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LA SANTA INQUISICION
       Apesar de que los argumentos presentados en favor de esa expulsión son de grave
importancia, esta corte juzga necesario considerar el bien de la Iglesia Universal además de el
del demandante.
                                                                               Cardenal Joseph
                                                                                      Ratzinger


                                                                           ¿Por qué alguien habría
                                                                 de escandalizarse por la carta
                                                                 firmada por Ratzinger? ¡Es como
                                                                 asombrarse por la salida del closet
                                                                 de Ricky Martin!
                                                                           Sólo hace falta recordar
                                                                 que Ratzinger era el Prefecto de la
                                                                 Congregación para la Doctrina de
                                                                 la Fe, la misma dependencia que
                                                                 siglos antes se llamaba Sagrada
                                                                 Congregación de la Romana y
                                                                    Universal Inquisición. Prefecto,
                                                                 por supuesto, es el nombre del
                                                                 otrora Inquisidor.
                                                                           ¿Y qué hacían los
                                                                 inquisidores? Defender “el bien
                                                                 de la Iglesia Universal” (Vaya
                                                                 petulancia esto de Universal, por
                                                                 cierto). En los tiempos en los que
                                                                 se      les     permitía     actuar
                                                                 impúnemente, sólo hacía falta un
                                                                 rumor para detener a alguien y
hacerlo confesar bajo tortura. Si la víctima era inocente, no importaba si moría pues, así lo
justificaban, “iría al cielo”. Todo por el bien de la iglesia católica y, específicamente, del poder
de los hombres que la dirigen.
         Creo que el gran error está en pensar que alguna vez la política vaticana dejó de ser
sucia y que los papas, en algún momento de la historia dejaron de ser, como por arte de magia,
las bestias ávidas de poder que siempre han sido. Solo hace falta leer la historia; tener memoria,
sólo eso.



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EL TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO
         Desde el primer siglo del cristianismo, se presentaron las primeras disidencias
o herejías, en cuanto a la doctrina cristiana sostenida por los obispos. La lista es
extensa, mencionaré las más importantes en cuanto a la atención que se prestó para
su eliminación: ebionismo, gnosticismo, adopcionismo, montanismo, donatismo,
maniqueísmo, arrianismo, nestorianismo, monofisismo y muchas otras más, hasta
llegar el año de 1520, con la rebeldía del monje Martín Lutero, iniciador de las
corrientes protestantes, que a su vez, se dispersaron en numerosas sectas o
comunidades disidentes. Los motivos de éstas separaciones o herejías, versan sobre
las distintas interpretaciones a los escritos bíblicos, así como a ritos y facultades que
ostenta el Papa de la Iglesia Católica Romana, considerada como la única
mantenedora de la verdad y esencia de las sagradas escrituras. Conviene al lector
saber que el término hereje no es despectivo, pues equivale a selección. La Iglesia
Católica Romana no considera como protestantes a las Iglesias ortodoxas y reconoce
como válidos los sacramentos por ellas conferidos, pues por muchos siglos habían
sido obedientes al Papa y, aún en la actualidad, muchos de sus dogmas siguen
siendo iguales.



      Una recomendación del Papa a los obispos era la diligencia para que
desterraran las herejías de sus diócesis. En la Edad Media la influencia de la Iglesia
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era tan poderosa que más de una ocasión el populacho enardecido por las prédicas
contra herejes y hechiceros, los victimaba sin ningún juicio y en forma atroz;
generalmente eran llevados a la hoguera, convencidos de que los herejes o rebeldes,
con la aceptación de la doctrina imperante, no eran sino representantes del propio
Satanás y por ello merecedores de suplicio y muerte.



El tribunal del Santo Oficio o de la Inquisición, como generalmente es conocido,
quedó formalmente constituido como una dependencia papal en el año de 1223,
siendo Papa Gregorio IX, y existió en gran parte de los países europeos occidentales
católicos. No llegó a establecerse en Escandinavia y fue en la propia Italia, Francia,
Alemania y España en donde tuvo una gran actividad. En un principio fueron las
órdenes de frailes mendicantes y predicadores como los dominicos y franciscanos
designados, quienes por sus propias funciones de predicación debían mezclarse con
el pueblo y detectar posibles herejías para ser denunciadas ante el obispo, quien
tenía para estos menesteres un fraile adjunto. Con el devenir del tiempo, el fraile
inquisidor fue desplazando al obispo, con ello se inicia el origen de los Tribunales de
la Inquisición en las diócesis episcopales. Esta acción independentista les permitió
actuar libremente en su jurisdicción y siempre siguiendo las directrices del Tribunal
Inquisitorial Romano.



        Por varios siglos los reyes y príncipes apoyaron decisivamente las actividades
inquisitoriales; con ello, sus gobernados eran sumisos y obedientes, pues a través de
la religión es que se consideraba a un país, a un rey y a otra religión.



       En tanto la Inquisición iba en franca desaparición en la mayoría de las naciones
católicas, en España, continuó por condiciones muy propias emanadas de la
reconquista, lo que trajo como consecuencia que desaparecieran las fronteras
geográficas con los reinos moros, originándose una considerable dispersión morisca
por todo el territorio hispano. Con el pueblo judío ocurría algo similar. Aunque de
siglos atrás, las comunidades judías constituían una gran prosperidad para sus
habitantes y muchos de ellos eran funcionarios públicos comisionados en la
recaudación de impuestos, tesoreros y prestamistas, para la nobleza y aún para el
rey, nunca fueron bien vistos por el pueblo, pues por su riqueza y poder eran
arrogantes y prestos al lucimiento de joyas y vistosas prendas.


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Los mismos reyes sabían que las conversiones obligadas de judíos y moros
eran de conveniencia y por ende falsas. Además, se sabía que herejes perseguidos
en Francia e Italia habían obtenido refugio en España. Así, por Bula del Papa Sixto IV
con fecha del 17 de septiembre de 1480, quedó formalmente establecida la
Inquisición en el Reino de Castilla, que unido al de Aragón, formaban la nación
española, aunque se seguían manteniendo diferencias entre las distintas leyes y
ordenamientos, pues mientras que los aragoneses las defendían por darles libertades
a los conversos, en Castilla eran reducidas. El primer auto de fe de la recién
establecida Inquisición se efectuó en Sevilla. La inquisición española acrecentó más
su importancia, por la necesidad del gobierno español de tener libres de herejes sus
posesiones ultramarinas, especialmente de falsos conversos, así como por la llegada
de protestantes a través de la piratería. Con la aparición de la contrarreforma se
agudizó la lucha contra los luteranos, baste recordar aquella exclamación del rey
Felipe II de España en la que prefería perder sus dominios a tener súbditos
protestantes.



       Los procedimientos seguidos por el Tribunal Inquisitorial no se diferenciaban
mucho de los usados por la justicia común, así como las inhumanas cárceles en
donde eran recluidos los condenados. Era frecuente la delación o difamación, en
donde una o varias personas acusaban al sujeto de herejía. En estos casos, se
sometía la averiguación a los calificadores, quienes consideraban si era necesario o
no enjuiciar al acusado. En cambio, cuando las faltas denunciadas eran consideradas
desde el principio como graves, sin más consideraciones el sujeto era aprehendido y
encarcelado. No se le comunicaba el motivo de su detención, ni de quién provenía la
acusación. El primer objetivo era el de obtener una confesión libre del acusado; y
según la misma Inquisición lo que les preocupaba en todos los casos era la salvación
del alma del reo. Cuando los inquisidores concluían que la libre confesión, siempre en
presencia de un escribano que tomaba nota de todo lo que se decía, era incongruente
y por ende falsa, se indicaba la tortura; se ordenaba la presencia de un médico que en
principio examinaba al reo y si lo encontraba saludable se iniciaba la tortura, la cual
generalmente se aplicaba de dos formas: la garrucha y la tina de agua. En el tormento
de la garrucha se ataban por la espalda las manos del reo y la soga era pasada por
una garrucha o polea y el verdugo jalaba la cuerda produciendo dislocación de
hombros y si aún no estaban conformes con la declaración del atormentado, se le
amarraban a sus pies unas pesas y se jalaba la cuerda levantándolo del suelo, con la
consiguiente luxación de miembros superiores e inferiores.


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En la tortura con agua, el reo era colocado en una especie de bastidor,
conocido como la escalera, con travesaños afilados sobre los cuales el reo era
colocado de tal manera que su cabeza quedaba a la altura de sus pies. La cabeza era
introducida en una cubeta agujereada y mantenida en esta posición por una cinta de
hierro en la frente. Se le enroscaban en los brazos y piernas cuerdas muy apretadas.
La boca tenía que mantenerse forzosamente abierta, metiéndole un trapo en la
garganta, se le echaba agua de un jarro, de manera que con la garganta obstruida y
el agua introduciéndose por las fosas nasales, se producía un estado de asfixia.

      Cuando el reo llegaba a fallecer durante la tortura los inquisidores declaraban
que el acusado, por su obstinación en reconocer su pecado los obligaba a torturarle.
En ocasiones, no infrecuentes, también eran llevados a tortura uno o varios de los
delatores, así como individuos que se presentaban voluntariamente diciéndose
poseídos por el diablo o hechizados, y que las más de las veces eran dementes.



       En honor a la verdad el Tribunal de la Santa Inquisición no perdonaba ni a
clérigos, ni a obispos; en estas situaciones, hasta el Papa intervenía. Los procesos se
llevaban con increíble lentitud, meses o años, y con cierta frecuencia el acusado
moría antes de ser sentenciado. Junto con la detención del presumible herético, venía
la confiscación inmediata de todos sus bienes, dejando a sus familiares en la cruel
pobreza y el oprobio del pueblo, que en adelante los consideraba como apestados.



       La Inquisición o el Tribunal del Santo Oficio no entró en los reinos de Castilla y
León sino hasta 250 años después de que se había establecido en toda Europa.
Antes, la vigilancia de los obispos y de otros prelados de la iglesia había sido
suficiente para reprimir la herejía, de hecho, hasta la segunda mitad del siglo XV se
toleraba que moros y judíos celebraran su culto pacíficamente. Tanto las mezquitas
como las sinagogas gozaban de fueros particulares y eran protegidas en sus
derechos.



      En América, el Tribunal del Santo Oficio se estableció por primera vez en la isla
de Santo Domingo, llamada en ese entonces La Española, gracias a que el cardenal
Adrián de Utrech, regente del reino e inquisidor general de España, extendió el
nombramiento de inquisidor de todas las tierras descubiertas y a descubrir a don
Pedro de Córdoba, residente de dominicana.

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Tres años después de consumada la Conquista de la Nueva España, fray
Martín de Valencia, franciscano evangelizador, fue nombrado por Pedro de Córdoba
comisario de la Inquisición en México. Aunque los franciscanos no tenían ni bula ni
permiso para ejercer ese oficio que era y había sido siempre privilegio exclusivo de
los dominicos. Ese primer inquisidor ejerció suavemente el empleo, hasta que a la
muerte de Córdoba, llegó de España fray Vicente de Santa María, un dominico.



      En 1535 el inquisidor general de España y arzobispo de Toledo, Alfonso
Manrique, expidió el título de inquisidor apostólico al primer obispo de México, Juan
de Zumárraga. Aunque este no creyó prudente establecer aún la Inquisición en
México, cometió el tremendo error de formar proceso a un indio, señor principal de
Texcoco, bautizado ya con el nombre de Carlos y nieto de Netzahualcóyotl, a quien
acusó de seguir sacrificando víctimas a sus dioses. El inquisidor apostólico lo mandó
a quemar vivo en la plaza pública el 30 de noviembre de 1539 para convertirlo en la
primera víctima del Santo Oficio en la Nueva España. Zumárraga recibió regaño y
castigo porque en las disposiciones reales y las reglas del Santo Oficio, se estipulaba
que no se podían ejercer rigor ni pena contra los cristianos nuevos de la raza india.



      Sin embargo, no fue hasta 1571 que el doctor Moya de Contreras, inquisidor
mayor de la Nueva España estableció en México el Tribunal de la Fé, este año, se
considera oficialmente, como el del establecimiento del Santo Oficio en México.



Fray Tomás de Torquemada, pariente de Juan de Torquemada, el ilustre fraile que se
ocupó de la historia indiana de México, fue uno de los más crueles inquisidores de
España, Fue él quien desarrolló las reglas más crueles y estrictas para el Santo
Oficio, reglas que se siguieron al pie de la letra en México. Entre sus disposiciones
estaba que el secreto de los testigos fuera inviolable, que se adoptara el tormento y la
confiscación de bienes, que en un corto período de gracia los acusados se
denunciaran a sí mismos y abjuraran de sus errores, que se recibieran las denuncias
de padres contra hijos y de hijos contra padres y que se permitiera la separación del
derecho común y del orden de proceder en todos los tribunales conocidos.




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Luis González Obregón calcula que se pronunciaron 51 sentencias de muerte
en los 235 o 242 años en los que funcionó en México el Santo Oficio, pero esta puede
ser una conjetura: Llorente dice, por ejemplo, que sólo en 1481 hubo 21 mil procesos
y hasta quienes sostienen que la Inquisición no quemó a nadie en tierras mexicanas.
Sin embargo, es muy probable que todos se equivoquen o que el más aproximado en
sus cálculos sea González Obregón ya que, por ejemplo, en el caso contra Luis de
Carvajal, uno de los más célebres de México, murieron ocho personas, siete de ellas
en la hoguera y una en el garrote vil.



      Las penas impuestas a los reos de delitos que no se castigaban con la muerte
eran generalmente “el auto, vela, soga y mordaza y abjuración de Levi”, y a veces
también el destierro. Eran de rigor, eso sí, 100 o 200 azotes. Entre los delitos
figuraban no sólo el renegar de Dios, de sus santos y la Virgen, sino también el
amancebamiento, la fornicación y la sodomía.



       La indumentaria denunciaba al reo y así lo segregaba: a los judaizantes, por
ejemplo, se les condenaba a llevar ad perpetuum, un hábito penitencial amarillo con
dos aspas coloradas de San Andrés: es lo que llamaban el sanbenito. Remataba el
atuendo un gorro de papel en forma cónica, color azafrán. Para indicar que un preso
iba hacia las cárceles del Santo Oficio se decía que “se lo habían llevado en la
calesita verde”.



       Durante la Conquista, al edificio de la Inquisición, después la Escuela de
Medicina, se le llamó la “casa de la esquina chata”. El Patio de los Naranjos era el de
las prisiones y estas celdas medían, por lo general, 16 pasos de largo y 10 de ancho,
contaban con dos puertas de un grosor bastante importante, un agujero con rejas
dobles donde entraba escasamente la luz y una tarima de azulejos que hacía las
veces de cama.



       Las cortes generales y extraordinarias que decretaron en España la abolición
de la Inquisición, sesionaron el 8 de diciembre de 1812, y el decreto se pronunció en
México en 1813, sin embargo quedó definitivamente abolida hasta 1820.



                                           7
Este Tribunal fue visto generalmente con desprecio, sobre todo después de la
Revolución Francesa, puesto que en realidad se había convertido en una institución
represiva del propio gobierno más que de la Iglesia, aunque es verídico que en
muchas ciudades, en sus principios, los autos de fe eran un espectáculo regocijante.
Por mucho tiempo se escuchó una frase que decía: El que entre a la Inquisición, si no
lo queman, de todos modos sale chamuscado.




        Torturas barbáricas en extremo
     utilizadas por la "Santa Inquisición",
   institución de la Iglesia Católica Romana.
    Escena 5, del Acto 7, del "Escandaloso drama convulsionado de la gran
                                   ramera".
    "La mujer ebria de la sangre de los santos, y de los mártires de Jesús."

Advertencia. En esta “Escena 5”, veremos aparatos espantosos y procedimientos
horrendos de tortura usados para ejecutar órdenes de los inquisidores católicos
romanos contra “herejes”. Bien       pueden afectar gravemente a personas muy
sensibles de corazón y espíritu, trastornando su mente, provocando repugnancia o
nausea, y además, causando mucha indignación, enojo, profunda depresión o hasta
pesadillas.




Instrumentos de tortura. A la derecha, el sarcófago en posición vertical, se conocía
como “Virgen de hierro”, o “Virgen de Nuremberg”. Las puertas, al igual que el
espaldar, tenían púas largas y afiladas. Forzada la víctima a pararse dentro del
aparato, al cerrarse las puertas, las púas penetraban en el cuerpo, pero no mataban
de inmediato al acusado, pues estaban fijadas de tal forma que no lesionaban
órganos vitales, así prolongándose la tortura hasta causar, con el andar del reloj, una
muerte vilmente cruel. Se agravaba todavía más la tortura al abrirse y cerrarse las
                                       puertas sobre la víctima más de una vez.




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www.sfu.ca Pintura por Hippolyte Delaroche, 1824, Musée des Beaux-Arts, Rouen,
France.
Juana de Arco interrogada por el Cardenal Winchester en la célula donde ella fue
encarcelada.

La vestimenta “escarlata” del Cardenal Winchester lo identifica certeramente como
siervo de la “bestia escarlata” y de “la mujer vestida de púrpura y escarlata”, la
que viene montada sobre la “bestia escarlata” (Apocalipsis 17). Juana de Arco nació
en el este de Francia, en 1412 d. C., siendo sus padres Jacques d’Arc e Isabelle
                                   Romée. Obedeciendo a “visiones”, la joven Juana
                                   logró introducirse en el ejército Francés,
                                   llevándolo al triunfo en varias batallas importantes
                                   durante la Guerra de los Cien Años. Juzgada en
                                   una corte eclesiástica, fue condenada y quemada
                                   en una hoguera. Tenía tan solo diecinueve años
                                   de edad. Veinticuatro años más tarde, el Papa
                                   Calixto III revisó la decisión de aquella corte
                                   eclesiástica, encontrando inocente a la doncella y
                                   declarándola                           mártir. (Datos
                                   de www.wikipedia.org. Tomados del artículo en
                                   inglés “Joan of Arc)


                                          -Estimado lector, al considerar usted las
                                  horribles torturas efectuadas por la "Inquisición"
                                  católica romana, tenga presente en todo
                                  momento, se lo suplicamos, que la Iglesia
Católica Romana no es, ni representa de modo alguno, la original iglesia fundada por
Jesucristo.
       Esta jamás tortura a nadie. Tampoco inicia o participa en "guerras santas" o
"guerras religiosas" de naturaleza carnal. "Las armas de nuestra milicia no son
carnales" (2 Corintios 10:4). Los cristianos fieles al Señor no toman venganza contra
ningún enemigo de Dios o su iglesia verdadera (Romanos 12:19-20).
        Por cierto, "cristianismo" no es sinónimo de "catolicismo romano", ni viceversa.
Atribuir "guerras santas" y "torturas de inquisición" al "cristianismo en general" no es
correcto; no es honesto. Hacerlo es implicar que todas las iglesias del "cristianismo",
que todos los integrantes del "cristianismo", sean culpables de "guerras y torturas en
el nombre de Dios". Pero, ¡esto es muy lejos de la realidad! Sencillamente, porque el
verdadero Reino de Dios y de Cristo "no es de este mundo... no es de aquí",
palabras de Cristo dirigidas a Poncio Pilato (Juan 18:36), y lógicamente, hechas
extensivas a todos los habitantes del globo terráqueo.

                                           9
Lamentablemente, el "reino del Vaticano" sí, en definitiva, es del mundo; es
de aquí, es decir, de la tierra, terrenal, y por consiguiente, no es cosa extraña que
actúe como reino terrenal. Lo trágico es que este "reino mundano del Vaticano", con
su disfraz de "cordero", manso, humilde, espiritual (Apocalipsis 13:11), haya crecido
tanto y se haya dado a conocer a tal extremo que los incrédulos e indoctos lo perciban
como sinónimo de "la iglesia", "el cristianismo" o "el reino de Dios en la tierra",
desconociendo ellos a la verdadera iglesia que Cristo fundó y al verdadero evangelio
por el Espíritu Santo revelado (Juan 16:13).
       Si usted pertenece a este grupo que adolece de una percepción equívoca
acerca de la Iglesia Católica Romana, lo inteligente sería procurar conocer a la iglesia
puramente bíblica, la que no persigue, no tortura, ni hace alianzas con poderes
seculares, sino que predica y sigue el evangelio de reconciliación y paz revelado solo
y exclusivamente en el Nuevo Testamento.
        Permítanos recomendarle"Doctrinas fundamentales del evangelio", donde
se encuentran estudios concisos sobre la iglesia ideal concebida y hecha realidad por
Dios, como además, sobre el evangelio por ella proclamada –evangelio libre de
credos y concordatos humanos, libre de venganzas y torturas, lleno de amor,
tranquilidad, amistad y buena voluntad hacia todo ser humano.
        -Referencias. La letra entre paréntesis al final de cualquier información o cita
corresponde al libro identificado con la misma letra en“Fuentes de información
citadas en esta obra”, al final de este escrito, y el número identifica la página donde
se halla la información o cita.




