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1. Homilía para público amplio: la vida no termina, no1. Homilía para público amplio: la vida no termina, no
tengamos miedo.tengamos miedo.
Textos: Sabiduría 3,1-9Textos: Sabiduría 3,1-9
1. (La vida de los hombres no termina con la muerte)1. (La vida de los hombres no termina con la muerte)
El hecho de la muerte se alza como un muro lleno deEl hecho de la muerte se alza como un muro lleno de
interrogantes yinterrogantes y
de temor en el centro mismo del camino de la vida.de temor en el centro mismo del camino de la vida.
Vamos avanzando porVamos avanzando por
nuestra existencia y, de repente, nos encontramosnuestra existencia y, de repente, nos encontramos
encarados con estaencarados con esta
muralla misteriosa que nos impide el paso. Y en su mismamuralla misteriosa que nos impide el paso. Y en su misma
base dejamosbase dejamos
los restos de nuestro cuerpo. Los familiares, los amigoslos restos de nuestro cuerpo. Los familiares, los amigos
piadosamente lospiadosamente los
recogen y los entierran. ¿Todo se ha terminado pararecogen y los entierran. ¿Todo se ha terminado para
nosotros? Este esnosotros? Este es
uno de los interrogantes escritos en la muralla de launo de los interrogantes escritos en la muralla de la
muerte y que nosmuerte y que nos
llena de angustia: ¿LA VIDA DE LOS HOMBRES SEllena de angustia: ¿LA VIDA DE LOS HOMBRES SE
TERMINA CON LATERMINA CON LA
MUERTE?MUERTE?
La Palabra de Dios que hemos leído NOS DICE QUE NO:La Palabra de Dios que hemos leído NOS DICE QUE NO:
"La gente"La gente
insensatainsensata——los que no tienen felos que no tienen fe——pensaban que moriríanpensaban que morirían——
que todo seque todo se
terminaba para ellosterminaba para ellos——, consideraba su tránsito como una, consideraba su tránsito como una
desgracia, sudesgracia, su
partida de entre nosotrospartida de entre nosotros——esto es, el pasar de una a otraesto es, el pasar de una a otra
manera demanera de
vivirvivir——como una destrucción. Pero ellos están en paz".como una destrucción. Pero ellos están en paz".
Parece como siParece como si
esta muralla de la muerte fuera impenetrable, que no nosesta muralla de la muerte fuera impenetrable, que no nos
deja pasar aldeja pasar al
otro lado, pero nuestra vida, aquello que constituyeotro lado, pero nuestra vida, aquello que constituye
verdaderamenteverdaderamente
nuestra personalidad, "probada como oro en crisol", librenuestra personalidad, "probada como oro en crisol", libre
de losde los
obstáculos que nos imponían el tiempo y el espacio,obstáculos que nos imponían el tiempo y el espacio,
"resplandecerá como"resplandecerá como
chispa que prende" y atravesará el muro. HEMOSchispa que prende" y atravesará el muro. HEMOS
PASADO AL OTROPASADO AL OTRO
LADO. En este momento solemne se cumple lo que hemosLADO. En este momento solemne se cumple lo que hemos
oído en laoído en la
lectura: "Los que confien en el Señor conocerán lalectura: "Los que confien en el Señor conocerán la
verdad, y los fielesverdad, y los fieles
permanecerán con él en el amor".permanecerán con él en el amor".
2. (Los que han muerto están en manos de Dios)2. (Los que han muerto están en manos de Dios)
Ahora encontramos también respuesta a otro de losAhora encontramos también respuesta a otro de los
interrogantes de lainterrogantes de la
muerte: ¿DONDE ESTAN NUESTROS DIFUNTOS? ¿QUIENmuerte: ¿DONDE ESTAN NUESTROS DIFUNTOS? ¿QUIEN
SESE
PREOCUPA AHORA DE ELLOS? Desde la fe podemos decir:PREOCUPA AHORA DE ELLOS? Desde la fe podemos decir:
"La vida de"La vida de
los justos está en manos de Dios" No tengamos miedo, yalos justos está en manos de Dios" No tengamos miedo, ya
queque
NUESTROS DIFUNTOS ESTAN EN BUENAS MANOS, muchoNUESTROS DIFUNTOS ESTAN EN BUENAS MANOS, mucho
mejores quemejores que
las nuestras. Pues mientras vivían y estaban conlas nuestras. Pues mientras vivían y estaban con
nosotros, más de unanosotros, más de una
vez fueron victimas de nuestros defectos, de nuestrasvez fueron victimas de nuestros defectos, de nuestras
limitacioneslimitaciones,, dede
nuestro egoísmo y de nuestras injusticias. Ahora están ennuestro egoísmo y de nuestras injusticias. Ahora están en
las manos delas manos de
Dios: manos de padre que acogen, que comprenden, queDios: manos de padre que acogen, que comprenden, que
aman y por elloaman y por ello
siempre están dispuestas a perdonar. Manos de padre ysiempre están dispuestas a perdonar. Manos de padre y
de madre llenasde madre llenas
de amor. Las manos de Dios nos han dado la vida, se hande amor. Las manos de Dios nos han dado la vida, se han
 juntado co juntado con lasn las
nuestras y nos han conducido por los caminos de lanuestras y nos han conducido por los caminos de la
existencia, nos hanexistencia, nos han
educado para la libertad, para la responsabilidad, para eleducado para la libertad, para la responsabilidad, para el
amor. Por elloamor. Por ello
nos han salvado, nos han liberado, y hannos han salvado, nos han liberado, y han hecho quehecho que
llegásemos a ser lollegásemos a ser lo
que somos: nosotros. Las manos de Dios se alarganque somos: nosotros. Las manos de Dios se alargan
también haciatambién hacia
nosotros a la hora de la muerte y nos llevan al otro ladonosotros a la hora de la muerte y nos llevan al otro lado
de la frontera, allí de la frontera, allí 
donde "ningún tormento nos tocará", a la felicidaddonde "ningún tormento nos tocará", a la felicidad
inmensa, al lugar delinmensa, al lugar del
reposo, de la luz y de la paz, a la inmortalidad.reposo, de la luz y de la paz, a la inmortalidad.
Nuestro hermano ha dado este paso definitivo. Ahora estáNuestro hermano ha dado este paso definitivo. Ahora está
con Dios.con Dios.
ACOMPAÑEMOSLE CON NUESTRO RECUERDO Y CONACOMPAÑEMOSLE CON NUESTRO RECUERDO Y CON
NUESTRANUESTRA
PLEGARIA, unidos a Jesucristo, nuestro hermano mayor,PLEGARIA, unidos a Jesucristo, nuestro hermano mayor,
que ha muerto yque ha muerto y
ha resucitado y nos ha enseñado el camino que conduce aha resucitado y nos ha enseñado el camino que conduce a
nuestra casa,nuestra casa,
a la casa de Dios, a la casa del Padre ya la casa de Dios, a la casa del Padre y la Madre, a la casala Madre, a la casa
donde todosdonde todos
nos hemos de reunir para siempre.nos hemos de reunir para siempre.
JOSEP M. ARAGONÉSJOSEP M. ARAGONÉS
Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona)Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona)
2. Homilía popular: Dios quiere salvar; pidamos que acoja2. Homilía popular: Dios quiere salvar; pidamos que acoja
a estea este
hermano nuestro.hermano nuestro.
Textos: Romanos 14,7-12Textos: Romanos 14,7-12
1. (Toda la vida se presenta ante Dios)1. (Toda la vida se presenta ante Dios)
A primera vista, parece como si san Pablo dijera que esA primera vista, parece como si san Pablo dijera que es
igual vivirigual vivir
como morir, porque dice: "SI VIVIMOS, VIVIMOS PARA ELcomo morir, porque dice: "SI VIVIMOS, VIVIMOS PARA EL
SEÑOR; SISEÑOR; SI
MORIMOS, MORIMOS PARA EL SEÑOR".MORIMOS, MORIMOS PARA EL SEÑOR".
Entendida así, esta afirmación no nos acabaría deEntendida así, esta afirmación no nos acabaría de
convencer. Todosconvencer. Todos
los que estamos aquí amamos la vida. La muerte se noslos que estamos aquí amamos la vida. La muerte se nos
presenta comopresenta como
una cosa negativa, como el final de nuestro camino enuna cosa negativa, como el final de nuestro camino en
este mundo, uneste mundo, un
alejamiento de todo lo que nos rodea, una imposibilidadalejamiento de todo lo que nos rodea, una imposibilidad
de seguirde seguir
realizando nuestros proyectos de futuro...realizando nuestros proyectos de futuro...
Pero situémonos en nuestra perspectiva, seguramente laPero situémonos en nuestra perspectiva, seguramente la
que deberíaque debería
tener san Pablo cuando hacia aquellas afirmaciones.tener san Pablo cuando hacia aquellas afirmaciones.
Nosotros somosNosotros somos
criaturas de Dios. No podemos estar al margen de estacriaturas de Dios. No podemos estar al margen de esta
dependencia. Y adependencia. Y a
pesar de que muchos de nosotros muchas veces no lopesar de que muchos de nosotros muchas veces no lo
pensemos, lapensemos, la
realidad es que DEPENDEMOS EN TODO DE DIOS y querealidad es que DEPENDEMOS EN TODO DE DIOS y que
nuestra vida esnuestra vida es
como un acto de culto a Dios.como un acto de culto a Dios.
