Análisis imagológico del segundo debate presidencial entre los candidatos mexicanos de los partidos políticos, realizado el 6 de junio de 2006.
¿Quién ganó en términos de percepción?
1. ANÁLISIS IMAGOLÓGICO DEL SEGUNDO DEBATE
¿Quién ganó el segundo debate del 6 de junio en términos de percepción?
¿A qué candidato presidencial se le vio mejor y peor?
¿Cuáles fueron las estrategias y las tácticas imagológicas que utilizaron los
contendientes en su participación?
Mtro. Jaime Duarte Martínez
7 de junio de 2006
www.imagen-politica.com.mx
2. 2
Índice
Introducción . . . . . . . . . 3
I. ¿Qué es la imagen? . . . . . . . 4
II. El impacto de la comunicación no verbal . . . 4
III. Diagnóstico . . . . . . . . . 6
• Andrés Manuel López Obrador . . . . . 6
• Felipe Calderón Hinojosa . . . . . 8
• Roberto Madrazo Pintado . . . . . . 10
• Patricia Mercado Castro . . . . . . 12
• Roberto Campa Cifrián . . . . . . 14
IV. Resultados de algunos sondeos de opinión
post-debate . . . . . . . . . 16
Conclusión . . . . . . . . . 17
Jaime Duarte Martínez es analista socio-político. Licenciado en Relaciones Internacionales por la ENEP-
Acatlán (UNAM), Maestro en Ingeniería en Imagen Pública por el Colegio de Consultores en Imagen Pública y
Director de Imagen Política, Consultoría.
3. 3
Introducción
A menos de un mes de los comicios del 2 de julio, los candidatos llegaron al
debate sabiendo que éste resultaba fundamental en su estrategia; más aún,
porque definitivamente la Copa del Mundo de Fútbol amenaza con opacar su
campaña presidencial. Por tanto, era primordial que, antes de la realización de
éste evento deportivo, su imagen personal quedara muy bien posicionada en la
mente del elector, sobre todo, ante el llamado grupo de los “indecisos”,
“cambiantes” e “indiferentes”, pues a estas alturas ya más del 80% de quienes
piensan votar sabe por quién lo hará. Aquél, en mi opinión, era el público
objetivo al cual los partidos buscaban seducir ayer.
No es nuestro propósito cuestionar aquí el formato del debate organizado por el
IFE que, sin duda, deja mucho qué desear, como tampoco discernir la viabilidad
de las propuestas de los candidatos, sino, más bien, enfatizar cómo en la batalla
por la percepción la “imagen pública”1 es una poderosa herramienta que resulta
fundamental en la lucha política el día hoy.
Así, con objeto de responder a las preguntas iniciales, es necesario explicar
primero, muy brevemente, qué es la imagen; segundo, indicar científicamente
cuál es el nivel de eficacia del mensaje captado por el auditorio; tercero,
presentar un diagnóstico perceptual detallado de la intervención de los cinco
candidatos participantes –señalando, de cada uno, sus fortalezas y debilidades—
y emitir una calificación acerca de su posible impacto en la opinión pública
nacional y, cuarto, recoger los resultados de algunos sondeos y encuestas de
opinión tras el debate. A fin de cuentas, la búsqueda de la credibilidad y la
confianza ciudadana en la propuesta, el partido y el candidato constituye lo más
importante que influirá, de manera decisiva, a la hora de emitir el voto.
1
Término acuñado y registrado en México por Víctor Gordoa.
4. 4
“Una imagen vale por mil palabras”.
-Confucio (551-479 AC).
I. ¿QUÉ ES LA IMAGEN?
La “imagen” es una figura, representación, semejanza o
apariencia que tenemos de una cosa. Es la “percepción”
que queda en nuestra mente después de haber recibido, a
través de nuestros sentidos, uno o varios estímulos (verbales,
no verbales y mixtos). En el proceso de comunicación el
emisor (que puede ser una persona, una marca, un producto,
una institución, una empresa o un país) transmite un mensaje
determinado al receptor, el cual éste lo decodifica y lo
convierte finalmente en su opinión. Es decir, la imagen del
emisor producirá, por tanto, un juicio de valor u opinión en el
receptor que finalmente se convertirá en su “realidad”
(aunque la verdad sea totalmente otra), que motivará en éste último una
conducta frente al primero y lo impulsará a rechazarlo o aceptarlo totalmente.