   En esta pintura por Joe Maniscalco (Derechos reservados), la celda, donde se
   encuentra amarrado a la pared un varón acusado de herejía, se ve bastante limpia.
   Según la historia, muchas prisiones de aquellos tiempos eran mazmorras, algunas
   subterráneas, llenas de ratones, sabandijas, podredumbre fétida, enfermedades
                                           10
contagiosas, excreta, orina, humedad y frío. ¿Se fija en las dos figuras paradas en
   la entrada? La que está vestida de una túnica púrpura es un clero católico
   romano. Con sus manitas “inocentes” tomadas en gesto típicamente hipócrita de
   “humildad y santidad”, seguramente no acude para consolar al reo, ni suplicar
   clemencia, sino para interrogar y condenar.
I. Medios de tortura y muerte cuyo uso fue aprobado por oficiales católicos
romanos, no faltando entre ellos algunos, excepcionalmente diabólicos, inventados
especialmente por los “humildes y santos prelados”, o sus secuaces, con el propósito
de forzar a las infelices víctimas a “confesar sus herejías”. Para colmo, solían inscribir
las palabras “Soli Deo Gloria” (“Gloria solo a Dios”) en los aparatos satánicos
confeccionados para torturar. También rociaban los instrumentos de tortura
con “agua bendita” (B, 122).

   A. “La tortura principal fue el encarcelamiento prolongado.” (La Reforma, por
   Will Durant. Página 211) Una pintura que ilustra este tipo de tortura aparece en la
   página anterior.
   B. El “Auto-de-fe”, o sea, “Acto de fe”. “Llegando al lugar preparado para las
   ejecuciones, los que habían confesado [su herejía],fueron estrangulados, luego
   incendiados; los recalcitrantes [tercos, obstinados] fueron incendiados vivos.
   Alimentaron las llamas hasta que nada quedara sino las cenizas de los muertos,
   las que fueron regadas por campos y ríos. Los sacerdotes y los espectadores
   retornaron a sus altares y hogares convencidos de haber hecho una ofrenda
   propiciatoria al Dios insultado por la herejía. El sacrificio humano había sido
   restaurado.” (La Reforma, por Will Durant. Página 213)




                                           11
En Bélgica, queman en la hoguera a una dama sospechada de herejía.
                            www.sfu.ca




   Efectuándose un “Auto-de-fe” en Lima, Perú. www.wikipedia.org




                               12
www.paracompusa.com “Auto de fe” en México. El último fue realizado en 1850
   d. C.
       a)   Procedimiento. “Al igual que en una representación teatral, los
personajes que participaban en el auto de fe, vestían de acuerdo con su cometido y
categoría. El cortejo que se formaba para llegar hasta el lugar de la representación
tenía también sus normas en cuanto al orden y distribución de los participantes.
       Los reos eran conducidos de madrugada desde la prisión de la Inquisición
hasta la capilla del Santo Oficio de donde salía formada toda la procesión. En algunos
lugares llamaban a este desfile la procesión de la Cruz Verde por ser esta cruz el
símbolo de la Inquisición. La cruz iba a la cabeza de la comitiva enarbolada por el
fiscal del Tribunal que solía marchar a caballo.
       Detrás de él, a pie, caminaban los reos reconciliados portando cirios
encendidos en señal de penitencia. A continuación iban los frailes
dominicos precediendo a los reos relajados, es decir, a los condenados a muerte.
Estos reos iban vestidos con una especie de casulla llamada sambenito, pintada
con escenas del infierno, con terribles llamas y figuras de condenados. En la
cabeza soportaban la coroza o capirote, una especie de cucurucho también
pintado con símbolos infernales, generalmente hecho de cartón, que resultaba
grotesco y humillante. Tras ellos iban los llamados familiares de la Inquisición que en
algunos escritos figuran como ¨los ojos¨, y cerraban el cortejo, primero los lanceros a
caballo (u otra delegación militar) y después los representantes de las comunidades
religiosas existentes en la ciudad.” (www.wikipedia.org. ArtículoAuto de fe)


       b) La Inquisición Española. ¡32,000 personas murieron en las llamas! “El
‘Auto de Fe’, o sea, ‘Acto de Fe’, fue una combinación de ceremonia religiosa y evento
público efectuados para dar a conocer la sentencia contra quienes la Inquisición
Española hubiese encontrado culpables. Demostraba el poder de la Iglesia. La
práctica comenzó en Sevilla en 1481 y terminó en México, en 1850. Durante estos
siglos, cerca de 32,000 personas murieron en las llamas.” (www.paracompusa.com)

                                          13
C. El “Sillón de púas”.




 www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia.
   El “Sillón de púas”. Púas agudas en el asiento, el espaldar, los brazos y los
 descansos para piernas y pies penetraban la carne del acusado. Correas fueron
       utilizadas para sujetar al reo en el sillón y apretar su cuerpo contra las
    púas.“Frecuentemente, el asiento fue fabricado de hierro, el cual podía ser
  calentado. Estos implementos fueron usados en Italia y España hasta fines del
Siglo XVIII, y conforme a algunas fuentes, en Francia, Alemania y otros países del
                    centro de Europa, hasta fines del Siglo XIX.”


D. El “Garrote”.




     www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano,
 Italia. “El garrote de forma evolucionada, consistía en un collar de hierro que, por
 medio de un tornillo, con una bola al final retrocedía produciendo la muerte al reo
   por la dislocación de la apófisis de la vértebra axis sobre el atlas en la columna


                                        14
cervical, es decir, se le rompe el cuello a la víctima, que muere de esta manera
               rápidamente.” (www.wikipedia.org. Artículo Garrote vil)


E. Las “Pinzas grandes” fueron utilizadas para arrancar las uñas de manos y
pies. (B, 122)
F. Las “Botas españolas” servían para aplastar piernas y pies. (B, 122)
G. La “Virgen de hierro”. Ilustración y descripción al comienzo de este
“Escenario”.
H. La “horca”.
I. El “Tenedor de hereje.”




www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia.
“Tenedor de hereje” El reo, teniendo amarradas las manos, no podía mover su
cabeza o cuerpo sin que penetraran cada vez más las puntas del “Tenedor de
hereje”.
J. “La cama de estirar el cuerpo hasta romper coyunturas.”




                                       15
Haciendo uso de este mecanismo sádico, los verdugos estiraban, poco a poco, los
   miembros del cuerpo del culpado hasta descoyuntarlos, procedimiento que
   causaba indecible dolor. Pintura por Joe Maniscalco. Derechos reservados.
K. Torturaron y desfiguraron a algunos acusados de herejías, vaciándoles “hierro
candente” en los ojos, los oídos, la boca y hasta en otros orificios del cuerpo. (B,
123)
L. Ojos sacados. A algunos culpados de herejía se les sacaron los ojos.
M. El “Látigo” infligía terrible sufrimiento a algunas víctimas de la “Santa
Inquisición”.




 Un acusado de herejía es torturado bárbaramente a latigazos. A la izquierda, dos
                       cleros católicos observan fríamente la
      acción.http://sprintbare.com/radioactive/images/uploads/inquisition.jpg
N. Quemados muchos ejemplares de la Biblia y de otros libros proscritos
por la “Santa Inquisición”. Ejemplo. “En 1731, el conde Leopold Anton von
                                        16
Firmian, arzobispo de Salzburg, siendo también su gobernador secular, inició una
persecución salvaje de los luteranos residentes en las regiones rurales de
Salzburg. No solo desterró a decenas de miles de protestantes, sino que también
ordenó confiscar y quemar todos los libros protestantes, incluso la
Biblia.” (www.wikipedia.org. Artículo, en ingles, Book Burning)




                           www.nostradamus101.com
Quemando ejemplares de la Biblia y de otros libros condenados por la
“Santa Inquisición”.

A la izquierda, un clero católico romano vestido de “escarlata”, y dos vestidos de
negro y blanco, observan el acto, sancionándolo, mientras feligreses de la Iglesia
Católica Romana se hacen copartícipes de la represión del conocimiento, la
entronización de la ignorancia y la violación de derechos innatos del ser humano
de estudiar, aprender, analizar y determinar para sí mismo el rumbo espiritual de
su vida, sin represalias o persecuciones humanas. Sucedió, pues, que los católicos
romanos fueron los responsables de quemar muchos ejemplares de la Biblia, pero
ni aun así pudieron detener el esparcimiento del la Palabra de Dios, ya que “la

                                      17
palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el
evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:25).
O. Suspendido por manos atadas. Las manos de la víctima fueron atadas a
espaldas; luego la víctima fue suspendida en el aire por una soga atada a sus
muñecas. En esta posición, todo el peso del cuerpo constantemente hacía fuerza
en las manos, las muñecas y los hombres de la víctima. (La Reforma, por Will




Durant. Página 211)
Víctima suspendida de las
manos. http://www.christianisme.ch/images/grandes/corde.jpg
P. Ahogados. Usaron orina o excremento para ahogar a algunos “herejes”. (B,
123)
Q. Lanzados por peñascos. Algunos acusados fueron amarrados a estacas y
lanzados por peñascos. (B, 123)
R. Propiedades confiscadas. “Las propiedades de los herejes fueron
confiscadas y divididas entre los inquisidores y los Papas.” (C, 253)
S. Tortura por agua. En este procedimiento, la víctima fue inmovilizada y luego
dejaban gotear agua por su garganta hasta casi ahogarla. (La Reforma, por
Will Durant. Página 211)




                                      18
www.marxmarx.com
En una recámara de tortura, dos tipos, obedeciendo las órdenes de la “Santa
Inquisición” católica romana han colocado el cuerpo de una mujer acusada de
“herejía” sobre un tipo de banco, sujetando sus manos y pies con sogas. Están en
el acto de echar agua en su boca hasta casi ahogarla, mientras observa un monje
y una monja.
T. La “rueda” fue usada para estirar el cuerpo de la víctima, procediendo
entonces los verdugos a romper sus huesos.




                           www.journeywithjesus.net


                                     19
Mientras un verdugo estira el cuerpo del acusado de “herejía” sobre una rueda,
otro abanica llamas debajo de sus pies. Dos “santos” cleros de la Iglesia Católica
Romana observan atentamente este acto sádico de tortura. El que tiene papel y
pluma está escribiendo una descripción detallada del procedimiento y su efecto en
el desdichado “hereje”.


U. La “santa trinidad” fue un casco de acero calentado a rojo vivo, luego
colocado sobre la cabeza del denunciado. Quitándosela las bestias brutales que se
prestaban para las torturas, la piel quemada quedaba pegada al acero, y también
los ojos mismos en algunos casos.




          La “santa trinidad”: casco de acero calentado a rojo vivo.
V. El “Taburete de Judas”. La siguiente ilustración dice más que muchas
palabras.




 www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia.
W. La “Guillotina”.




                                      20
www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia.


   X. Algunos instrumentos y procedimientos de tortura eran tan y tan
   inhumanamente barbáricos y obscenos que optamos por no incluir
   descripciones o ilustraciones en este estudio. A continuación, anotamos los
   nombres de tres más, para el estudioso que quisiera buscarlos en Internet u otras
   fuentes de información. (Palabras claves para la búsqueda en Internet:
   “inquisición”, “inquisición española”, “tortura sobre rueda”. Seleccionar la categoría
   de “Imágenes” en el programa de búsqueda –Yahoo, Google, Bing.)
      1. “Las peras del Papa.” (Pope’s Pears)
      2. “La araña de hierro.” (The Iron Spider)
      3. “La pata de gato, con uñas.” (The Cat’s Paw)
   Y. La Inquisición católica romana comenzó la práctica de torturar en el año 1252.
   En 1816, una bula papal prohibió la práctica. “Mientras las cortes seculares
   frecuentemente trataban ferozmente a los sospechados, Will y Ariel Durant
   argumentaron, en su libro La edad de la fe, que muchos de los procedimientos
   más salvajes fueron infligidos sobre herejes píos por frailes todavía más píos. En la
   España medieval, los dominicos granjearon fama como los más temibles
   torturadores. Usualmente, las torturas fueron efectuadas en secreto, en mazmorras
   subterráneas.” (www.wikipedia.org. Artículo en ingles Torture)
II. Tres evaluaciones de la Inquisición Católica Romana.

   A. “Mejor ser ateísta que creer en el Dios de la Inquisición” (Católico anónimo).
   Desde luego, el “Dios de la Inquisición” no es el verdadero Dios de la Biblia
   sino el monstruo creado por la jerarquía católica romana.
   B. “La persecución contra los cristianos por los romanos durante los
   primeros tres siglos después de Cristo era un procedimiento moderado y

                                           21
humano comparada con la persecución contra la herejía en Europa de 1227 a
   1492.” (La historia de la civilización, Tomo IV, por Will Durant. Página 784).
   C. “Los católicos romanos creen en el Purgatorio y que allí las almas sufren
   más dolor que en el Infierno. Mas sin embargo yo creo que la Inquisición es
   el único Purgatorio en la tierra y que los santos padres (sacerdotes, Papas)
   son los jueces y verdugos. La barbaridad de ese tribunal... sobrepasa todo
   entendimiento.” (La llave maestra del papado, Edición tres, Página 253, D.
   Antonio Gavin. Antonio Gavin era sacerdote católico y testigo ocular de los
   procedimientos de la Inquisición española.)


III. Mensaje para el católico romano inteligente e intelectualmente honesto.

      ¡Historia tan terrible y trágica la de la Iglesia Católica Romana! Escrita en
   sangre durante gran parte de su trayectoria. La sangre de quienes se negaban
   a respaldar u obedecer a los oficiales autoritarios de la Santa Sede, que de "Santa"
   muy poco o nada tenía. La sangre de personas que desaprobaban varios ritos de
   la "iglesia madre", que denunciaban los atropellos del clero, que criticaban la
   secularización y politización de la Iglesia Romana. Ningún católico romano honesto
   niega esta historia. Ninguno en sus cabales espirituales intenta justificar los
   penosos sucesos desastrosos que ella cuenta. Ni siquiera la suma total de obras
   caritativas realizadas por la Iglesia Católica Romana cancela la historia de
   sus atrocidades contra incontables millones de seres humanos. No todos los
   hospitales, clínicas, programas de bienestar social, retiros para fortalecer el
   matrimonio y el hogar, etcétera, de la Iglesia Católica Romana en todo el
   mundo nivelan la balanza. Es imposible rectificar tan enorme mal, obviarlo,
   recompensarlo, justificarlo.
      ¿Cuántos católicos romanos conocen esta historia de su iglesia? De seguro, no
   se la cuentan sus sacerdotes, pues no les conviene enunciar ni una palabra al
   respecto. No obstante, el sentido común dicta que es deber de todo ser
   humano investigar la procedencia, trayectoria e historia de su fe.
       Muy distinta a la historia de la Iglesia Católica Romana es la de la verdadera
   iglesia de Jesucristo, auténticamente apostólica y bíblica. Esta iglesia jamás
   ha manchado su vestimenta con la sangre de persona alguna. Jamás se seculariza
   o politiza. Jamás se embrolla en mercaderías. Jamás ostenta lujos mundanos, ni
   reclama autoridad sobre los gobernantes seculares de las naciones. "Mi reino no
   es de este mundo... no es de aquí", aclaró Cristo a Pilato (Juan 18:20), y la
   verdadera iglesia del Señor entiende esta verdad fundamental, procediendo de
   acuerdo a ella. La tergiversación inexcusable de ciertos textos bíblicos tales como
   Mateo 16:18 contribuyó, y contribuye aún, a la formación de un reino o dominio
   "cristiano" diametralmente opuesto al verdadero reino de Cristo.
       Al leer el católico romano inteligente e intelectualmente honesto la historia de su
   iglesia, contrastándola con la de la verdadera iglesia bíblica, si ama, de veras, a
                                           22
Dios y Cristo, si ama la verdad y quiere salvar su preciosa alma, dejará de ser
   católico romano, obedeciendo al evangelio no adulterado. Haciéndolo, será
   añadido a la auténtica iglesia fundada por Cristo (Hechos 2:32-47).
   Ciertamente, lo hará si ama la verdad por encima de todas las cosas, aprecia la
   transparencia y verticalidad en asuntos espirituales y valúa el innato derecho divino
   de cada individuo de creer y practicar religiosamente lo que quisiera, sin ser
   perseguido, torturado o muerto. ¡SALDRÁ de la Iglesia Romana! ¿Cómo
   quedarse en su seno, tratando vanamente de justificarla? ¿Suavizar o encubrir
   la historia? ¿Reescribir la historia de su iglesia, alterando o eliminando hechos tan
   feos como innegables? ¡Eso no sería honesto! ¿Perdonarle sus persecuciones,
   torturas y matanzas? Perdonar a los católicos romanos ya muertos, los que, en
   vida, derramaron tanta sangre, ¿cómo hacerlo o qué sentido tendría? De todos
   modos, "perdonar", o "pedir perdón", aunque sea el mismo Papa quien lo haga,no
   cambia los hechos, ni cambia las doctrinas o pretensiones, vigentes hasta el
   día de hoy, que trajeron tantísimo sufrimiento escalofriante y muchos
   millones de muertes crueles en extremo. Por lo tanto, la única opción sabia
   es ¡SALIR! "Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus
   pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Apocalipsis 18:4). "¡SALID!"
   "¡SALID!" "¡SALID de ella!"
      Tenga presente, se lo suplicamos respetuosamente, que a los que no
   reciben "el amor de la verdad para ser salvos... Dios les envía un poder
   engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los
   que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2
   Tesalonicenses 2:10-12). Pues, "¡salid!" Sin demorar, teniendo por más excelente
   y necesario "el amor de la verdad" que cualquier otro "amor".
       Estimado católico romano abierto a la verdad, le animamos a leer “Salid de
   ella, pueblo mío”, mensaje de seis páginas en el que se abunda sobre el
   significado y la aplicación práctica de esta exhortación-advertencia divina.

_____________________________________________


Fuentes de información citadas en esta obra

-La “A” corresponde al libro en inglés: “The Two Babylons” (“Las dos
Babilonias”). Subtitulado: “El culto papal”. Autor: Alexander Hislop. Segunda
edición americana, 1959. Publicado por Loizeaux Brothers, Neptune, New Jersey.

-La “B” identifica al libro traducido al español: “Babilonia, Misterio religioso”. Autor:
Ralph Woodrow, P. O. Box 124, Riverside, California 92502.

-La “C” corresponde al libro en inglés: “A Woman Rides the Beast” (“Una mujer
viene sentada sobre la bestia”). Autor: Dave Hunt. Publicado por: Harvest House
Publishers, Eugene, Oregon 97402.
                                           23
-La “D” corresponde a “La historia de la civilización” (“The History of
Civilization”), una obra en inglés que se compone de ocho tomos grandes, contiene
muchísima información histórica que respalda la interpretación de Apocalipsis,
presentada en este estudio. Los autores son: Will y Ariel Durant. La obra fue
publicada por Simon and Schuster, New York.

-La “E” corresponde a “La nueva enciclopedia Schaff-Herzog de conocimientos
religiosos.” Esta obra en inglés consta de unos cuantos tomos. Publicada por Baker
Book House, Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos.

-La “F” corresponde a “El debilitamiento y la caída del Imperio Romano.” Dos
tomos. Por Edward Gibbon. Obra publicada por William Benton. Enciclopedia
Britannica, Inc., Chicago, London, Toronto. 1952. Esta obra figura en la serie de: “Los
libros más importantes del mundo occidental”.




    La santa inquisición católica Romana.
por JESUS ES EL CAMINO,LA VERDAD Y LA VIDA




                            ¿¿SOLIS DEO GLORIA??



                         EL DESASTRE INQUISIDOR.

                         Instrumentos de tortura papista

                                          24
POR EL DR. JAVIER RIVAS MARTÍNEZ. (MD).



«Escrutando entre mis libros, encontré algo interesante en uno de
ellos:

 Encontré una gran verdad sobre el sistema inquisidor medieval el
cual surgió del los oscuros adentros de Satanás para destruir por
medio de hombres necios e ignorantes a quienes están hechos a la
misma Imagen y Semejanza del Eterno Rey».



