1. Lunes 25 de Octubre de 2010
Multiculturalismo cuestionado
La Canciller de Alemania, Angela Merkel, declaró que el modelo multicultural alemán ha sido
un "completo fracaso", abriendo con ello un debate respecto de ese modelo, que hasta hace
poco parecía contar con cierto consenso en el mundo desarrollado. Los países que fundan su
quehacer en la libertad de las personas, consecuentes con ese predicamento, respetan las
diversas manifestaciones culturales que se dan en su seno. Así, muchos países europeos, al
permitir el ingreso de inmigrantes de diversas nacionalidades, reciben personas que eligen
habitar su lugar de adopción como si estuvieran en sus países de origen, manteniendo su
lengua y costumbres. Por ejemplo, Alemania tiene grandes grupos de ciudadanos turcos, y
Francia, Inglaterra y España han recibido diversas otras nacionalidades que viven allí como si
aún estuvieran en su tierra natal.
Eso no constituye un problema en sí; por el contrario, la diversidad cultural enriquece la vida de
los países, pues alimenta, complementa y diversifica el medio urbano. Sin embargo, surgen
problemas cuando, a resultas de un número creciente de habitantes que viven una realidad
cultural diferente, el Estado decide proveerles de escuelas que sólo enseñen su idioma, u
ofrecerles seguros de cesantía por el solo hecho de pisar esa nación, sin haberse integrado a
la fuerza laboral.
Al destinar el Estado recursos para mantener separados a dichos grupos de los nativos,
implícitamente establece políticas públicas que consolidan el modelo multicultural. En esas
condiciones se crean tensiones difíciles de manejar, pues la población nativa siente que se
están destinando recursos aportados por ellos para ayudar a inmigrantes que no quieren
asimilarse, que les quitan puestos de trabajo y que tienen costumbres que a veces no los
interpretan, o devociones religiosas que chocan con las propias. La tensión entre la libertad que
los países desean garantizar a quienes pisen su suelo y los deberes que eso conlleva para
quienes llegan desde el exterior, muchas veces en perjuicio de los nativos, hace pensar que el
multiculturalismo como política pública genera más problemas que los que resuelve. Él es
bienvenido y formará parte del paisaje mundial, pero, como en tantos otros campos, no debe
privilegiar los derechos de las personas en desmedro de sus deberes