Por suerte, hay muchas personas que viven esta realidadPor suerte, hay muchas personas que viven esta realidad
de unade una
manera consciente. Cada día, cada hora, cada minuto,manera consciente. Cada día, cada hora, cada minuto,
ofrecen a Diosofrecen a Dios
todo lo que hacen. Como el escritor que escribe cada díatodo lo que hacen. Como el escritor que escribe cada día
una hoja y, aluna hoja y, al
llegar la noche la revisa, corrige aquello que no le gusta yllegar la noche la revisa, corrige aquello que no le gusta y
la dejala deja
preparada para su publicación Así hacemos nosotros,preparada para su publicación Así hacemos nosotros,
acumulando cadaacumulando cada
día de nuestra vida todo lodía de nuestra vida todo lo bueno que hemos podidobueno que hemos podido
hacer. Y al llegar lahacer. Y al llegar la
hora de la muerte, esta página, escrita cada día, se juntahora de la muerte, esta página, escrita cada día, se junta
a las otras: sona las otras: son
las obras completas. LA MUERTE ES EL OFRECIMIENTOlas obras completas. LA MUERTE ES EL OFRECIMIENTO
DE TODA LADE TODA LA
VIDA, ENTERA, DE GOLPE. Mientras vivíamos, laVIDA, ENTERA, DE GOLPE. Mientras vivíamos, la
ofrecíamos minuto aofrecíamos minuto a
minuto. A la hora de la muerte, la ofrecemos toda entera.minuto. A la hora de la muerte, la ofrecemos toda entera.
Desde estaDesde esta
óptica sí que son semejantes la vida y la muerte. "Sióptica sí que son semejantes la vida y la muerte. "Si
vivimos, vivimos paravivimos, vivimos para
el Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida yel Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida y
en la muerteen la muerte
somos del Señor".somos del Señor".
2. (Oremos por este hermano al Dios que salva)2. (Oremos por este hermano al Dios que salva)
Nuestro hermano ha llegado al término de su vida mortal.Nuestro hermano ha llegado al término de su vida mortal.
EL SEÑOR
HABRA APRECIADO TODO LO BUENO QUE HA IDO
HACIENDO, EL
DESIGNIO DE DIOS ES DE SALVACION. "Cristo murió y
resucitó" para
indicar que también nosotros los creyentes, pasando por
la muerte,
estamos llamados a la vida. Los méritos infinitos de
Jesucristo y todo lo
positivo que habremos hecho mientras vivíamos nos
darán acceso a la
vida eterna. "Todos hemos de comparecer ante el tribunal
de Dios. Cada
uno dará cuenta a Dios de sí mismo".
Hermanos, yo os invito ahora a orar. Hacemos como de
abogados
defensores en un juicio. Que nuestra plegaria sea un
DECIRLE A DIOS
QUE VALORE TODO LO BUENO y positivo que ha hecho
nuestro
hermano mientras vivía y que, misericordioso, no le tenga
en cuenta todo
lo que quizás por debilidad humana no pudo controlar.
Seguramente él
mismo ya debía ir puliendo a tiempo todo aquello con lo
que no estaba de
acuerdo. Confiemos reencontrarnos un día en la casa del
Padre.
ALBERT TAULÉ
Sabadell (Barcelona)
3. Homilía basada en las "bienaventuranzas", adaptable a
diversos
públicos, especialmente pensada para exequias de
difuntos que —de
algún modo— hayan vivido lo que Jesús anuncia en las
bienaventuranzas: pobreza, dolor, paz, lucha por la
 justicia, etc. Es decir,
como dice la primera lectura, amor a los hermanos, dar la
vida por los
hermanos.
Textos: 1 Juan 3,14-16
Mateo 5,1-12a
1. {La gran verdad que anuncia Jesús)
Hemos escuchado este ANUNCIO DE DICHA, DE
FELICIDAD, DE VlDA
(y diría que incluso de triunfo) que pronunció Jesús en el
inicio de su
predicación.
Y PUEDE PARECER EXTRANO que lo hayamos leído con
motivo de
una celebración exequial, es decir, en esta reunión de
plegaria por la
muerte de... Puede parecer extraño y sin duda lo es si lo
miramos desde
un punto de vista puramente humano. Pero aquí nos
hemos reunido como
cristianos, como creyentes en Jesucristo, en Aquel que
pronunció estas
extrañas palabras. Por eso nos atrevemos a leerlas:
porque creemos que
su palabra es Palabra de Dios, es decir, la verdad más
profunda, la más
real, más allá de la verdad aparente que suele dominar en
nuestro modo
de pensar y de sentir de cada dia.
Y LA GRAN VERDAD QUE ANUNCIÓ CON FUERZA JESUS,
EL HlJO DE
DIOS, ES ÉSTA: son dichosos, son felices, de ellos es el
Reino de Dios,
los que han vivido como pobres, en la sencillez, quizá en
el dolor. Los
hijos de Dios —ahora y para siempre—, los que verán a
Dios y poseerán
su herencia de paz y felicidad, son los que vivieron con
hambre y sed de
 justicia, los que supieron amar en su vida de cada día, los
limpios de
corazón, los que comunicaron paz.
2. (Una celebración de comunión)
Y quizá en su vida aquí en la tierra todo esto no fue
comprendido, no
fue valorado como se merecía. Quizá ni ellos mismos lo
comprendieron.
Pero si lo vivieron —y eso es lo que, hermanos, importa al
fin y al cabo—
DIOS LES ACOGE COMO HIJOS SUYOS. Por eso dice Jesús
—lo
acabamos de leer—: "estad alegres y contentos, porque
vuestra
recompensa será grande en el cielo". Una alegría y una
recompensa que
tienen ya plenamente los que viven en total comunión con
Dios en aquel
país que llamamos "cielo", pero de lo que —de algún
modo—
participamos ya ahora aquellos que compartimos su
amor, su bondad, su
camino duro de cada dia. Su alegría y su dolor.
Por eso esta celebración nuestra, hoy, es de COMUNION.
Comunión
con un camino que no ha terminado, que se ha
transformado en dicha.
Comunión con Dios y con los hermanos que ya no viven
entre nosotros.
Pero su recuerdo seguirá vivo, ejemplar —más allá de
todo lo que hay de
pecado o de deficiencia en cada hombre o mujer—; su
recuerdo podrá
ayudarnos.
3. (Amor y vida)
Hemos leído antes en primer lugar, unas palabras del
apóstol Juan que
resumen nuestra fe cristiana. Esta fe que, de algún modo,
hoy
deberíamos reafirmar y renovar. Nos decía san Juan que
"el que no ama
permanece en la muerte". O dicho al revés: el que ama,
vive para
Hermanos: A menudo decimos que la vida es un camino.
Lo decimos y
expresamos particularmente de un amigo, de una persona
con la que
hemos convivido, que hemos amado. Decimos que ha
terminado su
camino, el camino de esta vida.
Y es verdad: la muerte es término de nuestro caminar por
este mundo
que pasa.
Pero los cristianos no andamos solos este camino: Jesús
lo hace con
nosotros. El evangelio nos lo acaba de decir. Los
discípulos de Jesús a
menudo sin darnos cuenta, caminamos con él. NOS SALE
AL
ENCUENTRO CUANDO ESTAMOS MAS ABATIDOS Y
DESANIMADOS,
cuando no encontramos sentido a la vida, cuando todo se
nos hunde.
Entonces él, por su palabra, nos introduce en la verdad de
las cosas, nos
descubre y nos comunica la vida verdadera, recorre con
nosotros el
camino de las dudas y las incertidumbres, de la
preocupaciones y los
desánimos. Jesús, nuestro camino, verdad y vida, nos
acompaña, como
acompañó aquella tarde de Pascua a los dos discípulos
que iban a
Emaús.
2. ("Quédate con nosotros")
Creo que hoy los que nos hemos reunido para celebrar la
eucaristía
recordando con afecto cristiano a un pariente, a un amigo
difunto, lo
hemos hecho PARA ESCUCHAR UNA PALABRA DE LUZ Y
DE VIDA, UNA
PALABRA QUE SOLAMENTE JESUS nos puede decir.
Sentimos la
necesidad de que Jesús nos descubra el sentido de las
escrituras, el
sentido de nuestra vida, nos abrase el corazón en esta
hora siempre
crítica y desconsoladora de la muerte. De nuestros labios,
ahogados de
tristeza, nos brota ciertamente la súplica de los dos
discípulos: "Quédate
con nosotros que se hace tarde". En la noche siempre
oscura de la
muerte, NECESITAMOS LA PRESENCIA DEL AMIGO, del
maestro, de
aquel que nos toma la mano para animarnos a seguir
caminando.
Este sólo puede ser Jesús: el que compartió nuestra
muerte, la venció,
y resucitó para darnos vida sin fin.
3. (Realmente el Señor ha resucitado)
Los funerales cristianos expresan siempre y lo han de
hacer de forma
viva, lo que es EL NUCLEO MISMO DE LA FE CRISTIANA:
"Realmente
Jesús, el Señor, ha resucitado". Esta es LA BUENA
NOTICIA QUE HEMOS
ACEPTADO LOS CREYENTES Y QUE NOS SALVA, la Buena
Noticia que
en cualquier ocasión la Iglesia, la comunidad cristiana, ha
de predicar.
