Las relaciones entre Forestal Arauco y las comunidades mapuches han sido problemáticas debido a varios factores: 1) Arauco ha guiado sus operaciones por la rentabilidad económica sin considerar plenamente los impactos socioculturales y ambientales en las comunidades mapuches; 2) Ha fallado en reconocer la legitimidad y particularidad de las comunidades mapuches y su relación con la tierra; 3) No ha abordado adecuadamente el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas al no consultar ni incluir efect
2.
TEMA: RELACIÓN ENTRE FORESTAL ARAUCO Y LAS
COMUNIDADES MAPUCHES
Este tema comprende controversias que en muchos casos trascienden la relación de la
empresa y las comunidades Mapuches, pues se enmarca dentro de un conflicto que implica al
Estado y a la sociedad chilena en su conjunto.
A continuación se sintetizan una serie de puntos de análisis que han sido tratados en el Foro
Base y que debieran servir como línea base para la comprensión de la complejidad de este
tema.
1. Las Comunidades Mapuches no han sido reconocidas como actores relevantes,
particulares y legítimos, por la sociedad chilena en general y por las empresas que
impactan en el territorio que habitan.
2. Existe un profundo desconocimiento de la realidad Mapuche, de su cultura ancestral,
de su relación con la tierra y de sus lógicas socio‐económicas. Este desconocimiento
del mundo Mapuche ha tenido consecuencias en la relación que establecen las
empresas con las comunidades, y ha sido un marco fructífero para la expansión de los
estereotipos y la desconfianza.
3. Arauco, como empresa privada orientada al logro de la rentabilidad económica, ha
guiado sus procesos productivos por los principios de la eficiencia, la productividad y
el manejo de costos, descuidando aspectos como la sustentabilidad socio‐ambiental
derivada del cultivo de relaciones simétricas y complementarias con las
comunidades Mapuches. Esta manera de entender y operar el negocio forestal ha
significado que Arauco no considerara como relevante ni valiosa la relación con sus
vecinos. “El interés de la compañía ha sido producir a bajo costo, pues el margen de
este negocio se logra en los costos. Lo demás ha sido siempre secundario”, plantea uno
de los integrantes del Foro.
4. Arauco es una empresa que no ha considerado los problemas del pueblo Mapuche
como un tema de su incumbencia. De diferentes maneras, la compañía no ha asumido
como propias las controversias abiertas entre las comunidades Mapuches y el sector
forestal chileno. Esta negación del conflicto, ha sido un factor más de desconfianza.
5. En las controversias abiertas con el pueblo Mapuche no ha existido un marco legal
compartido y legítimo para todos. El Estado chileno y el sector privado,
particularmente las empresas forestales entre las que se encuentra Arauco, han
enfrentado los diferentes conflictos con las comunidades Mapuches desde el marco
legal dominante, anteponiendo el derecho y las leyes chilenas a las costumbres, usos y
reivindicaciones históricas de las comunidades.
3. 6. La visión territorial con que opera Arauco no es integral: su preocupación está puesta
en el predio y no en la comunidad que comparte un mismo territorio. La planificación
de las operaciones forestales y la explotación propiamente tal, han carecido de una
mirada integral que considere los intereses y necesidades de las comunidades
mapuches que cohabitan con las plantaciones y los procesos industriales.
7. Arauco es una empresa enorme que posee una multiplicidad de interlocutores y
partes interesadas con las que relacionarse. Sin embargo, es una organización que no
está preparada para establecer relaciones efectivas con “lo diferente”, es decir, con
actores sociales con particularidad propias y distintas, como las comunidades
Mapuches. La diferencia es negada, neutralizada o promediada, y las relaciones que se
establecen a partir de estos dispositivos suelen carecer de la empatía o la atención
necesaria; por lo tanto, ante conflictos con las comunidades mapuches, puede no
dársele la prioridad ni reconocerse la complejidad que requiere su resolución.
8. La compañía no ha abordado en toda su complejidad el cumplimiento del Convenio
169 de la OIT, que establece dos postulados básicos: el respeto de las culturas, formas
de vida e instituciones tradicionales de los pueblos indígenas, y la consulta y
participación efectiva de estos pueblos en las decisiones que les afectan. En este caso,
con el pueblo Mapuche.
9. No es posible restringir el diálogo con las comunidades mapuches a las
externalidades del negocio forestal. Lo adecuado es posibilitar un análisis que
implique todos los eslabones de la cadena productiva en torno al bosque, incluyendo
los procesos industriales. La separación entre lo forestal y lo industrial es válida sólo
para efectos de la gestión de la empresa, pero no para las comunidades que se
relacionan con ella. El mejor ejemplo de esto es la necesidad de incluir dentro del
proceso de diálogo el tema –industrial‐ del ducto en Mehuín.