Santa Águeda fue una joven cristiana del siglo III en Sicilia que rechazó los avances del senador Quintianus. Como venganza, fue torturada y sus senos fueron cortados antes de ser arrojada sobre carbones ardientes y morir mártir. Es considerada la protectora de las mujeres y en el País Vasco se le atribuye poderes sanadores. El santuario dedicado a ella en Castrejana, Vizcaya data del siglo XVI y es visitado anualmente el 5 de febrero y el domingo siguiente, donde coros cantan
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Santa Águeda, virgen y mártir siciliana
1. Santa Águeda
(Ágata = Buena, en griego)
por José Cabrera Mijares
virgen y mártir, 5 de febrero
Fue una joven siciliana de una familia
distinguida y de singular belleza que
vivió en el siglo III. El senador
Quintianus intentó poseerla
aprovechando las persecuciones que el
emperador Decio realizó contra los
cristianos. El Senador fue rechazado
por la joven que ya se había
comprometido con Jesucristo.
Quintianus intentó con ayuda de una
mala mujer, Afrodisia, convencer a la
joven Águeda, pero esta no cedió.
2. El Senador en venganza por no
conseguir sus placeres la envía a
un lupanar, donde milagrosamente
conserva su virginidad. Aún más
enfurecido, ordenó que torturaran
a la joven y que le cortarán los
senos. La respuesta de la luego
Santa fue "Cruel tirano, ¿no te da
vergüenza torturar en una mujer el
mismo seno con el que de niño te
alimentaste?“. Siguió siendo
torturada y fue arrojada sobre
carbones al rojo vivo en la ciudad
de Catania, Sicilia (Italia). En
general se la considera protectora
de las mujeres. En el País Vasco
se le atribuye una faceta sanadora.
3. El santuario de
Santa Águeda
Castrejana (Baracaldo)
Está situado en un rellano a 200 m. de altura, en las estribaciones del
monte Arroletza (452m.), sobre la calzada del puente de
Castrejana en la ruta jacobea de la costa, y a escasa distancia de la
que desde Bilbao conducía –por Balmaseda- hacia la Meseta. Las
primeras noticias documentales constatan que el santuario ya
existía en 1584, posiblemente levantado sobre los cimientos de
una ermita anterior.
4. Además de su festividad litúrgica
del 5 de febrero, en diversas
épocas y actualmente se celebra
repetición al domingo siguiente y
hoy incluso el precedente.
Las prácticas de religiosidad popular de un
santuario se derivan de un voto o promesa,
de quien ha intercedido a su titular cuando
peligra la salud o la vida del propio
interesado, o de alguien de los suyos,
obligándose a acudir a aquél para rogar por
su curación o dar gracias por la ya
consumada.
5. Los coros de Santa Águeda
Con las primeras horas de la tarde del día 4 de febrero, víspera de la
fiesta de Santa Águeda, el pavimento de las calles de Bilbao y otras
localidades vizcaínas comienza a ser golpeado con fuerza por las
“makilas” que marcan el compás de las letrillas dedicadas a la
Santa: “Aintzaldu daigun Agate Deuna, biar da Deun Agate”
(Glorifiquemos a Santa Águeda, pues mañana es Santa Águeda).
6. Con el paso de los años, lo que al principio no pasaba de ser una
panda de mozos que buscaban el modo de costearse una opípara
merienda, se ha transformado en una ronda de coros, algunas
auténticas corales, que interpretan a voces la vieja melodía y
destinan a fines caritativos la cuestación consiguiente, terminándo
con el estentóreo “¡eeup!” como despedida