1. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
A PROPÓSITO DE LOS VALORES ÉTICOS QUE MUESTRA
LA BIOGRAFÍA DE ALICE DOMON (1937-1977)
Lic. Diana Viñoles
(UBA)
Aún en los tiempos más oscuros tenemos el derecho a esperar cierta iluminación, y dicha iluminación
puede provenir menos de teorías y conceptos que de la luz incierta, titilante y a menudo débil que
algunos hombres y mujeres reflejarán en sus trabajos y sus vidas bajo cualquier circunstancia y sobre
la época que les tocó vivir en la tierra. (Arendt, Vies politiques, 10)
Esta ponencia se inscribe en el núcleo temático referido a las solidaridades durante la
última dictadura y toma la vida de una mujer, Alice Domon, como encuentro y sostén de las
víctimas de tal situación. Esta solidaridad llegó hasta el extremo de la entrega de la propia vida. La
memoria de esta religiosa francesa surge de la siguiente pregunta ética: ¿Por qué estar ahí-con
−como co-responsable de los otros y las otras− en vez de huir, negar o temer por sí?
El 8 de diciembre de 1977 el “Grupo de tareas” que funcionaba precisamente en este
lugar, hoy convertido en Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti se llevó detenida a Alice
Domon que acababa de cumplir cuarenta años, arrastrándola por los cabellos y sometiéndola desde
ese momento hasta su muerte a todo tipo de vejámenes. Su compañía en esa oportunidad eran
mujeres y hombres que peleaban desesperadamente por obtener información para acercarse a los
familiares que les habían sido arrebatados. No se ha reparado aún lo suficiente en el carácter
extraordinario de la acción de esta mujer, que si bien no es la única en llevar a cabo solidaridades de
este tipo, puede conducir precisamente a descubrir otras acciones de humanidad en un contexto de
deshumanización aberrante.
Alice, sin obedecer a lazos de sangre, llevará su solidaridad hasta el extremo de correr
la misma suerte que algunas de las Madres de Plaza de Mayo, quienes reclamaban por sus hijos
venciendo el terror que imperaba durante la última dictadura militar. La “hermana Cathy” −como se
1
2. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
la llamaba desde su profesión religiosa− no tenía a nadie entre los desaparecidos y las desaparecidas
que justificase, por razones de parentesco, el sacrificio que la convirtió en una de ellas y ellos. En
efecto, el amor de Alice Domon −a los otros y las otras− no deriva necesariamente de la estructura
familiar:
Hay días en los que pienso con nostalgia en esas mañanas plenas de sol de los campos, con los
ruidos familiares y domésticos. Pero es necesario tener los dos pies sobre la tierra y la mirada
fija sobre tantos de nuestros hermanos y hermanas que sufren aquí o allí, y al mismo tiempo
recordar que Dios los ama, nos ama a todos, de todo corazón y quiere que nos demos la mano
los unos a los otrosi.
Más aún, no se limita a la profesión religiosa. Más bien constituye una excepción que
escapa a la reflexión cristiana habitual sobre la noción de consagración o la definición de los tres
votos religiosos:
Yo renovaré mi compromiso de vida consagrada en los tres votos de pobreza con un mundo
explotado y desamparado, de castidad para hacer un mundo más fraterno y solidario, de
obediencia a Jesucristo que quiere que todos estos hermanos tengan los mismos derechos y
posibilidades de vivir plenamente en este mundo ii.
Las mismas Madres de Plaza de Mayo construyeron fácticamente una instancia
superadora de la familia tradicional y de la maternidad física, que hace no considerar como un
presupuesto o una evidencia la existencia de lazos de sangre, para configurar una vinculación o
comunión tan estrecha que haga compartir la vida y la muerte. Los testimonios al respecto son
abrumadoramente abundantes. Baste citar a modo de ejemplo el final del prólogo del libro
¡Presentes! ¡Ahora y siempre! que las Madres de Plaza de Mayo - Línea fundadora acaban de
publicar: “Que mi hermano sea tu hermano. Que mi hijo sea tu hijo. Que mi viejo sea tu viejo. Que
mi mamá sea tu mamá.” (Sarti/ Sanchez, 2006:6). O el testimonio de vida de Esther Ballestrino de
Careaga, « Teresa », desaparecida con Alice Domon el 8.12.1977 de la puerta de la iglesia de Santa
Cruz, quien continuó trabajando con las Madres aún después de que su hija Ana María retornara del
campo de concentración “El Atlético”iii.
