Aínsa se originó como un castillo de defensa en el siglo XI que con el tiempo se convirtió en la capital de la región de Sobrarbe. Recibió privilegios reales en 1124 y su iglesia de Santa María fue diseñada para propósitos defensivos. Perdió importancia en siglos posteriores hasta que en el siglo XX el turismo rural revitalizó su economía tras la construcción de presas que inundaron sus mejores tierras de cultivo.