Por tanto, el éxito de la imagen del emisor dependerá de la coherencia de los
estímulos que emplee, del respeto a su identidad, del cumplimiento de sus
objetivos y de la satisfacción de las necesidades de la audiencia.
II. EL IMPACTO DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL
Sin embargo, es imprescindible subrayar antes un factor que resulta clave en
nuestro análisis y que se refiere a la eficacia de la comunicación de cualesquier
mensaje. El profesor Albert Mehrabian, sociólogo de la UCLA, demostró décadas
atrás que el elemento visual tiene un nivel de impacto del 55% en el público,
superior al 38% del cómo se escucha o expresa una persona, y a un 7% relativo a
lo que ésta dice. En otras palabras, quiere decir que para el auditorio la
apariencia, el cómo me veo o la forma (lo no verbal), es más relevante (93%),
frente al contenido (lo verbal) o fondo del discurso (7%). De ahí que, como
5. 5
veremos, los televidentes en general
Qué digo: 7 %
que vieron el debate anoche
Cómo hablo: Cómo me veo:
38% PALABRA 55 %
guiaron su preferencia hacia
VOZ
LENGUAJE CORPORAL
determinado político principalmente
conforme a este sorprendente
7% MENSAJE 38% MEDIO 55 % APARIENCIA
criterio científico. De hecho, es fruto
IMAGEN VERBAL IMAGEN NO VERBAL 93 %
de un rápido proceso mental
subconsciente en el que, además, intervienen en buena medida las emociones.
Dicho de otro modo: podemos tener la razón en algún tema, con datos
fidedignos, pero si nuestro lenguaje corporal comunica duda o miedo,
probablemente nadie o muy pocos nos crean. Así es de sencillo y difícilmente de
aceptar, para muchos, el terreno de la “percepción”.
Teniendo presente entonces estos conceptos, presento a continuación el
diagnóstico de cada uno de los candidatos presidenciales: Andrés Manuel López
Obrador, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, Roberto Madrazo Pintado, Patricia
Mercado Castro y Roberto Campa Cifrián.
Como notaremos a continuación, anoche posiblemente escuchamos de estos
algunas propuestas y planteamientos interesantes, deseables o positivos –si bien el
tiempo para exponerlos es ridículo y esperar que lo hicieran ampliamente era
pretensioso—, como también atestiguamos acusaciones y recriminaciones
mutuas, pero sólo bastó con que un candidato se equivocara o hablara bien,
estuviera mal o muy bien presentado, se moviera o no demasiado, dijera algo
con o sin fundamentos, arengara o dudara o simplemente, de entrada, no fuera
de nuestra preferencia, para que de inmediato lo rechazaramos o lo
abrazaramos totalmente, sin restricciones y le perdonaramos, así, sus fallas. Sea
como fuere, seguramente alguno nos gustó más que otro, nos convenció o nos
molestó. Sin embargo, siento que, pese a la opinión de cada quien, ninguno nos
conmovió o arrebató completamente. Fue el ingrediente ausente ayer.
6. 6
III. DIAGNÓSTICO
La construcción de éste se clasifica en cuatro puntos: 1) estrategia, 2) recursos no
verbales, 3) recursos verbales y 4) proyección e impacto (calificación).
• Andrés Manuel López Obrador (PRD-PT-PCD)
1) Estrategia: Consciente de que su ausencia en
el pasado debate fue un error (la “silla vacía”),
buscó no sólo recuperar ese espacio perdido,
sino mostrarse como el candidato de los “pobres”
y defensor de las libertades. Para ello, era
importante verse como una persona pacífica,
mentalmente equilibrada y conciliadora frente a
las previas acusaciones de sus rivales. El atentado
contra la familia de Carlos Ahumada amenazó
con eclipsarlo, pero el “fantasma” de la rebelión
postelectoral de las “tribus perredistas” todavía lo
persigue.
2) Recursos no verbales: Ataviado con un traje azul oscuro, camisa blanca y
corbata amarilla (elemento asociativo con su partido y que connota alegría), su
imagen física fue sobria y pulcra; fue el único que se diferenció de los demás y
capturó más la atención. Las canas de su cabello indican experiencia, sabiduría.
