Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Actividades de la Iglesia en Jerusalén
1. Las actividades de la
Iglesia en Jerusalén
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
2. A. Continuaron aprendiendo y
obedeciendo la Palabra de
Dios dada a los apóstoles.
(Hechos 2:41,42)
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
3. B. Continuaron en comunión
unos con otros. (Hechos 2:42)
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
4. C. Recordaban la muerte del
Señor. (Hechos 2:42)
1. El pan (Marcos 14:22,23)
2. El jugo de uvas (vino)
(Marcos 14:23,24)
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
5. 1. El pan (Marcos 14:22,23)
Jesús utilizó pan porque eso
es lo que los judíos comían
todos los días.
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
6. 2. El jugo de uvas (vino)
(Marcos 14:23,24)
El vino también era muy
normal y común para los
judíos.
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
7. Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
8. D. Continuaron en oración.
(Hechos 2:42; Marcos 1:35,
14:32-36; Lucas 6:12,13
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
10. F. Continuaron alabando a
Dios. (Hechos 2:46,47)
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
11. G. Continuaron testificando
para que otros fueran
agregados a la Iglesia.
(Hechos 2:47)
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
12. “alabando a Dios, y teniendo
gracia hacia todo el pueblo. Y
cada día el Señor añadía al
número los que iban siendo
salvos.”
Lección # 3 – Los Hechos del Espíritu Santo en y a través de la Iglesia
Notas del editor
Introducción: Abandonemos por un momento la idea de la Iglesia como una institución en conceptos abstractos, como si estuviera compuesta de leyes, ideas, normativas, valores y creencias que determinan una forma de comportamiento, más bien empecemos a ver a la Iglesia como un organismo vivo y dinámico que en su composición y partes (los miembros) llevan a cabo en acción las órdenes y dictámenes de la cabeza, valiéndose de las cualidades que la cabeza le ha otorgado a cada miembro para cumplir su función. En Hechos se ve un organismo vivo, un cuerpo en funcionamiento, empezaremos a ver esa idea en esta lección.
Cuando Pedro predicó en el día de Pentecostés, tres mil personas creyeron y fueron bautizadas. Lea Hechos 2:41,42. Estos 3000 instantáneamente vinieron a ser añadidos, agregados, contados como parte de los creyentes. No por haber sido bautizados (como algunos dicen) es que fueron añadidos a los creyentes, sino por haber creído, recibido el mensaje predicado.
El comienzo del versículo 42 en Hechos 2 dice, “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles”. Literalmente, estaban dedicados constantemente a la enseñanza de...
Jesús mandó a Sus discípulos enseñar a todos los que creyesen, todo lo que Él les había enseñado mientras estuvo aquí en la tierra con ellos.
Hubo también otras cosas más que Jesús quería enseñar a los apóstoles y hacer que ellos enseñaran a todos los demás creyentes. Pero ellos no pudieron entender estas cosas hasta que el Espíritu Santo vino a vivir en ellos. Jesús prometió que cuando viniera el Espíritu Santo, enseñaría a los apóstoles todas esas otras cosas.
Cuando el Espíritu Santo vino, les recordó a los apóstoles todo lo que Jesús había enseñado durante los tres años con ellos, y también les enseñó todas las otras cosas que Él quería que supieran. LEER EFESIOS 2:20; 3:5 Todo lo que Jesús enseñó a los apóstoles mientras que estuvo con ellos aquí en la tierra, y todo lo que el Espíritu Santo les enseñó después de que Jesús volvió al Cielo, con el tiempo fue escrito y llegó a formar la última sección de la Biblia.
Todo lo que los apóstoles enseñaron a la Iglesia finalmente fue escrito y agregado a la Biblia para que nosotros también pudiéramos conocer la verdad.
Lea Hechos 2:42 otra vez. Continuaron en “comunión”. Estos creyentes estaban dedicados constantemente a estar juntos. Estaban juntos porque tenían comunión, pero no tenían comunión por estar juntos. La comunión la hacía el compartir cosas en común entre ellos; habían creído en el Señor Jesús como el Mesías, el Espíritu Santo moraba en sus vidas, habían sido bautizados, y estaban “fiebruos” con las enseñanzas de los Apóstoles. Todo eso lo tenían en común, y por eso estaban juntos. Eran hermanos en Cristo y amigos también. Esto no quiere decir que los creyentes no puedan tener amistades que no lo sean, sino que al tener más cosas es común es más fácil tener amistad. La amistad puede ser el “gancho” para que los amigos y conocidos que tengamos puedan venir al conocimiento de la verdad de Dios en Cristo.
Cuando la Iglesia, o grupo de creyentes en Jerusalén se reunía, también obedecía la instrucción del Señor Jesús de recordar Su cuerpo y sangre los cuales Él dio como la paga por el pecado. Lea Hechos 2:42 otra vez. Estaban dedicados constantemente “en el partimiento del pan”. Este tiempo de recordatorio es que se ha llamado la Cena del Señor.
Véase 1 Corintios 11:20. El “partimiento del pan” mencionado en Hechos 2:42 parece referirse a la Cena del Señor. El énfasis en el hecho de “partir el pan” es relevante solamente cuando se usa como un cuadro del cuerpo lastimado de Cristo. No parece probable que Lucas mencionara comidas comunes y corrientes como parte de las actividades de la iglesia acompañadas con la obediencia a la doctrina de los apóstoles, comunión unos con otros y oración. El “partimiento del pan” en conexión con la Cena del Señor parece haberse hecho al mismo tiempo cuando tenían comidas comunes y corrientes juntos
En la noche que Judas traicionó a Jesús, luego de haber celebrado la Pascua, el Señor Jesús enseñó a los discípulos la forma como podían recordar su muerte a favor de ellos.
