2. La doma a mi entender comienza el primer día de vida. Una vez que la madre se
relaciona con el potrillo y viceversa, en las primeras dos o tres horas, ya podemos
intervenir para que conozca al ser humano, lo acepte, no le tema, cosa que hace
instintivamente por considerarlo un depredador.
Este es el momento en que empezamos el “Imprinting”. El imprinting consiste en
desensibilizar al potrillo en todas las partes del cuerpo donde naturalmente puede
sentirse incomodo con el contacto.
Lo primero que se hace es colocarle un bozal con cabestro, para facilitar el manejo,
cosa que de recién nacido se consigue muy fácilmente, a continuación se lo tranquiliza
soplándole suavemente en el hocico, parece que es uno de los métodos que tienen
los equinos para relacionarse, se lo acaricia en la cabeza, prestando especial atención
a los ojos, que el rehusará instintivamente por ser una parte de su cuerpo muy
sensible y vulnerable.
3. Desde tiempo inmemorial, mucho antes de lo que nos cuenta la historia, el caballo
ha llamado la atención del hombre, tal como se lo denominaba en la antigua
literatura, "el noble bruto" fue durante siglos el principal medio de transporte,
combate, herramienta insustituible de trabajo y gran compañero del hombre.
Con el correr de los tiempos y el avance de la mecanización, el caballo ha ido
perdiendo utilidad pero, en contrapartida y gracias a la equitación y el
esparcimiento, ha ido ganando mayor número de adeptos.
Lamentablemente, en esta relación hombre-caballo las técnicas de sometimiento
de gran raigambre- no han evolucionado favorablemente para nuestro amigo;
siguen estando, basadas en el castigo físico, la humillación y el miedo.
4. Se trata de una serie de técnicas, la mayoría de ellas
muy antiguas, que han sido recopiladas de distintas
escuelas, de diversas culturas, de mucha gente
conocedora de la comunicación entre el hombre y el
caballo, que han sabido entender que no es necesario
utilizar métodos violentos para lograr que el caballo
haga lo que queramos.
De este modo, se llegan a desbravar potros que luego
son caballos, que pasan a ser nuestro compañeros y se
sienten a gusto y cómodos, obedeciendo nuestras
órdenes siguiendo siempre su tan noble sentimiento
de gratitud por complacernos.
5. Conociendo la psicología del caballo, su modo de sentir, actuar y reaccionar podremos
lograr que desde un primer momento el potro nos acepte como líder y guía,
sintiéndose seguro y confiado con nosotros. Esto es muy fácil de lograr y a partir de ahí
estará dispuesto a asimilar todo el aprendizaje que le impartimos. Para esto es muy
importante el conocer sencillas reglas de comunicación y que las ordenes sean claras y
precisas durante todo el proceso de doma.
6. podemos decir que es considerablemente
menor el período de tiempo utilizado para
amansar al potro dado que en cuestión de días
estaremos montándolo y obteniendo un caballo
muy dócil, confiado y seguro, por lo tanto
confiable, dado que no se asustará fácilmente y
será nuestro compañero y amigo incondicional.
Por otro lado y físicamente hablando será un
animal flexible y reunido, mediante ejercicios
que lograrán de nuestro caballo que siempre
esté en una actitud de reunión en la cual
concentrará toda su energía y reacción para el
momento que la necesite, tanto para el trabajo,
el deporte o el divertimento.
7. Otra ventaja a tener en cuenta es la del placer que significa trabajar y tratar con
los caballos de este modo, lo que con los métodos tradicionales es una
verdadera lucha; ahora podemos lograr que el trabajo sea algo realmente
gratificante, descubrir una nueva dimensión de comunicación basada en el
respeto entre dos seres vivientes que sienten la vida y el momento presente.
8. Existen dos tendencias en lo que a doma se refiere. La primera utiliza técnicas de
intimidación y castigo, para lograr la obediencia de los equinos. La segunda es la del
exceso de cariño. Tal vez ambas tengan algún grado de eficacia, pero la "Doma
Racional" es una de las más eficientes.
La Doma Racional se encuentra exactamente entre las dos tendencias anteriores. Ni
muy intimidatoria y agresiva, ni muy floja y condescendiente. Lo que se quiere lograr
es captar la atención del animal con respeto y confianza. Una de las claves es tener
siempre una actitud tranquila y respetuosa sin dejar de lado la necesaria firmeza.
Durante las sesiones de entrenamiento debemos aprender a pensar y actuar como
un líder y dejar de presentarnos ante los animales con actitudes soberbias. Saber que
queremos hacer con él y hacia donde lo queremos llevar, para transmitirle esa
información.