La alegría es el estado más sublime porque cuando una persona se siente alegre, no hay lugar para emociones negativas como los celos, la ira o la amargura. En un estado de alegría, la vida, la sabiduría y la creatividad fluyen libremente y una persona se siente satisfecha y completa. La alegría también trae inspiración y una sensación de unidad con la conciencia propia.