El hábito de fumar comenzó en las tribus americanas como parte de rituales y se difundió por el mundo con la llegada de los españoles, quienes lo popularizaron como una costumbre socialmente aceptada entre los hombres. El documento luego describe las tres etapas del hábito de fumar: iniciación, afrontamiento y mantenimiento, donde el fumador pasa de probar el tabaco ocasionalmente a necesitar fumar con frecuencia.