Hoy nuestra oración fraterna por nuestro hermano, que
ha terminado
el camino de esta vida mortal, se centra en esta
aspiración: QUE VIVA Y
QUE REINE CON JESUS, es decir, que participe para
siempre en el Reino
de Dios de la victoria del Señor sobre el pecado y sobre
todo mal: que
Jesús, el Señor, juez de vivos y muertos, le perdone toda
infidelidad, ya
que él permanece siempre fiel a pesar de que le seamos
infieles; que
encuentre en Jesús la vida para siempre, ya que EL
COMPARTIO LA
VIDA NUEVA MIENTRAS FUE MIEMBRO DE NUESTRA
COMUNIDAD
cristiana.
Hermanos: Jesús está con nosotros, con los que aún
quedamos en
este mundo. LE RECONOCEMOS EN LA FRACCION DEL
PAN, EN LA
EUCARISTIA. A nosotros, los que comemos y bebemos
con él, los que en
la intimidad de nuestra fe le decimos hermano y amigo,
nos destina a ser
testigos de su resurrección.
SOMOS, YA AHORA, TESTIGOS de la resurrección, cuando
rodeamos
la mesa del pan de la vida; cuando proclamamos la
muerte victoriosa del
Señor con la esperanza de su retorno glorioso. Seámoslo
también en
todas nuestras actitudes: sí, incluso ante la muerte. Ya
que ésta,
aceptada como Jesús, en plena unión con él, es un paso:
un paso de la
muerte a la vida. Es nuestra Pascua: nuestro paso de este
mundo al
Padre, con Jesús, por siempre jamás.
PERE LLABRÉS
Palma de Mallorca
13. Homilía para público cristiano sobre el sentido de
"celebrar la
muerte" (prevista para celebración con eucaristía).
Textos: Isaías 25,6a.7-9
Romanos 6,3-9
Juan 6,37-40
1. (EI vacío de la muerte)
Hemos venido a realizar una cosa extraña. Hemos venido
a celebrar la
muerte de nuestro hermano N. ¿ES POSIBLE CELEBRAR
LA MUERTE?
¿TIENE ALGUN SENTIDO HACERLO? Porque lo cierto es
que la muerte
es un acontecimiento catastrófico y trágico. Cuando la
muerte llama a las
puertas de nuestra casa, o bien a las de la casa de un
pariente, de un
amigo, de un compañero, de un vecino, lo hace para
ARRANCARNOS LA
PRESENCIA VIVA DE UN SER AMADO. Ni el más claro y
piadoso recuerdo
podría llenar el vacio que deja la muerte. La frialdad del
cadáver hace
más penetrante la ausencia del ser amado: no hay
palabra humana que
pueda despertar el más pequeño brillo de estos ojos o la
floreciente
sonrisa de estos labios.
Cuando la muerte se acerca definitivamente a nuestra
existencia, viene
para robarnos el don más preciado: la vida. Y CON LA
MUERTE LO
PERDEMOS TODO: las personas que amamos, el mundo
en el cual
hemos vivido, el tiempo que más o menos hemos
aprovechado para hacer
tantas cosas. Incluso, parece que quiera arrancarnos de
las manos de
Aquel que es la Fuente de la Vida: el mismo Jesús, que
desde la cruz,
exclamó: "Dios mio, ¿por qué me has abandonado?".
2. (Dios nos hace entrar, por la muerte, en posesión de
toda nuestra
vida)
Tiene algún sentido, pues, celebrar la muerte? Repasemos
el mensaje
de las lecturas que acabamos de proclamar.
El evangelio de Juan ha afirmado claramente que los que
creen en
Jesús no se pierden, sino al contrario, ganan la vida
eterna y el último día
resucitarán.
No se pierden. POR LA MUERTE, YO PIERDO LA VIDA, Y
CON ELLA
LO PIERDO TODO, PERO YO NO ME PIERDO. ¿Por qué?
Dice Jesús:
"Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que cree en
el Hijo tanga
vida eterna". Ello quiere decir que por la fe hemos sido
introducidos en el
dominio del Señor Resucitado, que POR LA FE
PERTENECEMOS A
CRISTO. San Pablo nos ha recordado que por el bautismo,
que es el
sacramento de la fe, hemos sido sumergidos en la muerte
de Cristo,
para emprender una nueva vida.
La muerte no me puede perder. Pero, ¿qué pasa con los
que han
muerto? El evangelio nos ha hablado de la vida eterna.
¿Otra vida,
quizás? Porque nosotros, los hombres, estamos hechos
para vivir esta
vida: ¡y cómo nos aferramos a ella! La vida, decimos.
Pero, ¿qué es esta
vida? ¿No os parece que vivir es ir perdiéndolo todo? Si la
vida la
medimos por los años ¡cuantos más tenemos, menos nos
quedan!
Imaginaros que corréis por un bosque lleno de zarzas:
poco a poco, iréis
perdiendo trozos de ropa, y quizás trozos de piel y de
sangre, por entre el
bosque.
De la misma manera, vivir es ir llenando nuestra
existencia de
experiencias, de hechos, de cosas y de personas. Y Jesús
ha dicho:
"Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al
Hijo y cree en él
tenga la vida eterna". No una vida larga, ni tan solo otra
vida, sino LA
nuestra experiencia sensible y a cualquier comprobación
científica.
Filémonos en el grano de trigo. Cuando lo siembran y cae
al suelo, con
la humedad se deshace, se pudre, deja de existir como tal
grano de trigo.
Pero filémonos cómo DEL INTERIOR DEL GRANO HA
SALIDO UNA
PEQUEÑA RAIZ que sumirá de la tierra su alimento y dará
lugar a una
nueva planta, una nueva vida que crecerá y dará fruto
abundante.
2. (Nosotros, hechos a imagen de Dios, destinados a una
vida eterna)
Así pasa con nosotros. La muerte nos obliga a devolver a
la tierra todo
aquello que de la tierra hemos cogido. En esto no somos
diferentes de los
demás seres vivos que hay en la tierra. Nuestros
componentes materiales
vuelven a empezar el ciclo ininterrumpido de la
naturaleza.
Pero nosotros SOMOS MAS QUE LOS ANIMALES Y LAS
PLANTAS.
Nosotros hemos sido creados "a imagen y semejanza de
Dios". Y en Dios
no hay materia. ¿Qué es lo que hay en nosotros que nos
hace a imagen y
semejanza de Dios? Desde luego que no es la materia.
Nuestros
componentes materiales nos hacen más a imagen y
semejanza de los
otros seres materiales de la creación.
Hay en nosotros alguna cosa que es distinta. Nuestra
misma
experiencia nos lo indica. Hay en nosotros una
INTELIGENCIA que nos
hace entender las cosas, establecer las leyes y sobre
todo, a partir de las
cosas creadas, nos permite llegar al conocimiento del
Creador y
establecer con él una relación. También observamos en
nosotros una
CAPACIDAD DE AMAR que supera el egoísmo instintivo,
que nos hace
capaces de dar gratuitamente sin esperar nada a cambio,
tal como hace
Dios con nosotros, y ello nos lleva a una corriente mutua
de amor entre
Dios y nosotros.
Esta realidad profunda, ESTE "YO" PERSONAL, QUE NOS
HACE A
IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS, no muere. Está
destinada a una vida
eterna. La que Dios nos tiene reservada, precisamente
cuando nuestro
cuerpo, como un grano de trigo, cae en tierra y muere. Es
entonces
cuando nace en nosotros la vida nueva. Es entonces
cuando, revestidos
de inmortalidad, nos podemos sentar como hijos, a la
mesa del Padre, en
la casa paterna, para contemplarlo cara a cara, tal como
él es y saciarnos
de su amor para siempre.
3. (Como Jesucristo)
Esta nueva vida ES LA QUE INAUGURÓ JESUCRISTO CON
SU
MUERTE Y SU RESURRECCION. El pronunciaba las
palabras del
fragmento del evangelio que hemos leído cuando estaba a
punto de
despedirse de sus amigos. Ya presentía su muerte, pero
anunciaba
también su resurrección. Esta comparación del grano de
trigo, ilumina la
muerte y la resurrección de Cristo, pero ilumina también
la nuestra. Si
Cristo, el Hijo de Dios, nuestro hermano mayor, ha hecho
este camino,
también nosotros participamos de su Pascua, también
nosotros estamos
destinados a pasar de este mundo al Padre.
(La eucaristía que vamos a celebrar, nos hará revivir la
muerte y la
resurrección de Cristo que es garantía de la nuestra).
ALBERT TAULÉ
Sabadell (Barcelona)
16. Homilía dirigida a una comunidad que participa en la
celebración
exequial de un joven muerto tras enfermedad rápida y
dolorosa, o
persona muerta por causa de un accidente.
Textos: Lamentaciones 3,17-26
y Juan 12,23-28 o bien Juan 17,24-26
Desde aquí, unido a todos vosotros, quisiera hacer míos
vuestros
sentimientos y expresarlos en voz alta. Vosotros (los
padres, hermanos...
de N.N.) me lo habéis confiado. Lo intentaré, aunque
reconociendo que
por más que me lo proponga, no podré vivir en toda su
profundidad tal
como vosotros vivís el gran dolor de esta prueba.
