La historia trata de una elefanta llamada Jacinta que no estaba contenta con su apariencia y quería parecerse a otros animales como la cebra, el león y la gacela. Intentó cambiar su apariencia de diferentes maneras pero un elefante siempre huía asustado. Finalmente, Jacinta aceptó su apariencia natural de elefanta gris y gorda, y así pudo ganarse el amor del elefante.
1. “JACINTA Y EL LAGO”
Cuando Jacinta se miraba en el lago, no le gustaba lo que veía. Jacinta quería
ser amarilla y tener rayas negras, como la cebra; pero su piel era gris y
aburrida. Jacinta quería lucir una abundante melena, como la del león, pero en
su cabeza sólo crecían tres pelos muy tiesos. Jacinta quería pasearse con una
cola larga y bella, como la del avestruz; pero su rabo era largo y liso. Jacinta
quería ser delgada, como la gacela, pero era una elefanta gorda y enorme.
Para ser rayada como la cebra, Jacinta le pidió al mono Picacho, un artista de
los colores, que le pintara unas hermosas rayas amarillas y negras por todo el
cuerpo.Y cuando se miró en el lago, le gustó mucho lo que vió: una elefanta
rayada, ¡cómo se parecía a la cebra!
Para tener una melena abundante como la del león, a Jacinta se le ocurrió
plantarse en la cabeza unos granos de maicillos y regarlos con agüita fresca
del río. En poca semanas, Jacinta lucía una abundante y hermosa melena
verde, así que se asomó al lago y le gustó mucho lo que vió: una elefanta
rayada con un hermoso cabello verde, más bonito que el del león.
Para tener una cola tan bonita y elgante como la del avestruz, Jacinta se ató en
el rabo unas hermosas hojas de palma. Luego se fue a mirar al espejo del lago
y le gustó lo que vió: una elefanta rayada, con una hermosa melena verde y
una elegante cola de palmas.
Por último, para ser flaca como gacela, Jacinta se puso a dieta: sólo comía un
puñado de hierba en todo el día. Y se puso a hacer ejercicio: todas las
mañanas salía a correr por la selva y hacía pesas también: 1, 2, 1,2…En unas
semanas, Jacinta estaba delgada como una gacela. Se asomó al lago y le
gustó lo que vió: una elefanta rayada, con un abundante cabello verde, una
hermosa cola de palma y delgada como gacela.
2. Y estando en el lago, se acercó a beber un elefante guapísismo. Jacinta al
verle, se quedó prendada de él y le puso ojitos de enamorada. Pero el elefante,
al ver una elefanta con rayas amarillas y negras, y con pelo verde y cola de
palma y flaca como gacela, barritó horrorizado y salío corriendo. Y allí quedó
Jacinta, sola y triste y sin entender por qué el guapo elefante había huído. Se
miró de nuevo y pensó: “ Será que no le haya gustado mi piel rayada? Jacinta
llenó su trompa de agua y se dio un buen baño. No paró hasta recuperar su
color gris. Después se miró en el lago y le gustó lo que vió: una elefanta con
abundante cabello verde, una preciosa cola de palma y delgada como gacela y
sin rayas amarillas y negras. Y contenta con su aspecto fue a buscar al elefante
que la había vuelto loca, y cuando lo encontró, se fue derechita hacia él. El
pobre elefante no tardó ni un minuto en salir corriendo, como alma que lleva el
diablo.
Jacinta se quedó hecha un mar de lágrimas.¿Por qué se había asustado el
elefante?¿Sería de su pelo verde? Por si acaso, jacinta empezó a restregarse
la cabeza contra un árbol hasta que no le quedaron mas que los tres pelos muy
tiesos que tenía antes. Luego, se asomó al lago y le gustó lo que vió: una
elefanta gris, con cola de palma y delgada como gacela y con tres pelos tiesos
en la cabeza.
Jacinta buscó por todos los rincones de la selva al elefante de sus sueños
hasta dar con él. Esta vez, la elefanta se fue acercando muy despacito al galán,
que en cuanto se percató de su presencia, se quitó de en medio.¡Ay qué penita
mas grande tenía Jacinta!¿Por qué se habría asustado el elefante esta vez?
¿Por su cola de palma? Ni corta ni perezosa se arrancó el abanico del rabo, se
miró en el espejo del lago y se puso muy contenta con lo que vió: una elefanta
gris, sin melena verde y sin cola de palma y delgada como gacela.
¡Esta vez seguro que le gustaba! Jacinta vió desde lejos al elefante y se fue
trotando hacia él. Pero elefante la miró, dudó unos instantes y volvió a salir
corriendo como una centella. No había consuelo para la pobre Jacinta ni
pañuelo para enjugar sus enoormes lagrimones. ¿Por qué se habría asustado
3. el elefante? ¿Por su delgadez? Jacinta decidió volver a ser la elefanta gorda y
enorme de siempre, a ver si así el elefante le hacía mas caso, y disfrutó de lo
lindo comiendo sin parar.
Con unas pocas toneladas mas y much alegría, Jacinta fue al encuentro de su
elefante que estaba bebiendo agua en el lago. Cuando el elefante la miró, se
quedó enamorado de ella, se le arrimó muy arrimadito y le barritó un puñado de
piropos en su enorme orejota de elefanta. Jacinta miró hacia al lado y vió a dos
elefantes gordos y enormes, sin rayas amarillas y negras, sin pelos verdes ni
cola de palmas y con un montón de amor y alegría en los ojos.
C. Rehabilitación, Ana y Lola. Sta Marta, Cabañas, Nov. 2007