En su lenguaje corporal se mostró natural, pero muy serio la mayor parte de su
intervención, excepto en dos ocasiones en que sonrió (se ve bien cuando lo
hace) cuando señaló que las encuestas lo favorecían y convocó a un acuerdo
nacional. Sin embargo, fue evidente el constante balanceo de su cuerpo (de un
lado a otro, como si quisiera ir al baño); su postura “chueca” y su mal parado en
el atril, donde salió del ángulo de la cámara en varias ocasiones, reveló
inseguridad y que estaba sumamente nervioso. Utilizó excesivamente uno sólo de
sus brazos (el derecho), mientras que el otro (el izquierdo) parecía amarrado o
“muerto” (lo usó como “ancla” para apoyarse). Eso le restó un poco de fuerza
7. 7
visual a sus aseveraciones. Afortunadamente para su causa, resolvió muy bien su
problema de las largas pausas en sus discursos. Pese al estrés, mantuvo una voz
serena, con un ritmo y secuencia adecuados; hizo énfasis, con gestos y
ademanes, cuando acusó al cuñado de Calderón. Cerró su participación sin
entusiasmo ni contundencia, a diferencia de cómo lo hace en sus mitines (si bien
no es lo mismo).
3) Recursos verbales: La estructura de su discurso fue simple, llana, con un
contenido poco original. Demostró un vocabulario escaso, aunque claro y
directo. Usó un par de figuras retóricas y cifras (demuestra preparación
argumentativa). Planteó diversas propuestas, pero, a diferencia de Calderón y
Madrazo, éstas fueron vagas. No respondió a todos los ataques de Calderón,
pero le hizo falta argumentación convincente, pruebas, cuando emprendió sus
ataques contra él y su cuñado. Tuvo el mérito de convocar a todos los actores y
“sectores” sociales a realizar un “Pacto”, además de insistir en su papel de
opositor sin caer en lo habitualmente chocante (por ejemplo: pensiones,
desacuerdo con reformas estructurales, combate a la corrupción e
“influyentismo”). En dos ocasiones Adriana Pérez Cañedo, la moderadora, lo
interrumpió en su discurso, lo que señala que, en estas oportunidades, no hubo un
mensaje debidamente estructurado.
4) Proyección e impacto: Si sumamos la forma y el fondo, el resultado es un López
Obrador que se vio bien conforme a las altas expectativas que había de él, pero
fue frío, medio distante del público televidente. Si bien intentó, con relativo éxito,
aparecer como un candidato conciliador, no creo que el debate le haya dado
la fuerza suficiente para conquistar precisamente el voto de los electores
“cambiantes”. Sí, en efecto, consolidó su “voto duro”. Pienso que en los resultados
de las próximas encuestas electorales el perredista no modificará su actual
tendencia, es decir, se mantendrá como está hoy, pero ligeramente abajo del
aspirante albiazul.
>Calificación personal (en escala de 0 a 10): 8.0
8. 8
• Felipe Calderón Hinojosa (PAN)
1) Estrategia: Tras su innegable “victoria” en el
primer debate, su objetivo era muy claro:
enfrentarse ahora al abanderado del PRD al
exhibir sus “engaños” y “venderse”, al mismo
tiempo, como el candidato presidencial
“ganador”. Casi lo logró. La imagen del
presidente Fox, del “gobierno del cambio” y de
“la señora Martita”, igualmente le ayudan y le
perjudican.
2) Recursos no verbales: Mostró un atuendo impecable, pulcro, al lucir un traje
azul oscuro (con rayitas de gis), una corbata rayada en diagonal (apropiada
para la ocasión) y camisa blanca perfectamente planchada y cerrada en “v”
(códigos, estos, que comunican autoridad y responsabilidad). Sus gafas connotan
inteligencia, estudio, como su frente amplia. El accesorio del “pine” en la solapa
de su saco salió sobrando (desvía la atención al brillar y motiva la pregunta “¿qué
es eso?”). Pese a su estatura baja, en relación con los contendientes (asunto que
preocupó inicialmente a su equipo que trató de remediarlo un día antes con un
“banquito”), esto no influyó negativamente; estuvo firme en su lugar, sin
movimientos oscilatorios que evidenciaran nerviosismo, lo cual comunicó
seguridad y convicción. Su “campo kinésico” (mirada, gestos y ademanes) fue
regular; por ejemplo, a diferencia del pasado 25 de abril en que se veía alegre,
ahora se le observó un rostro serio, poco expresivo y sonrisa tímida. No obstante,
supo manejar muy bien sus manos y brazos para enfatizar sus ideas y, eso sí, en
cuanto a su “campo paralingüístico”, subió y bajo correctamente el volumen de
su voz, mantuvo un buen ritmo, intensidad y secuencia; posee un buen timbre. El
único problema, serio, es que hasta en 9 ocasiones trastabilló o se atropelló en
ciertas palabras, quizá porque intentó repetir frases ya construidas en su mensaje
que por un instante olvidó, o bien, porque deseaba decir muchas cosas en el
tiempo que contó. En fin, su dicción fue una debilidad innegable. Por otra parte,
9. 9
utilizó dos recursos visuales adicionales sólidos al mostrar a la cámara tanto su libro
(para contestar a uno de los “misiles” de Madrazo), y enseñar una fotografía de
Arturo Núñez (para responder a las acusaciones de López).
