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Derechos Humanos en Irán: Tortura y Pena de Muerte
1. Derechos Humanos En Iran, Primera Parte
Prefacio
En la esfera internacional actual, gran parte de la atención que atrae Irán proviene
de su objetivo de adquirir armas nucleares, su apoyo a grupos de terroristas
globales, y sus repetidos llamamientos a destruir el Estado de Israel.
Sin embargo, sin restar importancia a la magnitud de estas cuestiones, la comunidad
internacional no debería olvidar la complicada situación que atraviesa el país desde
una perspectiva humanitaria. Los derechos básicos garantizados se violan a diario.
Desde la Revolución Iraní en 1979, el gobierno de Irán ha pisoteado
consistentemente los derechos humanos de miles de sus conciudadanos.
Las víctimas incluyen un amplio sector de iraníes comunes, cuyo único “delito” es
generalmente uno de identidad—género, etnicidad, religión, u orientación sexual—
que amenaza la postura teocrática de la elite gobernante del país.
El compromiso del American Jewish Committee con los derechos humanos
universales es de larga data y reconocido. Comenzando con su trabajo pionero de
garantizar que se consagraran los derechos humanos en la Carta de las Naciones
Unidas, y hasta el importante trabajo del Jacob Blaustein Institute for the
Advancement of Human Rights on Darfur, el AJC ha tenido un compromiso
inquebrantable con la protección de los derechos y dignidad humanas.
Es bajo esta perspectiva que se concibió Human Rights in Iran, 2007. Si bien el
mundo se centra en las políticas desestabilizadoras de Irán en la región y el globo,
también se debe prestar atención al ataque del gobierno iraní a los derechos
humanos dentro de sus propias fronteras y contra sus propios ciudadanos.
Esperamos que este informe ayude a galvanizar la atención internacional necesaria
para hacer que Irán cambie su conducta, y haga saber a las víctimas que no están
solas ni se las ha olvidado.
David A. Harris
Director Ejecutivo
American Jewish Committee
2. Introducción
El 14 de febrero de 1989, el entonces líder supremo de Irán, Ayatolá Ruhollah
Jomeini, emitió una fatwa, o edicto, sentenciando a muerte al autor británico indio
Salman Rushdie, un musulmán. Su delito: la autoría de Los Versos Satánicos, una
novela que Jomeini consideró una blasfemia contra Irán.
Informo al orgulloso pueblo musulmán del mundo que sentencio a muerte al autor
del libro Los Versos Satánicos, contrario al Islam, el Profeta y el Corán, y a todos
aquellos involucrados en su publicación que están al tanto de su contenido.1
– Ayatolá Ruhollah Jomeini, 14 de febrero de 1989
Después de la fatwa, Rushdie pasó los nueve años siguientes escondido en Gran
Bretaña. Mientras tanto, agentes iraníes se dedicaron a impedir la exposición ulterior
del trabajo mediante el asesinato del traductor japonés de Los Versos Satánicos, y
los intentos de asesinato del traductor italiano y del editor noruego de la novela. En
1998, en un aparente cambio de idea, el gobierno iraní anunció que Teherán no
apoyaría más la implementación de la sentencia de muerte del Ayatolá Jomeini.2 Sin
embargo, los Guardias Revolucionarios, la división militar de extraña influencia leal
al líder supremo, declararon en 2005 que la fatwa aún tenía vigencia3; el actual líder
supremo Ayatolá Ali Jamenei no la repudió explícitamente, y sugirieron que Rushdie
se consideraba un apóstata al que se puede matar con impunidad.4
El infame caso de Rushdie es emblemático de una historia sorprendente de décadas
de duración, de abusos a los derechos humanos cometidos por el régimen iraní.
Desde la Revolución Iraní en 1979, que instauró el actual sistema de gobierno
teocrático, miles y miles de iraníes han sufrido abusos de todo tipo a los derechos
humanos. Esto, a pesar del hecho que Irán es parte, y dice implementar cuatro de
los seis principales tratados sobre derechos humanos: el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, la Convención sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación racial, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, y la Convención sobre los derechos del niño. El gobierno no sólo viola
estos tratados sino que rutinariamente también viola su propia legislación.
Muchos de los abusos más graves –torturas, ejecuciones, encarcelamientos y
juicios injustos y sumarios, por nombrar sólo unos pocos– los cometen instituciones
del gobierno que transitan en forma paralela a la Constitución iraní y por fuera de
sus límites, tales como los tribunales revolucionario y clerical.
