El documento discute cómo la cultura actual y la naturaleza pecaminosa del hombre han afectado la perspectiva de la masculinidad. Argumenta que los hombres deben vivir de acuerdo con los principios de Dios establecidos en la Biblia, sirviendo como líderes protegiendo y proveyendo para sus familias a través del reconocimiento de la señoría de Jesucristo.