3) Recursos verbales: Una vez más demostró que, en el terreno de la
argumentación, estructura y manejo del discurso político, es magnífico. La
originalidad, orden lógico e inmejorable articulación en la exposición de sus ideas,
forman parte de sus fortalezas. Acompañadas de sus propuestas concretas,
compromisos y sentencias, convence (aunque me hubiera gustado escuchar que
citara más datos “duros”, en comparación con Madrazo). El haber mencionado
los nombres de algunas regiones del país, como algunas palabras talismán
(“diálogo”, “familia”, “paz”, “México ganador”), engancha y seduce (porque no
es un lenguaje acartonado, sino fresco). Tuvo la virtud, además de López y
Madrazo, de convocar a una gran “Alianza” y “gobierno de coalición” (con lo
cual derrumba el mito de la “intolerancia panista”).
4) Proyección e impacto: Vimos a un Felipe convincente, firme, cálido, cercano y
confiable, pero un poco “agresivo” (así se sintió su participación). Pese a que en
términos generales dominó el escenario en el fondo y la forma, la acusación final
de Andrés Manuel de corrupción de su cuñado –desproporcionada, por cierto—,
amargó su victoria. Calumnia o no (hoy las autoridades competentes lo niegan),
lo cierto es que en términos de percepción sólo sabremos si eso influyó hasta
conocer las próximas encuestas nacionales. Considero que posiblemente dañará
su buena imagen frente a los electores “indecisos”, de no aclararse
satisfactoriamente y a tiempo la detracción. No obstante, Calderón puede
presentar un crecimiento notable en la aceptación de la opinión pública y
superar el “empate técnico” con Obrador.
>Calificación personal: 9.0
10. 10
• Roberto Madrazo Pintado (PRI-PVEM)
1) Estrategia: El PRI sabía que, luego de su segundo
lugar en el primer debate y tercer sitio en las
encuestas, no podía desperdiciar esta nueva
oportunidad para mostrar a Madrazo como un
político capaz, experimentado y creíble, muy
diferente de los “extremos” que consideran
representan Calderón y López. No estoy seguro de
que lo haya conseguido; pesa aún la imagen
negativa que la mayoría de los mexicanos tienen de
su partido. Si a eso se añade el efecto “Montiel”, “mi
gober precioso” y la renuncia de varios priístas connotados, la misión se vuelve
difícil, por no decir imposible.
2) Recursos no verbales: Su vestimenta y presentación fue igualmente impecable,
limpia, casi elegante. El empleo del color azul cielo en su corbata, con el fondo
de la camisa blanca y el traje gris Oxford (¿o negro?), comunica autoridad y
cierta apertura y frescura; el uso de las mancuernillas también es un código de
autoridad, de alto mando. Lamentablemente para el priísta, Campa Cifrián iba
con un atuendo similar, al menos así se apreciaba en la TV (en las fotos sí se
aprecian diferencias). El bigote, que lo distingue muy bien aunque corre el riesgo
de verse orgulloso y su cabello entrecano, indican madurez. En cuanto a su
lenguaje corporal, se caracterizó por una mirada seria, dura en ciertos momentos
con el ceño fruncido (como cuando se refirió al tema de la inseguridad, por
ejemplo). Hizo magnífico uso de los ademanes (brazos y manos) para ilustrar mejor
sus comentarios. Su actitud frente a las cámaras fue de gran seguridad y
tranquilidad; comunicó firmeza y rasgos impositivos, pero tal vez se notó
sobreactuado. En lo referente a su “campo proxémico” (espacio y
desplazamiento), todo su tronco efectuó movimientos innecesarios; por
momentos se salió de su postura vertical y posición firme en el atril. Su voz,
elemento que también lo identifica muy bien, mantuvo el mismo volumen y ritmo
en sus palabras, por lo que fue monótona; además, al intentar hablar todo el
11. 11
tiempo con suavidad o cordialidad –su timbre es rasposo—, pierde credibilidad
porque su rostro nos comunica lo opuesto. Aunque utilizó un recurso visual
adicional, al haber enseñado la portada de su libro para indicarnos que Calderón
se había “robado” sus ideas, el efecto se le revirtió (Felipe mostró igualmente su
libro en la réplica, pero fechado con anterioridad).