Es dentro de este contexto que el gobierno iraní –con su elevada
concentración de los elementos más radicales de la sociedad iraní–
consistentemente ha intimidado, abusado y perseguido a amplios sectores de su
propia ciudadanía. Una resolución de 2005 de la Asamblea General de Naciones
Unidas citaba una lista de individuos que eran blanco de ataques en Irán, y que
incluía, sin limitación a: “defensores de derechos humanos, organizaciones no
gubernamentales, oponentes políticos, disidentes religiosos, reformistas políticos,
periodistas, parlamentarios, estudiantes, clérigos, académicos, y generadores de
weblogs.”5
Esta publicación se refiere a ocho áreas en las que los abusos son flagrantes,
en la medida en que ocurren violando la legislación iraní e internacional: tortura,
pena capital y proceso debido; mujeres; minorías religiosas y étnicas; abusos del
gobierno; libertad de prensa; disidentes políticos; niños; y homosexualidad. Estas
categorías son representativas pero no exhaustivas, de las frecuentes y groseras
3. violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno en Irán, ya que las ONG,
los grupos de derechos humanos, y los medios, no pueden exponer la totalidad de
los serios abusos del gobierno, ocultos como están.
Hemos tratado de personalizar la agresión del estado a los derechos
humanos cuando encontramos información sobre víctimas específicas de abuso en
Irán. Ya que perdido entre los números –el número de abusos– está el sufrimiento
de incontables individuos. Es a ellos a quienes dedicamos este trabajo.
Tortura, Pena Capital, y Proceso debido
Los detenidos iraníes enfrentan violaciones sistemáticas a las normas del proceso
debido. Esto se debe en gran medida a que el poder judicial iraní no actúa como
órgano independiente. El líder supremo nombra al jefe del poder judicial, que a su
vez nombra a los jueces de mayor categoría. Los tribunales generales
frecuentemente juzgan a los acusados en sesiones cerradas, aceptan confesiones
coercitivas, y niegan el acceso a la defensa en juicio.
En paralelo con el poder judicial, el gobierno mantiene un sistema tribunalicio
extraconstitucional, denominado Tribunales Revolucionarios, en los que se juzgan
delitos contra la seguridad nacional, contrabando de narcóticos, y actos que socavan
la república islámica; los juicios son sumarios, y pueden durar cinco minutos. Los
fallos de los Tribunales Revolucionarios, son definitivos e inapelables.
Además, el gobierno tiene Tribunales Especiales para los Clérigos, también
por fuera de la autoridad de la constitución, que dan cuenta al líder supremo, en los
cuales se juzga a los clérigos reformistas. Los fallos de los Tribunales Especiales
son definitivos e inapelables.
La falta de transparencia judicial se incrementa con el maltrato físico que
ocurre en las prisiones tanto oficiales como no oficiales de Irán, donde
frecuentemente se recurre a la tortura. A pesar de la prohibición oficial de la tortura,
en 2005 se informó que los siguientes métodos de tratamiento inhumano eran de
práctica “común”:6
— Prolongado encierro solitario, en posiciones contorsionadas y con privación
sensorial
— Golpes en los ojos, orejas, espalda, y pies
— Colgar a las personas por los brazos y las piernas
— Quemaduras con cigarrillos
— Privación del sueño
Además de no investigar ni juzgar las agresiones físicas a los prisioneros
detenidos, el poder judicial iraní, actuando sin respeto por las normas del proceso
debido, propina castigos físicos tremendos por ciertos delitos. Los mismos incluyen
lapidación, latigazos, y amputaciones.7
El poder judicial también ordena sentencias de muerte por delitos sociales y
políticos, que incluyen entre otros, la apostasía, blasfemia, sodomización repetida,
adulterio, y prostitución.