2
3. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
Así es como la vida de Domon posee una singular riqueza, sobre todo si se considera
que la ética es, como señala Lévinas, una relación de responsabilidad infinita hacia los demás en
respuesta a la demanda del otro. Esta mujer −que se quita el hábito para trabajar entre las y los más
pobres, que renuncia a la seguridad de una institución para correr la suerte de los más
desprotegidos, que abandona la estabilidad de un convento para vivir de casa en casa− al llegar a un
lugar establece nuevas relaciones intersubjetivas y se afirma y se supera en su responsabilidad.
El incansable camino de la H. Cathy −que la llevó, en una vía descendente, del sol y
las montañas de su pueblo natal al sótano de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada
(ESMA), de Europa a Sudamérica, de la Casa de la Catequesis en la diócesis de Morón a la
estrechez de una casilla en Villa Lugano, de Buenos Aires a la provincia de Corrientes, del trabajo
campesino en Perugorría a la puerta de la iglesia de Santa Cruz y del fondo del río a la continuación
de su misión aquí y ahora− impulsa a descubrir cuánta presencia hay en las ausencias y cuántas
ausencias hay todavía en las presencias que se creen poseer. Un(a) desaparecido(a), a pesar de lo
que alguna vez se dijo, es alguien que está ocupando un tiempo y un espacio de referencia ante el
desafío de búsqueda de sentido y de construcción de democracia en Argentina.
El recorrido que se seguirá en esta ponencia es el del itinerario existencial de Domon,
la ubicación en el contexto religioso desde el cual ella articula su vivencia solidaria y, finalmente,
el esbozo de algunas consecuencias éticas de la misma.
1. ITINERARIO BIOGRÁFICO
Desde los distintos lugares donde habitó, Alice Domon, nos entregó narrativas plurales
de sí misma, pero, también, nos muestra la profundización de su libertad en un único proyecto con
múltiples manifestaciones. Uno de los aspectos más admirables en la existencia de Domon es su
coherencia, el desarrollo cada vez más neto, más claro, más comprometido de sus acciones.
3
4. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
En el título de la película biográfica de Alberto Marquardtiv, Cathy responde a la
pregunta por el “¿quién?” de esta historia como “Yo, sor Alice”. Pero, aunque no en el mismo
sentido, como Rimbaud y Lejéune, podría decir: “je suis un autrev” o como Ricœurvi podría hablar
de “sí misma como otra”. Sin embargo, esas narrativas y esas identidades plurales se encadenan.
Vayamos al principio de la historia, al nacimiento y a los primeros años de la infancia en
Charquemont. El camino de Alicia Ana María Juana Domon comenzó con su nacimiento el 23 de
septiembre de 1937. A los diecinueve años ingresó a la congregación de las Hermanas de las
Misiones Extranjeras. Del carisma de su congregación atrajo a Alice especialmente ese “hacerse
todo a todos” (1 Corintios 9,22).
En 1965 la H. Thérese Logerot envió a Alice a la Argentina, a la Casa de la Catequesis
en la Diócesis de Morón. Con Monserrat, una hermana de su comunidad, sintió la necesidad de
instalarse en las “villas-miserias” del sur de Buenos Aires, en Villa Lugano. Después de unos años,
Cathy viajó a una zona donde había campesinos y estos eran aún más pobres: Perugorría (provincia
de Corrientes) donde una hermana de su Congregación estaba instalada desde 1970.
En 1975 Alice volvió a Francia para visitar a su familia. La situación política en la
Argentina comenzó a recorrer el camino impuesto por el terrorismo de Estado. Algunos jóvenes que
trabajaban con ella en las Ligas Agrarias fueron secuestrados por el gobierno y nadie informaba
sobre ellos. El movimiento de las “Ligas Agrarias” agrupó a organizaciones independientes de
campesinos pobres y medianos del nordeste argentino. Llegaron a agrupar cuarenta y cinco mil
familias en el Norte de la provincia de Santa Fe, Nordeste de Córdoba, Chaco, Formosa, Misiones,
Corrientes y Entre Ríos. Hoy toda esa organización está prácticamente destruida.
