Charo llegó de América con historias reales para contar a los niños usando objetos que representaban aventuras, lo que les permitió imaginar viajar a selvas, montañas, lagos y mares escuchando la lluvia y sintiendo la vida salvaje, presenciando el nacimiento de un bebé y el paso de una serpiente, y viendo cómo un niño guaraní se transformaba en chogüí después de caer de un árbol, resultando en una tarde fantástica llena de cuentos reales de América.