La legislación considera un delito al disenso, y aplicó la pena de muerte a
delitos tales como apostasía, atentados contra la seguridad del estado,
palabras ofensivas contra funcionarios de alto rango, e insultos contra la
memoria del Imán Jomeini y contra el Líder Supremo de la República
Islámica.8
— “Irán,” Informe de Países sobre Prácticas de Derechos Humanos,
Departamento de Estado de Estados Unidos, 2005
4. En 2004, por ejemplo, Atefah Sahaleeh, de 16, fue ejecutada por el estado
por “delitos contra la castidad.”9 Estos supuestos delitos eran una referencia a una
relación abusiva impuesta a Sahaleeh por un ex miembro del Cuerpo de Guardias
Revolucionarios, que la violó repetidamente.10
La mujer
Irán ha ratificado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que ordena
la no-discriminación basada en género; la Constitución iraní incluye la protección a la
mujer. Sin embargo, la discriminación hacia la mujer persiste en la ley y en la
práctica, ya que por ejemplo, el gobierno impone la segregación de género en la
mayoría de los espacios públicos. Teherán también condena la violencia rutinaria
contra las mujeres. Las así llamadas muertes de honor –el asesinato de mujeres por
supuestos delitos sexuales o maritales, típicamente a manos de sus propios
parientes con la justificación de que el “delito” ha llevado “deshonor” a las familias –
son formas frecuentes de castigo público para las mujeres iraníes.
Las “muertes de honor” han tomado diferentes formas, incluyendo la
hoguera y la lapidación. En un período de sólo dos meses en 2003, supuestamente
fueron asesinadas cuarenta y cinco mujeres jóvenes por tal razón en la provincia de
Khuzestan de Irán.11 El gobierno de Irán ha castigado a los pocos que fueron
sentenciados por estas matanzas, aunque frecuentemente con sentencias de prisión
muy breves.
Si bien las mujeres retienen ciertos derechos como la capacidad de votar y
ocupar cargos públicos, han sido relegadas a una condición de ciudadanas de
segunda particularmente desde la Revolución Iraní. Entre otras áreas, la legislación
y la sociedad iraní discriminan a las mujeres de las siguientes maneras:12
— El testimonio de la mujer en el tribunal es equivalente a la mitad del de un
hombre.
— Una mujer hereda la mitad de la porción que heredan sus hermanos.
— Una mujer necesita el permiso de su marido para trabajar fuera del hogar o para
viajar fuera del país.
— Las mujeres raramente ascienden a cargos jerárquicos, y a pesar de sus niveles
de educación relativamente elevados solo representan 14 por ciento de los
empleados del gobierno.
Las restricciones a las mujeres iraníes también se extienden a su
vestimenta. Todas las mujeres, incluyendo las visitantes extranjeras, deben usar un
velo. Las autoridades iraníes prefieren que las mujeres iraníes usen ya sea el
Chador, una prenda que se envuelve alrededor del cuerpo, o una combinación de un
pañuelo de cabeza que cubra enteramente el cabello, conocido como hijab, y un
abrigo largo, el manto.13 Bajo el gobierno del Presidente Mohammed Khatami,
elegido en 1997, se flexibilizó la obligación del código de vestimenta; sin embargo,
desde la elección del Presidente Mahmoud Ahmadinejad en agosto de 2005,
nuevamente se exige el cumplimiento del código de vestimenta y las transgresoras a
veces reciben sentencia de prisión.
La negativa del Consejo Guardián a ratificar la aprobación de la Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de
Naciones Unidas, propuesta por el parlamento, convierte a Irán en uno de los únicos
seis estados miembro de Naciones Unidas que no ratificó la convención.
5. La discriminación aquí no está solamente en la constitución. Como mujer,
si quiero un pasaporte para salir del país, someterme a cirugía, incluso
casi para respirar debo obtener permiso de mi esposo.14
— Zahra Eshraghi, nieta del Ayatolá Jomeini, junio de 2005
En junio de 2005, en el primer disenso público de mujeres desde la
Revolución Iraní, más de 250 protestaron por discriminación de género frente a la
Universidad de Teherán, cantando, “Somos mujeres, somos hijas de este país, pero
no tenemos derechos.”15 Supuestamente oficiales de la policía golpearon a algunas
mujeres, y arrestaron a otras; se impidió a otras 200 manifestantes unirse a la
manifestación.16
En otro ejemplo de la agresión del estado a la defensa de los derechos de la
mujer, en marzo de 2006, la policía iraní atacó, golpeó y dispersó a hombres y
mujeres que se reunieron en un parque de Teherán para conmemorar el Día
Internacional de la Mujer.17
Las autoridades iraníes celebraron el Día Internacional de la Mujer atacando a
centenares de personas que se habían reunido pacíficamente para honrar los
derechos de la mujer.18
— Joe Stork,Vice-director para Medio Oriente,Human Rights Watch, marzode 2006
Shirin Ebadi, que recibió el Premio Nóbel de la Paz en 2003 por su papel en
la defensa de los derechos humanos, es actualmente quizás la más famosa activista
iraní por los derechos humanos. Además de defender a las víctimas de abusos de
derechos humanos, Ebadi inició en 2006 una acción para juntar un millón de firmas
de mujeres iraníes, en protesta por su carencia de derechos legales.19 El suyo es un
caso clave que demuestra la discriminación de género ya que Ebadi, primera jueza
de Irán, tuvo que renunciar a su cargo —adquirido antes de la Revolución iraní—
cuando la Revolución puso en vigencia la prohibición de que hubiera juezas.