1. (Nada nos prohibe lamentarnos)
Será bueno recordar que nada ni nadie nos prohibe
"lamentarnos" por
lo sucedido; el texto de la Biblia que acabamos de leer era
precisamente
un grito de sorpresa y de aflicción ante el contratiempo, o
la prueba, o
—como es el caso que nos reune— la amargura de la
muerte que es
"como hiel que nos envenena". Sí, hoy como en otras
ocasiones de la
vida, nos da la sensación de que todo se hunde, de que
todo pierde su
sentido...; "se nos acaban las fuerzas y nuestra esperanza
en el Señor",
perdemos la perspectiva de dicha y de felicidad.
2. (Intentemos recuperar nuestra esperanza)
Pero, ¿no será adecuado que cuanto antes intentemos
"traer a la memoria algo que nos
devuelva la esperanza"? Porque seguro que ésta no está
lejos de nosotros; seguro que la
luz está cerca, a punto de iluminarnos en nuestras
tinieblas. ¿No seremos
capaces de recuperar nuestra esperanza, ahora tan
abatida?
Hagamos, pues, un esfuerzo, aunque raye en lo heroico,
para salir de
nuestra aflicción e intentemos recuperar la paz.
Traigamos a la memoria
"aquellos pensamientos que nos dan esperanza".
"Traigamos a la memoria" en primer lugar algo de lo que
vimos en
nuestro hermano/a N. Recordemos cómo a lo largo de su
vida nos ayudó
a experimentar cuanto tiene de bueno la vida humana; su
presencia
abierta a los demás y toda la actividad que desempeñó,
compartiendo
penas y alegrías con los demás...
"Traigamos a la memoria" también lo que Dios nos ha
asegurado. El no
ha querido ahorrar a nadie el trance amargo del dolor y
de la muerte; ¡ni
siquiera a su Hijo Jesucristo! Y esto forma parte, aunque
nos extrañe, del
amor que Dios nos tiene: "Tanto amó Dios al mundo, que
le ha dado a su
Hijo, el Unigénito, para que no se pierda ninguno de los
que creen en El,
sino que tengan vida eterna" (Juan 3,16).
3 (La presencia viva de Jesucristo)
¡Cuánto nos confortan estas palabras! Porque nos
recuerdan que la
presencia de Jesucristo en el mundo ha sido un latido de
amor del
corazón de Dios; y nos fortalecen, de una manera
especial hoy que
pasamos esta prueba tan dolorosa, al percatarnos de que
la presencia de
Jesucristo, que sus amigos creemos tan necesaria y
valiosa, fue también
cortada por la muerte. El sabía muy bien que esto le iba a
suceder, y se
empeñaba en convencer a los suyos con esta verdad: LA
VIDA PUEDE
MAS QUE LA MUERTE. ¡De tantas maneras lo expresó!: si
el grano de
trigo no muere, es imposible que nazca la espiga...; quien
cree en El tiene
la vida eterna...; se ha adelantado para prepararnos un
lugar junto a El...
para que también nosotros vivamos allí donde El habita.
Así pues, a las palabras de consuelo que nos decimos
unos a otros,
añadamos también esta Palabra de Dios que ha venido —
precisamente
en estas circunstancias en que tanto lo necesitábamos— a
fortalecernos
y animarnos: "Es bueno esperar en silencio la salvación
del Señor".
RAMON CARALT
Hospital de Bellvitge (Barcelona)
17. Homilía para público vario: creemos en la vida.
Textos: Juan 14,1-6
1. (Nuestra vida, por parte de Dios, no se perderá nunca)
Lo acabamos de escuchar en palabras de Jesús: "En la
casa de mi
Padre hay muchas estancias". Nosotros sabemos gracias
a Jesús que
nuestra vida no se perderá nunca por parte de Dios. Por
parte de Dios
—que es el Padre que ama siempre— lo tenemos ganado.
El tiene lugar
para todos en su inmenso amor de Padre. El que es la
vida y el amor de
siempre y por siempre, quiere que nuestro amor, por
pequeño que sea,
no se pierda. Por ello Jesús podía decir a los que sentían
como nosotros
la tristeza de la muerte y el dolor de perder una persona
amada: "No
perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí;".
Si sabemos que por parte de Dios no se perderá, lo que
vemos es que
LA VIDA Y EL AMOR SE PUEDE PERDER POR NUESTRA
PARTE. Y ello
lo sabemos por la experiencia de sufrimientos
innecesarios, de odios y
rencores, de injusticias toleradas, de silencios culpables,
de indiferencias
y traiciones que los hombres cometemos. Dios no
condena a nadie
porque Dios es Amor, y el Amor da vida y recoge amor.
Somos nosotros
mismos los que, al volvernos de espaldas al Amor y al
hacer el mal, nos
alejamos de Dios. La responsabilidad de vivir la vida en el
Amor o en el
fracaso está totalmente en nuestras manos.
2. (Seguir el camino de Jesús, no los caminos fáciles que
hacen perder
la vida)
Jesús nos decía: "Yo soy el camino, la verdad y la vida";
él mismo abre
el camino y va delante para ayudarnos a encontrar la ruta
segura que nos
lleva a la plenitud de la vida en el Amor eterno del Padre.
Nosotros hemos
de reconocer que a menudo, ante tantos caminos como
vemos y nos
vida de los justos está en manos de Dios y no los tocará
el tormento",
"consideraban su tránsito como una desgracia... pero
ellos están en paz".
Y ha sucedido así, porque dice la lectura bíblica: "ellos
esperaban
seguros la inmortalidad", "los que en él confían conocerán
la verdad". Y
añade con seguridad absoluta la Sagrada Escritura:
"Recibirán grandes
favores, porque Dios los puso a prueba, y los halló dignos
de sí.".
Que estas palabras consoladoras fortalezcan vuestros
corazones y os
confirmen en vuestra esperanza cristiana. Y que también
sean motivo de
consuelo humano para todos. Esperanza y consuelo que
se han de
acrecentar gracias a las otras lecturas que acabamos de
proclamar en
esta celebración exequial de despedida de vuestro familiar
N.N.
Contemplemos su partida desde una perspectiva cristiana,
sobre todo los
que nos consideremos creyentes, y esto nos reconfortará.
2. (Segunda lectura)
Profundicemos también en el segundo texto. El apóstol
san Pablo nos
ha recordado que Jesucristo era de nuestra naturaleza:
del "linaje de
David". En efecto, Cristo asumió nuestra naturaleza, con
sus limitaciones
y defectos, incluyendo el dolor, las humillaciones y la
misma muerte. Y
una muerte impresionante: la muerte en cruz. Esto es de
todos conocido y
lo recordamos a menudo los cristianos cuando hacemos
sobre nuestro
cuerpo "la señal de la cruz". Cristo murió, pero creemos
que después
resucitó. Y esta es la "Buena Noticia", mensaje lleno de
gozo y de
esperanza sobre el que se apoya aquello que es más
importante de
nuestra fe. Y es bueno que lo recordemos en estos
momentos. En la
circunstancia presente hemos de reafirmar nuestra fe en
Cristo resucitado
y esto nos reconfortará en las pruebas y sufrimientos, en
concreto os
será motivo de consuelo a los
que hoy lloráis a un ser querido: "Lo aguanto todo por los
elegidos, para que ellos también alcancen la salvación,
lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna". Esta
convicción que nos transmite san Pablo yo quisiera
inculcarla en todos vosotros. Abrámonos a ella cuanto
podamos en estos momentos y tengamos por cierto que:
"si morimos con él, viviremos con él; si perseveramos,
reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará,
si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede
negarse a sí mismo".
Si morimos con Cristo, esperamos vivir siempre con El.
Por toda la
eternidad.
3. (Tercera lectura)
Nos falta añadir algunas palabras sobre el evangelio.
Todas las palabras de Jesús son consoladoras; pero lo son
de una
manera especial aquellas que pronunció durante su
Ultima Cena, aquel
banquete pascual de despedida que celebró con sus
discípulos. En
aquellos momentos entrañables y emotivos, Jesús ofrece
consuelo y
esperanza: "No perdáis la calma; creed en Dios y creed
también en mi".
La fe y la esperanza que tenemos puesta en Dios, ha de
concretarse
también en una gran fe y esperanza en Jesucristo, y de
una manera
especial en cuanto El nos enseñó referente al Más Allá.
Meta hacia la que
nos encaminamos, ya que de Dios venimos, de Dios
somos y hacia Dios
andamos.
Este es el camino ya recorrido por nuestro familiar y
amigo N. El ha
alcanzado la meta. Ha traspasado la frontera que separa
el tiempo de la
eternidad. Está ya frente a Dios. Recordemos cómo nos
habla Jesús del
Más Allá hacia el cual todos nos encaminamos: "En la
casa de mi Padre
hay muchas estancias, y me voy a prepararos sitio.
Cuando vaya y os
prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que
donde estoy yo,
estéis también vosotros". Y Jesús añade todavía: "Adonde
yo voy, ya
sabéis el camino".
Entonces Tomás, uno de los discípulos que destacó por
ser
desconfiado, pidió aclaraciones: "Señor, no sabemos
adónde vas, ¿cómo
podemos saber el camino?".
