2. En este último día de la presencia visible de
Nuestro Señor en la tierra, antes de su regreso al
Padre, rindámosle nuestros últimos deberes:
Adorémoslo en todos los estados y misterios de su
vida terrena y pidámosle perdón del poco honor que
le hemos dado y del poco fruto que hemos obtenido
y ofrezcámosle en satisfacción toda la gloria que se
le ha dado por
su divina Ma-
dre, por sus án-
geles, por sus
santos y por to-
da su Iglesia.
Démosle gracias por cuanto pensó, dijo, hizo y
sufrió aquí en la tierra por amor nuestro, y digámos-
le que queremos vivir, hacer, decir, pensar y sufrir
cuanto su amor disponga para nosotros.
3. Prosternados a sus pies, humildes y penitentes, en
nombre de toda la humanidad, pidámosle perdón
de todas las injurias, ofensas y ultrajes que recibió
por causa nuestra a su paso por la tierra.
Entreguémonos a él
y digámosle que esta-
mos dispuestos a salir
hoy mismo de este
mundo, para subir al
cielo con él, de espíri-
tu y corazón; que
rompa nuestras atadu-
ras y nos libere totalmente de este mundo para unir-
nos estrechamente a él; que se lleve con él nuestro
espíritu y corazón, nuestros pensamientos y senti-
mientos, nuestros deseos y afectos, para que poda-
mos decir con los primeros cristianos: estamos ya
con él en el cielo (Flp 3, 20).
(San Juan Eudes O.C. III, 404-405).
4. “Con su ascensión, el Señor resucitado atrae la mirada de
los Apóstoles —y también nuestra mirada— a las alturas del
cielo para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el
Padre.”
(Papa Francisco, junio del 2014 , en el Regina Coeli)
Director:
P. Álvaro Duarte Torres CJM
Diseño y compilación:
P. Hermes Flóirez CJM y Andrés Felipe Torres