano solicitó, hasta otro tipo de cosas con texturas
y olores diferentes—, el animal observo por un momento el círculo de objetos para dirigirse
a por el juguete exacto que se le había pedido y después presentarlo al humano. También
se le pidió que trajera determinados objetos utilizando solamente la fotografía o réplica en
miniatura del objeto. El estudio fue complementado con dos condiciones de control
adicionales para evitar que el animal actuará por preferencias pre-establecidas. El
ejemplar utilizado —border collie— pudo reconocer hasta 200 palabras del vocabulario
humano.