Este documento habla sobre la importancia de los sueños de los maestros y su lucha por una educación emancipadora. Argumenta que los maestros son la conciencia de la Tierra y deben crear experiencias educativas que promuevan la justicia, la solidaridad y la creatividad. Finalmente, enfatiza que a pesar de no tener poder formal, los maestros son poderosos porque pueden crear nuevas realidades en el aula y decidir cómo educar a los estudiantes.
1. EL SUEÑO ES NUESTRO
A los maestros que sueñan, a los maestros que luchan
A los maestros cansados, a los maestros que fueron…
A los maestros que son…
EL SUEÑO
El sueño es nuestro, nos lo habían quitado, pero lo hemos recuperado, lo habíamos
perdido, pero lo hemos recuperado. Se nos fue perdiendo en el camino, lo cotidiano,
las necesidades, las ambiciones personales, las tareas, las presiones, los
compromisos, las estructuras, los poderes: económico, político, mediático, fueron
aplastando nuestro sueño…
Nos fuimos olvidando que todos surgimos del fuego y de la luz, en ese primer
estallido, ya estábamos pensados, ese fue el primer grito del universo y de allí
surgieron los millones de galaxias y millones de estrellas en cada galaxia y en medio
de ese inconmensurable universo: un polvo pequeñísimo, la tierra, la maravillosa y
creativa tierra, el único planeta que conocemos que ha tenido la capacidad creativa y
que no cesa en su creatividad, creó continentes, montañas, océanos, ríos y lagos,
seres complejos y la vida, y nosotros como la más reciente creación de este planeta
creativo, las mujeres y los hombres.
Somos la conciencia de la tierra, somos los testigos, ¿quién daría cuenta de las
bellezas, de las flores, de las montañas, de las selvas, si no existiéramos nosotros.
Si el universo trabajó pacientemente durante 20 mil millones de años para crearte a
ti, es porque tienes algo especial qué hacer, algo que sólo tú puedes hacer.
Esto le da un valor infinito a nuestra persona, al hombre, a la mujer, al sujeto.
Al maestro, conciencia de la conciencia, memoria viva, trasmisor de cultura.
EL ESTALLIDO
Todo empieza con un estallido, el universo, la tierra, la vida, semen, ovario, semilla,
matriz, todo estalla para reproducir y perpetuar la vida, para crear y recrear. Cuando
estalla la piña del pino, se esparce la semilla y vemos al poco tiempo, alrededor de
los pinos viejos, los racimos gozosos de los pinos nuevos.
Los movimientos sociales han sido estallidos, han sido gritos de ya basta, la
independencia, la revolución, Gandhi, Luther King, los Zapatistas, los sin tierra, los
obreros, los indígenas, las mujeres. Y estos han generado otros estallidos y otras
vidas. Eso somos nosotros, pinos nuevos.
Nosotros los maestros estamos aquí porque estamos alimentados por la misma rabia
de todos ellos, contra lo que ofende, contra lo que indigna, contra lo que oprime,
contra la injusticia, contra lo que humilla, contra el poder que pisotea, que manipula
2. y miente. Y dijimos basta como tantos otros lo dijeron antes y lo siguen diciendo
desde sus trincheras.
Y convertimos nuestra rabia en fiesta creativa y nuestro grito en un proyecto
educativo otro, en el proyecto educativo que surge de los niños, de los padres y las
madres, de nosotros los maestros y maestras.
DÓNDE Y CÓMO SE NOS EDUCAMOS
Nos dejamos invadir por la creatividad de la tierra, nosotros su más reciente
creación, y creemos que nuestra misión especial en este momento, lo que nos toca
hacer es crear una educación emancipadora, un nuevo sindicato, una nueva
democracia, otro México, porque un nuevo mundo es posible.
Esto será posible si bajamos al núcleo, al centro de la persona, del sujeto, porque:
Con o sin enlace,
Con programas o sin programas,
Con libros o sin libros,
Con aulas o sin aulas pintadas,
Con líderes o sin ellos,
Con sindicato o sin él,
estamos Nosotros, no ellos y yo, sino nos‐otros. Y es allí donde de se da el
milagro educativo, porque educar se conjuga en primera persona del plural:
educarnos.
Porque no estamos hechos, nos vamos haciendo, nos vamos educando, vamos
siendo, en la cotidianeidad, junto con otros, sabedores de que “yo no soy, si los
demás no son”
Por eso nos solidarizamos con los otros inconformes: los obreros, los indígenas, las
mujeres, los sin tierra, los diferentes, las minorías, los niños y las niñas.
Su lucha es nuestra lucha
Y es ahí, en la relación yotu , en la vida cotidiana donde se da la educación, porque
la vida cotidiana es el lugar donde somos, donde ocurre todo, donde nos
reproducimos, donde nos rebelamos, donde nos subvertimos, donde nos
radicalizamos.
Es ahí, donde no importa nada de afuera, es ahí donde realmente somos. Con
nuestras grandezas y miserias, con nuestras potencialidades y limitaciones.
Ojalá pudiéramos repetir el poema que sostuvo e inspiró a Mandela durante los 27
años en los que estuvo preso:
“No importa que angosta sea la puerta
3. ni que cargado de castigos, el camino
Soy el amo de mi destino
Soy el capitán de mi alma”
ESTE ES NUESTRO PODER
Esto es lo que nos hace poderosos, el que ningún poder nos manipule, el que ningún
poder nos amedrente, como decía Bety Cariño, recién asesinada: “Nos tienen miedo,
porque no les tenemos miedo”
Que ningún poder nos arrebate nuestros sueños.
“Nosotros, no tenemos poder y somos poderosos, tenemos el poder de crear con
nuestros alumnos una experiencia nueva, una experiencia que es una anticipación de
cómo puede ser el mundo, podemos crear una experiencia que se opone a la
injusticia, a la violencia, a la destrucción. Una experiencia que es un lugar de
resistencia y rebeldía, una experiencia de creatividad y solidaridad”.
“Y eso lo podemos lograr en nuestro espacio, el aula es nuestro espacio, nuestra área
de actividades y de responsabilidad, nuestra área de intimidad, es nuestro espacio
de resistencia que nadie puede controlar en absoluto, porque somos nosotros los
que decidimos que palabras salen de nuestras bocas, nosotros somos los que
decidimos cómo nos relacionamos con nuestros estudiantes” (John Holloway),
somos junto con nuestros alumnos, los dueños de nuestras aulas, como somos los
dueños de nuestro destino y los capitanes de nuestras almas.
NADIE PUEDE ARREBATARNOS EL ENCANTO
Seamos conscientes de las dos grandes fuerzas que rigen al universo, en el que
estamos incluidos nosotros: la atracción y la expansión. La atracción, es la gravedad,
es el encanto que sienten los cuerpos celestes por otros y que equilibra la otra
fuerza: la expansión. La tierra siente encanto por el sol, la luna por la tierra, nosotros
sentimos encanto por la tierra y entre nosotros los humanos.
Gravedad, atracción, encanto, amor.
El amor es el encanto en acción, es lo que crea y recrea la vida.
El encanto, la amorosidad, el tacto, son los que hacen posible el mayor acto de
donación, de generosidad que es la educación.
Ese es nuestro sueño, ese es nuestro poder.
¿Quién podrá arrebatarnos el poder de ejercer el encanto, la amorosidad, el tacto?
¿Quién podrá quitarnos el encanto de nuestra vocación de educadores?
¿Quién podrá arrebatarnos el poder de ser rebeldes, rabiosos, subversivos,
radicales?
¿Quién podrá arrebatarnos el poder que tenemos en nuestras aulas, en nuestras
escuelas?