La Edad Media se caracterizó por su oscuridad intelectual y también por su
terrible perversión religiosa. Fue tanta perversión la mencionada, que
millares de buenos cristianos fueron depuestos para muerte por
considerárseles herejes contra el sistema romanista católico apóstata
 maligno.



En esa época de incertidumbre e ignorancia, Inocencio IV decretó un
escrito llamadoAd Exstripanda que declaraba que los herejes fuesen
«aplastados como víboras venenosas». Reyes, plebeyos, personas civiles:
pobres y ricos, sin distinción alguna, se juntaron a una para dar inicio a
una de las persecuciones más sangrientas en la historia del mundo,
maquinada bajo los oscuros sótanos de la llamada Santa Inquisición,
 auspiciada por el sistema romanista católico. La Ad Extripandaprometía
a los perseguidores de herejes entregar cualquier propiedad confiscada a
quien asesinara a uno de ellos, asegurándoseles, además, la entrada al
cielo directamente sin haber pasado por el candente Purgatorio.



En este Infernal promulgo, se declara oficialmente la tortura contra
los infieles al Papa, y los instrumentos más crueles y martirizantes dejan
ver sus espantosas formas, siendo Satanás la fuente de inspiración para
ser creados.



                                    25
Uno de ellos, es el estante, era una mesa larga en la que se acostaba a la
víctima que era atada con cuerdas y tablones por los brazos y las piernas
para ser estirados paulatinamente, mientras se procedía a presionar al
angustiado martirizado para que negase la verdadera fe, hasta el punto del
llegar al choque neurogénico por el gran dolor que se le producía y el
dislocamiento de las articulaciones óseas.



Se les arrancaba las uñas con pinzas. Objetos metálicos calientes eran
puestos en zonas delicadas del cuerpo, causándoles un increíble dolor por
las    profundas   quemaduras       hechas.   Especies   de barriles grandes,
eran vestidos con filosas cuchillas en los que se amarraban a los
condenados      haciéndoseles      rodar   en   movimientos     de     vaivén
provocándoseles heridas lacerantes serias que llevaban regularmente a la
muerte.     Horroríficos destornilladores de   dedos    se   usaban      para
desarticularlos. Las Botas Españolas, se colocaban en los pies para triturar
piernas y pies. La famosaVirgen de Hierro, era un sarcófago erizado en su
totalidad con aguda y filosas puntas en el que se introducía al inculpado
para ser herido en todo el cuerpo, en una muerte penosa y duradera, ya
que las puntas estaban dispuestas para no causar estragos en órganos
vitales. Eso tornaba más cruel el castigo. Miles fueron quemados en la
hoguera. En 1554, Francisco Gamboa, fue condenado a la hoguera. Un
monje le presentó una cruz y le dijo antes de morir, así: «Mi mente está
tan clara pensando en los verdaderos méritos y bondades de Cristo, que no
requiero de un pedazo de madera sin méritos». A otros se les vació hierro
candente por sus oídos y bocas; a otros más, se les arrancaron los ojos de
manera salvaje con instrumentos agudos punzo-cortantes. Muchos fueron
azotados hasta lograr matarlos por la severidad de la flagelación. A algunas
personas se les amputaba los músculos corporales para ser ahorcados con
ellos mismos, o se les ahogaba en excremento y orina. Los pobres
inocentes culpados de blasfemia eran encadenados en el suelo y en las
paredes para que las ratas los devoraran inmisericordemente. Eran puestas
deliberadamente serpientes venenosas para que fueran mordidos y que a
causa de los efectos de la agresiva toxina inyectada por el reptil, morían
en indescriptibles clamores. Los ahorcamientos no pasaron desapercibidos,
y eran realizados en grupo. El día de San Bartolomé es conocido por la gran
matanza de cristianos, los hugonotes, ejecutados en París en el año 1572.
El rey francés fue a misa a dar gracias por la gran cantidad
de herejes ajusticiados y el Papa Gregorio XIII se regocijo por el

                                     26
acontecimiento «satánicamente divino». ¡Hasta se acuñaron monedas para
conmemorar esta desdicha!



Aunque el Papa pido perdón hace un poco de tiempo atrás por estos hechos
denigrantes ante Dios y la humanidad, el sistema católico romano no ha
dejado de ser el mismo. Su dogmatismo tenebroso que fue levantado hace
menos de dos mil años y que persiguió a los santos cristianos y fieles al
Dios del cielo en la Edad Oscura Medieval, lleva hoy la misma esencia
doctrinal. Nada ha cambiado de él. La iglesia romanista católica emprende
ambiciosa y activamente la búsqueda para la consumación por su
supremacía mundial, no sólo en el ámbito religioso, sino en el político y en
social.

Todo un negocio milenario. Las persecuciones injuriosas y mortales ya no
existen contra los verdaderos cristianos de parte del Papado romanista y
sus desviados seguidores, y le damos gracias a Dios por eso, pero
el Ecumenismo ha surgido como un arma relativamente nueva,
diplomática y demagógica, que están usando los líderes católicos
romanistas de manera artera e inteligente para extraer y poner en sus
dominios de muerte a los creyentes «medio crudos», como lo hace el
pescador con los peces anzuelados en su caña, al ser extraídos del agua
para ser puestos en el bote, y de allí, al plato del comensal, por dejarse
seducir ignorantemente por los modelos católicos expuestos, que son
sincréticamente pseudocristianos y verazmente diabólicos.

Los     católicos  se    han     hecho      ahora carismáticos como    los
neopentecostalistas. Hablan lenguas oscuras o jerigonza, predican como lo
hacen los cristianos y alaban de igual manera que en las congregaciones
que refutan con celo celestial la idolatría mariana. Muchos creyentes han
asentido positivamente los cambios radicales presentados en los católicos,
y por esa razón, por el parecido a lo que religiosamente hacen, han creído
que Dios lo ha aceptado por semejante «transformación» que no tiene
nada de santa. Un punto más para el diablo para engancharlos
directamente hacia el Ecumenismo, que ofende a Dios por las distintas
mezclas doctrinales unificadas en un sentir único que dirige hacia un
cristianismo puramente socializado e insalvable. Dios los condenará «con
mano en la cintura» si no se arrepienten de sus maldades y detracciones. A
decir verdad, creo que Satanás ha dejado la violencia pasada («La Santa
Inquisición»), para tornarse fino y diplomático con el propósito de llevar
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a la perdición, con paso seguro y firme, a millones de incautos          por medio
del Ecumenismoy       del   falso    cristianismo  que    se             desprende
del Carismatismo Católico. No dejo de admirar la gran                    capacidad
inteligente de este maligno y marrullero ser, que «se                     las sabe
magistralmente todas».

Dios les bendiga siempre.




          Ranking Top 30 de métodos de

       torturas de la Inquisición Católica



30. LA PICOTA EN TONEL


Era    una     especie     de
vergüenza pública que se
aplicaba sobre todo a los
borrachos. Había dos clases
de "picotas en tonel": las
que tenían el fondo cerrado,
en las que la víctima se
colocaba dentro, con orines
y estiércol o simplemente
con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la
ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso.




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29. LA MORDAZA O EL BARBERO DE HIERRO


Éste artilugio sofocaba los gritos de los condenados para que no estorbaran la
conversación de los verdugos. La "caja" de hierro del interior del aro es embutida en
la boca de la víctima, y el collar asegurado a la nuca. Un agujero permite el paso del
aire, pero el verdugo lo puede tapar con la punta del dedo y provocar la asfixia.




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28. MÁSCARAS INFAMANTES


Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces,
francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían
manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones
vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de
las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas
"conflictivas" por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos,
fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiástico exponía el escarnio público
a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de
infracciones menores mediante este método.




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26. EL CEPO

La víctima, con las manos y pies aprisionados en las aberturas correspondientes, era
expuesta en la plaza pública, donde la chusma, en el mejor de los casos, le
provocaba, abofeteaba y embadurnaba con heces y orina, sustancias procedentes de
orinales y pozos ciegos que se le emplastaban en boca, orejas, nariz y pelo; pero en
muchas ocasiones era también golpeada, lapidada, quemada, lacerada e incluso
gravemente mutilada. También las incesantes cosquillas en las plantas de los pies y en
los costados llegaban a convertirse en una tortura insoportable. Sólo los transgresores
más inocuos podían esperar librarse con no más de unos pocos cardenales. Esta
tortura fue utilizada por catolicos y protestantes por igual.




24. EL TABURETE DE SUMERSIÓN


Las brujas eran sentadas en taburetes y atadas con correas, que colgaban de un
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extremo para que se balancearan y tambolearan. Las víctima era sumergida en un río
o charco. No solo que las temperaturas heladas podía matarlas, sino que se las
sumergía y se las levantaba por lapsos de cinco minutos o mas. El "taburete del pato"
fue utilizado en América para las brujas, y en Gran Bretaña para castigar a pequeños
criminales y prostitutas.




23. CINTURÓN DE SAN ERASMO

Los orígenes de su denomimación son inciertos, puesto que no se conocen las
circunstancias del martirio de San Erasmo/Eramo/Elmo en el 303 d.C.; probablemente
se trata de una alusión al "fuego de Santelmo", espectacular fenómeno
electromagnético que parece revestir de fuego y centellas los palos de los veleros en
ciertas condiciones atmosféricas. El uso y los efectos de este artefacto son evidentes y
no necesitan comentarios.




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22. LAS BOTAS O APLASTAPIERNAS


Las bootikens (o botas) o cashielaws era un "ingenioso" dispositivo que consistía en
cuñas que se aplicaban a las piernas de los tobillos a las rodillas. El torturador utilizaba
un martillo para golpear las cuñas hacia dentro. Mientras que el espacio existente
entre las cuñas comenzaba a cerrarse, el espacio de ésta manera comenzaba a
achicarse y el instrumento comenzaba a punzar las piernas de tal manera que las
cuñas comenzaban a entrar en la carne y provocaba el estallido de los huesos y la
salida la médula por las inciciones.




                                            33
21. LA TORTUGA


Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (tambien llamado la tortuga)
era un método común entre los ingleses. En esta foto del siglo XVI se muestra la
"tortuga" con su variación de la "balanza", un tronco puesto en la espalda de la
víctima para que el espinazo se quebrara bajo el peso.




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20. LÁTIGOS DE CADENAS

No se necesitan comentarios para describir estos artilugios, que parecen más armas
de guerra que instrumentos de tortura; sin embargo, látigos más o menos similares
pero en gran variedad con 2, 3 y hasta 8 cadenas, provistas de muchas estrellas, o
bien hojas de acero cortantes se usaban, y en cierta medida aún se usan, para
flagelar el cuerpo humano.




19. LA CIGÜEÑA


                                        35
Éste es otro de los instrumentos de tortura que a primera vista no da fe de los
sufrimientos que es capaz de crear, porque su misión no es únicamente la de
inmovilizar                     a                     la                       víctima.
A los pocos minutos de su utilización sobre la persona, ésta sufre fuertísimos
calambres, primero de los músculos abdominales y rectales, luego de los pectorales,
cervicales y de las extremidades. Con el paso de las horas, estos calambres conducen
a un contínuo e insufrible dolor en abdomen y recto. En tal situación, la víctima solía
ser golpeada, pateada, quemada y mutilada a placer.




18. APLASTAPULGARES


También conocido como pinniwinks, éstas herramientas hicieron lo mismo que "Las
Botas", pero en los de los pies y las manos. El instrumento aplastaba la raíz de las
uñas hasta que la sangre saliera a chorros. En el año 1629 en Prossneck, Alemania,
dejaron a una mujer con éstos tornillos puestos de diez de la mañana a la una de la
tarde mientras que el torturador y sus colaboradores fueron a almorzar. Le
aseguramos que la victima se acordo del señor cada minuto de su agonía.




                                          36
17. EL GARROTE


Este tipo de muerte era reservada para aquellos que tenian dinero y podían pagar
para no morir tan dolorosamente en la hoguera o para las víctimas cuya sentencia a la
hoguera ya había sido leída pero que, después de dicha lectura, se arrepintieron. Con
esto se les evitaba morir quemados vivos y todos los dolores atroces que implicaba.
Además obtenian el perdón de sus pecados, lo que si bien no les servía para salvar
sus vidas , si les era útil para "salvar" sus almas.




                                         37
16. TORTURA DE AGUA


Estandarizado en Francia pero usado a través de la cristiandad la tortura mantenia al
procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de madera, le colocaban una toca
o un trapo en la boca, deslizándolo hasta la garganta; luego, el verdugo procedía a
echar agua lentamente, produciéndole al infeliz la sensación de ahogamiento. Una
variación incluía alimentar a la víctima solamente con alimentos salados y agua sucia.




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15. LA GARRUCHA


Consistía en amarrar al preso con los brazos hacia atrás, colgarlo y subirlo lentamente.
Cuando se encontraba a determinada altura era soltado bruscamente, sujetándosele
fuertemente antes de que tocase el piso. El dolor producido en ese momento era
mucho mayor que el originado por la subida. Si el preso no confesaba en la segunda
estrapada, le colocaban un sobrepeso en los pies a fin de aumentar el dolor.




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14. LA HORQUILLA

Con cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne bajo la
barbilla y sobre el esternón, la horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza,
pero permitía que la víctima murmurase, con voz casi apagada, "abiuro" (palabra que
se halla grabada a un costado de la horquilla). En cambio, si éste se obstinaba o si la
Inquisición era española, el hereje considerado "impenitente", se vestía con el traje
característico y se le conducía a la hoguera, pero con la condición de la
Extremaunción; si el inquisidor era romano, se le ahorcaba o quemaba, sin el
beneficio del traje pero siempre con el rito cristiano.




13. COLLAR DE PÚAS PUNITIVO

Está provisto de pinchos en todos los lados. El instrumento de la fotografía pesa más
de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se convertía en un
medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del cuello, hombros y
mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril y la erosión final de los huesos,
sobre todo de las vértebras descarnadas conducen a una muerte segura, atroz y
rápida. Aparte de esto, el collar presentaba la ventaja de economizar tiempo y dinero:
su función es pasiva y no requiere el esfuerzo, ni por tanto el pago, de un verdugo;
"trabaja" por sí mismo, día y noche, sin descanso, sin problemas y sin manutención.
Por ésta razón todavía es utilizado en algunos sitios.




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12. EL ARAÑADO

El arañado era la vercion femenina de la uña de gato. Esta forma de tortura era muy
similar al "masectomy". La araña era un trozo de hierro, en rodillo, con filo en forma
de tenedor y se lo colocaba en los pechos. Nuevamente, ésta era una tortura muy
exclusiva para las mujeres.




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11. EL TORO DE FALARIS

Se atribuye la quema de seres humanos dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano
de Agrakas (la actual Agriento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C.
Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer
que la figura mugía.




10. EL APLASTACABEZAS


La barbilla de la víctima se coloca en la barra inferior y el casquete es empujado hacia
abajo por el tornillo.

Primero se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, hasta que el
cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
Esto aseguraba que el diablo saldría de la cabeza del acusado.




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9. UÑAS DE GATO

Grandes casi como cuatro dedos de hombre, estos artefactos, montados encima de un
mango, se usaban para reducir a tiras la carne de la víctima y extraerla de los huesos,
en cualquier parte del cuerpo: abdómen, espalda, extremidades, senos, etc..




8. LA SILLA DE INTERROGATORIO


Se trataba de un utensilio básico del inquisidor El efecto de los pinchos sobre la
víctima, siempre desnuda, es evidente y no necesita comentarios. Ésta sufre
atrozmente desde el primer instante del interrogatorio, que puede ser más intenso si
                                          43
se aplican sacudidas o golpes en brazos, piernas u otras partes del cuerpo.
El asiento era muchas veces de hierro, de manera que se podía calentar con un
brasero o una antorcha. Hoy en día esta función la realiza la electicidad.




7. LA SIERRA


Observando el dibujo, éste instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones.
Sus mártires son abundantes. Debido a la posición invertida del reo, se asegura
suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que
la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el
pecho, según relatos del siglo XIX.




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6. LA DONCELLA DE HIERRO DE NUREMBERG


Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente y
cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se añadieron unos
pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro, cuando la puerta con sus
pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los cuerpos de las víctimas. Las garras
no fueron diseñadas para matar, francamente, pero sin embargo la víctima podía
disfrutar de su nuevo hogar varios días antes de morir.




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5. DESGARRADOR DE SENOS


Ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en masas
informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía, blasfemia,
adulterio y muchos otros "actos libidinosos", aborto provocado, magia blanca erótica y
otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas en determinadas regiones de
Francias y Alemania hasta el siglo XVIII un "mordisco" con dientes al rojo vivo se
aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras, a menudo mientras sus criaturas
se contorsionaban en el suelo salpicadas por la sangre materna.
Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía como procedimiento
inquisitorial y judicial.




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4. LA CUNA DE JUDAS


En este procedimiento la víctima es izada de la manera que se puede ver en la
ilustración adjunta y descendida sobre la punta de la pirámide; de tal forma que su
peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo el escroto o bajo el
coxis . El verdugo, según las indicaciones de los interrogados, puede variar la presión
desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la víctima o hacerla
caer repetidas veces sobre la punta.




3. LA RUEDA PARA DESPEDAZAR


La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa
germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo
XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro
macizas     y     mazas     herradas      en    lugar  de     ruedas...   Ver    mas
La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa
germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo
XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro
macizas y mazas herradas en lugar de ruedas. La víctima, desnuda, era estirada boca
arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a
estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban
trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde

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herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no
asestar golpes fatales. La víctima se transformaba, según nos cuenta un cronista
alemán anónimo del siglo XVII, "en una especie de gran títere aullante retorciéndose,
como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda,
viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos”. Después se desataba e
introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que
después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban
los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte.




2. LA PERA ORAL, ANAL, VAGINAL

Eran forzados en la boca, recto o vagina de la víctima y allí expandidos a fuerza por el
tornillo a su máxima apertura. El interior de la cavidad en cuestión era
irremediablemente mutilada, y casi siempre fatalmente. Las puntas al final de los
segmentos servían para cortar mejor la garganta, los intestinos y el cervix. El uso de
la pera originalmente fue ideado para aquellas mujeres que habían sido encontradas
culpables de la unión sexual con el diablo o sus familiares.




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1. EL POTRO


La víctima es atada al instrumento y estirada rápidamente o gradualmente por
periodos de días. Se reportaron casos de cuerpos estirados hasta doce pulgadas como
resultado de la sistemática dislocación de cada cuyuntura del cuerpo, fuertes ruidos de
huesos dislocados, gritos de agonia y futiles pedidos de misericordia retumbaban por
el taller del inquisidor. Con el prisionero atado a este horrible aparato, el inquisidor
también usaba un variedad de torturas mas sutiles.




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IGLESIA CATOLICA, CONTINUIDAD DE LA INQUISICIÓN
por sintracianalchoc Saturday, Jan. 26, 2008 at 8:35 PM

Gracias a Juan Carlos Vallejo, podemos compartir con los lectores un buen artículo de
la web para reflexionar.

La      Iglesia   Católica     "mediadora".    Marchan    las     mitras    azules
"Gracias" a ella, el desarrollo de la humanidad se atrasó 500 años, desde la
abjuración de Galileo, cuando gran parte del mundo vivió en el oscurantismo. En la
Guerra Civil Española, se aliaron con Franco y coadyuvaron a la masacre del pueblo
rebelde. En el Holocausto Judío, guardaron un silencio cómplice (el Papa actual fue
miembro de las juventudes hitlerianas y es miembro activo del Opus Dei). Cuando
las dictaduras en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay señalaron a los "rojos", que
luego fueron torturados y desaparecidos.

En Colombia no marcharon ni protestaron sino que voltearon la cara ante el genocidio
de la Unión Patriótica.

                                         50
En Venezuela apoyaron el Golpe de Estado y el Paro Petrolero contra Chávez y
siguen conspirando para su caída. En la toma de la Embajada del Japón por parte del
MRTA, fue el obispo Cipriani (Opus Dei) quien introdujo los micrófonos que
contribuyeron al éxito de la operación militar de rescate y a la ejecución extrajudicial
de los guerrilleros (recomiendo leer Sombras de un Rescate de David Hidalgo y
Secretos del Túnel de Humberto Jara).

