2. El reavivamiento produce fruto de obediencia. Para
el creyente, la obediencia es la reacción natural a la
acción del Espíritu Santo.
Esta semana veremos la obediencia en distintos
personajes bíblicos.
Pedro: Obedecer y cambiar.
Esteban: Obedecer sin importar las consecuencias.
Pablo y Ananías: Obedecer ante lo inesperado.
Ananías y Safira: Obediencia a medias.
Agripa: Negarse a obedecer (“por poco”).
Jesús: El ejemplo máximo de obediencia.
“Si todos los miembros de la iglesia se pusieran de
parte del Señor, veríamos tal reavivamiento de su
obra como no lo hemos visto hasta ahora. Dios
requiere esto de ustedes y de cada hermano. Son
ustedes quienes deben decidir si es o no mejor
obedecer el llamado del Señor. Se requiere
obediencia… El desea que sean bien dispuestos y
obedientes”
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 2, pg. 150)
3. Compara la actitud de Pedro en el patio de Anás, en la playa del mar de Tiberiades y
cuando fue llevado ante el Sanedrín. ¿Qué transformación podemos ver en su vida?
En el patio de Anás
(Mateo 26:69-74)
• Confiado en sus
propias fuerzas,
negó a Jesús
En la playa del mar
de Tiberiades
(Juan 21:15-19)
• Desconfiando de
sí mismo, no
sabía qué hacer
Ante el Sanedrín
(Hechos 5:28-32)
• Confiando en el poder
del Espíritu Santo,
decidió obedecer a
Dios antes que a los
hombres
El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés marcó una diferencia dramática en
la vida de Pedro. Lo transformó, de un creyente débil y vacilante, en un discípulo lleno
de fe y obediente.
Es un ejemplo poderoso de lo que el Espíritu Santo puede hacer por cualquiera que se
entrega con fe y obediencia a nuestro Señor.
4. “Y ellos le han vencido por medio de la
sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron
sus vidas hasta la muerte” (Apocalipsis 12:11)
Esteban estaba “lleno del Espíritu Santo” (Hch.
6:3) y no vaciló en dar testimonio hasta las
últimas consecuencias.
Aunque sus enemigos “no podían resistir a la
sabiduría y al Espíritu con que hablaba” (Hch.
6:10), no fueron convencidos por su testimonio,
sino por su obediencia ante el martirio.
“Su muerte fue una dura prueba para
la iglesia; pero en cambio produjo
convicción en Saulo, quien no podía
borrar de su memoria la fe y la
constancia del mártir y el resplandor
que había iluminado su semblante”
E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, cp. 10, pg. 83)
Aunque no todos seamos llamados a morir por nuestra fe, necesitamos estar tan
comprometidos con nuestro Señor que, si fuéramos llamados a eso, no retrocederíamos.
5. ¿Cómo reaccionó Pablo cuando Jesús
enfrentó sus prejuicios de una forma
milagrosa en el camino a Damasco
(Hechos 9:1-9)?
Creyó y obedeció: “no fui rebelde a la
visión celestial” (Hechos 26:19)
¿Cómo reaccionó Ananías cuando Jesús
enfrentó sus prejuicios acerca de Saulo
(Hechos 9:10-18)?
Después de recibir respuesta a sus dudas,
creyó en lo que Dios le decía acerca de
Pablo; y obedeció; y animó a su antiguo
enemigo: “Ahora, pues, ¿por qué te
detienes? Levántate y bautízate” (Hechos 22:16)
6. ¿Qué nos enseña la experiencia de Ananías y Safira
sobre obedecer a medias (Hechos 5:1-11)?
La obediencia a medias no es obediencia en absoluto, sino
una evidencia de un corazón dividido que no está
dispuesto a darlo todo por el Maestro.
“Miles aceptarían la verdad si
pudieran hacerlo sin negarse a
sí mismos; pero estos nunca
contribuirían a la causa de
Dios. Jamás saldrían
valientemente al encuentro
del enemigo—el mundo, el
amor a sí mismo y las pasiones
de la carne—confiando en que
su divino Director les diera la
victoria”
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 4, pg. 156)
7. Cuando sintió el llamado del Espíritu
Santo, el rey Agripa —a diferencia de
Pedro o Pablo— no fue obediente al
llamamiento.
“Mientras algunos se llenaban de
asombro al escuchar a Pablo, uno
exclamó: “Por poco me persuades a ser
cristiano.” Sin embargo, la mayoría de
los que le oyeron, pensaron que en
algún tiempo futuro considerarían lo
que habían oído. Satanás se valió de la
demora y, por el hecho de que
descuidaron la oportunidad cuando
su corazón fue enternecido, la
perdieron para siempre. Sus
corazones se endurecieron”
E.G.W. (Primeros escritos, pg. 207)
“¿Crees, oh rey Agripa, a los
profetas? Yo sé que crees. Entonces
Agripa dijo a Pablo: Por poco me
persuades a ser cristiano” (Hechos 26:27-28)
8. “Haya, pues, en
vosotros este sentir
que hubo también en
Cristo Jesús, el cual,
siendo en forma de
Dios, no estimó el ser
igual a Dios como cosa
a que aferrarse, sino
que se despojó a sí
mismo, tomando forma
de siervo, hecho
semejante a los
hombres; y estando en
la condición de
hombre, se humilló a
sí mismo, haciéndose
obediente hasta la
muerte, y muerte de
cruz” (Filipenses 2:5-8)
Jesús proporcionó un
ejemplo de cómo es una
vida llena del Espíritu
Santo. Es una vida de
obediencia dispuesta y
sumisión humilde a la
voluntad del Padre. Es una
vida de oración dedicada al
servicio y al ministerio, una
vida consumida por el
apasionado deseo de
compartir con otros
la salvación.