2. «¿No clama la sabiduría, y da su
voz la inteligencia?» (Proverbios 8:1)
En los capítulos 8 y 9, el atributo
divino de la sabiduría es
personificado, y se le atribuyen
características propias de la
divinidad. La forma en que se
describe a la sabiduría nos recuerda
a Jesús mismo.
La sabiduría clama porque quiere
ser escuchada. Debe ser escuchada,
porque es una cuestión de vida o
muerte para los hombres.
Declara que es plenamente fiable
(Pr. 8:1-21) y que su adquisición es
de mayor valor que cualquier
riqueza terrenal (Pr. 8:10-11, 19).
3. ¿Por qué es fiable la sabiduría? Proverbios 8:1-21
1. Mi boca hablará verdad (v. 7)
2. Justas son todas las razones de mi boca (v. 8)
3. Mis razones son rectas y razonables (v. 9)
4. Habito con la cordura y la ciencia (v. 12)
5. Conmigo está el consejo y el buen juicio (v. 14)
6. Por mí se juzga la tierra (v. 15-16)
7. Conmigo está la justicia (v. 18)
8. Guío por veredas de justicia, por sendas de
juicio (v. 20)
La sabiduría es la verdad, la verdad absoluta que solo
podemos encontrar en Jesús (Juan 14:6).
«Yo amo a los que me aman, y
me hallan los que temprano me
buscan» (Proverbios 8:17)
«¿No clama la sabiduría, y da su
voz la inteligencia?» (Proverbios 8:1)
El que escuche el clamor de la
sabiduría hallará a Jesús.
4. «Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes
de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el
principio, antes de la tierra» (Proverbios 8:22-23)
Con la sabiduría, Padre, Hijo y Espíritu
diseñaron y crearon este mundo;
porque la sabiduría es parte de la
naturaleza misma de Dios.
En Proverbios 8:22-29, la sabiduría se
relaciona con los abismos, las fuentes
de las aguas, los montes, los collados,
los campos, el polvo, los cielos, la faz
del abismo, el mar, los fundamentos de
la tierra.
Al igual que ninguna de estas cosas
puede ser creada por nosotros,
nosotros no podemos obtener la
sabiduría si no nos es otorgada
por Dios.
Dios poseía la sabiduría «en el principio», «antes de la
tierra»; antes del «principio» de Génesis 1:1.
5. ¿Cómo se relaciona el regocijo
de la sabiduría con la semana
de la Creación?
«Con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo
solaz delante de él en todo tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su
tierra; y mis delicias son con los hijos de los hombres» (Proverbios 8:30-31)
Días 1º a 5º
«era su delicia
de día en día»
«Y vio Dios que
era bueno»
Día 6º
«Me regocijo en la parte
habitable de su tierra»
«Y vio Dios… que era
bueno en gran manera»
Día 7º
«mis delicias son con los
hijos de los hombres»
«y reposó el día séptimo
de toda la obra que hizo»
Dios se regocijó en su Creación.
Este regocijo fue en aumento
cuando creó al hombre; y obtuvo
su pleno gozo cuando disfrutó
con él del primer sábado que
pasaron juntos, en comunión.
6. Esta doble bienaventuranza dirige nuestros
pensamientos al lugar de donde emana la
verdadera sabiduría: la Palabra de Dios.
«Y él dijo: Antes
bienaventurados los que
oyen la palabra de Dios,
y la guardan» (Lucas 11:28)
«La Biblia presenta ante nuestra vista las
inescrutables riquezas y los tesoros
inmortales de los cielos. Los impulsos más
fuertes del hombre lo arrastran a tratar
de procurar su propia felicidad. La Biblia
reconoce este deseo y nos muestra que
todo el cielo se unirá a los esfuerzos que el
hombre haga por conseguir la dicha»
E.G.W. (La maravillosa gracia de Dios, 21 de diciembre)
7. Es eficiente (9:1-3)
Prepara alimento
de vida:
sacrificios, pan y
vino (9:2)
Llama a los
simples para que
adquieran
sabiduría (9:4-6)
Es indolente
(9:13-14)
Prepara alimento
de pecado: agua
hurtada y pan que
no alimenta (9:17)
Llama a los
simples para su
perdición
(9:15-18)
«No reprendas al
escarnecedor, para que
no te aborrezca; corrige
al sabio, y te amará»
(Proverbios 9:8)
«La sabiduría edificó su
casa, labró sus siete
columnas» (Proverbios 9:1)
8. «Los que consideran como valiente y viril el tratar
los requerimientos de Dios con indiferencia y
desprecio, revelan con esto su propia insensatez e
ignorancia. Mientras que se jactan de su libertad e
independencia, están realmente en la servidumbre
del pecado y de Satanás.
Un claro concepto de lo que es Dios y de lo que él
requiere que seamos, producirá en nosotros una
sana humildad. El que estudia correctamente la
Sagrada Palabra aprenderá que el intelecto humano
no es omnipotente. Aprenderá que, sin la ayuda que
nadie sino Dios puede dar, la fuerza y la sabiduría
humanas no son sino debilidad e ignorancia.
El que sigue la dirección divina, ha hallado la única
fuente verdadera de gracia salvadora y felicidad
real, y ha obtenido el poder de impartir felicidad a
todos los que lo rodean» E.G.W. (Consejos para los maestros, pg. 51)