Entonces, Domon decidió viajar a Buenos Aires y allí conoció y apoyó a las Madres
de Plaza de Mayo a quienes pocos se acercaban en aquella situación donde todo podía ser causa de
4
5. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
muerte, cuánto más el reclamar por alguna de las personas secuestradas. Ellas lo estaban haciendo
por sus hijos y Alice fue especialmente sensible a su situación desesperante.
Fiel a sus compromisos éticos, Alice dio un paso más en el acercamiento a sus
prójimos más vulnerables. Junto con otras compañeras, y para no apartarse del proyecto que la
responsabiliza de las necesidades de los otros y las otras, decidió desvincularse jurídicamente de la
congregación. La soledad se acrecentó, ya sin el cobijo institucional; si bien su congregación
reclamará valientemente por ella en el momento de su desaparición.
Finalmente, el 8 de diciembre de 1977, al terminar una reunión de familiares de
desaparecidos/as en la parroquia de Santa Cruz, Alice fue secuestrada. A partir de aquí,
especialmente, sus acciones de proximidad se hicieron padecimiento. Su substituciónvii,
identificación. Sus palabras, silencio.
2. CONTEXTO RELIGIOSO
Ubicaremos la figura de Alice Domon en el contexto de los años de su profesión
religiosa. Ella encarnó lo que el magisterio eclesial, especialmente el latinoamericano, proclamóviii.
El Concilio Vaticano II, celebrado hace ya más de cuarenta años, presenta una eclesiología del
Pueblo de Dios y, en cuanto a la vida religiosa, se plantea la necesidad de un aggiornamento. Los
documentos Lumen Gentium (LG) –sobre la Iglesia− y Perfectae Caritatis (PC) –sobre la
renovación de la vida consagrada− son los que se refieren específicamente a los/as religiosos/as.
Éstos/as no aparecen ya configurando un “estado de perfección” (LG 44) sino que se ubican en el
texto a partir de la vocación común a la santidad (LG 41). Cuando en PC “se designa el
„seguimiento de Cristo‟ tal como se propone en el evangelio como „norma última de la vida
religiosa‟, se abre la puerta a un cuestionamiento radical al modo concreto en que ésta se estaba
desarrollando. La reforma propuesta por Pio XII se había remontado hasta el nacimiento de cada
una de las Congregaciones. El Vaticano II da un paso más al conectar el origen de cada
5
6. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
Congregación con el seguimiento de Cristo.” (Quiñones, 1999: 63-64). En todo caso, el documento
de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) reunida en la ciudad de Medellín en 1968
afirmaba:
A veces se interpreta equivocadamente la separación entre la vida religiosa y el mundo: hay
comunidades que mantienen o crean barreras artificiales, olvidando que la vida comunitaria
debe abrirse hacia el ambiente humano que la rodea para irradiar la caridad y abarcar todos los
valores humanos. La verdadera caridad tiene como efecto la flexibilidad de espíritu para
adaptarse a toda clase de circunstancias. (XII, 8)
Medellín “tocó muy fuerte a las puertas de la vida religiosa, sobre todo a la femenina.
Fue una verdadera revolución. En la práctica, muchos religiosos marcharon hacia las periferias,
viviendo en comunidades insertas. En la teoría se elaboró una teología de la vida religiosa marcada
por la opción liberadora por los pobres”. (Libanio, 1999: 84-85)
El paradigma de la inserción “se caracteriza por una implantación de comunidades
religiosas en medios económicamente menos favorecidos. Implica primordialmente un cambio de
lugar geográfico y ambiental, con el traslado de los religiosos desde los centros hacia las periferias
y, a veces, desde lo urbano hacia lo rural. ” (Azevedo, 1994: 169-170).
Un trabajo de licenciatura en teología de la H. Ana Quiñones se ocupa del período
1954-1976, que marca el comienzo de la vida religiosa inserta en medios populares en la
Argentina. Tiene el sugestivo título: Del “estado de perfección” a “seguir a Jesús con el pueblo
pobre”. La autora se dedica a estudiar las experiencias de las primeras comunidades que
comenzaron a compartir su vida con el pueblo pobre y a la teología subyacente a esa opción. Afirma
que fue muy importante en la renovación de la vida consagrada durante ese período comenzar a
funcionar como un cuerpo dejando de lado el tradicional aislamiento de cada uno de los institutos.
El nuevo estilo de vida que surge no es una nueva vida religiosa que nace sino que es la misma que
cambia, a partir de la autocrítica, por la conciencia de la inadecuación del tipo de vida que se venía
llevando.