Jesús le contestó: "Tomás, yo soy el camino, y la verdad
y la vida". Es
decir, Jesús se declara el verdadero y auténtico camino
que conduce a
Dios. Y lleva hasta Dios, porque el camino de Jesús
también lleva a la
verdad y a la vida. Guía hasta la verdad plena y la vida
verdadera que es
la vida perdurable, la vida que no se acaba porque es
etema. Cristo nos
garantiza la misma vida que él consiguió en su Pascua, en
su
resurrección. La palabra de Jesús es taxativa: "Nadie va
al Padre, sino
por mi".
Que estas consoladoras palabras de Jesús nos acompañen
en este
momento. Y que constituyan el mayor motivo de paz y de
verdadera
esperanza cristiana ante la muerte de nuestro hermano
N., y ante la hora
que —antes o despues— nos ha de llegar a cada uno de
nosotros, pues
no hemos de olvidar que somos peregrinos, de paso por
el mundo.
Que la esperanza de la resurrección nos acompañe
siempre y sobre
todo ahora que elevamos plegarias por el eterno descanso
de vuestro
familiar y amigo.
JORDI PIJOAN
Hospital de Bellvitge (Barcelona)
DOSSIERS-CPL/1

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  • 2. HOMILÍAS DE DIFUNTOSHOMILÍAS DE DIFUNTOS 1. Homilía para público amplio: la vida no termina, no1. Homilía para público amplio: la vida no termina, no tengamos miedo.tengamos miedo. Textos: Sabiduría 3,1-9Textos: Sabiduría 3,1-9 1. (La vida de los hombres no termina con la muerte)1. (La vida de los hombres no termina con la muerte) El hecho de la muerte se alza como un muro lleno deEl hecho de la muerte se alza como un muro lleno de interrogantes yinterrogantes y de temor en el centro mismo del camino de la vida.de temor en el centro mismo del camino de la vida. Vamos avanzando porVamos avanzando por nuestra existencia y, de repente, nos encontramosnuestra existencia y, de repente, nos encontramos encarados con estaencarados con esta muralla misteriosa que nos impide el paso. Y en su mismamuralla misteriosa que nos impide el paso. Y en su misma base dejamosbase dejamos los restos de nuestro cuerpo. Los familiares, los amigoslos restos de nuestro cuerpo. Los familiares, los amigos piadosamente lospiadosamente los recogen y los entierran. ¿Todo se ha terminado pararecogen y los entierran. ¿Todo se ha terminado para nosotros? Este esnosotros? Este es uno de los interrogantes escritos en la muralla de launo de los interrogantes escritos en la muralla de la muerte y que nosmuerte y que nos llena de angustia: ¿LA VIDA DE LOS HOMBRES SEllena de angustia: ¿LA VIDA DE LOS HOMBRES SE TERMINA CON LATERMINA CON LA MUERTE?MUERTE? La Palabra de Dios que hemos leído NOS DICE QUE NO:La Palabra de Dios que hemos leído NOS DICE QUE NO: "La gente"La gente insensatainsensata——los que no tienen felos que no tienen fe——pensaban que moriríanpensaban que morirían—— que todo seque todo se terminaba para ellosterminaba para ellos——, consideraba su tránsito como una, consideraba su tránsito como una desgracia, sudesgracia, su partida de entre nosotrospartida de entre nosotros——esto es, el pasar de una a otraesto es, el pasar de una a otra manera demanera de vivirvivir——como una destrucción. Pero ellos están en paz".como una destrucción. Pero ellos están en paz". Parece como siParece como si esta muralla de la muerte fuera impenetrable, que no nosesta muralla de la muerte fuera impenetrable, que no nos deja pasar aldeja pasar al otro lado, pero nuestra vida, aquello que constituyeotro lado, pero nuestra vida, aquello que constituye
  • 3. verdaderamenteverdaderamente nuestra personalidad, "probada como oro en crisol", librenuestra personalidad, "probada como oro en crisol", libre de losde los obstáculos que nos imponían el tiempo y el espacio,obstáculos que nos imponían el tiempo y el espacio, "resplandecerá como"resplandecerá como chispa que prende" y atravesará el muro. HEMOSchispa que prende" y atravesará el muro. HEMOS PASADO AL OTROPASADO AL OTRO LADO. En este momento solemne se cumple lo que hemosLADO. En este momento solemne se cumple lo que hemos oído en laoído en la lectura: "Los que confien en el Señor conocerán lalectura: "Los que confien en el Señor conocerán la verdad, y los fielesverdad, y los fieles permanecerán con él en el amor".permanecerán con él en el amor". 2. (Los que han muerto están en manos de Dios)2. (Los que han muerto están en manos de Dios) Ahora encontramos también respuesta a otro de losAhora encontramos también respuesta a otro de los interrogantes de lainterrogantes de la muerte: ¿DONDE ESTAN NUESTROS DIFUNTOS? ¿QUIENmuerte: ¿DONDE ESTAN NUESTROS DIFUNTOS? ¿QUIEN SESE PREOCUPA AHORA DE ELLOS? Desde la fe podemos decir:PREOCUPA AHORA DE ELLOS? Desde la fe podemos decir: "La vida de"La vida de los justos está en manos de Dios" No tengamos miedo, yalos justos está en manos de Dios" No tengamos miedo, ya queque NUESTROS DIFUNTOS ESTAN EN BUENAS MANOS, muchoNUESTROS DIFUNTOS ESTAN EN BUENAS MANOS, mucho mejores quemejores que las nuestras. Pues mientras vivían y estaban conlas nuestras. Pues mientras vivían y estaban con nosotros, más de unanosotros, más de una vez fueron victimas de nuestros defectos, de nuestrasvez fueron victimas de nuestros defectos, de nuestras limitacioneslimitaciones,, dede nuestro egoísmo y de nuestras injusticias. Ahora están ennuestro egoísmo y de nuestras injusticias. Ahora están en las manos delas manos de Dios: manos de padre que acogen, que comprenden, queDios: manos de padre que acogen, que comprenden, que aman y por elloaman y por ello siempre están dispuestas a perdonar. Manos de padre ysiempre están dispuestas a perdonar. Manos de padre y de madre llenasde madre llenas de amor. Las manos de Dios nos han dado la vida, se hande amor. Las manos de Dios nos han dado la vida, se han  juntado co juntado con lasn las nuestras y nos han conducido por los caminos de lanuestras y nos han conducido por los caminos de la existencia, nos hanexistencia, nos han educado para la libertad, para la responsabilidad, para eleducado para la libertad, para la responsabilidad, para el amor. Por elloamor. Por ello nos han salvado, nos han liberado, y hannos han salvado, nos han liberado, y han hecho quehecho que llegásemos a ser lollegásemos a ser lo
  • 4. que somos: nosotros. Las manos de Dios se alarganque somos: nosotros. Las manos de Dios se alargan también haciatambién hacia nosotros a la hora de la muerte y nos llevan al otro ladonosotros a la hora de la muerte y nos llevan al otro lado de la frontera, allí de la frontera, allí  donde "ningún tormento nos tocará", a la felicidaddonde "ningún tormento nos tocará", a la felicidad inmensa, al lugar delinmensa, al lugar del reposo, de la luz y de la paz, a la inmortalidad.reposo, de la luz y de la paz, a la inmortalidad. Nuestro hermano ha dado este paso definitivo. Ahora estáNuestro hermano ha dado este paso definitivo. Ahora está con Dios.con Dios. ACOMPAÑEMOSLE CON NUESTRO RECUERDO Y CONACOMPAÑEMOSLE CON NUESTRO RECUERDO Y CON NUESTRANUESTRA PLEGARIA, unidos a Jesucristo, nuestro hermano mayor,PLEGARIA, unidos a Jesucristo, nuestro hermano mayor, que ha muerto yque ha muerto y ha resucitado y nos ha enseñado el camino que conduce aha resucitado y nos ha enseñado el camino que conduce a nuestra casa,nuestra casa, a la casa de Dios, a la casa del Padre ya la casa de Dios, a la casa del Padre y la Madre, a la casala Madre, a la casa donde todosdonde todos nos hemos de reunir para siempre.nos hemos de reunir para siempre. JOSEP M. ARAGONÉSJOSEP M. ARAGONÉS Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona)Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona) 2. Homilía popular: Dios quiere salvar; pidamos que acoja2. Homilía popular: Dios quiere salvar; pidamos que acoja a estea este hermano nuestro.hermano nuestro. Textos: Romanos 14,7-12Textos: Romanos 14,7-12 1. (Toda la vida se presenta ante Dios)1. (Toda la vida se presenta ante Dios) A primera vista, parece como si san Pablo dijera que esA primera vista, parece como si san Pablo dijera que es igual vivirigual vivir como morir, porque dice: "SI VIVIMOS, VIVIMOS PARA ELcomo morir, porque dice: "SI VIVIMOS, VIVIMOS PARA EL SEÑOR; SISEÑOR; SI MORIMOS, MORIMOS PARA EL SEÑOR".MORIMOS, MORIMOS PARA EL SEÑOR". Entendida así, esta afirmación no nos acabaría deEntendida así, esta afirmación no nos acabaría de convencer. Todosconvencer. Todos los que estamos aquí amamos la vida. La muerte se noslos que estamos aquí amamos la vida. La muerte se nos presenta comopresenta como una cosa negativa, como el final de nuestro camino enuna cosa negativa, como el final de nuestro camino en este mundo, uneste mundo, un