Desde 2006, además de la petición de derechos legales, las activistas por
los derechos de la mujer en Irán han luchado por cambiar la legislación penal que
permite la pena capital —por lapidación— por el delito de adulterio.20 Según el
código penal de Irán, desde los nueve años las niñas pueden ser ejecutadas en la
horca o por lapidación por los así llamados “delitos contra la moral”, como el
adulterio.21
En 2007, se intensificó la reacción del gobierno contra intentos ulteriores de
asegurar los derechos de la mujer. En marzo arrestaron en Teherán a treinta y tres
activistas por los derechos de la mujer, por protestar delante de un Tribunal
Revolucionario donde se estaba juzgando a cinco activistas que habían participado
en un mitin por los derechos de la mujer en junio de 2006.22 Ese mitin pretendía
obtener igualdad de derechos para la mujer en virtud de la legislación penal de Irán,
el código familiar, y las prácticas de la ley de sangre.23 Las cinco activistas, que
fueron arrestadas nuevamente junto con las manifestantes que reclamaban delante
del tribunal, originalmente habían sido acusadas de actuar contra la seguridad
nacional asistiendo a una reunión ilegal.24
En marzo de 2007, en el Día Internacional de la Mujer, arrestaron en la Plaza
Baharestan de Teherán a diez manifestantes pacíficas, que aparentemente fueron
golpeadas por la brigada antidisturbios.25
Minorías Religiosas y Étnicas
6. Después de la Revolución iraní, el Islam se convirtió en la religión oficial de Irán. Sin
embargo la Constitución, redactada después de la Revolución, especifica que se
deben respetar los derechos de los no musulmanes, a pesar de lo cual desde 1979
ha aumentado notoriamente la persecución a los grupos religiosos minoritarios. Hoy,
dos ministerios del gobierno, el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica y el
Ministerio de Inteligencia y Seguridad, supervisan en detalle la actividad religiosa.
Bahai
Los adherentes de la fe Bahai —una religión basada en la paz e igualdad, que tiene
sus orígenes en la Persia del siglo diecinueve— han sido tomados particularmente
como blanco. Se considera a los Bahais “infieles no amparados” por el gobierno.
Han sufrido arrestos, prisión, ejecución, confiscación de la propiedad, y se les impide
el acceso a la educación, el empleo, los derechos y libertades civiles. Miles de
Bahais fueron arrestados y más de 200 ejecutados por el gobierno islámico en la
década de 1980.
En 1993, la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas reveló un
documento secreto, aprobado por el Líder Supremo Ayatolá Jamenei, que describía
pautas específicas para tratar “la cuestión Bahai” para “bloquear el progreso y
desarrollo de los Bahais.”25 Y en marzo de 2006, Asma Jahangir, Relator Oficial de
Naciones Unidas sobre Libertad de Religión o Culto, anunció la existencia de una
nueva carta de un funcionario militar de alto rango que enviaba instrucciones a los
organismos del gobierno para identificar a todos los Bahai y monitorear sus
actividades.26
En mayo de 2006, en lo que fue el mayor arresto en masa de décadas, los
funcionarios de seguridad iraníes arrestaron a cincuenta y cuatro Bahais, muchos
adolescentes y otros entre los veinte y treinta años de edad, que estaban trabajando
en un proyecto de servicio comunitario.27 No se presentaron cargos, y se liberó a la
mayoría de los detenidos en el curso de seis días.28
Estos arrestos parecen haber sido premeditados. Según un informe del año
2003 del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detención Arbitraria, la
comunidad Bahais “se mantiene bajo presión recurriendo a arrestos repetidos
durante períodos breves” por parte del gobierno.29
Cristianos
Los cristianos iraníes, que suman aproximadamente 79.000, incluyen etnias tanto
persas como no persas. Si bien se trata peor a los cristianos evangélicos, se
discrimina a los cristianos de todas las denominaciones, según lo prueba la
prohibición de que existan librerías cristianas y de publicar literatura cristiana.30
Las autoridades iraníes oprimen sistemáticamente a los cristianos
evangélicos, a quienes se les prohíbe evangelizar, de las siguientes maneras:31