6
7. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
En las Asambleas de la Conferencia de Superioras Mayores Religiosas (CoSMaRas)
de 1971 y 1972 se tomó conciencia de la realidad del país (con los criterios de opción por los pobres
del documento que la Conferencia Episcopal Argentina había dado en San Miguel en 1969) y esto
implicó una nueva comprensión de la misión. Quiñones señala, como característica de este período,
la profundidad de los cambios, por ejemplo, en la relación con los laicos y la jerarquía, que llevó a
una mayor participación en la vida concreta de la Iglesia. Pero lo que estaba en juego, sobre todo,
era una nueva y a la vez más original comprensión de la propia identidad. Alice participó con
entusiasmo de este proceso renovador, más aún, su misma vida se convierte en teología viviente y
encarnada de estas opciones.
3. A PROPÓSITO DE LOS VALORES ÉTICOS
¿Por qué estar ahí-con −como co-responsable de los otros y las otras− en vez de huir,
negar o temer por sí? Ésta fue la pregunta formulada al inicio de la presente reflexión. Intentaremos
acercarnos a algunas líneas que conduzcan a esbozos de respuestas.
Domon fue recorriendo distintos lugares geográficos que cada vez configuraron
solidaridades más comprometidas: esos topoi donde ella habitó encarnaban su compromiso con los
ancianos y los gitanos de Pau −en Francia−, los discapacitados de Morón, los habitantes de la villa
en Lugano −especialmente los migrantes bolivianos y paraguayos−, los tabacaleros de Perugorría,
las prostitutas de Buenos Aires, los y las desaparecidas de las Madres de Plaza de Mayo.
Mijail Bajtin llama chronotopos (Bajtin, 2006:37) a la correlación “espacio-temporal”
que, como metáfora que incluye emociones, aparece en la literatura. Quisiera tomar esta categoría y
expresar con ella también una ampliación de la identidad/subjetividad de Alice hasta contener en sí
otras identidades sufrientes y vulnerables. Una subjetividad como la suya, −como la de tantos otros
y otras que hoy no nombramos porque murieron en la invisibilidad−, crece hasta vencer a la muerte
7
8. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
en los vulnerables y sufrientes de hoy. La vida como misterio compartido resulta imposible de
controlar. Los torturadores se relacionaron con sus víctimas cosificándolas como NN subsumidos
en categorías −“números”, “guerrilleros”, “subversivos”−. Pero en una subjetividad que se
construye en la relación, como lo es la humana, al no reconocer a los otros y a las otras en sí, se
mataron a sí mismos.
Cathy comprendió que “el otro/ la otra/ los otros/ las otras” eran ella. Mejor aún, que
un modo posible y privilegiado de llegar a ser “sí misma” pasaba por el rodeo de la mediación de
los prójimos que vivieron en su vida, ocuparon su existencia y estuvieron presentes en sus acciones,
decisiones y relatos.
Alice Domon ofrece existencialmente la contracara de una de las famosas ficciones
filosóficas de Jean-Paul Sartre. Vivió en una escatología presente que reconoció que “el cielo son
los otros”ix. Ha habido “cielo” en un campo de concentración como la Escuela de Mecánica de la
Armada. Esta última afirmación se torna difícil en un contexto de deshumanización que hace de los
otros el infierno. Sin embargo, hubo acciones que muestran a Alice íntegramente solidaria, como
cuando al volver de la tortura preguntaba por el estado de los otros y las otras que habían sido
detenidos/as con ella o cuando absolvió con su mirada al fotógrafo que, prisionero también, era
obligado a retratarla por última vez. Esto no implica hacer de Domon una heroína ya que coincido
con la observación de Pilar Calveiro que afirma que pensar el campo de concentración como un
universo bipolar de héroes y traidores permite escindirlo de la sociedad en general. La víctima
inocente sería la figura complementaria de los dos demonios que se debaten en él, a saber: militares
y guerrilleros (Calveiro, 2006: 137). Pero, sin duda, los valores éticos que surgen a propósito del
recorrido existencial de Alice Domon se convierten en vector de lectura de muchos caminos de
solidaridad como elección que vence a la muerte. Entre ellos quisiera recordar especialmente, en
este espacio de memoria, a la hermana Léonie Duquet ya que el humilde hogar de Léonie en la
8
9. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
capilla San Pablo de Ramos Mejía fue siempre un espacio cálido y acogedor en el duro proyecto de
compromiso de Alice.
