2. BIOGRAFIA
Ezequiel, hijo de Buzí, de linaje sacerdotal, fue llevado cautivo a
Babilonia junto con el rey Jeconías de Judá (597 a. C.) e internado en
Tel-Abib a orillas del río Cobar. Cinco años después, a los treinta de
su edad (cf. 1, 1), Dios lo llamó al cargo de profeta, que ejerció entre
los desterrados durante 22 años, es decir, hasta el año 570 a. C
3.
4. MILAGROS
A pesar de las calamidades del destierro, los cautivos no dejaban de abrigar falsas esperanzas,
creyendo que el cautiverio terminaría pronto y que Dios no permitiría la destrucción de su
Templo y de la Ciudad Santa (véase Jer. 7, 4 y nota). Había, además, falsos profetas que
engañaban al pueblo prometiéndole en un futuro cercano el retorno al país de sus padres. Tanto
mayor fue el desengaño de los infelices cuando llegó la noticia de la caída de Jerusalén. No pocos
perdieron la fe y se entregaron a la desesperación.
La misión del Profeta Ezequiel consistió principalmente en combatir la idolatría, la
corrupción por las malas costumbres, y las ideas erróneas acerca del pronto regreso a Jerusalén.
Para consolarlos pinta el Profeta, con los más vivos y bellos colores, las esperanzas de la salud
mesiánica.
5.
6. OBRAS
Pildorilla teológica: “La gracia del Señor no necesita de años para santificarnos. Santificó en un momento al Buen
Ladrón y santificó a la Magdalena y a todos nos santifica cuando entra en nuestras almas. No debemos desesperar ni creer que
ya no podemos ser santos, porque Dios Nuestro Señor nos manda esperar; y nos lo manda de tal manera, que le ofendemos si
no esperamos”.
Pildorilla bíblica: Dios nos llama a la perfección a todas horas y desde niños; hemos hecho mal en no responder pronto a
ese llamamiento; pero siempre es hora de entrar a trabajar a la viña del Señor, como El mismo nos lo manifestó en parábola
de los operarios, que unos entraron a trabajar más temprano y otros más tarde, y a todos, en su misericordia, les dio el jornal”.
Pildorilla filosófica:Dice que está algo cansada de sufrir porque el camino del sufrimiento es largo. Esta afirmación es
contraria a la Sagrada Escritura, la razón y la experiencia. En efecto, San Pablo nos dice que es momentáneo y leve el
momento de nuestra tribulación. Mucho le aprovechará, pues pasar algunos momentos meditando en esa gran verdad, o sea
en que sus sufrimientos son nada más que de un momento, porque la vida en este mundo no es otra cosa que un momento, lo
actual; lo pasado pasó y lo venidero no ha venido; no tenemos de vida más que el momento actual”.