A los sacerdotes de la "Teología de la Liberación", los persiguieron, los expulsaron y
si no los obligaron al silencio. ¿Se les olvidó que uno de los cardenales papables de
Colombia, López Trujillo (Opus Dei) tuvo tratos con Pablo Escobar en Medellín? Y que
otro cardenal, igualmente papable, Darío Castrillón (Opus Dei), dijo que el dinero del
narcotráfico se santificaba cuando se lo daban a la iglesia, después de que fue
sorprendido bendiciendo "La Posada Alemana" de Carlos Ledher?

"Que tenemos que asistir a la marcha del 4 de febrero pero sin uniforme, porque será
tomada lista por los profesores", dijo Liliana, una colegiala de una institución
educativa católica en Bogotá. "Debemos marchar en defensa de la vida y de la
democracia que nos quiere arrebatar ese Chávez, engendro del demonio en
Venezuela", afirmó el párroco de una iglesia en un sector exclusivo de Cali. Y así, de
colegio en colegio y de parroquia en parroquia, la Iglesia Católica, Apostólica y
Romana, es consecuente con su tradición: hablar de paz cuando acaba de bendecir
las armas para la guerra; inmóvil ante la barbarie paramilitar, pero presta a marchar al
lado de los ricos y opresores.


El narcopresidente Uribe (Opus Dei) ha querido imponer a la brava la mediación de la
anquilosada Iglesia Católica colombiana. Y ella misma ha hecho lobby para meterse a
"mediar", cuando siempre ha estado con el sector más extremo de la derecha, en el
histórico conflicto colombiano.



Uno de los diez mandamientos de la Ley de Dios dice que no se debe mentir. Y la
iglesia católica, Apostólica y Romana lo acaba de hacer en cabeza del presidente de
la Conferencia Episcopal Colombiana, monseñor Luís Augusto Castro (Opus Dei),
cuando dijo que:


"de diversas maneras hemos tomado contacto con la guerrilla". Afirmación que fue
desmentida por Raúl Reyes: "No entiendo de dónde se asegura de supuestos
contactos recientes con la Iglesia, cuando de darse estos corresponden al
Secretariado (mando central de las FARC). Alguien pretende generar falsas
expectativas con aseveraciones como ésta". (El Tiempo, enero 22, 2008).

En la época de monseñor Builes, "la Mitra Azul", como lo llamó el gran periodista
                                           51
Miguel Zapata Restrepo, muchas mujeres fueron "excomulgadas" porque montaban a
caballo como los hombres y no "de lado", como lo debían hacer las damas de alta
sociedad. Y les repetía la dosis, si pintaban desnudos, como lo hizo con artistas de la
época. Miles de seres humanos que fueron asesinados por "los pájaros" (sicarios de
los conservadores), no tuvieron cristiana sepultura porque pertenecían a "la chusma
gaitanista". Hubo que velarlos en sus casas y enterrarlos en su propio patio. No
bautizaban "hijos de liberales".

En los colegios católicos, a los estudiantes zurdos les amarraban la mano izquierda
dizque porque era "la mano del diablo" y era pecado escribir con ella; les frustraron su
futuro, muchos no volvieron al estudio. Todos los perros que cuidaban las
instalaciones del clero, se llamaban "Trostky".



Dice la escritora Sara Pozos, en su blog, enero 15 de 2008:

"Ni avances tecnológicos ni apertura ideológica ni cambio social; ni siquiera cambio
de un hombre elegido por los hombres para dirigir a una institución como la iglesia
Católica, ha logrado impedir que el actual Papa regrese, sino a las catacumbas, sí al
medievo en franca evidencia de retornar a la época en la que el poder absoluto (el
terrenal y el religioso) eran uno sólo en la persona del Papa.



El pasado domingo, Benedicto XVI, por primera vez en público, celebró una misa de
espaldas a los fieles, tal como se hacía en la antigua liturgia apenas reactivada hace
seis meses".


No es de extrañar que den la misa de espaldas, pues de espaldas siempre han
estado frente al pueblo. Se comportan como un partido político y así deberían ser
tratados: ¡Partido Político Iglesia Católica!


Continúa la escritora:

"El misal que ahora reactiva el actual Papa fue promulgado en 1570 por Pío V luego
del Concilio de Trento. El misal sufrió numerosas modificaciones, la última de las
cuales data de la época de Juan XXIII en 1962.


Ahora bien, la misa es lo de menos porque el punto central no está en las formas sino
en el fondo. Y el fondo del asunto es que el actual Papa ha decidido realizar reformas
a las prácticas y el culto que tenían vigencia en el ritual católico, para retornarlas a las
                                            52
prácticas antiguas datadas en las postrimerías del siglo XVI. Lo hace, claro está,
como máximo jerarca de esa religión. Pero el asunto no queda ahí. El fondo
trasciende más allá del ritual católico porque intenta impactar, con profundo dolo, todo
lo relacionado con la vida política y pública, social y cultural de los países en los que
la iglesia Católica había perdido la mayor parte de sus fueros y prerrogativas para,
simple y sencillamente, recobrarlos. Además de lo anterior, el objetivo central de
aplanadora "celestial", es la instauración de Estados confesionales (obviamente
católicos) en todo el mundo.


Para lograrlo, es decir, para recobrar esos privilegios perdidos e instaurar los Estados
confesionales, el Vaticano impulsa políticas institucionales que destruyen el Estado
laico, por ejemplo; emplea estrategias diplomáticas y políticas, acciones concretas
como el cabildeo para tergiversar el concepto de libertad religiosa, para emplazar al
mundo en materia de comunicación social y derechos humanos, para corromper la
política pública e imponer, con denuedo, su particular forma de ver y concebir la vida.
Lo que no deja de admirarme en todo este asunto es la insistencia y consistencia,
disciplina diría, con que hacen las cosas. En nuestro país hemos sufrido los embates
en y desde todos los puntos posibles en contra del Estado laico. Declaraciones,
provocaciones, acciones específicas, etc., cualquier cosa se vale incluso que los
jerarcas religiosos opinen sobre lo que no es de su incumbencia e inciten a la
desobediencia civil al fin que -dicen los partidarios de regresarnos a vivir tiempos
obsoletos-, la libertad de expresión la tienen también los Jerarcas religiosos".


Que la cavernaria Iglesia Católica quiera ser "mediadora" cuando desde los púlpitos y
las aulas de sus colegios y universidades ha arengado y apoyado la infamia y la
narcodemocracia en Colombia, suena más que sospechoso. Bueno sería que las
FARC-EP abrieran los ojos, pues acá hay algo muy oscuro y no es precisamente la
sotana sacerdotal.


Ante los falsos positivos y el desespero de las rancias oligarquías venezolana y
colombiana, me temo mucho que haya disparos en la marcha del 4 de febrero y luego
le echen la culpa a las FARC-EP o a Chávez.




                                           53
Tribunal de la Inquisición Española
La Iglesia católica romana

Uno de los apóstoles, san Pedro (llamado originalmente Simón o Simeón),
organizó a los cristianos en la Iglesia primitiva. Es decir, parece haberlo
hecho. Los relatos históricos hablan poco de la vida y las obras de Pedro.
San Pablo, judío converso a quien se considera también apóstol, predicó
extensamente entre los gentiles (es decir, no judíos), incluyendo a los
romanos.

La Iglesia católica considera a Pedro el primer obispo de Roma, y allí,
según la leyenda, fue crucificado por los romanos hacia el año 64 d.C. La
Iglesia estableció su sede en Roma, donde los sucesivos papas (de la
palabra latina papa que significa padre) han sido ungidos como los
sucesores de Pedro y representantes de Dios en la tierra.

Convertirse en “la Iglesia”

Hasta la Reforma protestante la Iglesia católica romana era simplemente la
Iglesia, al menos en Europa. La palabra católico significa universal o de
gran alcance. La Iglesia católica romana era la iglesia de todo el mundo.


                                    54
La doctrina católica romana se centra en una Santa Trinidad, en la que un
dios toma la forma de tres personas distintas:

Dios Padre, Dios Hijo (Jesús) y Dios Espíritu Santo. Los católicos veneran
también a la madre de Jesús, María, a quien consideran virgen después de
haber dado milagrosamente a luz. (Los santos son seres humanos cuyas
vidas ejemplares causan milagros divinos y cuya virtud, confirmada por la
Iglesia, los hace acreedores a la condición de santidad.)

Aunque varios emperadores romanos persiguieron a los cristianos,
Constantino el Grande dio media vuelta en el siglo cuarto d.C., y no
solamente ordenó tolerar el cristianismo sino que convirtió a la Iglesia en
una institución rica y poderosa.

Una fuerza unificadora

A la caída del Imperio Romano de Occidente, en el siglo quinto d.C. la
Iglesia permaneció siendo la principal fuerza unificadora y civilizadora en
Europa, llamada también la cristiandad. Los reyes consideraban que su
autoridad era un derecho concedido por el dios de los cristianos. El papa
era no sólo un líder espiritual sino también político. León III (el futuro san
León) coronó al rey franco Carlomagno como emperador de Occidente (o
emperador del Sacro Imperio Romano) en el año 800 d.C.

Cuando el pontífice Urbano II hizo un llamado para la liberación de los
Santos Lugares (el Israel actual) del dominio turco, su poder y prestigio
impulsaron las Cruzadas en 1095.

Enfrentar disidencias y abandonos

Sin embargo, no todo el mundo estaba de acuerdo sobre si el rey respondía
directamente ante Dios o ante el Papa, y esto produjo luchas de poder que
duraron siglos. En la Inglaterra del siglo doce este desacuerdo causó el
asesinato del arzobispo de Canterbury, a manos de los soldados de Enrique
II, lo que fue un desastre de relaciones públicas para el rey. Enrique negó
haber ordenado el hecho, pero se había quejado del arzobispo, Thomas
Becket, quien había sido antes su canciller, y había manifestado en voz alta
su deseo de verse librado de tan “turbulento clérigo”.

A veces surgían disputas acerca de quién era el verdadero papa. Cuando
Federico 1, emperador del Sacro Imperio Romano, estuvo en desacuerdo
con la elección de Orlando Bandínelli como el papa Alejandro III, ocurrida
en 1159, simplemente decidió nombrar por su cuenta, uno tras otro, a sus
                                      55
propios candidatos, que recibieron el nombre de antipapas. Víctor IV,
Pascal III, Calixto IV e Inocencio III se llamaron a sí mismos papas, pero
Roma replicaba: “Vaya! ¡Ninguno de ustedes es el verdadero papa!”

Las luchas de poder entre la Iglesia y los gobernantes nacionales causaron
la Reforma protestante del siglo dieciséis

La Reforma produjo contiendas militares entre protestantes y católicos, la
mayor de las cuales fue la guerra de los treinta años. Esta contienda
comenzó en 1618, cuando los protestantes de Bohemia, región que
formaba parte del Sacro Imperio Romano, trataron de nombrar un rey
protestante. España se lanzó a la guerra, del lado católico, y como
demostración de que las guerras religiosas suelen ocurrir por causas ajenas
a la religión, la católica Francia se alió con los protestantes. (Los franceses
estaban inquietos por el hecho de que los Habsburgo, familia católica que
gobernaba España y el Sacro Imperio Romano, se estaba volviendo
demasiado poderosa.)

Algunos conflictos entre protestantes y católicos, pero sólo de nombre,
habrían de estallar mucho tiempo después. Uno particularmente enconado
se centra en la disyuntiva de si Irlanda del Norte, en donde la mayoría de
la población es protestante, debe seguir formando parte de la Gran Bretaña
o unirse a la democrática y católica República de Irlanda.

Puesta en marcha de la Inquisición

Antes de que el clérigo alemán Martín Lutero desencadenara la Reforma
protestante en 1517, ciertos funcionarios eclesiásticos intentaron abordar el
problema de la percepción extendida y creciente de muchos europeos
acerca de la corrupción, indolencia y arrogancia de sacerdotes y monjes.
Algunos cardenales y obispos trataron de expulsar a los clérigos de
conducta impropia. Estos ensayos reformistas tuvieron poco éxito, excepto
en España, país que, al enfrentar desafíos diferentes de los de gran parte
de Europa, produjo una solución extremista.

Los moros, que eran musulmanes, gobernaron España durante siglos. Los
cristianos tomaron el último reino musulmán de la península en 1492, el
mismo año en que Colón se hizo a la vela. Muchos judíos vivían también en
España. Y como los moros eran más tolerantes que los cristianos europeos
hacia los judíos, éstos preferían vivir en las regiones dominadas por los
musulmanes.


                                      56
Al perder los moros el poder, judíos y musulmanes quedaron paralizados.
Podían salir del país, convertirse al cristianismo o, posiblemente, ser
asesinados. Muchos se convirtieron, pero eran cuando mucho cristianos
tibios: odiaban a la Iglesia y a todo lo que simbolizaba, y practicaban en
secreto sus religiones.

Los cristianos españoles temían que estos cristianos nuevos se rebelaran si
los moros de África del norte o los turcos musulmanes del oriente
atacaban. Por su parte, la jerarquía eclesiástica temía que el resentimiento
de los cristianos nuevos minara la autoridad de los sacerdotes.

Para aliviar estas inquietudes, los monarcas Fernando e Isabel pusieron en
marcha la Inquisición española, campaña para detectar, exponer y castigar
                       la herejía.

                      La Inquisición ganó bien su reputación de
                      minuciosidad, imparcialidad (nobles, religiosos y
                      gente del común eran todos vulnerables) y
                      abominable       crueldad.    Operaba      en   secreto,
                      empleando informadores anónimos y efectuando
                      arrestos nocturnos, y recurría al confinamiento
                      solitario y a la tortura para arrancar las confesiones.

                      La sentencia era pública, sin embargo, y tenía lugar
                      en una llamativa ceremonia llamada auto da fe, en la
                      cual los prisioneros aparecían vestidos con una túnica
especial denominada sambenito. Las penas iban desde multas y azotes
hasta el trabajo forzado como remero en una galera y la muerte por el
fuego.

Tales tácticas y castigos no eran inusitados en ese tiempo, y de hecho la
Inquisición era menos cruel que muchas cortes civiles: prohibía la tortura
que produjera daño físico permanente y requería la presencia de un
médico; los condenados a la hoguera debían morir primero, casi siempre
por estrangulación.

Con todo, la institución era temible. Los marineros extranjeros tenían pavor
de un arresto en España por piratería o contrabando, pues estaban seguros
de que terminarían en manos de la Inquisición, y difundían historias sobre
sus horrores.

Simultáneamente, la Iglesia española se volvió más rigurosa. Sacerdotes y
monjes indolentes y corruptos fueron expulsados. Así que cuando las ideas
                                     57
de la Reforma protestante llegaron a España, no encontraron tierra fértil.
La Inquisición se encargó de aquéllos pocos tentados por el protestantismo.
Y sólo para asegurarse, mantuvo alejadas las ideas que consideraba
peligrosas mediante la proscripción de libros y la prohibición, para los
españoles, de estudiar en universidades extranjeras. El asunto funcionó y
las ideas calvinistas y luteranas no encontraron eco en la península ibérica.

Se mantiene la continuidad

La Iglesia permaneció siendo una importante influencia civil en las naciones
firmemente católicas y sus territorios, durante el siglo dieciséis, y en la
actualidad continúa teniendo poder en muchos países. Los sacerdotes, que
figuraron entre los primeros españoles presentes en muchas regiones del
Nuevo Mundo , construyeron misiones y convirtieron a los nativos, con lo
cual el catolicismo se convirtió en la religión mayoritaria de gran parte de
Latinoamérica.

La Iglesia católica sigue ejerciendo influencia política. Sus normas influyen
desde hace tiempo sobre las leyes civiles, especialmente en lo referente a
problemas de orden moral como el divorcio y el control natal, en países
católicos como Italia e Irlanda.

Algunas conductas en los asuntos políticos son contrarias a la política del
Vaticano. En el siglo veinte, la Iglesia católica romana censuró a los
clérigos latinoamericanos que predicaban la teología de la liberación y
participaban en movimientos políticos populares.

Como Actuaban?: Los inquisidores se establecían por un periodo definido
de semanas o meses en alguna plaza central, desde donde promulgaban
órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia
iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona
sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su
herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y
condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para
realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba
después.

Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía,
el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía
inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los
requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados
recibían una declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se
ocultó el nombre de los acusadores, pero el papa Bonifacio VIII abrogó esta
                                     58
práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de
todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios
acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general
prueba de culpabilidad.

Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos
y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido
encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban
mintiendo. En 1252 el papa Inocencio IV, bajo la influencia del
renacimiento del Derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para
extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento
había sido ajeno a la tradición canónica.

Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados
culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al
final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos
podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o
cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior
de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los
casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el
encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer
era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de
un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa
persona.

Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los
albigenses y en menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron
a otros grupos heterodoxos, como la Hermandad, y más tarde a los
llamados brujas y adivinos. Una vez que los albigenses estuvieron bajo
control, la actividad de la Inquisición disminuyó, y a finales del siglo XIV y
durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin embargo, a finales de la edad
media los príncipes seculares utilizaron modelos represivos que respondían
a los de la Inquisición.




      La Siniestra Inquisicion Catolica


                                      59
Institución judicial creada por el pontificado en la edad media, con la misión de
localizar, procesar y sentenciar a las personas que consideraban culpables. Sus
víctimas eran las brujas, los judíos, herejes, alquimistas, disidentes, homosexuales y
cualquier persona no grata al clero.

Los acusados eran brutalmente torturados y ejecutados, y sus bienes requisados. En
la Iglesia primitiva la pena habitual por herejía era la excomunión. Con el
reconocimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV por los
emperadores romanos, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del
estado, sobre todo cuando habían provocado violencia y alteraciones del orden
público.

San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la
Iglesia en general desaprobó la coacción y los castigos físicos. En el siglo XII, en
respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produjo en el sur
de Francia un cambio de opinión dirigida de forma destacada contra la doctrina
albigense.

La doctrina y práctica albigense parecían nocivas respecto al matrimonio y otras
instituciones de la sociedad y, tras los más débiles esfuerzos de sus predecesores, el
Papa Inocencio III organizó una cruzada contra esta comunidad. Promulgó una
legislación punitiva contra sus componentes y envió predicadores a la zona. Sin


                                          60
embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien
coordinados y fueron relativamente ineficaces.

 La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231, con los estatutos Excommunicamus
del Papa Gregorio IX. Con ellos el Papa redujo la responsabilidad de los obispos en
materia de ortodoxia, sometió a los inquisidores bajo la jurisdicción del pontificado,
y estableció severos castigos. El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a
los franciscanos y a los dominicos, a causa de su mejor preparación teológica y su
supuesto rechazo de las ambiciones mundanas.

 Al poner bajo dirección pontificia la persecución de los herejes, Gregorio IX actuaba
en parte movido por el miedo a que Federico II, emperador del Sacro Imperio
Romano, tomara la iniciativa y la utilizara con objetivos políticos. Restringida en
principio a Alemania y Aragón, la nueva institución entró enseguida en vigor en el
conjunto de la Iglesia, aunque no funcionara por entero o lo hiciera de forma muy
limitada en muchas regiones de Europa.

Dos inquisidores con la misma autoridad nombrados directamente por el Papa eran
los responsables de cada tribunal, con la ayuda de asistentes, notarios, policía y
asesores. Los inquisidores fueron figuras que disponían de imponentes potestades,
porque podían excomulgar incluso a príncipes. En estas circunstancias sorprende que
los inquisidores tuvieran fama de justos y misericordiosos entre sus contemporáneos.
Sin embargo, algunos de ellos fueron acusados de crueldad y de otros abusos.

 Los inquisidores se establecían por un periodo definido de semanas o meses en
alguna plaza central, desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo
culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían
entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por
propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que
había que juzgar y condenar.

Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta
confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después. Si los inquisidores
decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso
publicaba el requerimiento judicial.

La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los
requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una
                                          61
declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los
acusadores, pero el Papa Bonifacio VIII abrogó esta práctica.

Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que
existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de
dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad. Los inquisidores
contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les
ayudaran a dictar un veredicto.

Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que
estaban mintiendo. En 1252 el Papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento
del derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los
sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición
canónica. Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados
culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de
todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en
una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos
lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían
hecho falsas acusaciones.

 En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el
encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de
prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las
autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona.

Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los albigenses y en
menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron a otros grupos
heterodoxos, como la hermandad, y más tarde a los llamados brujas y adivinos. Una
vez que los albigenses estuvieron bajo control, la actividad de la inquisición
disminuyó, y a finales del siglo XIV y durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin
embargo, a finales de la edad media los príncipes seculares utilizaron modelos
represivos que respondían a los de la inquisición.