  • 5. alejamiento de todo lo que nos rodea, una imposibilidadalejamiento de todo lo que nos rodea, una imposibilidad de seguirde seguir realizando nuestros proyectos de futuro...realizando nuestros proyectos de futuro... Pero situémonos en nuestra perspectiva, seguramente laPero situémonos en nuestra perspectiva, seguramente la que deberíaque debería tener san Pablo cuando hacia aquellas afirmaciones.tener san Pablo cuando hacia aquellas afirmaciones. Nosotros somosNosotros somos criaturas de Dios. No podemos estar al margen de estacriaturas de Dios. No podemos estar al margen de esta dependencia. Y adependencia. Y a pesar de que muchos de nosotros muchas veces no lopesar de que muchos de nosotros muchas veces no lo pensemos, lapensemos, la realidad es que DEPENDEMOS EN TODO DE DIOS y querealidad es que DEPENDEMOS EN TODO DE DIOS y que nuestra vida esnuestra vida es como un acto de culto a Dios.como un acto de culto a Dios. Por suerte, hay muchas personas que viven esta realidadPor suerte, hay muchas personas que viven esta realidad de unade una manera consciente. Cada día, cada hora, cada minuto,manera consciente. Cada día, cada hora, cada minuto, ofrecen a Diosofrecen a Dios todo lo que hacen. Como el escritor que escribe cada díatodo lo que hacen. Como el escritor que escribe cada día una hoja y, aluna hoja y, al llegar la noche la revisa, corrige aquello que no le gusta yllegar la noche la revisa, corrige aquello que no le gusta y la dejala deja preparada para su publicación Así hacemos nosotros,preparada para su publicación Así hacemos nosotros, acumulando cadaacumulando cada día de nuestra vida todo lodía de nuestra vida todo lo bueno que hemos podidobueno que hemos podido hacer. Y al llegar lahacer. Y al llegar la hora de la muerte, esta página, escrita cada día, se juntahora de la muerte, esta página, escrita cada día, se junta a las otras: sona las otras: son las obras completas. LA MUERTE ES EL OFRECIMIENTOlas obras completas. LA MUERTE ES EL OFRECIMIENTO DE TODA LADE TODA LA VIDA, ENTERA, DE GOLPE. Mientras vivíamos, laVIDA, ENTERA, DE GOLPE. Mientras vivíamos, la ofrecíamos minuto aofrecíamos minuto a minuto. A la hora de la muerte, la ofrecemos toda entera.minuto. A la hora de la muerte, la ofrecemos toda entera. Desde estaDesde esta óptica sí que son semejantes la vida y la muerte. "Sióptica sí que son semejantes la vida y la muerte. "Si vivimos, vivimos paravivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida yel Señor; si morimos, morimos para el Señor. En la vida y en la muerteen la muerte somos del Señor".somos del Señor". 2. (Oremos por este hermano al Dios que salva)2. (Oremos por este hermano al Dios que salva) Nuestro hermano ha llegado al término de su vida mortal.Nuestro hermano ha llegado al término de su vida mortal.
  • 6. EL SEÑOR HABRA APRECIADO TODO LO BUENO QUE HA IDO HACIENDO, EL DESIGNIO DE DIOS ES DE SALVACION. "Cristo murió y resucitó" para indicar que también nosotros los creyentes, pasando por la muerte, estamos llamados a la vida. Los méritos infinitos de Jesucristo y todo lo positivo que habremos hecho mientras vivíamos nos darán acceso a la vida eterna. "Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios. Cada uno dará cuenta a Dios de sí mismo". Hermanos, yo os invito ahora a orar. Hacemos como de abogados defensores en un juicio. Que nuestra plegaria sea un DECIRLE A DIOS QUE VALORE TODO LO BUENO y positivo que ha hecho nuestro hermano mientras vivía y que, misericordioso, no le tenga en cuenta todo lo que quizás por debilidad humana no pudo controlar. Seguramente él mismo ya debía ir puliendo a tiempo todo aquello con lo que no estaba de acuerdo. Confiemos reencontrarnos un día en la casa del Padre. ALBERT TAULÉ Sabadell (Barcelona) 3. Homilía basada en las "bienaventuranzas", adaptable a diversos públicos, especialmente pensada para exequias de difuntos que —de algún modo— hayan vivido lo que Jesús anuncia en las bienaventuranzas: pobreza, dolor, paz, lucha por la  justicia, etc. Es decir, como dice la primera lectura, amor a los hermanos, dar la
  • 7. vida por los hermanos. Textos: 1 Juan 3,14-16 Mateo 5,1-12a 1. {La gran verdad que anuncia Jesús) Hemos escuchado este ANUNCIO DE DICHA, DE FELICIDAD, DE VlDA (y diría que incluso de triunfo) que pronunció Jesús en el inicio de su predicación. Y PUEDE PARECER EXTRANO que lo hayamos leído con motivo de una celebración exequial, es decir, en esta reunión de plegaria por la muerte de... Puede parecer extraño y sin duda lo es si lo miramos desde un punto de vista puramente humano. Pero aquí nos hemos reunido como cristianos, como creyentes en Jesucristo, en Aquel que pronunció estas extrañas palabras. Por eso nos atrevemos a leerlas: porque creemos que su palabra es Palabra de Dios, es decir, la verdad más profunda, la más real, más allá de la verdad aparente que suele dominar en nuestro modo de pensar y de sentir de cada dia. Y LA GRAN VERDAD QUE ANUNCIÓ CON FUERZA JESUS, EL HlJO DE DIOS, ES ÉSTA: son dichosos, son felices, de ellos es el Reino de Dios, los que han vivido como pobres, en la sencillez, quizá en el dolor. Los hijos de Dios —ahora y para siempre—, los que verán a Dios y poseerán su herencia de paz y felicidad, son los que vivieron con hambre y sed de  justicia, los que supieron amar en su vida de cada día, los limpios de corazón, los que comunicaron paz.
  • 8. 2. (Una celebración de comunión) Y quizá en su vida aquí en la tierra todo esto no fue comprendido, no fue valorado como se merecía. Quizá ni ellos mismos lo comprendieron. Pero si lo vivieron —y eso es lo que, hermanos, importa al fin y al cabo— DIOS LES ACOGE COMO HIJOS SUYOS. Por eso dice Jesús —lo acabamos de leer—: "estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo". Una alegría y una recompensa que tienen ya plenamente los que viven en total comunión con Dios en aquel país que llamamos "cielo", pero de lo que —de algún modo— participamos ya ahora aquellos que compartimos su amor, su bondad, su camino duro de cada dia. Su alegría y su dolor. Por eso esta celebración nuestra, hoy, es de COMUNION. Comunión con un camino que no ha terminado, que se ha transformado en dicha. Comunión con Dios y con los hermanos que ya no viven entre nosotros. Pero su recuerdo seguirá vivo, ejemplar —más allá de todo lo que hay de pecado o de deficiencia en cada hombre o mujer—; su recuerdo podrá ayudarnos. 3. (Amor y vida) Hemos leído antes en primer lugar, unas palabras del apóstol Juan que resumen nuestra fe cristiana. Esta fe que, de algún modo, hoy deberíamos reafirmar y renovar. Nos decía san Juan que "el que no ama permanece en la muerte". O dicho al revés: el que ama, vive para
  • 9. Hermanos: A menudo decimos que la vida es un camino. Lo decimos y expresamos particularmente de un amigo, de una persona con la que hemos convivido, que hemos amado. Decimos que ha terminado su camino, el camino de esta vida. Y es verdad: la muerte es término de nuestro caminar por este mundo que pasa. Pero los cristianos no andamos solos este camino: Jesús lo hace con nosotros. El evangelio nos lo acaba de decir. Los discípulos de Jesús a menudo sin darnos cuenta, caminamos con él. NOS SALE AL ENCUENTRO CUANDO ESTAMOS MAS ABATIDOS Y DESANIMADOS, cuando no encontramos sentido a la vida, cuando todo se nos hunde. Entonces él, por su palabra, nos introduce en la verdad de las cosas, nos descubre y nos comunica la vida verdadera, recorre con nosotros el camino de las dudas y las incertidumbres, de la preocupaciones y los desánimos. Jesús, nuestro camino, verdad y vida, nos acompaña, como acompañó aquella tarde de Pascua a los dos discípulos que iban a Emaús. 2. ("Quédate con nosotros") Creo que hoy los que nos hemos reunido para celebrar la eucaristía recordando con afecto cristiano a un pariente, a un amigo difunto, lo hemos hecho PARA ESCUCHAR UNA PALABRA DE LUZ Y DE VIDA, UNA PALABRA QUE SOLAMENTE JESUS nos puede decir. Sentimos la necesidad de que Jesús nos descubra el sentido de las
  • 10. escrituras, el sentido de nuestra vida, nos abrase el corazón en esta hora siempre crítica y desconsoladora de la muerte. De nuestros labios, ahogados de tristeza, nos brota ciertamente la súplica de los dos discípulos: "Quédate con nosotros que se hace tarde". En la noche siempre oscura de la muerte, NECESITAMOS LA PRESENCIA DEL AMIGO, del maestro, de aquel que nos toma la mano para animarnos a seguir caminando. Este sólo puede ser Jesús: el que compartió nuestra muerte, la venció, y resucitó para darnos vida sin fin. 3. (Realmente el Señor ha resucitado) Los funerales cristianos expresan siempre y lo han de hacer de forma viva, lo que es EL NUCLEO MISMO DE LA FE CRISTIANA: "Realmente Jesús, el Señor, ha resucitado". Esta es LA BUENA NOTICIA QUE HEMOS ACEPTADO LOS CREYENTES Y QUE NOS SALVA, la Buena Noticia que en cualquier ocasión la Iglesia, la comunidad cristiana, ha de predicar. Hoy nuestra oración fraterna por nuestro hermano, que ha terminado el camino de esta vida mortal, se centra en esta aspiración: QUE VIVA Y QUE REINE CON JESUS, es decir, que participe para siempre en el Reino de Dios de la victoria del Señor sobre el pecado y sobre todo mal: que Jesús, el Señor, juez de vivos y muertos, le perdone toda infidelidad, ya que él permanece siempre fiel a pesar de que le seamos infieles; que encuentre en Jesús la vida para siempre, ya que EL COMPARTIO LA
