El niño le pregunta a su padre cómo puede aprender a vivir. El padre le explica que la vida es como las estaciones del año, cada una con sus propias características y retos. La primavera representa la niñez, el verano la adolescencia, el otoño la madurez y el invierno los mayores desafíos. Cada estación es necesaria para mantener el equilibrio natural, y en la vida también habrá que enfrentar diferentes etapas y circunstancias. Para aprender a vivir, hay que aceptar los cambios
2. Un niño caminaba con su padre, en lo alto de una colina. Los
niños con frecuencia hacen preguntas sencillas, inesperadas y
profundas.
Mientras disfrutaban de un bello
atardecer, el niño le pregunto; ¿Cómo
puede aprender a vivir? ¿Existe un libro
que me enseñe, como los de mi
escuela?
3. Con una sonrisa, a su padre se le ocurrió una
forma de explicárselo: «Si, la naturaleza tiene
un libro para guiarnos. Puedes aprender a vivir,
si entiendes porque Dios diseño las estaciones
del año como están».
No entiendo –replico el niño-. «Te explico: Dios
dividió el año en 4 estaciones: primavera,
verano, otoño e invierno.
4. Cada estación tiene su propio clima y las personas tienen
que comer y vestir diferente de acuerdo a cada estación.
Hay personas que tienen preferencia por la primavera,
otras el verano ¿Y por que Dios creo a las demás
estaciones?
Todas aportan un equilibrio al mundo. Si toda la vida
fuera primavera, el mundo estaría seco y algunas
especies hubieran desaparecido.
5. Si toda la vida fuera invierno, algunos pájaros, las
mariposas, no existirían.
Cada clima permite a determinados animales vivir y a
otros morir. Así, permite un equilibrio». ¿Y eso tiene
que ver con mi pregunta? –volvió a preguntar el niño-
«Para aprender a vivir, debes entender que tu vida
pasara por cada una de estas estaciones:
6. La primavera, representa tu niñez, lo que estas viviendo
ahora: alegrías, juegos.
El verano representa la adolescencia. Aun conservaras
algo de niño, pero nuevas necesidades despertaran en ti,
mientras otras quedaran sepultadas con la primavera que
dejaste.
7. El otoño, representa la madurez de despertar. Los
retos son mas difíciles y extrañaras el calor de las
dos anteriores estaciones.
El invierno, será el reto mas difícil de tu vida. En este,
tu aplomo y lo aprendido, te ayudaran a salir a flote.
En realidad ninguna de las estaciones es mejor que
otra. La primavera tiene su belleza en los pájaros,
mariposas y flores de mil colores.
8. El verano, en sus atardeceres.
El otoño, en la caída de sus hojas.
El invierno, en sus copos de nieve.
Siempre debes concentrarte en la belleza de
cada estación. No en lo que te gusta de ellas.
Y si acaso el invierno esta duro en tu vida,
recuerda la sabiduría de Dios: Justo después
del invierno…
9. ¡Regresa la primavera!
Aprender a vivir, significa entender que pasaras por todas las
estaciones y que es antinatural y peligroso esperar que una
sola, como la primavera, este todo el tiempo en tu vida.»
Ya entendí –respondió el niño- Algunos animales y flores no
nacerían, si el clima siempre era el mismo ¡Se me quemaría la
piel si todo el tiempo fuera primavera!
«Exacto» –replico su padre-
10. «Cada estación de tu vida, sacara un talento
dormido en ti. Necesitaras nuevas ropas y te
alimentaras distinto.
Recuerda que Dios cuida sus flores y alimenta a
los animales del campo, sin que ellos lo pidan
¡Con mas razón te darán lo que necesites a ti,
que eres su hijo, para sobrevivir en cada
estación!
11. Solo confía en ÉL
Esto es lo que significa aprender a vivir hijo mío.