1. Efrén Martín, gerente de FV y profesor de Deusto Business School
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Nº 86 Marzo 2014 http://confidenciasdeungerente.blogspot.com www.fvmartin.net
Cada vez más, se busca conciliar la vida profesional y personal; pero, en este apartado privado, ¿se incluye dedicar más tiempo a la pareja y a cuidar la relación? “Cásate con la persona correcta. De ésta decisión dependerá el 90% de tu felicidad o tu miseria”. Hagamos memoria. ¿Qué pasó cuando nos enamoramos? Esa persona estaba continuamente en nuestra mente y nos centrábamos en conquistarla a diario: nos interesábamos por todo lo suyo, compartíamos actividades, nos escuchábamos, disfrutábamos y reíamos... Todo el tiempo que pasábamos juntos era poco. Cuando la relación se consolida y creemos haber conseguido a esa persona, nos “relajamos” y nos dejamos absorber por el día a día que acaba devorándonos. La feniletilamina, hormona del amor, se mantiene activa tan sólo unos pocos años; por lo que nuestra propia química no nos ayuda mucho en este aspecto. Muy pocas parejas consiguen mantener la chispa después de unos años de convivencia; pero las hay que sí, lo que supone una esperanza para el resto. ¿Cuándo y cómo comienza el distanciamiento? Con pequeñísimos gestos inapreciables; mínimos pasos inconscientes
que, al cabo de los días y los años, sitúan en puntos tan distantes a una pareja que les convierte en compañeros de piso más que amantes.
Recuperar la pasión puede ser una ardua tarea en principio; porque hay que volver a poner en marcha una maquinaria, tal vez oxidada, que una vez engrasada solo requiere de un mínimo mantenimiento para que vuelva a funcionar. Para ello, ambos deben querer “querer”, como sólo puede dejar de fumar quien está convencido de ello. Merece la pena intentarlo.
¿Por dónde empezar? Por alejarse de todo lo que impide el acercamiento; volviendo a hacer las cosas que se hacían en la fase de enamorados: mirarse a los ojos, sonreírse, tomarse de la mano, acariciarse, besarse, respetarse, valorarse, sorprenderse con detalles, ser cómplices… y, si hay un disgusto, que no pase una sola noche sin haber hecho las paces. ¿Acaso los amantes no se comportan así? Con pequeñas atenciones y constancia, conseguiremos una relación plenamente satisfactoria para ambos. A fin de cuentas a todos nos gusta ser y sentirnos importantes para alguien. Hagamos que el otro también se sienta así. La falta de tiempo no es excusa. Para la ternura siempre hay tiempo
Tras 27 años de feliz convivencia, un buen día recibí un e-mail con un documento adjunto. Era un título que mi mujer me otorgaba: “¡El mejor marido del mundo!”. De su mundo. Para mí, ha significado el mayor de los honores y es mi más precioso título. Me ha hecho ver que he llegado mucho más lejos de lo que nunca pensé: al fondo de su corazón.