PUBLICADO POR JOSE ALBINO TAPIA GA LLARDO




                                          62
TORQUEMADA Y LOS CRÍMENES DE LA
             INQUISICIÓN
Los cátaros fueron duramente perseguidos por su firme oposición a las doctrinas de la
Iglesia. Ellos pretendían formar una nueva iglesia, y llegó un momento en que su
fuerza era tan grande que la Iglesia católica los vió como rivales peligrosos. En
principio, el Papa Inocencio III convocó una cruzada en la que participaron muchos
nobles franceses y mandada por el rey Felipe II.

Fue después de la conquista de Carcasona cuando los cátaros fueron condenados a
morir en la hoguera. Evidentemente, en nombre de la religión se han cometido
muchos crímenes y asesinatos, y la Inquisición fue culpable de la muerte de miles de
supuestos herejes.

Solamente en los años que estuvo al frente de la misma Torquemada, fueron
quemados en la hoguera entre 4. 000 y 8. 000 judíos y moriscos. Igualmente ocurría
en muchas zonas de Europa, en Francia ocurrió la famosa matanza de la Noche de
San Bartolomé, en la que soldados católicos asesinaron a 5. 000 hugonotes.

Hacia el Siglo XIII la Iglesia Católica de Roma comenzó a reprimir la herejía con tal
violencia y crueldad que hasta nuestros días se saborea la amargura que se derivó de
esa medida. Entre los llamados herejes se contaban a practicantes de la hechicería,
judíos, indios peruanos y mexicanos, musulmanes, masones y miembros de otras
organizaciones secretas, etc.

Digamos que la medida política instaurada para combatir la supuesta herejía
significaba una serie de regulaciones mediante las que la Iglesia y/o el reino tomaba
en propiedad las pertenencias del supuesto hereje para financiar sus guerras contra
los musulmanes.


Fue el Papa Gregorio IX quien ordenó la persecución y enjuiciamiento de herejes e
instauró la Inquisición, dando comienzo a un período prolongado de terror durante el
cual fueron asesinados, por tortura o ejecución, muchos seres humanos
principalmente en las zonas norte de la actual Italia y en el sur de Francia. Hay, sin
embargo, algunos antecedentes que indican al Papa Inocencio IV como el autor
intelectual de las atrocidades porque dicho pontífice publicó una bula en la que
ordenaba a los gobiernos de los países católicos a perseguir, arrestar y ejecutar a los
herejes. Aquellas autoridades que se negaran a cumplir los mandatos de papales
sufrirían la excomunión y se les acusaría de herejía. España -fielmente- eligió la
barbaridad.


                                          63
La  santa inquisicion torquemada  y la iglesia catolica
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La santa inquisicion torquemada y la iglesia catolica