Lea Marcos 14:22,23.
Jesús tomó el, lo partió y lo entregó a Sus apóstoles. Les dijo que después que Él volviera al Cielo, habrían de reunirse para partir y comer el pan de modo que no olvidaran Su cuerpo que daría en la cruz por sus pecados. Así como los creyentes en Jerusalén recordaban al Señor Jesús partiendo y comiendo el pan juntos, también nosotros hemos de hacerlo, y recordar así Su cuerpo, el cual dio por nosotros.
El pan nos recuerda el cuerpo sin pecado del Señor Jesús, el cual dio en la cruz por nuestros pecados.
Lea Marcos 14:23,24. Cuando tomaran el jugo de uva, ellos habrían de recordar la sangre de Jesús que fue derramada por los pecadores. A través de la sangre de Cristo, la cual dio por nosotros, Dios hizo un nuevo pacto. Este pacto es que todos los que confiaran en Su sangre recibirían perdón por todos sus pecados y tendrían vida eterna.
La Cena del Señor debe ser enseñada como un tiempo sencillo de conmemoración tal como Jesús la enseñó a Sus discípulos y como la hemos enseñado en esta lección.
La Cena del Señor no debe ser enseñada como el tiempo cuando los creyentes han de inspeccionar sus propias vidas y arreglar cuentas con el Señor de manera que se sientan “dignos” de comer y beber a Su mesa. Por un mal entendimiento de 1 Corintios 11:28,29, a menudo se ha enseñado a los creyentes que antes de participar en la Cena, deben examinarse a sí mismos y estar seguros de que no hay nada en sus vidas que los haga “indignos” de comer y beber. De esta forma la Cena se ha convertido en una carga en lugar de un tiempo de alegría y agradecimiento.
La Cena del Señor no es el tiempo para que un cristiano escudriñe y juzgue su vida y relaciones con otros creyentes. El examinarse a sí mismo debe ser un ejercicio constante e inmediato del creyente en cualquier momento que el Espíritu Santo le muestre el pecado en su vida. El examinarse tiene que ver más con si estamos tomando la cena del Señor entendiendo bien su propósito de recordatorio y no de examinación. Comer indignamente o sin “discernir el cuerpo de Cristo” es exactamente eso, hacerlo sin entender.
Lea Hechos 2:42 otra vez. Los primeros creyentes en Jerusalén también continuaron pasando tiempo juntos para orar a Dios.
La oración es una parte importante en las vidas de los hijos de Dios en el Antiguo Testamento. Está escrito en el Salmo 55:16,17 que David, el rey de Israel, dijo: “En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y Él oirá mi voz”. La oración también era muy importante en la vida del Señor Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Entendiendo que la oración es un privilegio, los creyentes de la iglesia en Jerusalén aprovechaban ese privilegio, constantemente estaban orando juntos. Piensen un momento; leemos la Escritura y Dios nos habla a través de ella, escuchamos predicaciones de las Escrituras y Dios nos habla, vivimos el día a día y Dios nos habla, compartimos con hermanos y Dios nos habla a través de ellos, pero de qué manera nos comunicamos con Él? Con la oración!!! Siendo que la oración no debe ser un momento solamente en el día, debe ser nuestra vida, nuestra comunicación abierta con el Padre, a cada momento, sabiendo claro está que Él hasta conoce nuestros suspiros.
Habían muchos creyentes pobres en Jerusalén, pero los creyentes en la iglesia compartían unos con otros. Lea Hechos 2:44,45.
Cada persona ha recibido lo que tiene del Señor y debe responder ante Él respecto a lo que hace con eso.
No debemos esperar que otras personas provean para nosotros. El Señor Jesús dijo que cada uno debe trabajar y proveer para sí mismo, su esposa, su familia y sus padres ancianos o enfermos. Véase 2 Tesalonicenses 3:12; 1 Timoteo 5:8,16.
Aunque Dios espera que cada persona sea laboriosa y provea para sus propias necesidades, los creyentes también deben cuidarse unos a otros. Al compartir con otros lo que tenemos, le estamos dando al Señor.
Los creyentes de Jerusalén también estaban agradecidos con Dios y lo alababan por el perdón de sus pecados, por el regalo de la vida eterna el cual habían recibido a través del Señor Jesucristo, y por Su cuidado diario para con ellos. Lea Hechos 2:46,47.
a medida que pasa el tiempo, existe el peligro de que desvíen su atención hacia otras cosas y se vuelvan insensible o descuidados de modo que ya no alaben a Dios como lo hicieron en el principio.
Israel alabó al Señor después que abrió el mar y los guió a través de él. Agradecieron al Señor porque los rescató, destruyendo a Faraón y todo su ejército en el mar. Pero pocos días después, cuando necesitaron agua, se quejaron y se rebelaron contra el Señor. Olvidaron todo acerca de las cosas maravillosas que Él había hecho por ellos.
Hechos 2:47 nos cuenta que “el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
Cada día más personas estaban confiando en el Señor Jesús como el Salvador prometido que murió por sus pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día. En otras versiones, como la Biblia Textual se entiende mejor el versículo.
¿Cómo piensan ustedes que esas personas en Jerusalén oyeron y entendieron lo que Jesús había hecho por ellos? A través de la Iglesia. Los apóstoles y demás creyentes estaban contándole a otros las Buenas Nuevas de que los pecadores pueden ser salvos a través del Señor Jesús.
Ésta es otro privilegio pero también responsabilidad de cada creyente. Todos debemos estar hablando a otros acerca del Señor Jesús. Podemos compartir con ellos las enseñanzas de las Escrituras de manera cronológica para que su entendimiento sea más claro.