— Monitoreo cuidadoso de las actividades evangélicas
— Cierre de iglesias evangélicas por parte del estado
— Arresto de convertidos al cristianismo
— Requerimiento de portar tarjetas de afiliación evangélica
— Restricción de servicios evangélicos a los domingos
Los musulmanes convertidos al cristianismo también se arriesgan a severas
consecuencias. La penal legal para “apostasía”, o conversión por elección, puede
ser la muerte. En mayo de 2006, uno de tales “apostatas,” Ali Kaboli, fue detenido
después de largos años de vigilancia policial, y se lo amenazó con un juicio si no
7. dejaba el país; se lo interrogó y mantuvo incomunicado sin cargos presentados en
su contra.32
Judíos
La comunidad judía, que suma entre 25.000 y 30.000 personas, también ha
enfrentado la discriminación del gobierno. El gobierno exige, por ejemplo, que de
acuerdo con el programa de otras escuelas, las escuelas judías estén abiertas el
sábado, obligando así a la comunidad judía a violar su ley. Frecuentemente se niega
a los judíos permisos de múltiples salidas que se otorgan normalmente a otros
ciudadanos, y enfrentan numerosos obstáculos de funcionarios para viajar al
exterior. De acuerdo con ello, con la excepción de ciertos comerciantes, las
autoridades exigen a los judíos obtener el permiso y pagar sumas adicionales antes
de cada viaje de ida y vuelta al exterior.33
Entre 1998 y 1999, se arrestó a trece judíos iraníes y diez fueron
posteriormente acusados de cargos dudosos de contacto ilegal con Israel, por los
que recibieron sentencias de hasta trece años en prisión. Los acusados no tuvieron
acceso a abogados hasta pocas semanas antes del juicio. El juicio mismo se llevó a
cabo en un Tribunal Revolucionario a puertas cerradas, las pruebas contra los
acusados se mantuvieron en secreto, y según los abogados de la defensa, se basó
solamente en confesiones obtenidas a la fuerza durante interrogatorios sin la
presencia de abogados. Después de intensa presión internacional, incluyendo
numerosas intervenciones que criticaron la ausencia de proceso debido en el juicio,
se liberó finalmente a los diez prisioneros, la mayoría antes de completar sus
sentencias.
Musulmanes Sunitas
Los musulmanes sunitas forman la mayor minoría religiosa del país, representada
por aproximadamente 5,5 millones de personas, ocho por ciento de la población
total. No resulta claro si la discriminación del gobierno contra los sunitas proviene de
su categoría religiosa “inferior”, de su condición coincidente de minoría étnica, o de
ambas. En todo caso, los sunitas enfrentan dificultades para alcanzar cargos de
prestigio, por ejemplo en el poder ejecutivo, judicial, servicio diplomático, y
universidades.34
Azeris
El régimen iraní actúa regularmente contra la expresión cultural de los azeris, que
siendo casi un cuarto de la población iraní, representan la mayor minoría étnica del
país. La mayoría de los azeris iraníes son musulmanes chiítas. Mohammed
Chehregani, un activista por los derechos culturales azeris, ha sido arrestado,
encarcelado, torturado, y liberado varias veces, incluyendo un arresto en 1999
supuestamente para impedirle que se presentara como candidato en las elecciones
parlamentarias de 2000.35 En 2005, docenas de azeris fueron arrestados en una
reunión cultural anual, y veintiuno de ellos fueron sentenciados a prisión.36
Kurdos
La etnia de los kurdos representa el siete por ciento de la población de Irán. Desde
la Revolución, las autoridades iraníes y los kurdos se han enfrentado por actividades
nacionalistas kurdas. Los funcionarios de seguridad también han tomado como
blanco a los activistas de derechos humanos kurdos. En el verano de 2005 se
intensificaron los choques entre las fuerzas de seguridad iraníes y los kurdos. Un
8. informe de Amnesty International encontró que las fuerzas de seguridad iraníes
mataron a un activista kurdo de la oposición, Showaneh Qaderi, y supuestamente
arrastraron su cuerpo por las calles detrás de un jeep.37 En respuesta, los kurdos
organizaron una manifestación por su asesinato, que llevó a la muerte de veintiún
manifestantes y al arresto de más de 190.38