  • 1. LA SANTA INQUISICION Apesar de que los argumentos presentados en favor de esa expulsión son de grave importancia, esta corte juzga necesario considerar el bien de la Iglesia Universal además de el del demandante. Cardenal Joseph Ratzinger ¿Por qué alguien habría de escandalizarse por la carta firmada por Ratzinger? ¡Es como asombrarse por la salida del closet de Ricky Martin! Sólo hace falta recordar que Ratzinger era el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la misma dependencia que siglos antes se llamaba Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición. Prefecto, por supuesto, es el nombre del otrora Inquisidor. ¿Y qué hacían los inquisidores? Defender “el bien de la Iglesia Universal” (Vaya petulancia esto de Universal, por cierto). En los tiempos en los que se les permitía actuar impúnemente, sólo hacía falta un rumor para detener a alguien y hacerlo confesar bajo tortura. Si la víctima era inocente, no importaba si moría pues, así lo justificaban, “iría al cielo”. Todo por el bien de la iglesia católica y, específicamente, del poder de los hombres que la dirigen. Creo que el gran error está en pensar que alguna vez la política vaticana dejó de ser sucia y que los papas, en algún momento de la historia dejaron de ser, como por arte de magia, las bestias ávidas de poder que siempre han sido. Solo hace falta leer la historia; tener memoria, sólo eso. 1
  • 2. EL TRIBUNAL DEL SANTO OFICIO Desde el primer siglo del cristianismo, se presentaron las primeras disidencias o herejías, en cuanto a la doctrina cristiana sostenida por los obispos. La lista es extensa, mencionaré las más importantes en cuanto a la atención que se prestó para su eliminación: ebionismo, gnosticismo, adopcionismo, montanismo, donatismo, maniqueísmo, arrianismo, nestorianismo, monofisismo y muchas otras más, hasta llegar el año de 1520, con la rebeldía del monje Martín Lutero, iniciador de las corrientes protestantes, que a su vez, se dispersaron en numerosas sectas o comunidades disidentes. Los motivos de éstas separaciones o herejías, versan sobre las distintas interpretaciones a los escritos bíblicos, así como a ritos y facultades que ostenta el Papa de la Iglesia Católica Romana, considerada como la única mantenedora de la verdad y esencia de las sagradas escrituras. Conviene al lector saber que el término hereje no es despectivo, pues equivale a selección. La Iglesia Católica Romana no considera como protestantes a las Iglesias ortodoxas y reconoce como válidos los sacramentos por ellas conferidos, pues por muchos siglos habían sido obedientes al Papa y, aún en la actualidad, muchos de sus dogmas siguen siendo iguales. Una recomendación del Papa a los obispos era la diligencia para que desterraran las herejías de sus diócesis. En la Edad Media la influencia de la Iglesia 2
  • 3. era tan poderosa que más de una ocasión el populacho enardecido por las prédicas contra herejes y hechiceros, los victimaba sin ningún juicio y en forma atroz; generalmente eran llevados a la hoguera, convencidos de que los herejes o rebeldes, con la aceptación de la doctrina imperante, no eran sino representantes del propio Satanás y por ello merecedores de suplicio y muerte. El tribunal del Santo Oficio o de la Inquisición, como generalmente es conocido, quedó formalmente constituido como una dependencia papal en el año de 1223, siendo Papa Gregorio IX, y existió en gran parte de los países europeos occidentales católicos. No llegó a establecerse en Escandinavia y fue en la propia Italia, Francia, Alemania y España en donde tuvo una gran actividad. En un principio fueron las órdenes de frailes mendicantes y predicadores como los dominicos y franciscanos designados, quienes por sus propias funciones de predicación debían mezclarse con el pueblo y detectar posibles herejías para ser denunciadas ante el obispo, quien tenía para estos menesteres un fraile adjunto. Con el devenir del tiempo, el fraile inquisidor fue desplazando al obispo, con ello se inicia el origen de los Tribunales de la Inquisición en las diócesis episcopales. Esta acción independentista les permitió actuar libremente en su jurisdicción y siempre siguiendo las directrices del Tribunal Inquisitorial Romano. Por varios siglos los reyes y príncipes apoyaron decisivamente las actividades inquisitoriales; con ello, sus gobernados eran sumisos y obedientes, pues a través de la religión es que se consideraba a un país, a un rey y a otra religión. En tanto la Inquisición iba en franca desaparición en la mayoría de las naciones católicas, en España, continuó por condiciones muy propias emanadas de la reconquista, lo que trajo como consecuencia que desaparecieran las fronteras geográficas con los reinos moros, originándose una considerable dispersión morisca por todo el territorio hispano. Con el pueblo judío ocurría algo similar. Aunque de siglos atrás, las comunidades judías constituían una gran prosperidad para sus habitantes y muchos de ellos eran funcionarios públicos comisionados en la recaudación de impuestos, tesoreros y prestamistas, para la nobleza y aún para el rey, nunca fueron bien vistos por el pueblo, pues por su riqueza y poder eran arrogantes y prestos al lucimiento de joyas y vistosas prendas. 3
  • 4. Los mismos reyes sabían que las conversiones obligadas de judíos y moros eran de conveniencia y por ende falsas. Además, se sabía que herejes perseguidos en Francia e Italia habían obtenido refugio en España. Así, por Bula del Papa Sixto IV con fecha del 17 de septiembre de 1480, quedó formalmente establecida la Inquisición en el Reino de Castilla, que unido al de Aragón, formaban la nación española, aunque se seguían manteniendo diferencias entre las distintas leyes y ordenamientos, pues mientras que los aragoneses las defendían por darles libertades a los conversos, en Castilla eran reducidas. El primer auto de fe de la recién establecida Inquisición se efectuó en Sevilla. La inquisición española acrecentó más su importancia, por la necesidad del gobierno español de tener libres de herejes sus posesiones ultramarinas, especialmente de falsos conversos, así como por la llegada de protestantes a través de la piratería. Con la aparición de la contrarreforma se agudizó la lucha contra los luteranos, baste recordar aquella exclamación del rey Felipe II de España en la que prefería perder sus dominios a tener súbditos protestantes. Los procedimientos seguidos por el Tribunal Inquisitorial no se diferenciaban mucho de los usados por la justicia común, así como las inhumanas cárceles en donde eran recluidos los condenados. Era frecuente la delación o difamación, en donde una o varias personas acusaban al sujeto de herejía. En estos casos, se sometía la averiguación a los calificadores, quienes consideraban si era necesario o no enjuiciar al acusado. En cambio, cuando las faltas denunciadas eran consideradas desde el principio como graves, sin más consideraciones el sujeto era aprehendido y encarcelado. No se le comunicaba el motivo de su detención, ni de quién provenía la acusación. El primer objetivo era el de obtener una confesión libre del acusado; y según la misma Inquisición lo que les preocupaba en todos los casos era la salvación del alma del reo. Cuando los inquisidores concluían que la libre confesión, siempre en presencia de un escribano que tomaba nota de todo lo que se decía, era incongruente y por ende falsa, se indicaba la tortura; se ordenaba la presencia de un médico que en principio examinaba al reo y si lo encontraba saludable se iniciaba la tortura, la cual generalmente se aplicaba de dos formas: la garrucha y la tina de agua. En el tormento de la garrucha se ataban por la espalda las manos del reo y la soga era pasada por una garrucha o polea y el verdugo jalaba la cuerda produciendo dislocación de hombros y si aún no estaban conformes con la declaración del atormentado, se le amarraban a sus pies unas pesas y se jalaba la cuerda levantándolo del suelo, con la consiguiente luxación de miembros superiores e inferiores. 4
  • 5. En la tortura con agua, el reo era colocado en una especie de bastidor, conocido como la escalera, con travesaños afilados sobre los cuales el reo era colocado de tal manera que su cabeza quedaba a la altura de sus pies. La cabeza era introducida en una cubeta agujereada y mantenida en esta posición por una cinta de hierro en la frente. Se le enroscaban en los brazos y piernas cuerdas muy apretadas. La boca tenía que mantenerse forzosamente abierta, metiéndole un trapo en la garganta, se le echaba agua de un jarro, de manera que con la garganta obstruida y el agua introduciéndose por las fosas nasales, se producía un estado de asfixia. Cuando el reo llegaba a fallecer durante la tortura los inquisidores declaraban que el acusado, por su obstinación en reconocer su pecado los obligaba a torturarle. En ocasiones, no infrecuentes, también eran llevados a tortura uno o varios de los delatores, así como individuos que se presentaban voluntariamente diciéndose poseídos por el diablo o hechizados, y que las más de las veces eran dementes. En honor a la verdad el Tribunal de la Santa Inquisición no perdonaba ni a clérigos, ni a obispos; en estas situaciones, hasta el Papa intervenía. Los procesos se llevaban con increíble lentitud, meses o años, y con cierta frecuencia el acusado moría antes de ser sentenciado. Junto con la detención del presumible herético, venía la confiscación inmediata de todos sus bienes, dejando a sus familiares en la cruel pobreza y el oprobio del pueblo, que en adelante los consideraba como apestados. La Inquisición o el Tribunal del Santo Oficio no entró en los reinos de Castilla y León sino hasta 250 años después de que se había establecido en toda Europa. Antes, la vigilancia de los obispos y de otros prelados de la iglesia había sido suficiente para reprimir la herejía, de hecho, hasta la segunda mitad del siglo XV se toleraba que moros y judíos celebraran su culto pacíficamente. Tanto las mezquitas como las sinagogas gozaban de fueros particulares y eran protegidas en sus derechos. En América, el Tribunal del Santo Oficio se estableció por primera vez en la isla de Santo Domingo, llamada en ese entonces La Española, gracias a que el cardenal Adrián de Utrech, regente del reino e inquisidor general de España, extendió el nombramiento de inquisidor de todas las tierras descubiertas y a descubrir a don Pedro de Córdoba, residente de dominicana. 5
  • 6. Tres años después de consumada la Conquista de la Nueva España, fray Martín de Valencia, franciscano evangelizador, fue nombrado por Pedro de Córdoba comisario de la Inquisición en México. Aunque los franciscanos no tenían ni bula ni permiso para ejercer ese oficio que era y había sido siempre privilegio exclusivo de los dominicos. Ese primer inquisidor ejerció suavemente el empleo, hasta que a la muerte de Córdoba, llegó de España fray Vicente de Santa María, un dominico. En 1535 el inquisidor general de España y arzobispo de Toledo, Alfonso Manrique, expidió el título de inquisidor apostólico al primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Aunque este no creyó prudente establecer aún la Inquisición en México, cometió el tremendo error de formar proceso a un indio, señor principal de Texcoco, bautizado ya con el nombre de Carlos y nieto de Netzahualcóyotl, a quien acusó de seguir sacrificando víctimas a sus dioses. El inquisidor apostólico lo mandó a quemar vivo en la plaza pública el 30 de noviembre de 1539 para convertirlo en la primera víctima del Santo Oficio en la Nueva España. Zumárraga recibió regaño y castigo porque en las disposiciones reales y las reglas del Santo Oficio, se estipulaba que no se podían ejercer rigor ni pena contra los cristianos nuevos de la raza india. Sin embargo, no fue hasta 1571 que el doctor Moya de Contreras, inquisidor mayor de la Nueva España estableció en México el Tribunal de la Fé, este año, se considera oficialmente, como el del establecimiento del Santo Oficio en México. Fray Tomás de Torquemada, pariente de Juan de Torquemada, el ilustre fraile que se ocupó de la historia indiana de México, fue uno de los más crueles inquisidores de España, Fue él quien desarrolló las reglas más crueles y estrictas para el Santo Oficio, reglas que se siguieron al pie de la letra en México. Entre sus disposiciones estaba que el secreto de los testigos fuera inviolable, que se adoptara el tormento y la confiscación de bienes, que en un corto período de gracia los acusados se denunciaran a sí mismos y abjuraran de sus errores, que se recibieran las denuncias de padres contra hijos y de hijos contra padres y que se permitiera la separación del derecho común y del orden de proceder en todos los tribunales conocidos. 6
  • 7. Luis González Obregón calcula que se pronunciaron 51 sentencias de muerte en los 235 o 242 años en los que funcionó en México el Santo Oficio, pero esta puede ser una conjetura: Llorente dice, por ejemplo, que sólo en 1481 hubo 21 mil procesos y hasta quienes sostienen que la Inquisición no quemó a nadie en tierras mexicanas. Sin embargo, es muy probable que todos se equivoquen o que el más aproximado en sus cálculos sea González Obregón ya que, por ejemplo, en el caso contra Luis de Carvajal, uno de los más célebres de México, murieron ocho personas, siete de ellas en la hoguera y una en el garrote vil. Las penas impuestas a los reos de delitos que no se castigaban con la muerte eran generalmente “el auto, vela, soga y mordaza y abjuración de Levi”, y a veces también el destierro. Eran de rigor, eso sí, 100 o 200 azotes. Entre los delitos figuraban no sólo el renegar de Dios, de sus santos y la Virgen, sino también el amancebamiento, la fornicación y la sodomía. La indumentaria denunciaba al reo y así lo segregaba: a los judaizantes, por ejemplo, se les condenaba a llevar ad perpetuum, un hábito penitencial amarillo con dos aspas coloradas de San Andrés: es lo que llamaban el sanbenito. Remataba el atuendo un gorro de papel en forma cónica, color azafrán. Para indicar que un preso iba hacia las cárceles del Santo Oficio se decía que “se lo habían llevado en la calesita verde”. Durante la Conquista, al edificio de la Inquisición, después la Escuela de Medicina, se le llamó la “casa de la esquina chata”. El Patio de los Naranjos era el de las prisiones y estas celdas medían, por lo general, 16 pasos de largo y 10 de ancho, contaban con dos puertas de un grosor bastante importante, un agujero con rejas dobles donde entraba escasamente la luz y una tarima de azulejos que hacía las veces de cama. Las cortes generales y extraordinarias que decretaron en España la abolición de la Inquisición, sesionaron el 8 de diciembre de 1812, y el decreto se pronunció en México en 1813, sin embargo quedó definitivamente abolida hasta 1820. 7
  • 8. Este Tribunal fue visto generalmente con desprecio, sobre todo después de la Revolución Francesa, puesto que en realidad se había convertido en una institución represiva del propio gobierno más que de la Iglesia, aunque es verídico que en muchas ciudades, en sus principios, los autos de fe eran un espectáculo regocijante. Por mucho tiempo se escuchó una frase que decía: El que entre a la Inquisición, si no lo queman, de todos modos sale chamuscado. Torturas barbáricas en extremo utilizadas por la "Santa Inquisición", institución de la Iglesia Católica Romana. Escena 5, del Acto 7, del "Escandaloso drama convulsionado de la gran ramera". "La mujer ebria de la sangre de los santos, y de los mártires de Jesús." Advertencia. En esta “Escena 5”, veremos aparatos espantosos y procedimientos horrendos de tortura usados para ejecutar órdenes de los inquisidores católicos romanos contra “herejes”. Bien pueden afectar gravemente a personas muy sensibles de corazón y espíritu, trastornando su mente, provocando repugnancia o nausea, y además, causando mucha indignación, enojo, profunda depresión o hasta pesadillas. Instrumentos de tortura. A la derecha, el sarcófago en posición vertical, se conocía como “Virgen de hierro”, o “Virgen de Nuremberg”. Las puertas, al igual que el espaldar, tenían púas largas y afiladas. Forzada la víctima a pararse dentro del aparato, al cerrarse las puertas, las púas penetraban en el cuerpo, pero no mataban de inmediato al acusado, pues estaban fijadas de tal forma que no lesionaban órganos vitales, así prolongándose la tortura hasta causar, con el andar del reloj, una muerte vilmente cruel. Se agravaba todavía más la tortura al abrirse y cerrarse las puertas sobre la víctima más de una vez. 8
  • 9. www.sfu.ca Pintura por Hippolyte Delaroche, 1824, Musée des Beaux-Arts, Rouen, France. Juana de Arco interrogada por el Cardenal Winchester en la célula donde ella fue encarcelada. La vestimenta “escarlata” del Cardenal Winchester lo identifica certeramente como siervo de la “bestia escarlata” y de “la mujer vestida de púrpura y escarlata”, la que viene montada sobre la “bestia escarlata” (Apocalipsis 17). Juana de Arco nació en el este de Francia, en 1412 d. C., siendo sus padres Jacques d’Arc e Isabelle Romée. Obedeciendo a “visiones”, la joven Juana logró introducirse en el ejército Francés, llevándolo al triunfo en varias batallas importantes durante la Guerra de los Cien Años. Juzgada en una corte eclesiástica, fue condenada y quemada en una hoguera. Tenía tan solo diecinueve años de edad. Veinticuatro años más tarde, el Papa Calixto III revisó la decisión de aquella corte eclesiástica, encontrando inocente a la doncella y declarándola mártir. (Datos de www.wikipedia.org. Tomados del artículo en inglés “Joan of Arc) -Estimado lector, al considerar usted las horribles torturas efectuadas por la "Inquisición" católica romana, tenga presente en todo momento, se lo suplicamos, que la Iglesia Católica Romana no es, ni representa de modo alguno, la original iglesia fundada por Jesucristo. Esta jamás tortura a nadie. Tampoco inicia o participa en "guerras santas" o "guerras religiosas" de naturaleza carnal. "Las armas de nuestra milicia no son carnales" (2 Corintios 10:4). Los cristianos fieles al Señor no toman venganza contra ningún enemigo de Dios o su iglesia verdadera (Romanos 12:19-20). Por cierto, "cristianismo" no es sinónimo de "catolicismo romano", ni viceversa. Atribuir "guerras santas" y "torturas de inquisición" al "cristianismo en general" no es correcto; no es honesto. Hacerlo es implicar que todas las iglesias del "cristianismo", que todos los integrantes del "cristianismo", sean culpables de "guerras y torturas en el nombre de Dios". Pero, ¡esto es muy lejos de la realidad! Sencillamente, porque el verdadero Reino de Dios y de Cristo "no es de este mundo... no es de aquí", palabras de Cristo dirigidas a Poncio Pilato (Juan 18:36), y lógicamente, hechas extensivas a todos los habitantes del globo terráqueo. 9
  • 10. Lamentablemente, el "reino del Vaticano" sí, en definitiva, es del mundo; es de aquí, es decir, de la tierra, terrenal, y por consiguiente, no es cosa extraña que actúe como reino terrenal. Lo trágico es que este "reino mundano del Vaticano", con su disfraz de "cordero", manso, humilde, espiritual (Apocalipsis 13:11), haya crecido tanto y se haya dado a conocer a tal extremo que los incrédulos e indoctos lo perciban como sinónimo de "la iglesia", "el cristianismo" o "el reino de Dios en la tierra", desconociendo ellos a la verdadera iglesia que Cristo fundó y al verdadero evangelio por el Espíritu Santo revelado (Juan 16:13). Si usted pertenece a este grupo que adolece de una percepción equívoca acerca de la Iglesia Católica Romana, lo inteligente sería procurar conocer a la iglesia puramente bíblica, la que no persigue, no tortura, ni hace alianzas con poderes seculares, sino que predica y sigue el evangelio de reconciliación y paz revelado solo y exclusivamente en el Nuevo Testamento. Permítanos recomendarle"Doctrinas fundamentales del evangelio", donde se encuentran estudios concisos sobre la iglesia ideal concebida y hecha realidad por Dios, como además, sobre el evangelio por ella proclamada –evangelio libre de credos y concordatos humanos, libre de venganzas y torturas, lleno de amor, tranquilidad, amistad y buena voluntad hacia todo ser humano. -Referencias. La letra entre paréntesis al final de cualquier información o cita corresponde al libro identificado con la misma letra en“Fuentes de información citadas en esta obra”, al final de este escrito, y el número identifica la página donde se halla la información o cita. En esta pintura por Joe Maniscalco (Derechos reservados), la celda, donde se encuentra amarrado a la pared un varón acusado de herejía, se ve bastante limpia. Según la historia, muchas prisiones de aquellos tiempos eran mazmorras, algunas subterráneas, llenas de ratones, sabandijas, podredumbre fétida, enfermedades 10
  • 11. contagiosas, excreta, orina, humedad y frío. ¿Se fija en las dos figuras paradas en la entrada? La que está vestida de una túnica púrpura es un clero católico romano. Con sus manitas “inocentes” tomadas en gesto típicamente hipócrita de “humildad y santidad”, seguramente no acude para consolar al reo, ni suplicar clemencia, sino para interrogar y condenar. I. Medios de tortura y muerte cuyo uso fue aprobado por oficiales católicos romanos, no faltando entre ellos algunos, excepcionalmente diabólicos, inventados especialmente por los “humildes y santos prelados”, o sus secuaces, con el propósito de forzar a las infelices víctimas a “confesar sus herejías”. Para colmo, solían inscribir las palabras “Soli Deo Gloria” (“Gloria solo a Dios”) en los aparatos satánicos confeccionados para torturar. También rociaban los instrumentos de tortura con “agua bendita” (B, 122). A. “La tortura principal fue el encarcelamiento prolongado.” (La Reforma, por Will Durant. Página 211) Una pintura que ilustra este tipo de tortura aparece en la página anterior. B. El “Auto-de-fe”, o sea, “Acto de fe”. “Llegando al lugar preparado para las ejecuciones, los que habían confesado [su herejía],fueron estrangulados, luego incendiados; los recalcitrantes [tercos, obstinados] fueron incendiados vivos. Alimentaron las llamas hasta que nada quedara sino las cenizas de los muertos, las que fueron regadas por campos y ríos. Los sacerdotes y los espectadores retornaron a sus altares y hogares convencidos de haber hecho una ofrenda propiciatoria al Dios insultado por la herejía. El sacrificio humano había sido restaurado.” (La Reforma, por Will Durant. Página 213) 11
  • 12. En Bélgica, queman en la hoguera a una dama sospechada de herejía. www.sfu.ca Efectuándose un “Auto-de-fe” en Lima, Perú. www.wikipedia.org 12
  • 13. www.paracompusa.com “Auto de fe” en México. El último fue realizado en 1850 d. C. a) Procedimiento. “Al igual que en una representación teatral, los personajes que participaban en el auto de fe, vestían de acuerdo con su cometido y categoría. El cortejo que se formaba para llegar hasta el lugar de la representación tenía también sus normas en cuanto al orden y distribución de los participantes. Los reos eran conducidos de madrugada desde la prisión de la Inquisición hasta la capilla del Santo Oficio de donde salía formada toda la procesión. En algunos lugares llamaban a este desfile la procesión de la Cruz Verde por ser esta cruz el símbolo de la Inquisición. La cruz iba a la cabeza de la comitiva enarbolada por el fiscal del Tribunal que solía marchar a caballo. Detrás de él, a pie, caminaban los reos reconciliados portando cirios encendidos en señal de penitencia. A continuación iban los frailes dominicos precediendo a los reos relajados, es decir, a los condenados a muerte. Estos reos iban vestidos con una especie de casulla llamada sambenito, pintada con escenas del infierno, con terribles llamas y figuras de condenados. En la cabeza soportaban la coroza o capirote, una especie de cucurucho también pintado con símbolos infernales, generalmente hecho de cartón, que resultaba grotesco y humillante. Tras ellos iban los llamados familiares de la Inquisición que en algunos escritos figuran como ¨los ojos¨, y cerraban el cortejo, primero los lanceros a caballo (u otra delegación militar) y después los representantes de las comunidades religiosas existentes en la ciudad.” (www.wikipedia.org. ArtículoAuto de fe) b) La Inquisición Española. ¡32,000 personas murieron en las llamas! “El ‘Auto de Fe’, o sea, ‘Acto de Fe’, fue una combinación de ceremonia religiosa y evento público efectuados para dar a conocer la sentencia contra quienes la Inquisición Española hubiese encontrado culpables. Demostraba el poder de la Iglesia. La práctica comenzó en Sevilla en 1481 y terminó en México, en 1850. Durante estos siglos, cerca de 32,000 personas murieron en las llamas.” (www.paracompusa.com) 13
  • 14. C. El “Sillón de púas”. www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. El “Sillón de púas”. Púas agudas en el asiento, el espaldar, los brazos y los descansos para piernas y pies penetraban la carne del acusado. Correas fueron utilizadas para sujetar al reo en el sillón y apretar su cuerpo contra las púas.“Frecuentemente, el asiento fue fabricado de hierro, el cual podía ser calentado. Estos implementos fueron usados en Italia y España hasta fines del Siglo XVIII, y conforme a algunas fuentes, en Francia, Alemania y otros países del centro de Europa, hasta fines del Siglo XIX.” D. El “Garrote”. www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. “El garrote de forma evolucionada, consistía en un collar de hierro que, por medio de un tornillo, con una bola al final retrocedía produciendo la muerte al reo por la dislocación de la apófisis de la vértebra axis sobre el atlas en la columna 14
  • 15. cervical, es decir, se le rompe el cuello a la víctima, que muere de esta manera rápidamente.” (www.wikipedia.org. Artículo Garrote vil) E. Las “Pinzas grandes” fueron utilizadas para arrancar las uñas de manos y pies. (B, 122) F. Las “Botas españolas” servían para aplastar piernas y pies. (B, 122) G. La “Virgen de hierro”. Ilustración y descripción al comienzo de este “Escenario”. H. La “horca”. I. El “Tenedor de hereje.” www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. “Tenedor de hereje” El reo, teniendo amarradas las manos, no podía mover su cabeza o cuerpo sin que penetraran cada vez más las puntas del “Tenedor de hereje”. J. “La cama de estirar el cuerpo hasta romper coyunturas.” 15
  • 16. Haciendo uso de este mecanismo sádico, los verdugos estiraban, poco a poco, los miembros del cuerpo del culpado hasta descoyuntarlos, procedimiento que causaba indecible dolor. Pintura por Joe Maniscalco. Derechos reservados. K. Torturaron y desfiguraron a algunos acusados de herejías, vaciándoles “hierro candente” en los ojos, los oídos, la boca y hasta en otros orificios del cuerpo. (B, 123) L. Ojos sacados. A algunos culpados de herejía se les sacaron los ojos. M. El “Látigo” infligía terrible sufrimiento a algunas víctimas de la “Santa Inquisición”. Un acusado de herejía es torturado bárbaramente a latigazos. A la izquierda, dos cleros católicos observan fríamente la acción.http://sprintbare.com/radioactive/images/uploads/inquisition.jpg N. Quemados muchos ejemplares de la Biblia y de otros libros proscritos por la “Santa Inquisición”. Ejemplo. “En 1731, el conde Leopold Anton von 16