3) Recursos verbales: El discurso de Madrazo estuvo perfectamente estructurado
todo el tiempo, ordenado. Se vio fuerte y hasta demoledor en sus críticas contra
el Poder Ejecutivo, como también convincente en sus múltiples propuestas. Citó
muchas cifras, datos duros e informes por su nombre. Llamó a todos a sumarse a
un nuevo “Acuerdo Nacional”. Acertó al emplear el término “visión de futuro”
(con lo cual nos invitó a olvidar el pasado régimen del PRI y a buscar un nuevo
porvenir). Su mayor acierto consistió, dada su estrategia, en ubicarse en el justo
medio entre “la intolerable derecha panista” y la “violenta izquierda perredista”.
De igual modo, su mensaje fue estético, con buena gramática y vocabulario. Fue
el que mejor cerró su intervención el martes.
4) Proyección e impacto: Roberto Madrazo definitivamente sorprendió, mejoró
bastante su participación respecto al debate anterior; me gustó. Se percibió muy
preparado, experimentado, prudente, conocedor y firme. Fue obvio que
pretendió todo el tiempo mostrarse también como una persona cercana, afable
y altamente confiable, pero su lenguaje corporal lo traicionó e hizo lucir más bien
duro e intransigente, lejano y hasta peligroso. La gente puede advertir una
considerable mejoría en la actitud del candidato, aunque fuera fingida, pero de
ahí a que logre atraer el voto de los “indecisos” es muy diferente. Considero que
continuará su tendencia electoral a la baja, a pesar de su empeño y cambio –
tardío— de estrategia. Su vínculo salinista y su partido lo condenan.
>Calificación personal: 8.5
12. 12
• Patricia Mercado (PASDC)
1) Estrategia: Tras sorprender favorablemente a
propios y extraños en el primer debate, la única
candidata mujer llegó a éste segundo escarceo con
la consigna de pelear de tú a tú con los partidos
“tradicionales” (olvidándose de su cercano
competidor Campa) a fin de conservar, y quizá
incrementar, la simpatía del electorado femenino
“indiferente”. Superado el conflicto interno que
fracturó en dos a su partido —socialdemócratas y
campesinos— tenía la oportunidad de refrendar la
imagen positiva que generó en varios círculos. Interpreto que
desafortunadamente la desperdició.
2) Recursos no verbales: Lució un bonito traje sastre color naranja, pero
demasiado cargado o brillante; ad hoc, más bien, para un cocktail, pero no para
este tipo de debates pues comunica presunción, informalidad y nula seriedad. Sus
accesorios (collar y aretes) eran modestos, de tamaño adecuado y cumplieron su
función al darle el toque femenino. Sin embargo, en esta ocasión llamó
igualmente la atención que su cabello perdió volumen, atracción (al parecer no
acudió ese día con su estilista); perdió frescura y la atracción inicial. Si a ello le
añadimos que, en su lenguaje corporal, parpadeó demasiado (es un mecanismo
de defensa al que se acude inconscientemente cuando existen enorme presión y
nervios por temor al público), golpeó en una ocasión uno de los micrófonos,
movió repetitivamente sus manos y brazos en un mismo sentido o dirección (de
arriba a abajo), mostró sus dientes totalmente (hasta las encías), inclinó su cabeza
hacia el lado derecho sin motivo, se movió constantemente hacia delante,
empleó el mismo volumen y ritmo en su voz y se trabó al menos cuatro veces,
entonces concluimos en este punto que su participación fue casi desastrosa. Tuvo
el acierto, en dos ocasiones, de dirigir su mirada a un lado y otro del set, con
objeto de atraer la atención del resto de los candidatos.