Desde esta perspectiva, el predio de la ESMA, hoy espacio de memoria, lugar físico y
a la vez histórico, es chronotopos-metáfora de pluralidad de identidades y, además, de emociones
encontradas e inexpresables. Sin embargo, la narración del transcurso concreto de una vida −la de
Alice Domon− ha intentado ser una vía de acercamiento a él, desde la perspectiva de la
responsabilidad y la solidaridad.
BIBLIOGRAFÍA
II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO (1970), Documentos
finales de Medellín, Paulinas, Buenos Aires
ARENDT H. (1974), Vies politiques, Gallimard, Paris.
AZEVEDO, M. (1994), Vidas consagradas: rumbos y encrucijadas. Temas fundamentales sobre la
vida religiosa consagrada y apostólica, Paulinas, Buenos Aires.
BAJTIN M. (2006), Esthétique et théorie du roman, Gallimard, Paris.
BOUSQUET, J. P. (1994), Las locas de la Plaza de Mayo, El Cid, Buenos Aires.
CALVEIRO P. (2006), Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina, Colihue,
Buenos Aires
CONCILIO VATICANO II (1970), Documentos. Constituciones, decretos, declaraciones, BAC,
Madrid
DOSSE, F. (2007), La apuesta biográfica. Escribir una vida, PUV, Valencia
EPISCOPADO ARGENTINO (1969), Declaración de San Miguel” sobre la adaptación a la
realidad del país de las conclusiones de la II Conferencia General del Episcopado
latinoamericano, Paulinas, Buenos Aires
9
10. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
LEJEUNE, P. (1980), Je est un autre. L’autobiographie, de la littérature aux médias, Éditions du
Seuil, Paris
LÉVINAS, E. (1993), Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro, Pre-textos, Valencia
LIBANIO, J. B., “Recordando a Medellín”, Revista Latinoamericana de Teología XVI, 46 (1999),
81-85
QUIÑONES, A. (1999), Del “estado de perfección”a “seguir a Jesús con el pueblo pobre”. El
comienzo de la vida religiosa inserta en medios populares en Argentina (1954-1976),
CONFAR, Buenos Aires
RICŒUR, P. (1990), Soi- même comme un autre, Éditions du Seuil, Paris.
SARTI A. y SÁNCHEZ C. (Comp.) (2007), ¡Presentes! ¡Ahora y siempre!, Madres de Plaza de
Mayo Ŕ Línea Fundadora, Colihue, Buenos Aires.
WELTY DOMON A. (2007), Soleil de Justice. La passion de sœur Alice, Les éditions de la
Campagnette, Montepellier.
10
11. Publicado en: Actas del I SEMINARIO INTERNACIONAL “POLITICAS DE LA MEMORIA”
Centro Cultural “Haroldo Conti”, ISBN 978-987-1407-13-2, Archivo Nacional de la Memoria, Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación, Buenos Aires, 2009, http://www.derhuman.jus.gov.ar, pp. 548-554
i
Carta a Gaby Domon, 31.8, sin consignar el año. La traducción es de la autora de esta
ponencia.
ii
Carta a Gaby Domon, sin consignar fecha. La traducción es de la autora de esta ponencia.
iii
Cf. http://www.desaparecidos .org/arg/victimas/ballestrino/. Esther Ballestrino de Careaga,
paraguaya, 59 años, CI 4241455, nro. CONADEP 411.
iv
A. Marquardt (dirección y guión), Yo, sor Alice, Argentina- Francia 2000.
v
Cfr. P. Lejeune (1980), Je est un autre. L’autobiographie, de la littérature aux médias, Éditions
du Seuil, Paris
vi
Cfr. P. Ricœur (1990), Soi- même comme un autre, Éditions du Seuil, Paris
vii
Cfr. E. Lévinas (1995), De otro modo que ser o más allá de la esencia, Sígueme, Salamanca,
163ss.
viii
Cfr. D. Viñoles, “Alice Domon (1937-1977). Teología viviente de la vida religiosa según
Medellín”, Proyecto 41 (2002) 313-334.
ix
“El verdugo es cada uno para los otros”, dice Inés hacia el comienzo de la obra de teatro A puerta
cerrada; “el infierno son los demás”, dice Garcin al final de la misma obra (Losada, Buenos Aires
2006, 37 y 79).
11