  • 17. Firmian, arzobispo de Salzburg, siendo también su gobernador secular, inició una persecución salvaje de los luteranos residentes en las regiones rurales de Salzburg. No solo desterró a decenas de miles de protestantes, sino que también ordenó confiscar y quemar todos los libros protestantes, incluso la Biblia.” (www.wikipedia.org. Artículo, en ingles, Book Burning) www.nostradamus101.com Quemando ejemplares de la Biblia y de otros libros condenados por la “Santa Inquisición”. A la izquierda, un clero católico romano vestido de “escarlata”, y dos vestidos de negro y blanco, observan el acto, sancionándolo, mientras feligreses de la Iglesia Católica Romana se hacen copartícipes de la represión del conocimiento, la entronización de la ignorancia y la violación de derechos innatos del ser humano de estudiar, aprender, analizar y determinar para sí mismo el rumbo espiritual de su vida, sin represalias o persecuciones humanas. Sucedió, pues, que los católicos romanos fueron los responsables de quemar muchos ejemplares de la Biblia, pero ni aun así pudieron detener el esparcimiento del la Palabra de Dios, ya que “la 17
  • 18. palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:25). O. Suspendido por manos atadas. Las manos de la víctima fueron atadas a espaldas; luego la víctima fue suspendida en el aire por una soga atada a sus muñecas. En esta posición, todo el peso del cuerpo constantemente hacía fuerza en las manos, las muñecas y los hombres de la víctima. (La Reforma, por Will Durant. Página 211) Víctima suspendida de las manos. http://www.christianisme.ch/images/grandes/corde.jpg P. Ahogados. Usaron orina o excremento para ahogar a algunos “herejes”. (B, 123) Q. Lanzados por peñascos. Algunos acusados fueron amarrados a estacas y lanzados por peñascos. (B, 123) R. Propiedades confiscadas. “Las propiedades de los herejes fueron confiscadas y divididas entre los inquisidores y los Papas.” (C, 253) S. Tortura por agua. En este procedimiento, la víctima fue inmovilizada y luego dejaban gotear agua por su garganta hasta casi ahogarla. (La Reforma, por Will Durant. Página 211) 18
  • 19. www.marxmarx.com En una recámara de tortura, dos tipos, obedeciendo las órdenes de la “Santa Inquisición” católica romana han colocado el cuerpo de una mujer acusada de “herejía” sobre un tipo de banco, sujetando sus manos y pies con sogas. Están en el acto de echar agua en su boca hasta casi ahogarla, mientras observa un monje y una monja. T. La “rueda” fue usada para estirar el cuerpo de la víctima, procediendo entonces los verdugos a romper sus huesos. www.journeywithjesus.net 19
  • 20. Mientras un verdugo estira el cuerpo del acusado de “herejía” sobre una rueda, otro abanica llamas debajo de sus pies. Dos “santos” cleros de la Iglesia Católica Romana observan atentamente este acto sádico de tortura. El que tiene papel y pluma está escribiendo una descripción detallada del procedimiento y su efecto en el desdichado “hereje”. U. La “santa trinidad” fue un casco de acero calentado a rojo vivo, luego colocado sobre la cabeza del denunciado. Quitándosela las bestias brutales que se prestaban para las torturas, la piel quemada quedaba pegada al acero, y también los ojos mismos en algunos casos. La “santa trinidad”: casco de acero calentado a rojo vivo. V. El “Taburete de Judas”. La siguiente ilustración dice más que muchas palabras. www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. W. La “Guillotina”. 20
  • 21. www.corkscrew-balloon.com Museo de Tortura Medieval, San Gimignano, Italia. X. Algunos instrumentos y procedimientos de tortura eran tan y tan inhumanamente barbáricos y obscenos que optamos por no incluir descripciones o ilustraciones en este estudio. A continuación, anotamos los nombres de tres más, para el estudioso que quisiera buscarlos en Internet u otras fuentes de información. (Palabras claves para la búsqueda en Internet: “inquisición”, “inquisición española”, “tortura sobre rueda”. Seleccionar la categoría de “Imágenes” en el programa de búsqueda –Yahoo, Google, Bing.) 1. “Las peras del Papa.” (Pope’s Pears) 2. “La araña de hierro.” (The Iron Spider) 3. “La pata de gato, con uñas.” (The Cat’s Paw) Y. La Inquisición católica romana comenzó la práctica de torturar en el año 1252. En 1816, una bula papal prohibió la práctica. “Mientras las cortes seculares frecuentemente trataban ferozmente a los sospechados, Will y Ariel Durant argumentaron, en su libro La edad de la fe, que muchos de los procedimientos más salvajes fueron infligidos sobre herejes píos por frailes todavía más píos. En la España medieval, los dominicos granjearon fama como los más temibles torturadores. Usualmente, las torturas fueron efectuadas en secreto, en mazmorras subterráneas.” (www.wikipedia.org. Artículo en ingles Torture) II. Tres evaluaciones de la Inquisición Católica Romana. A. “Mejor ser ateísta que creer en el Dios de la Inquisición” (Católico anónimo). Desde luego, el “Dios de la Inquisición” no es el verdadero Dios de la Biblia sino el monstruo creado por la jerarquía católica romana. B. “La persecución contra los cristianos por los romanos durante los primeros tres siglos después de Cristo era un procedimiento moderado y 21
  • 22. humano comparada con la persecución contra la herejía en Europa de 1227 a 1492.” (La historia de la civilización, Tomo IV, por Will Durant. Página 784). C. “Los católicos romanos creen en el Purgatorio y que allí las almas sufren más dolor que en el Infierno. Mas sin embargo yo creo que la Inquisición es el único Purgatorio en la tierra y que los santos padres (sacerdotes, Papas) son los jueces y verdugos. La barbaridad de ese tribunal... sobrepasa todo entendimiento.” (La llave maestra del papado, Edición tres, Página 253, D. Antonio Gavin. Antonio Gavin era sacerdote católico y testigo ocular de los procedimientos de la Inquisición española.) III. Mensaje para el católico romano inteligente e intelectualmente honesto. ¡Historia tan terrible y trágica la de la Iglesia Católica Romana! Escrita en sangre durante gran parte de su trayectoria. La sangre de quienes se negaban a respaldar u obedecer a los oficiales autoritarios de la Santa Sede, que de "Santa" muy poco o nada tenía. La sangre de personas que desaprobaban varios ritos de la "iglesia madre", que denunciaban los atropellos del clero, que criticaban la secularización y politización de la Iglesia Romana. Ningún católico romano honesto niega esta historia. Ninguno en sus cabales espirituales intenta justificar los penosos sucesos desastrosos que ella cuenta. Ni siquiera la suma total de obras caritativas realizadas por la Iglesia Católica Romana cancela la historia de sus atrocidades contra incontables millones de seres humanos. No todos los hospitales, clínicas, programas de bienestar social, retiros para fortalecer el matrimonio y el hogar, etcétera, de la Iglesia Católica Romana en todo el mundo nivelan la balanza. Es imposible rectificar tan enorme mal, obviarlo, recompensarlo, justificarlo. ¿Cuántos católicos romanos conocen esta historia de su iglesia? De seguro, no se la cuentan sus sacerdotes, pues no les conviene enunciar ni una palabra al respecto. No obstante, el sentido común dicta que es deber de todo ser humano investigar la procedencia, trayectoria e historia de su fe. Muy distinta a la historia de la Iglesia Católica Romana es la de la verdadera iglesia de Jesucristo, auténticamente apostólica y bíblica. Esta iglesia jamás ha manchado su vestimenta con la sangre de persona alguna. Jamás se seculariza o politiza. Jamás se embrolla en mercaderías. Jamás ostenta lujos mundanos, ni reclama autoridad sobre los gobernantes seculares de las naciones. "Mi reino no es de este mundo... no es de aquí", aclaró Cristo a Pilato (Juan 18:20), y la verdadera iglesia del Señor entiende esta verdad fundamental, procediendo de acuerdo a ella. La tergiversación inexcusable de ciertos textos bíblicos tales como Mateo 16:18 contribuyó, y contribuye aún, a la formación de un reino o dominio "cristiano" diametralmente opuesto al verdadero reino de Cristo. Al leer el católico romano inteligente e intelectualmente honesto la historia de su iglesia, contrastándola con la de la verdadera iglesia bíblica, si ama, de veras, a 22
  • 23. Dios y Cristo, si ama la verdad y quiere salvar su preciosa alma, dejará de ser católico romano, obedeciendo al evangelio no adulterado. Haciéndolo, será añadido a la auténtica iglesia fundada por Cristo (Hechos 2:32-47). Ciertamente, lo hará si ama la verdad por encima de todas las cosas, aprecia la transparencia y verticalidad en asuntos espirituales y valúa el innato derecho divino de cada individuo de creer y practicar religiosamente lo que quisiera, sin ser perseguido, torturado o muerto. ¡SALDRÁ de la Iglesia Romana! ¿Cómo quedarse en su seno, tratando vanamente de justificarla? ¿Suavizar o encubrir la historia? ¿Reescribir la historia de su iglesia, alterando o eliminando hechos tan feos como innegables? ¡Eso no sería honesto! ¿Perdonarle sus persecuciones, torturas y matanzas? Perdonar a los católicos romanos ya muertos, los que, en vida, derramaron tanta sangre, ¿cómo hacerlo o qué sentido tendría? De todos modos, "perdonar", o "pedir perdón", aunque sea el mismo Papa quien lo haga,no cambia los hechos, ni cambia las doctrinas o pretensiones, vigentes hasta el día de hoy, que trajeron tantísimo sufrimiento escalofriante y muchos millones de muertes crueles en extremo. Por lo tanto, la única opción sabia es ¡SALIR! "Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Apocalipsis 18:4). "¡SALID!" "¡SALID!" "¡SALID de ella!" Tenga presente, se lo suplicamos respetuosamente, que a los que no reciben "el amor de la verdad para ser salvos... Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2 Tesalonicenses 2:10-12). Pues, "¡salid!" Sin demorar, teniendo por más excelente y necesario "el amor de la verdad" que cualquier otro "amor". Estimado católico romano abierto a la verdad, le animamos a leer “Salid de ella, pueblo mío”, mensaje de seis páginas en el que se abunda sobre el significado y la aplicación práctica de esta exhortación-advertencia divina. _____________________________________________ Fuentes de información citadas en esta obra -La “A” corresponde al libro en inglés: “The Two Babylons” (“Las dos Babilonias”). Subtitulado: “El culto papal”. Autor: Alexander Hislop. Segunda edición americana, 1959. Publicado por Loizeaux Brothers, Neptune, New Jersey. -La “B” identifica al libro traducido al español: “Babilonia, Misterio religioso”. Autor: Ralph Woodrow, P. O. Box 124, Riverside, California 92502. -La “C” corresponde al libro en inglés: “A Woman Rides the Beast” (“Una mujer viene sentada sobre la bestia”). Autor: Dave Hunt. Publicado por: Harvest House Publishers, Eugene, Oregon 97402. 23
  • 24. -La “D” corresponde a “La historia de la civilización” (“The History of Civilization”), una obra en inglés que se compone de ocho tomos grandes, contiene muchísima información histórica que respalda la interpretación de Apocalipsis, presentada en este estudio. Los autores son: Will y Ariel Durant. La obra fue publicada por Simon and Schuster, New York. -La “E” corresponde a “La nueva enciclopedia Schaff-Herzog de conocimientos religiosos.” Esta obra en inglés consta de unos cuantos tomos. Publicada por Baker Book House, Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos. -La “F” corresponde a “El debilitamiento y la caída del Imperio Romano.” Dos tomos. Por Edward Gibbon. Obra publicada por William Benton. Enciclopedia Britannica, Inc., Chicago, London, Toronto. 1952. Esta obra figura en la serie de: “Los libros más importantes del mundo occidental”. La santa inquisición católica Romana. por JESUS ES EL CAMINO,LA VERDAD Y LA VIDA ¿¿SOLIS DEO GLORIA?? EL DESASTRE INQUISIDOR. Instrumentos de tortura papista 24
  • 25. POR EL DR. JAVIER RIVAS MARTÍNEZ. (MD). «Escrutando entre mis libros, encontré algo interesante en uno de ellos: Encontré una gran verdad sobre el sistema inquisidor medieval el cual surgió del los oscuros adentros de Satanás para destruir por medio de hombres necios e ignorantes a quienes están hechos a la misma Imagen y Semejanza del Eterno Rey». La Edad Media se caracterizó por su oscuridad intelectual y también por su terrible perversión religiosa. Fue tanta perversión la mencionada, que millares de buenos cristianos fueron depuestos para muerte por considerárseles herejes contra el sistema romanista católico apóstata maligno. En esa época de incertidumbre e ignorancia, Inocencio IV decretó un escrito llamadoAd Exstripanda que declaraba que los herejes fuesen «aplastados como víboras venenosas». Reyes, plebeyos, personas civiles: pobres y ricos, sin distinción alguna, se juntaron a una para dar inicio a una de las persecuciones más sangrientas en la historia del mundo, maquinada bajo los oscuros sótanos de la llamada Santa Inquisición, auspiciada por el sistema romanista católico. La Ad Extripandaprometía a los perseguidores de herejes entregar cualquier propiedad confiscada a quien asesinara a uno de ellos, asegurándoseles, además, la entrada al cielo directamente sin haber pasado por el candente Purgatorio. En este Infernal promulgo, se declara oficialmente la tortura contra los infieles al Papa, y los instrumentos más crueles y martirizantes dejan ver sus espantosas formas, siendo Satanás la fuente de inspiración para ser creados. 25
  • 26. Uno de ellos, es el estante, era una mesa larga en la que se acostaba a la víctima que era atada con cuerdas y tablones por los brazos y las piernas para ser estirados paulatinamente, mientras se procedía a presionar al angustiado martirizado para que negase la verdadera fe, hasta el punto del llegar al choque neurogénico por el gran dolor que se le producía y el dislocamiento de las articulaciones óseas. Se les arrancaba las uñas con pinzas. Objetos metálicos calientes eran puestos en zonas delicadas del cuerpo, causándoles un increíble dolor por las profundas quemaduras hechas. Especies de barriles grandes, eran vestidos con filosas cuchillas en los que se amarraban a los condenados haciéndoseles rodar en movimientos de vaivén provocándoseles heridas lacerantes serias que llevaban regularmente a la muerte. Horroríficos destornilladores de dedos se usaban para desarticularlos. Las Botas Españolas, se colocaban en los pies para triturar piernas y pies. La famosaVirgen de Hierro, era un sarcófago erizado en su totalidad con aguda y filosas puntas en el que se introducía al inculpado para ser herido en todo el cuerpo, en una muerte penosa y duradera, ya que las puntas estaban dispuestas para no causar estragos en órganos vitales. Eso tornaba más cruel el castigo. Miles fueron quemados en la hoguera. En 1554, Francisco Gamboa, fue condenado a la hoguera. Un monje le presentó una cruz y le dijo antes de morir, así: «Mi mente está tan clara pensando en los verdaderos méritos y bondades de Cristo, que no requiero de un pedazo de madera sin méritos». A otros se les vació hierro candente por sus oídos y bocas; a otros más, se les arrancaron los ojos de manera salvaje con instrumentos agudos punzo-cortantes. Muchos fueron azotados hasta lograr matarlos por la severidad de la flagelación. A algunas personas se les amputaba los músculos corporales para ser ahorcados con ellos mismos, o se les ahogaba en excremento y orina. Los pobres inocentes culpados de blasfemia eran encadenados en el suelo y en las paredes para que las ratas los devoraran inmisericordemente. Eran puestas deliberadamente serpientes venenosas para que fueran mordidos y que a causa de los efectos de la agresiva toxina inyectada por el reptil, morían en indescriptibles clamores. Los ahorcamientos no pasaron desapercibidos, y eran realizados en grupo. El día de San Bartolomé es conocido por la gran matanza de cristianos, los hugonotes, ejecutados en París en el año 1572. El rey francés fue a misa a dar gracias por la gran cantidad de herejes ajusticiados y el Papa Gregorio XIII se regocijo por el 26
  • 27. acontecimiento «satánicamente divino». ¡Hasta se acuñaron monedas para conmemorar esta desdicha! Aunque el Papa pido perdón hace un poco de tiempo atrás por estos hechos denigrantes ante Dios y la humanidad, el sistema católico romano no ha dejado de ser el mismo. Su dogmatismo tenebroso que fue levantado hace menos de dos mil años y que persiguió a los santos cristianos y fieles al Dios del cielo en la Edad Oscura Medieval, lleva hoy la misma esencia doctrinal. Nada ha cambiado de él. La iglesia romanista católica emprende ambiciosa y activamente la búsqueda para la consumación por su supremacía mundial, no sólo en el ámbito religioso, sino en el político y en social. Todo un negocio milenario. Las persecuciones injuriosas y mortales ya no existen contra los verdaderos cristianos de parte del Papado romanista y sus desviados seguidores, y le damos gracias a Dios por eso, pero el Ecumenismo ha surgido como un arma relativamente nueva, diplomática y demagógica, que están usando los líderes católicos romanistas de manera artera e inteligente para extraer y poner en sus dominios de muerte a los creyentes «medio crudos», como lo hace el pescador con los peces anzuelados en su caña, al ser extraídos del agua para ser puestos en el bote, y de allí, al plato del comensal, por dejarse seducir ignorantemente por los modelos católicos expuestos, que son sincréticamente pseudocristianos y verazmente diabólicos. Los católicos se han hecho ahora carismáticos como los neopentecostalistas. Hablan lenguas oscuras o jerigonza, predican como lo hacen los cristianos y alaban de igual manera que en las congregaciones que refutan con celo celestial la idolatría mariana. Muchos creyentes han asentido positivamente los cambios radicales presentados en los católicos, y por esa razón, por el parecido a lo que religiosamente hacen, han creído que Dios lo ha aceptado por semejante «transformación» que no tiene nada de santa. Un punto más para el diablo para engancharlos directamente hacia el Ecumenismo, que ofende a Dios por las distintas mezclas doctrinales unificadas en un sentir único que dirige hacia un cristianismo puramente socializado e insalvable. Dios los condenará «con mano en la cintura» si no se arrepienten de sus maldades y detracciones. A decir verdad, creo que Satanás ha dejado la violencia pasada («La Santa Inquisición»), para tornarse fino y diplomático con el propósito de llevar 27
  • 28. a la perdición, con paso seguro y firme, a millones de incautos por medio del Ecumenismoy del falso cristianismo que se desprende del Carismatismo Católico. No dejo de admirar la gran capacidad inteligente de este maligno y marrullero ser, que «se las sabe magistralmente todas». Dios les bendiga siempre. Ranking Top 30 de métodos de torturas de la Inquisición Católica 30. LA PICOTA EN TONEL Era una especie de vergüenza pública que se aplicaba sobre todo a los borrachos. Había dos clases de "picotas en tonel": las que tenían el fondo cerrado, en las que la víctima se colocaba dentro, con orines y estiércol o simplemente con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso. 28
  • 29. 29. LA MORDAZA O EL BARBERO DE HIERRO Éste artilugio sofocaba los gritos de los condenados para que no estorbaran la conversación de los verdugos. La "caja" de hierro del interior del aro es embutida en la boca de la víctima, y el collar asegurado a la nuca. Un agujero permite el paso del aire, pero el verdugo lo puede tapar con la punta del dedo y provocar la asfixia. 29
  • 30. 28. MÁSCARAS INFAMANTES Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces, francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas "conflictivas" por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiástico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este método. 30
  • 31. 26. EL CEPO La víctima, con las manos y pies aprisionados en las aberturas correspondientes, era expuesta en la plaza pública, donde la chusma, en el mejor de los casos, le provocaba, abofeteaba y embadurnaba con heces y orina, sustancias procedentes de orinales y pozos ciegos que se le emplastaban en boca, orejas, nariz y pelo; pero en muchas ocasiones era también golpeada, lapidada, quemada, lacerada e incluso gravemente mutilada. También las incesantes cosquillas en las plantas de los pies y en los costados llegaban a convertirse en una tortura insoportable. Sólo los transgresores más inocuos podían esperar librarse con no más de unos pocos cardenales. Esta tortura fue utilizada por catolicos y protestantes por igual. 24. EL TABURETE DE SUMERSIÓN Las brujas eran sentadas en taburetes y atadas con correas, que colgaban de un 31
  • 32. extremo para que se balancearan y tambolearan. Las víctima era sumergida en un río o charco. No solo que las temperaturas heladas podía matarlas, sino que se las sumergía y se las levantaba por lapsos de cinco minutos o mas. El "taburete del pato" fue utilizado en América para las brujas, y en Gran Bretaña para castigar a pequeños criminales y prostitutas. 23. CINTURÓN DE SAN ERASMO Los orígenes de su denomimación son inciertos, puesto que no se conocen las circunstancias del martirio de San Erasmo/Eramo/Elmo en el 303 d.C.; probablemente se trata de una alusión al "fuego de Santelmo", espectacular fenómeno electromagnético que parece revestir de fuego y centellas los palos de los veleros en ciertas condiciones atmosféricas. El uso y los efectos de este artefacto son evidentes y no necesitan comentarios. 32
  • 33. 22. LAS BOTAS O APLASTAPIERNAS Las bootikens (o botas) o cashielaws era un "ingenioso" dispositivo que consistía en cuñas que se aplicaban a las piernas de los tobillos a las rodillas. El torturador utilizaba un martillo para golpear las cuñas hacia dentro. Mientras que el espacio existente entre las cuñas comenzaba a cerrarse, el espacio de ésta manera comenzaba a achicarse y el instrumento comenzaba a punzar las piernas de tal manera que las cuñas comenzaban a entrar en la carne y provocaba el estallido de los huesos y la salida la médula por las inciciones. 33
  • 34. 21. LA TORTUGA Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (tambien llamado la tortuga) era un método común entre los ingleses. En esta foto del siglo XVI se muestra la "tortuga" con su variación de la "balanza", un tronco puesto en la espalda de la víctima para que el espinazo se quebrara bajo el peso. 34
  • 35. 20. LÁTIGOS DE CADENAS No se necesitan comentarios para describir estos artilugios, que parecen más armas de guerra que instrumentos de tortura; sin embargo, látigos más o menos similares pero en gran variedad con 2, 3 y hasta 8 cadenas, provistas de muchas estrellas, o bien hojas de acero cortantes se usaban, y en cierta medida aún se usan, para flagelar el cuerpo humano. 19. LA CIGÜEÑA 35
  • 36. Éste es otro de los instrumentos de tortura que a primera vista no da fe de los sufrimientos que es capaz de crear, porque su misión no es únicamente la de inmovilizar a la víctima. A los pocos minutos de su utilización sobre la persona, ésta sufre fuertísimos calambres, primero de los músculos abdominales y rectales, luego de los pectorales, cervicales y de las extremidades. Con el paso de las horas, estos calambres conducen a un contínuo e insufrible dolor en abdomen y recto. En tal situación, la víctima solía ser golpeada, pateada, quemada y mutilada a placer. 18. APLASTAPULGARES También conocido como pinniwinks, éstas herramientas hicieron lo mismo que "Las Botas", pero en los de los pies y las manos. El instrumento aplastaba la raíz de las uñas hasta que la sangre saliera a chorros. En el año 1629 en Prossneck, Alemania, dejaron a una mujer con éstos tornillos puestos de diez de la mañana a la una de la tarde mientras que el torturador y sus colaboradores fueron a almorzar. Le aseguramos que la victima se acordo del señor cada minuto de su agonía. 36
  • 37. 17. EL GARROTE Este tipo de muerte era reservada para aquellos que tenian dinero y podían pagar para no morir tan dolorosamente en la hoguera o para las víctimas cuya sentencia a la hoguera ya había sido leída pero que, después de dicha lectura, se arrepintieron. Con esto se les evitaba morir quemados vivos y todos los dolores atroces que implicaba. Además obtenian el perdón de sus pecados, lo que si bien no les servía para salvar sus vidas , si les era útil para "salvar" sus almas. 37
  • 38. 16. TORTURA DE AGUA Estandarizado en Francia pero usado a través de la cristiandad la tortura mantenia al procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de madera, le colocaban una toca o un trapo en la boca, deslizándolo hasta la garganta; luego, el verdugo procedía a echar agua lentamente, produciéndole al infeliz la sensación de ahogamiento. Una variación incluía alimentar a la víctima solamente con alimentos salados y agua sucia. 38
  • 39. 15. LA GARRUCHA Consistía en amarrar al preso con los brazos hacia atrás, colgarlo y subirlo lentamente. Cuando se encontraba a determinada altura era soltado bruscamente, sujetándosele fuertemente antes de que tocase el piso. El dolor producido en ese momento era mucho mayor que el originado por la subida. Si el preso no confesaba en la segunda estrapada, le colocaban un sobrepeso en los pies a fin de aumentar el dolor. 39
  • 40. 14. LA HORQUILLA Con cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne bajo la barbilla y sobre el esternón, la horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con voz casi apagada, "abiuro" (palabra que se halla grabada a un costado de la horquilla). En cambio, si éste se obstinaba o si la Inquisición era española, el hereje considerado "impenitente", se vestía con el traje característico y se le conducía a la hoguera, pero con la condición de la Extremaunción; si el inquisidor era romano, se le ahorcaba o quemaba, sin el beneficio del traje pero siempre con el rito cristiano. 13. COLLAR DE PÚAS PUNITIVO Está provisto de pinchos en todos los lados. El instrumento de la fotografía pesa más de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se convertía en un medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del cuello, hombros y mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril y la erosión final de los huesos, sobre todo de las vértebras descarnadas conducen a una muerte segura, atroz y rápida. Aparte de esto, el collar presentaba la ventaja de economizar tiempo y dinero: su función es pasiva y no requiere el esfuerzo, ni por tanto el pago, de un verdugo; "trabaja" por sí mismo, día y noche, sin descanso, sin problemas y sin manutención. Por ésta razón todavía es utilizado en algunos sitios. 40
  • 41. 12. EL ARAÑADO El arañado era la vercion femenina de la uña de gato. Esta forma de tortura era muy similar al "masectomy". La araña era un trozo de hierro, en rodillo, con filo en forma de tenedor y se lo colocaba en los pechos. Nuevamente, ésta era una tortura muy exclusiva para las mujeres. 41
  • 42. 11. EL TORO DE FALARIS Se atribuye la quema de seres humanos dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas (la actual Agriento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía. 10. EL APLASTACABEZAS La barbilla de la víctima se coloca en la barra inferior y el casquete es empujado hacia abajo por el tornillo. Primero se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, hasta que el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo. Esto aseguraba que el diablo saldría de la cabeza del acusado. 42
  • 43. 9. UÑAS DE GATO Grandes casi como cuatro dedos de hombre, estos artefactos, montados encima de un mango, se usaban para reducir a tiras la carne de la víctima y extraerla de los huesos, en cualquier parte del cuerpo: abdómen, espalda, extremidades, senos, etc.. 8. LA SILLA DE INTERROGATORIO Se trataba de un utensilio básico del inquisidor El efecto de los pinchos sobre la víctima, siempre desnuda, es evidente y no necesita comentarios. Ésta sufre atrozmente desde el primer instante del interrogatorio, que puede ser más intenso si 43
  • 44. se aplican sacudidas o golpes en brazos, piernas u otras partes del cuerpo. El asiento era muchas veces de hierro, de manera que se podía calentar con un brasero o una antorcha. Hoy en día esta función la realiza la electicidad. 7. LA SIERRA Observando el dibujo, éste instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones. Sus mártires son abundantes. Debido a la posición invertida del reo, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho, según relatos del siglo XIX. 44