  • 11. VIDA NUEVA MIENTRAS FUE MIEMBRO DE NUESTRA COMUNIDAD cristiana. Hermanos: Jesús está con nosotros, con los que aún quedamos en este mundo. LE RECONOCEMOS EN LA FRACCION DEL PAN, EN LA EUCARISTIA. A nosotros, los que comemos y bebemos con él, los que en la intimidad de nuestra fe le decimos hermano y amigo, nos destina a ser testigos de su resurrección. SOMOS, YA AHORA, TESTIGOS de la resurrección, cuando rodeamos la mesa del pan de la vida; cuando proclamamos la muerte victoriosa del Señor con la esperanza de su retorno glorioso. Seámoslo también en todas nuestras actitudes: sí, incluso ante la muerte. Ya que ésta, aceptada como Jesús, en plena unión con él, es un paso: un paso de la muerte a la vida. Es nuestra Pascua: nuestro paso de este mundo al Padre, con Jesús, por siempre jamás. PERE LLABRÉS Palma de Mallorca 13. Homilía para público cristiano sobre el sentido de "celebrar la muerte" (prevista para celebración con eucaristía). Textos: Isaías 25,6a.7-9 Romanos 6,3-9 Juan 6,37-40 1. (EI vacío de la muerte) Hemos venido a realizar una cosa extraña. Hemos venido a celebrar la
  • 12. muerte de nuestro hermano N. ¿ES POSIBLE CELEBRAR LA MUERTE? ¿TIENE ALGUN SENTIDO HACERLO? Porque lo cierto es que la muerte es un acontecimiento catastrófico y trágico. Cuando la muerte llama a las puertas de nuestra casa, o bien a las de la casa de un pariente, de un amigo, de un compañero, de un vecino, lo hace para ARRANCARNOS LA PRESENCIA VIVA DE UN SER AMADO. Ni el más claro y piadoso recuerdo podría llenar el vacio que deja la muerte. La frialdad del cadáver hace más penetrante la ausencia del ser amado: no hay palabra humana que pueda despertar el más pequeño brillo de estos ojos o la floreciente sonrisa de estos labios. Cuando la muerte se acerca definitivamente a nuestra existencia, viene para robarnos el don más preciado: la vida. Y CON LA MUERTE LO PERDEMOS TODO: las personas que amamos, el mundo en el cual hemos vivido, el tiempo que más o menos hemos aprovechado para hacer tantas cosas. Incluso, parece que quiera arrancarnos de las manos de Aquel que es la Fuente de la Vida: el mismo Jesús, que desde la cruz, exclamó: "Dios mio, ¿por qué me has abandonado?". 2. (Dios nos hace entrar, por la muerte, en posesión de toda nuestra vida) Tiene algún sentido, pues, celebrar la muerte? Repasemos el mensaje de las lecturas que acabamos de proclamar. El evangelio de Juan ha afirmado claramente que los que creen en Jesús no se pierden, sino al contrario, ganan la vida
  • 13. eterna y el último día resucitarán. No se pierden. POR LA MUERTE, YO PIERDO LA VIDA, Y CON ELLA LO PIERDO TODO, PERO YO NO ME PIERDO. ¿Por qué? Dice Jesús: "Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que cree en el Hijo tanga vida eterna". Ello quiere decir que por la fe hemos sido introducidos en el dominio del Señor Resucitado, que POR LA FE PERTENECEMOS A CRISTO. San Pablo nos ha recordado que por el bautismo, que es el sacramento de la fe, hemos sido sumergidos en la muerte de Cristo, para emprender una nueva vida. La muerte no me puede perder. Pero, ¿qué pasa con los que han muerto? El evangelio nos ha hablado de la vida eterna. ¿Otra vida, quizás? Porque nosotros, los hombres, estamos hechos para vivir esta vida: ¡y cómo nos aferramos a ella! La vida, decimos. Pero, ¿qué es esta vida? ¿No os parece que vivir es ir perdiéndolo todo? Si la vida la medimos por los años ¡cuantos más tenemos, menos nos quedan! Imaginaros que corréis por un bosque lleno de zarzas: poco a poco, iréis perdiendo trozos de ropa, y quizás trozos de piel y de sangre, por entre el bosque. De la misma manera, vivir es ir llenando nuestra existencia de experiencias, de hechos, de cosas y de personas. Y Jesús ha dicho: "Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga la vida eterna". No una vida larga, ni tan solo otra vida, sino LA
  • 14. nuestra experiencia sensible y a cualquier comprobación científica. Filémonos en el grano de trigo. Cuando lo siembran y cae al suelo, con la humedad se deshace, se pudre, deja de existir como tal grano de trigo. Pero filémonos cómo DEL INTERIOR DEL GRANO HA SALIDO UNA PEQUEÑA RAIZ que sumirá de la tierra su alimento y dará lugar a una nueva planta, una nueva vida que crecerá y dará fruto abundante. 2. (Nosotros, hechos a imagen de Dios, destinados a una vida eterna) Así pasa con nosotros. La muerte nos obliga a devolver a la tierra todo aquello que de la tierra hemos cogido. En esto no somos diferentes de los demás seres vivos que hay en la tierra. Nuestros componentes materiales vuelven a empezar el ciclo ininterrumpido de la naturaleza. Pero nosotros SOMOS MAS QUE LOS ANIMALES Y LAS PLANTAS. Nosotros hemos sido creados "a imagen y semejanza de Dios". Y en Dios no hay materia. ¿Qué es lo que hay en nosotros que nos hace a imagen y semejanza de Dios? Desde luego que no es la materia. Nuestros componentes materiales nos hacen más a imagen y semejanza de los otros seres materiales de la creación. Hay en nosotros alguna cosa que es distinta. Nuestra misma experiencia nos lo indica. Hay en nosotros una INTELIGENCIA que nos hace entender las cosas, establecer las leyes y sobre todo, a partir de las cosas creadas, nos permite llegar al conocimiento del
  • 15. Creador y establecer con él una relación. También observamos en nosotros una CAPACIDAD DE AMAR que supera el egoísmo instintivo, que nos hace capaces de dar gratuitamente sin esperar nada a cambio, tal como hace Dios con nosotros, y ello nos lleva a una corriente mutua de amor entre Dios y nosotros. Esta realidad profunda, ESTE "YO" PERSONAL, QUE NOS HACE A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS, no muere. Está destinada a una vida eterna. La que Dios nos tiene reservada, precisamente cuando nuestro cuerpo, como un grano de trigo, cae en tierra y muere. Es entonces cuando nace en nosotros la vida nueva. Es entonces cuando, revestidos de inmortalidad, nos podemos sentar como hijos, a la mesa del Padre, en la casa paterna, para contemplarlo cara a cara, tal como él es y saciarnos de su amor para siempre. 3. (Como Jesucristo) Esta nueva vida ES LA QUE INAUGURÓ JESUCRISTO CON SU MUERTE Y SU RESURRECCION. El pronunciaba las palabras del fragmento del evangelio que hemos leído cuando estaba a punto de despedirse de sus amigos. Ya presentía su muerte, pero anunciaba también su resurrección. Esta comparación del grano de trigo, ilumina la muerte y la resurrección de Cristo, pero ilumina también la nuestra. Si Cristo, el Hijo de Dios, nuestro hermano mayor, ha hecho este camino, también nosotros participamos de su Pascua, también nosotros estamos
  • 16. destinados a pasar de este mundo al Padre. (La eucaristía que vamos a celebrar, nos hará revivir la muerte y la resurrección de Cristo que es garantía de la nuestra). ALBERT TAULÉ Sabadell (Barcelona) 16. Homilía dirigida a una comunidad que participa en la celebración exequial de un joven muerto tras enfermedad rápida y dolorosa, o persona muerta por causa de un accidente. Textos: Lamentaciones 3,17-26 y Juan 12,23-28 o bien Juan 17,24-26 Desde aquí, unido a todos vosotros, quisiera hacer míos vuestros sentimientos y expresarlos en voz alta. Vosotros (los padres, hermanos... de N.N.) me lo habéis confiado. Lo intentaré, aunque reconociendo que por más que me lo proponga, no podré vivir en toda su profundidad tal como vosotros vivís el gran dolor de esta prueba. 1. (Nada nos prohibe lamentarnos) Será bueno recordar que nada ni nadie nos prohibe "lamentarnos" por lo sucedido; el texto de la Biblia que acabamos de leer era precisamente un grito de sorpresa y de aflicción ante el contratiempo, o la prueba, o —como es el caso que nos reune— la amargura de la muerte que es "como hiel que nos envenena". Sí, hoy como en otras ocasiones de la vida, nos da la sensación de que todo se hunde, de que todo pierde su