13. 13
3) Recursos verbales: En este rubro también falló al lanzar sus ideas como
ametralladora, sin estructura (introducción, desarrollo y conclusión) ni secuencia
lógica. Si bien su discurso fue pausado, por momentos se advirtió que improvisaba
y que, al repetir palabras y frases, no preparó debidamente el contenido de su
mensaje. Lo peor fue, asimismo, cuando dijo que “uno será el candidato”
ganador (luego intentó corregir porque se autoexcluyó); faltó sustancia en el
mensaje, innovación, mayor propuesta (demasiado light) y criticó la “indiferencia
ciudadana” (corrió el riesgo de verse agresiva, inquisitoria, porque es regla de oro
no culpar así, directamente y sin matizar, al público). Dentro de sus fortalezas diré
que fue la única que dramatizó dos veces al citar un par de anécdotas de
injusticia y sufrimiento. De la misma manera convocó a los distintos “sectores” y
candidatos y empleó palabras talismán (“derechos humanos”, “campo”,
“protección al ambiente”). Su última intervención fue pésima; sin fuerza ni
contundencia visual o argumentativa en el mensaje. Pareció concluir a la carrera,
de manera incluso atropellada.
4) Proyección e impacto: La señora Mercado defraudó. Proyectó una imagen
negativa, de una candidata no preparada, tibia e insegura, sin credibilidad. Fue
la gran perdedora. Considero que estos errores verbales y no verbales pesan
demasiado en sus propósitos de fortalecer su posicionamiento como una opción
diferente y nueva de izquierda. Veremos cuánto le afecta en la tendencia alcista
que mantenía en las encuestas. Probablemente pierda un poco de terreno ante
el buen desempeño que tuvo el abanderado del Partido Nueva Alianza.
>Calificación personal: 5.0
14. 14
• Roberto Campa Cifrián (NA)
1) Estrategia: Después de su caída en las
encuestas tras el debate de abril pasado, la
lucha del candidato y su instituto político se
centraba esencialmente en efectuar un papel
digno que les sirviera de “salvavidas”, pues
corren el riesgo de no alcanzar el puntaje
necesario para conservar su registro como
partido. Sus acusaciones contra Madrazo
surtieron el efecto deseado, pero recurrir
nuevamente a esa táctica no era conveniente
en esta ocasión. Deshacerse del mote e imagen
pública de “marioneta” de la profesora Gordillo
es un reto muy complicado que, tal vez, no le preocupa mucho lograr.
2) Recursos no verbales: La imagen física de Campa se compuso de un traje azul
marino, camisa blanca (con cuello arrugado) y corbata azul clara
(accesibilidad). La similitud con el atuendo de Madrazo, en TV, le restó
originalidad (recordemos que se vistió casi igual que Calderón la vez pasada). No
se veía mal, pero “algo” le faltó para verse más atractivo y pulcro ante los demás.
Al referirnos a su campo kinésico, observamos un cambio sustancial
principalmente en su rostro: dejó de fruncir el ceño, sonrió un poco más y levantó
sus cejas en algunos momentos. Fue importante porque una de las críticas más
severas que recibió en el primer debate fue que su lenguaje corporal transmitió
amargura, coraje y odio (hacia Madrazo y al mismo público). Pero no bastó que
suavizara sus líneas de expresión facial ni asumiera una actitud más cordial, ya
que no modificó mucho el tono de su voz ni su postura; sus ademanes reforzaban
sobre todo sus críticas y quejas. Asimismo, las pausas y silencios largos (sumamente
útiles en una pieza oratoria), se sobreexplotaron, por lo cual desesperó en ciertos
momentos. Sí se le vio mejor en este campo, pero se olvidó de quién es cuando se
conduce en su vida personal e informal; se hubiese visto más natural y cordial.
15. 15
3) Recursos verbales: No hay mucho qué decir de él en este aspecto, pues no
hubo de su parte novedades. La estructura discursiva, sencilla, clara, adoleció de
argumentos sustantivos y, aunque presentó sus propuestas en cada tema, no
despertaron interés porque careció de interesantes primicias. Es decir, su mensaje
fue “plano”, frío y funcional. Su mayor logro fue su iniciativa de proponer a todos
sus rivales firmar un compromiso de civilidad que respete los resultados de las
elecciones. Eso sí que fue todo un éxito que abona muy bien a su imagen de una
persona propositiva que busca privilegiar el diálogo y negociar acuerdos.