  • 45. 6. LA DONCELLA DE HIERRO DE NUREMBERG Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente y cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se añadieron unos pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro, cuando la puerta con sus pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los cuerpos de las víctimas. Las garras no fueron diseñadas para matar, francamente, pero sin embargo la víctima podía disfrutar de su nuevo hogar varios días antes de morir. 45
  • 46. 5. DESGARRADOR DE SENOS Ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros "actos libidinosos", aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas en determinadas regiones de Francias y Alemania hasta el siglo XVIII un "mordisco" con dientes al rojo vivo se aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras, a menudo mientras sus criaturas se contorsionaban en el suelo salpicadas por la sangre materna. Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía como procedimiento inquisitorial y judicial. 46
  • 47. 4. LA CUNA DE JUDAS En este procedimiento la víctima es izada de la manera que se puede ver en la ilustración adjunta y descendida sobre la punta de la pirámide; de tal forma que su peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo el escroto o bajo el coxis . El verdugo, según las indicaciones de los interrogados, puede variar la presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la víctima o hacerla caer repetidas veces sobre la punta. 3. LA RUEDA PARA DESPEDAZAR La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas... Ver mas La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas. La víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde 47
  • 48. herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales. La víctima se transformaba, según nos cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII, "en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos”. Después se desataba e introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte. 2. LA PERA ORAL, ANAL, VAGINAL Eran forzados en la boca, recto o vagina de la víctima y allí expandidos a fuerza por el tornillo a su máxima apertura. El interior de la cavidad en cuestión era irremediablemente mutilada, y casi siempre fatalmente. Las puntas al final de los segmentos servían para cortar mejor la garganta, los intestinos y el cervix. El uso de la pera originalmente fue ideado para aquellas mujeres que habían sido encontradas culpables de la unión sexual con el diablo o sus familiares. 48
  • 49. 1. EL POTRO La víctima es atada al instrumento y estirada rápidamente o gradualmente por periodos de días. Se reportaron casos de cuerpos estirados hasta doce pulgadas como resultado de la sistemática dislocación de cada cuyuntura del cuerpo, fuertes ruidos de huesos dislocados, gritos de agonia y futiles pedidos de misericordia retumbaban por el taller del inquisidor. Con el prisionero atado a este horrible aparato, el inquisidor también usaba un variedad de torturas mas sutiles. 49
  • 50. IGLESIA CATOLICA, CONTINUIDAD DE LA INQUISICIÓN por sintracianalchoc Saturday, Jan. 26, 2008 at 8:35 PM Gracias a Juan Carlos Vallejo, podemos compartir con los lectores un buen artículo de la web para reflexionar. La Iglesia Católica "mediadora". Marchan las mitras azules "Gracias" a ella, el desarrollo de la humanidad se atrasó 500 años, desde la abjuración de Galileo, cuando gran parte del mundo vivió en el oscurantismo. En la Guerra Civil Española, se aliaron con Franco y coadyuvaron a la masacre del pueblo rebelde. En el Holocausto Judío, guardaron un silencio cómplice (el Papa actual fue miembro de las juventudes hitlerianas y es miembro activo del Opus Dei). Cuando las dictaduras en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay señalaron a los "rojos", que luego fueron torturados y desaparecidos. En Colombia no marcharon ni protestaron sino que voltearon la cara ante el genocidio de la Unión Patriótica. 50
  • 51. En Venezuela apoyaron el Golpe de Estado y el Paro Petrolero contra Chávez y siguen conspirando para su caída. En la toma de la Embajada del Japón por parte del MRTA, fue el obispo Cipriani (Opus Dei) quien introdujo los micrófonos que contribuyeron al éxito de la operación militar de rescate y a la ejecución extrajudicial de los guerrilleros (recomiendo leer Sombras de un Rescate de David Hidalgo y Secretos del Túnel de Humberto Jara). A los sacerdotes de la "Teología de la Liberación", los persiguieron, los expulsaron y si no los obligaron al silencio. ¿Se les olvidó que uno de los cardenales papables de Colombia, López Trujillo (Opus Dei) tuvo tratos con Pablo Escobar en Medellín? Y que otro cardenal, igualmente papable, Darío Castrillón (Opus Dei), dijo que el dinero del narcotráfico se santificaba cuando se lo daban a la iglesia, después de que fue sorprendido bendiciendo "La Posada Alemana" de Carlos Ledher? "Que tenemos que asistir a la marcha del 4 de febrero pero sin uniforme, porque será tomada lista por los profesores", dijo Liliana, una colegiala de una institución educativa católica en Bogotá. "Debemos marchar en defensa de la vida y de la democracia que nos quiere arrebatar ese Chávez, engendro del demonio en Venezuela", afirmó el párroco de una iglesia en un sector exclusivo de Cali. Y así, de colegio en colegio y de parroquia en parroquia, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, es consecuente con su tradición: hablar de paz cuando acaba de bendecir las armas para la guerra; inmóvil ante la barbarie paramilitar, pero presta a marchar al lado de los ricos y opresores. El narcopresidente Uribe (Opus Dei) ha querido imponer a la brava la mediación de la anquilosada Iglesia Católica colombiana. Y ella misma ha hecho lobby para meterse a "mediar", cuando siempre ha estado con el sector más extremo de la derecha, en el histórico conflicto colombiano. Uno de los diez mandamientos de la Ley de Dios dice que no se debe mentir. Y la iglesia católica, Apostólica y Romana lo acaba de hacer en cabeza del presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, monseñor Luís Augusto Castro (Opus Dei), cuando dijo que: "de diversas maneras hemos tomado contacto con la guerrilla". Afirmación que fue desmentida por Raúl Reyes: "No entiendo de dónde se asegura de supuestos contactos recientes con la Iglesia, cuando de darse estos corresponden al Secretariado (mando central de las FARC). Alguien pretende generar falsas expectativas con aseveraciones como ésta". (El Tiempo, enero 22, 2008). En la época de monseñor Builes, "la Mitra Azul", como lo llamó el gran periodista 51
  • 52. Miguel Zapata Restrepo, muchas mujeres fueron "excomulgadas" porque montaban a caballo como los hombres y no "de lado", como lo debían hacer las damas de alta sociedad. Y les repetía la dosis, si pintaban desnudos, como lo hizo con artistas de la época. Miles de seres humanos que fueron asesinados por "los pájaros" (sicarios de los conservadores), no tuvieron cristiana sepultura porque pertenecían a "la chusma gaitanista". Hubo que velarlos en sus casas y enterrarlos en su propio patio. No bautizaban "hijos de liberales". En los colegios católicos, a los estudiantes zurdos les amarraban la mano izquierda dizque porque era "la mano del diablo" y era pecado escribir con ella; les frustraron su futuro, muchos no volvieron al estudio. Todos los perros que cuidaban las instalaciones del clero, se llamaban "Trostky". Dice la escritora Sara Pozos, en su blog, enero 15 de 2008: "Ni avances tecnológicos ni apertura ideológica ni cambio social; ni siquiera cambio de un hombre elegido por los hombres para dirigir a una institución como la iglesia Católica, ha logrado impedir que el actual Papa regrese, sino a las catacumbas, sí al medievo en franca evidencia de retornar a la época en la que el poder absoluto (el terrenal y el religioso) eran uno sólo en la persona del Papa. El pasado domingo, Benedicto XVI, por primera vez en público, celebró una misa de espaldas a los fieles, tal como se hacía en la antigua liturgia apenas reactivada hace seis meses". No es de extrañar que den la misa de espaldas, pues de espaldas siempre han estado frente al pueblo. Se comportan como un partido político y así deberían ser tratados: ¡Partido Político Iglesia Católica! Continúa la escritora: "El misal que ahora reactiva el actual Papa fue promulgado en 1570 por Pío V luego del Concilio de Trento. El misal sufrió numerosas modificaciones, la última de las cuales data de la época de Juan XXIII en 1962. Ahora bien, la misa es lo de menos porque el punto central no está en las formas sino en el fondo. Y el fondo del asunto es que el actual Papa ha decidido realizar reformas a las prácticas y el culto que tenían vigencia en el ritual católico, para retornarlas a las 52
  • 53. prácticas antiguas datadas en las postrimerías del siglo XVI. Lo hace, claro está, como máximo jerarca de esa religión. Pero el asunto no queda ahí. El fondo trasciende más allá del ritual católico porque intenta impactar, con profundo dolo, todo lo relacionado con la vida política y pública, social y cultural de los países en los que la iglesia Católica había perdido la mayor parte de sus fueros y prerrogativas para, simple y sencillamente, recobrarlos. Además de lo anterior, el objetivo central de aplanadora "celestial", es la instauración de Estados confesionales (obviamente católicos) en todo el mundo. Para lograrlo, es decir, para recobrar esos privilegios perdidos e instaurar los Estados confesionales, el Vaticano impulsa políticas institucionales que destruyen el Estado laico, por ejemplo; emplea estrategias diplomáticas y políticas, acciones concretas como el cabildeo para tergiversar el concepto de libertad religiosa, para emplazar al mundo en materia de comunicación social y derechos humanos, para corromper la política pública e imponer, con denuedo, su particular forma de ver y concebir la vida. Lo que no deja de admirarme en todo este asunto es la insistencia y consistencia, disciplina diría, con que hacen las cosas. En nuestro país hemos sufrido los embates en y desde todos los puntos posibles en contra del Estado laico. Declaraciones, provocaciones, acciones específicas, etc., cualquier cosa se vale incluso que los jerarcas religiosos opinen sobre lo que no es de su incumbencia e inciten a la desobediencia civil al fin que -dicen los partidarios de regresarnos a vivir tiempos obsoletos-, la libertad de expresión la tienen también los Jerarcas religiosos". Que la cavernaria Iglesia Católica quiera ser "mediadora" cuando desde los púlpitos y las aulas de sus colegios y universidades ha arengado y apoyado la infamia y la narcodemocracia en Colombia, suena más que sospechoso. Bueno sería que las FARC-EP abrieran los ojos, pues acá hay algo muy oscuro y no es precisamente la sotana sacerdotal. Ante los falsos positivos y el desespero de las rancias oligarquías venezolana y colombiana, me temo mucho que haya disparos en la marcha del 4 de febrero y luego le echen la culpa a las FARC-EP o a Chávez. 53
  • 54. Tribunal de la Inquisición Española La Iglesia católica romana Uno de los apóstoles, san Pedro (llamado originalmente Simón o Simeón), organizó a los cristianos en la Iglesia primitiva. Es decir, parece haberlo hecho. Los relatos históricos hablan poco de la vida y las obras de Pedro. San Pablo, judío converso a quien se considera también apóstol, predicó extensamente entre los gentiles (es decir, no judíos), incluyendo a los romanos. La Iglesia católica considera a Pedro el primer obispo de Roma, y allí, según la leyenda, fue crucificado por los romanos hacia el año 64 d.C. La Iglesia estableció su sede en Roma, donde los sucesivos papas (de la palabra latina papa que significa padre) han sido ungidos como los sucesores de Pedro y representantes de Dios en la tierra. Convertirse en “la Iglesia” Hasta la Reforma protestante la Iglesia católica romana era simplemente la Iglesia, al menos en Europa. La palabra católico significa universal o de gran alcance. La Iglesia católica romana era la iglesia de todo el mundo. 54
  • 55. La doctrina católica romana se centra en una Santa Trinidad, en la que un dios toma la forma de tres personas distintas: Dios Padre, Dios Hijo (Jesús) y Dios Espíritu Santo. Los católicos veneran también a la madre de Jesús, María, a quien consideran virgen después de haber dado milagrosamente a luz. (Los santos son seres humanos cuyas vidas ejemplares causan milagros divinos y cuya virtud, confirmada por la Iglesia, los hace acreedores a la condición de santidad.) Aunque varios emperadores romanos persiguieron a los cristianos, Constantino el Grande dio media vuelta en el siglo cuarto d.C., y no solamente ordenó tolerar el cristianismo sino que convirtió a la Iglesia en una institución rica y poderosa. Una fuerza unificadora A la caída del Imperio Romano de Occidente, en el siglo quinto d.C. la Iglesia permaneció siendo la principal fuerza unificadora y civilizadora en Europa, llamada también la cristiandad. Los reyes consideraban que su autoridad era un derecho concedido por el dios de los cristianos. El papa era no sólo un líder espiritual sino también político. León III (el futuro san León) coronó al rey franco Carlomagno como emperador de Occidente (o emperador del Sacro Imperio Romano) en el año 800 d.C. Cuando el pontífice Urbano II hizo un llamado para la liberación de los Santos Lugares (el Israel actual) del dominio turco, su poder y prestigio impulsaron las Cruzadas en 1095. Enfrentar disidencias y abandonos Sin embargo, no todo el mundo estaba de acuerdo sobre si el rey respondía directamente ante Dios o ante el Papa, y esto produjo luchas de poder que duraron siglos. En la Inglaterra del siglo doce este desacuerdo causó el asesinato del arzobispo de Canterbury, a manos de los soldados de Enrique II, lo que fue un desastre de relaciones públicas para el rey. Enrique negó haber ordenado el hecho, pero se había quejado del arzobispo, Thomas Becket, quien había sido antes su canciller, y había manifestado en voz alta su deseo de verse librado de tan “turbulento clérigo”. A veces surgían disputas acerca de quién era el verdadero papa. Cuando Federico 1, emperador del Sacro Imperio Romano, estuvo en desacuerdo con la elección de Orlando Bandínelli como el papa Alejandro III, ocurrida en 1159, simplemente decidió nombrar por su cuenta, uno tras otro, a sus 55
  • 56. propios candidatos, que recibieron el nombre de antipapas. Víctor IV, Pascal III, Calixto IV e Inocencio III se llamaron a sí mismos papas, pero Roma replicaba: “Vaya! ¡Ninguno de ustedes es el verdadero papa!” Las luchas de poder entre la Iglesia y los gobernantes nacionales causaron la Reforma protestante del siglo dieciséis La Reforma produjo contiendas militares entre protestantes y católicos, la mayor de las cuales fue la guerra de los treinta años. Esta contienda comenzó en 1618, cuando los protestantes de Bohemia, región que formaba parte del Sacro Imperio Romano, trataron de nombrar un rey protestante. España se lanzó a la guerra, del lado católico, y como demostración de que las guerras religiosas suelen ocurrir por causas ajenas a la religión, la católica Francia se alió con los protestantes. (Los franceses estaban inquietos por el hecho de que los Habsburgo, familia católica que gobernaba España y el Sacro Imperio Romano, se estaba volviendo demasiado poderosa.) Algunos conflictos entre protestantes y católicos, pero sólo de nombre, habrían de estallar mucho tiempo después. Uno particularmente enconado se centra en la disyuntiva de si Irlanda del Norte, en donde la mayoría de la población es protestante, debe seguir formando parte de la Gran Bretaña o unirse a la democrática y católica República de Irlanda. Puesta en marcha de la Inquisición Antes de que el clérigo alemán Martín Lutero desencadenara la Reforma protestante en 1517, ciertos funcionarios eclesiásticos intentaron abordar el problema de la percepción extendida y creciente de muchos europeos acerca de la corrupción, indolencia y arrogancia de sacerdotes y monjes. Algunos cardenales y obispos trataron de expulsar a los clérigos de conducta impropia. Estos ensayos reformistas tuvieron poco éxito, excepto en España, país que, al enfrentar desafíos diferentes de los de gran parte de Europa, produjo una solución extremista. Los moros, que eran musulmanes, gobernaron España durante siglos. Los cristianos tomaron el último reino musulmán de la península en 1492, el mismo año en que Colón se hizo a la vela. Muchos judíos vivían también en España. Y como los moros eran más tolerantes que los cristianos europeos hacia los judíos, éstos preferían vivir en las regiones dominadas por los musulmanes. 56
  • 57. Al perder los moros el poder, judíos y musulmanes quedaron paralizados. Podían salir del país, convertirse al cristianismo o, posiblemente, ser asesinados. Muchos se convirtieron, pero eran cuando mucho cristianos tibios: odiaban a la Iglesia y a todo lo que simbolizaba, y practicaban en secreto sus religiones. Los cristianos españoles temían que estos cristianos nuevos se rebelaran si los moros de África del norte o los turcos musulmanes del oriente atacaban. Por su parte, la jerarquía eclesiástica temía que el resentimiento de los cristianos nuevos minara la autoridad de los sacerdotes. Para aliviar estas inquietudes, los monarcas Fernando e Isabel pusieron en marcha la Inquisición española, campaña para detectar, exponer y castigar la herejía. La Inquisición ganó bien su reputación de minuciosidad, imparcialidad (nobles, religiosos y gente del común eran todos vulnerables) y abominable crueldad. Operaba en secreto, empleando informadores anónimos y efectuando arrestos nocturnos, y recurría al confinamiento solitario y a la tortura para arrancar las confesiones. La sentencia era pública, sin embargo, y tenía lugar en una llamativa ceremonia llamada auto da fe, en la cual los prisioneros aparecían vestidos con una túnica especial denominada sambenito. Las penas iban desde multas y azotes hasta el trabajo forzado como remero en una galera y la muerte por el fuego. Tales tácticas y castigos no eran inusitados en ese tiempo, y de hecho la Inquisición era menos cruel que muchas cortes civiles: prohibía la tortura que produjera daño físico permanente y requería la presencia de un médico; los condenados a la hoguera debían morir primero, casi siempre por estrangulación. Con todo, la institución era temible. Los marineros extranjeros tenían pavor de un arresto en España por piratería o contrabando, pues estaban seguros de que terminarían en manos de la Inquisición, y difundían historias sobre sus horrores. Simultáneamente, la Iglesia española se volvió más rigurosa. Sacerdotes y monjes indolentes y corruptos fueron expulsados. Así que cuando las ideas 57
  • 58. de la Reforma protestante llegaron a España, no encontraron tierra fértil. La Inquisición se encargó de aquéllos pocos tentados por el protestantismo. Y sólo para asegurarse, mantuvo alejadas las ideas que consideraba peligrosas mediante la proscripción de libros y la prohibición, para los españoles, de estudiar en universidades extranjeras. El asunto funcionó y las ideas calvinistas y luteranas no encontraron eco en la península ibérica. Se mantiene la continuidad La Iglesia permaneció siendo una importante influencia civil en las naciones firmemente católicas y sus territorios, durante el siglo dieciséis, y en la actualidad continúa teniendo poder en muchos países. Los sacerdotes, que figuraron entre los primeros españoles presentes en muchas regiones del Nuevo Mundo , construyeron misiones y convirtieron a los nativos, con lo cual el catolicismo se convirtió en la religión mayoritaria de gran parte de Latinoamérica. La Iglesia católica sigue ejerciendo influencia política. Sus normas influyen desde hace tiempo sobre las leyes civiles, especialmente en lo referente a problemas de orden moral como el divorcio y el control natal, en países católicos como Italia e Irlanda. Algunas conductas en los asuntos políticos son contrarias a la política del Vaticano. En el siglo veinte, la Iglesia católica romana censuró a los clérigos latinoamericanos que predicaban la teología de la liberación y participaban en movimientos políticos populares. Como Actuaban?: Los inquisidores se establecían por un periodo definido de semanas o meses en alguna plaza central, desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el papa Bonifacio VIII abrogó esta 58
  • 59. práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad. Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban mintiendo. En 1252 el papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del Derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica. Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona. Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los albigenses y en menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron a otros grupos heterodoxos, como la Hermandad, y más tarde a los llamados brujas y adivinos. Una vez que los albigenses estuvieron bajo control, la actividad de la Inquisición disminuyó, y a finales del siglo XIV y durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin embargo, a finales de la edad media los príncipes seculares utilizaron modelos represivos que respondían a los de la Inquisición. La Siniestra Inquisicion Catolica 59
  • 60. Institución judicial creada por el pontificado en la edad media, con la misión de localizar, procesar y sentenciar a las personas que consideraban culpables. Sus víctimas eran las brujas, los judíos, herejes, alquimistas, disidentes, homosexuales y cualquier persona no grata al clero. Los acusados eran brutalmente torturados y ejecutados, y sus bienes requisados. En la Iglesia primitiva la pena habitual por herejía era la excomunión. Con el reconocimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV por los emperadores romanos, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del estado, sobre todo cuando habían provocado violencia y alteraciones del orden público. San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobó la coacción y los castigos físicos. En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produjo en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida de forma destacada contra la doctrina albigense. La doctrina y práctica albigense parecían nocivas respecto al matrimonio y otras instituciones de la sociedad y, tras los más débiles esfuerzos de sus predecesores, el Papa Inocencio III organizó una cruzada contra esta comunidad. Promulgó una legislación punitiva contra sus componentes y envió predicadores a la zona. Sin 60
  • 61. embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron relativamente ineficaces. La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231, con los estatutos Excommunicamus del Papa Gregorio IX. Con ellos el Papa redujo la responsabilidad de los obispos en materia de ortodoxia, sometió a los inquisidores bajo la jurisdicción del pontificado, y estableció severos castigos. El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los franciscanos y a los dominicos, a causa de su mejor preparación teológica y su supuesto rechazo de las ambiciones mundanas. Al poner bajo dirección pontificia la persecución de los herejes, Gregorio IX actuaba en parte movido por el miedo a que Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano, tomara la iniciativa y la utilizara con objetivos políticos. Restringida en principio a Alemania y Aragón, la nueva institución entró enseguida en vigor en el conjunto de la Iglesia, aunque no funcionara por entero o lo hiciera de forma muy limitada en muchas regiones de Europa. Dos inquisidores con la misma autoridad nombrados directamente por el Papa eran los responsables de cada tribunal, con la ayuda de asistentes, notarios, policía y asesores. Los inquisidores fueron figuras que disponían de imponentes potestades, porque podían excomulgar incluso a príncipes. En estas circunstancias sorprende que los inquisidores tuvieran fama de justos y misericordiosos entre sus contemporáneos. Sin embargo, algunos de ellos fueron acusados de crueldad y de otros abusos. Los inquisidores se establecían por un periodo definido de semanas o meses en alguna plaza central, desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después. Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una 61
  • 62. declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el Papa Bonifacio VIII abrogó esta práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad. Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban mintiendo. En 1252 el Papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica. Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona. Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los albigenses y en menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron a otros grupos heterodoxos, como la hermandad, y más tarde a los llamados brujas y adivinos. Una vez que los albigenses estuvieron bajo control, la actividad de la inquisición disminuyó, y a finales del siglo XIV y durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin embargo, a finales de la edad media los príncipes seculares utilizaron modelos represivos que respondían a los de la inquisición. PUBLICADO POR JOSE ALBINO TAPIA GA LLARDO 62
  • 63. TORQUEMADA Y LOS CRÍMENES DE LA INQUISICIÓN Los cátaros fueron duramente perseguidos por su firme oposición a las doctrinas de la Iglesia. Ellos pretendían formar una nueva iglesia, y llegó un momento en que su fuerza era tan grande que la Iglesia católica los vió como rivales peligrosos. En principio, el Papa Inocencio III convocó una cruzada en la que participaron muchos nobles franceses y mandada por el rey Felipe II. Fue después de la conquista de Carcasona cuando los cátaros fueron condenados a morir en la hoguera. Evidentemente, en nombre de la religión se han cometido muchos crímenes y asesinatos, y la Inquisición fue culpable de la muerte de miles de supuestos herejes. Solamente en los años que estuvo al frente de la misma Torquemada, fueron quemados en la hoguera entre 4. 000 y 8. 000 judíos y moriscos. Igualmente ocurría en muchas zonas de Europa, en Francia ocurrió la famosa matanza de la Noche de San Bartolomé, en la que soldados católicos asesinaron a 5. 000 hugonotes. Hacia el Siglo XIII la Iglesia Católica de Roma comenzó a reprimir la herejía con tal violencia y crueldad que hasta nuestros días se saborea la amargura que se derivó de esa medida. Entre los llamados herejes se contaban a practicantes de la hechicería, judíos, indios peruanos y mexicanos, musulmanes, masones y miembros de otras organizaciones secretas, etc. Digamos que la medida política instaurada para combatir la supuesta herejía significaba una serie de regulaciones mediante las que la Iglesia y/o el reino tomaba en propiedad las pertenencias del supuesto hereje para financiar sus guerras contra los musulmanes. Fue el Papa Gregorio IX quien ordenó la persecución y enjuiciamiento de herejes e instauró la Inquisición, dando comienzo a un período prolongado de terror durante el cual fueron asesinados, por tortura o ejecución, muchos seres humanos principalmente en las zonas norte de la actual Italia y en el sur de Francia. Hay, sin embargo, algunos antecedentes que indican al Papa Inocencio IV como el autor intelectual de las atrocidades porque dicho pontífice publicó una bula en la que ordenaba a los gobiernos de los países católicos a perseguir, arrestar y ejecutar a los herejes. Aquellas autoridades que se negaran a cumplir los mandatos de papales sufrirían la excomunión y se les acusaría de herejía. España -fielmente- eligió la barbaridad. 63