  • 17. sentido...; "se nos acaban las fuerzas y nuestra esperanza en el Señor", perdemos la perspectiva de dicha y de felicidad. 2. (Intentemos recuperar nuestra esperanza) Pero, ¿no será adecuado que cuanto antes intentemos "traer a la memoria algo que nos devuelva la esperanza"? Porque seguro que ésta no está lejos de nosotros; seguro que la luz está cerca, a punto de iluminarnos en nuestras tinieblas. ¿No seremos capaces de recuperar nuestra esperanza, ahora tan abatida? Hagamos, pues, un esfuerzo, aunque raye en lo heroico, para salir de nuestra aflicción e intentemos recuperar la paz. Traigamos a la memoria "aquellos pensamientos que nos dan esperanza". "Traigamos a la memoria" en primer lugar algo de lo que vimos en nuestro hermano/a N. Recordemos cómo a lo largo de su vida nos ayudó a experimentar cuanto tiene de bueno la vida humana; su presencia abierta a los demás y toda la actividad que desempeñó, compartiendo penas y alegrías con los demás... "Traigamos a la memoria" también lo que Dios nos ha asegurado. El no ha querido ahorrar a nadie el trance amargo del dolor y de la muerte; ¡ni siquiera a su Hijo Jesucristo! Y esto forma parte, aunque nos extrañe, del amor que Dios nos tiene: "Tanto amó Dios al mundo, que le ha dado a su Hijo, el Unigénito, para que no se pierda ninguno de los que creen en El, sino que tengan vida eterna" (Juan 3,16). 3 (La presencia viva de Jesucristo) ¡Cuánto nos confortan estas palabras! Porque nos recuerdan que la
  • 18. presencia de Jesucristo en el mundo ha sido un latido de amor del corazón de Dios; y nos fortalecen, de una manera especial hoy que pasamos esta prueba tan dolorosa, al percatarnos de que la presencia de Jesucristo, que sus amigos creemos tan necesaria y valiosa, fue también cortada por la muerte. El sabía muy bien que esto le iba a suceder, y se empeñaba en convencer a los suyos con esta verdad: LA VIDA PUEDE MAS QUE LA MUERTE. ¡De tantas maneras lo expresó!: si el grano de trigo no muere, es imposible que nazca la espiga...; quien cree en El tiene la vida eterna...; se ha adelantado para prepararnos un lugar junto a El... para que también nosotros vivamos allí donde El habita. Así pues, a las palabras de consuelo que nos decimos unos a otros, añadamos también esta Palabra de Dios que ha venido — precisamente en estas circunstancias en que tanto lo necesitábamos— a fortalecernos y animarnos: "Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor". RAMON CARALT Hospital de Bellvitge (Barcelona) 17. Homilía para público vario: creemos en la vida. Textos: Juan 14,1-6 1. (Nuestra vida, por parte de Dios, no se perderá nunca) Lo acabamos de escuchar en palabras de Jesús: "En la casa de mi Padre hay muchas estancias". Nosotros sabemos gracias a Jesús que
  • 19. nuestra vida no se perderá nunca por parte de Dios. Por parte de Dios —que es el Padre que ama siempre— lo tenemos ganado. El tiene lugar para todos en su inmenso amor de Padre. El que es la vida y el amor de siempre y por siempre, quiere que nuestro amor, por pequeño que sea, no se pierda. Por ello Jesús podía decir a los que sentían como nosotros la tristeza de la muerte y el dolor de perder una persona amada: "No perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí;". Si sabemos que por parte de Dios no se perderá, lo que vemos es que LA VIDA Y EL AMOR SE PUEDE PERDER POR NUESTRA PARTE. Y ello lo sabemos por la experiencia de sufrimientos innecesarios, de odios y rencores, de injusticias toleradas, de silencios culpables, de indiferencias y traiciones que los hombres cometemos. Dios no condena a nadie porque Dios es Amor, y el Amor da vida y recoge amor. Somos nosotros mismos los que, al volvernos de espaldas al Amor y al hacer el mal, nos alejamos de Dios. La responsabilidad de vivir la vida en el Amor o en el fracaso está totalmente en nuestras manos. 2. (Seguir el camino de Jesús, no los caminos fáciles que hacen perder la vida) Jesús nos decía: "Yo soy el camino, la verdad y la vida"; él mismo abre el camino y va delante para ayudarnos a encontrar la ruta segura que nos lleva a la plenitud de la vida en el Amor eterno del Padre. Nosotros hemos de reconocer que a menudo, ante tantos caminos como vemos y nos
  • 20. vida de los justos está en manos de Dios y no los tocará el tormento", "consideraban su tránsito como una desgracia... pero ellos están en paz". Y ha sucedido así, porque dice la lectura bíblica: "ellos esperaban seguros la inmortalidad", "los que en él confían conocerán la verdad". Y añade con seguridad absoluta la Sagrada Escritura: "Recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba, y los halló dignos de sí.". Que estas palabras consoladoras fortalezcan vuestros corazones y os confirmen en vuestra esperanza cristiana. Y que también sean motivo de consuelo humano para todos. Esperanza y consuelo que se han de acrecentar gracias a las otras lecturas que acabamos de proclamar en esta celebración exequial de despedida de vuestro familiar N.N. Contemplemos su partida desde una perspectiva cristiana, sobre todo los que nos consideremos creyentes, y esto nos reconfortará. 2. (Segunda lectura) Profundicemos también en el segundo texto. El apóstol san Pablo nos ha recordado que Jesucristo era de nuestra naturaleza: del "linaje de David". En efecto, Cristo asumió nuestra naturaleza, con sus limitaciones y defectos, incluyendo el dolor, las humillaciones y la misma muerte. Y una muerte impresionante: la muerte en cruz. Esto es de todos conocido y lo recordamos a menudo los cristianos cuando hacemos sobre nuestro cuerpo "la señal de la cruz". Cristo murió, pero creemos que después resucitó. Y esta es la "Buena Noticia", mensaje lleno de
  • 21. gozo y de esperanza sobre el que se apoya aquello que es más importante de nuestra fe. Y es bueno que lo recordemos en estos momentos. En la circunstancia presente hemos de reafirmar nuestra fe en Cristo resucitado y esto nos reconfortará en las pruebas y sufrimientos, en concreto os será motivo de consuelo a los que hoy lloráis a un ser querido: "Lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna". Esta convicción que nos transmite san Pablo yo quisiera inculcarla en todos vosotros. Abrámonos a ella cuanto podamos en estos momentos y tengamos por cierto que: "si morimos con él, viviremos con él; si perseveramos, reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará, si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo". Si morimos con Cristo, esperamos vivir siempre con El. Por toda la eternidad. 3. (Tercera lectura) Nos falta añadir algunas palabras sobre el evangelio. Todas las palabras de Jesús son consoladoras; pero lo son de una manera especial aquellas que pronunció durante su Ultima Cena, aquel banquete pascual de despedida que celebró con sus discípulos. En aquellos momentos entrañables y emotivos, Jesús ofrece consuelo y esperanza: "No perdáis la calma; creed en Dios y creed también en mi". La fe y la esperanza que tenemos puesta en Dios, ha de concretarse también en una gran fe y esperanza en Jesucristo, y de una manera especial en cuanto El nos enseñó referente al Más Allá. Meta hacia la que
  • 22. nos encaminamos, ya que de Dios venimos, de Dios somos y hacia Dios andamos. Este es el camino ya recorrido por nuestro familiar y amigo N. El ha alcanzado la meta. Ha traspasado la frontera que separa el tiempo de la eternidad. Está ya frente a Dios. Recordemos cómo nos habla Jesús del Más Allá hacia el cual todos nos encaminamos: "En la casa de mi Padre hay muchas estancias, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros". Y Jesús añade todavía: "Adonde yo voy, ya sabéis el camino". Entonces Tomás, uno de los discípulos que destacó por ser desconfiado, pidió aclaraciones: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?". Jesús le contestó: "Tomás, yo soy el camino, y la verdad y la vida". Es decir, Jesús se declara el verdadero y auténtico camino que conduce a Dios. Y lleva hasta Dios, porque el camino de Jesús también lleva a la verdad y a la vida. Guía hasta la verdad plena y la vida verdadera que es la vida perdurable, la vida que no se acaba porque es etema. Cristo nos garantiza la misma vida que él consiguió en su Pascua, en su resurrección. La palabra de Jesús es taxativa: "Nadie va al Padre, sino por mi". Que estas consoladoras palabras de Jesús nos acompañen en este momento. Y que constituyan el mayor motivo de paz y de verdadera
  • 23. esperanza cristiana ante la muerte de nuestro hermano N., y ante la hora que —antes o despues— nos ha de llegar a cada uno de nosotros, pues no hemos de olvidar que somos peregrinos, de paso por el mundo. Que la esperanza de la resurrección nos acompañe siempre y sobre todo ahora que elevamos plegarias por el eterno descanso de vuestro familiar y amigo. JORDI PIJOAN Hospital de Bellvitge (Barcelona) DOSSIERS-CPL/1