Finalmente, cerró muy flojo, sin entusiasmo ni con una idea que se recuerde
nítidamente por parte del público. ¿”Una de tres…?”
4) Proyección e impacto: Percibí a un político aburrido, amorfo, incoloro e
insípido, poco accesible, distante y desconfiable. Superó claramente su
actuación anterior y, de paso, a Patricia Mercado, pero no convenció de nueva
cuenta. Dudo mucho que mejore la percepción del votante hacia su persona y
partido. En su caso, la preferencia electoral podría seguir disminuyendo. Veremos
si sobrevive el próximo 2 de julio.
>Calificación personal: 6.5
Paso enseguida a presentar la percepción de la opinión pública tras el debate
que, en última instancia, es la que más nos debe interesar a los analistas e
investigadores como parte de la previsión y construcción de escenarios futuros.
16. 16
IV. RESULTADOS DE ALGUNOS SONDEOS DE OPINIÓN POST-DEBATE
Casi todos los medios informativos mostraron que Felipe Calderón Hinojosa fue el
candidato presidencial que “ganó” el encuentro. Por ejemplo, los diarios
Reforma, El Economista y La Crónica de hoy publicaron en sus primeras planas
cifras de sus sondeos que le dieron la ventaja. Excélsior mostró, en cambio, un
empate entre el candidato panista y el abanderado perredista. El único medio
impreso que indicó que Andrés Manuel se alzó con la victoria fue Diario Monitor
(MVS Multivisión). En este último caso, la emisora recibió más de 115,552 llamadas
telefónicas del público, siendo una de las audiencias más altas.
Esto es, finalmente, la percepción del público que vio el encuentro:
Medio informativo Felipe Calderón Andrés Manuel Roberto Madrazo Patricia Mercado Roberto Campa
Hinojosa López Obrador Pintado Castro Cifrián
Reforma 44% 30% 11% 3% 2%
El Economista 65.8% 19.4% 9.3% 5.5%
La Crónica 42% 29% nd 8% nd
Excélsior 35% 35% 27% 3% 1%
Diario Monitor 36.95% 56.42% 3.33% 1.36% 1.94%
nd = no disponible
17. 17
Conclusión
Como podemos advertir,
nuestro análisis concuerda
con la mayoría de las
opiniones vertidas en la
prensa nacional sobre un
contendiente. Si tratamos de señalar, por tanto, a un ganador del debate, yo
preferiría, bajo mi diagnóstico, hablar más bien de un triunfador en cuanto a la
estrategia y táctica imagológicas, al duelo de imágenes, y ese sería Felipe
Calderón (9.0). En segundo lugar, Roberto Madrazo (8.5); en tercer sitio, Andrés
Manuel López (8.0); en cuarto, Roberto Campa (6.5), y en quinta posición, Patricia
Mercado (5.0). Lo anterior significaría que, si retomamos las últimas encuestas, la
disputa final el 2 de julio sería entre Calderón y Obrador.
Así, si bien es verdad que no es una ventaja contundente o definitoria, en este
segundo debate la imagen del candidato del PAN ha dado un importante paso
en sus aspiraciones presidenciales. Veremos si dicho encuentro logra incrementar
aún más su tendencia en las encuestas y consigue desmarcarse del candidato
del “sol azteca”. Observemos, de igual forma, si la terrible acusación de López
Obrador surte el efecto mediático buscado en los electores (ensuciar las “manos
limpias”), pues si se demostrara que es una “mentira” –en un último esfuerzo
desesperado por evitar que Calderón se les despegue— entonces quedarían en
evidencia el PRD y su candidato y posiblemente experimenten, en detrimento
suyo, nuevamente una caída en las preferencias.
Finalmente, la percepción positiva que me queda en la mente al terminar el
segundo debate presidencial es la de que todos los partidos políticos, pese a sus
evidentes diferencias y posturas, coincidan en la necesidad de llegar a un nuevo
acuerdo político que garantice la legalidad del resultado de la próxima elección
federal. Esto, me parece, fue lo más destacable y útil que nos dejó como
electores la contienda imagológica presidencial entre candidatos, la noche del 6
de junio.