2.
La tradición del Día de Muertos surge como parte del sincretismo
religioso, en la época colonial. Durante la etapa prehispánica, el culto a
la muerte estuvo presente en distintas culturas a lo largo y ancho de
México.
El día 1° de noviembre, se celebra el Día de Todos los Santos de
acuerdo a la tradición católica. En esta fecha se recuerdan a todos
aquellos que murieron sin ser beatos y santos, además de quienes
fallecieron a temprana edad como los niños. De acuerdo a la religión
católica, el Día de los Fieles Difuntos que tiene lugar el 2 de noviembre,
se realiza una oración por aquellos que no han accedido al paraíso.
¿QUÉ ES EL DÍA DE
MUERTOS?
3.
Un altar de muertos está conformado por una gran variedad de
objetos, algunos tradicionales y otros personales para los difuntos.
Entre los elementos necesarios están veladoras, inciensos, sal,
calaveras de dulce, pan de muerto, papel picado y flores de
cempasúchil. Además, se colocan objetos personales, comida que
disfrutaba en vida, algún licor o cigarros y fotografías, o incluso algún
juguete o dulce si se trata de un niño.
¿QUÉ TIENE UN ALTAR DE
MUERTOS?
4.
El Festival de Tradiciones de Vida y Muerte busca mantener vigentes
las diversas tradiciones ancestrales del Día de Muertos de México, así
como ser una ventana para mostrar al mundo la vasta cultura de
nuestro país. A través de costumbres de antaño y distintas expresiones
artísticas contemporáneas, se preserva esta tradición tan mexicana.
¿CUÁL ES EL OBJETIVO DEL
FESTIVAL?
5.
La antropóloga Elsa Malvido, fallecida en abril de 2011, ha
criticado la explicación prehispánica y única del Día de
muertos. A través del análisis de prácticas asociadas con la
muerte, entre los siglos XVIII y XIX, la también historiadora
consideró que el nacionalismo posrevolucionario y las
afirmaciones de Octavio Paz en El laberinto de la soledad
erróneamente han impuesto la idea de que el Día de Muertos
mexicano ha sido la resultante del sincretismo cimentado en las
prácticas mortuorias mesoamericanas, pero entendidas como
únicamente mexicas o mayas, con las católicas; esto con el fin
de secularizar y unificar las prácticas culturales en México.
Cuestionamiento al origen
prehispánico
6.
Para ella, lo asociado con el Día de muertos ha sido, más bien, la resultante de
la historia de las prácticas mortuorias (administración
de cementerios, entierros, cremación) desde el periodo virreinal a la actualidad
a mediados del siglo XX, como de la liturgia católica de Todos los Santos y
de Fieles Difuntos, con sus respectivas variantes según las regiones de México
y Centroamérica, las cuales reflejan influencias indígenas y modernas propias
de cada región. Así, por ejemplo, las prácticas culinarias (pan de muertos,
calaveritas de dulce, pib y otros platillos y dulces típicos regionales de la fecha),
la puesta de un altar y demás decoración asociada serían simplemente
versiones locales de prácticas católicas presentes también en otros países
de América, e incluso zonas rurales de Europa, principalmente
en España e Italia.
7.
Tradicionalmente los altares tienen niveles, y dependiendo de las
costumbres familiares se usan dos, tres o siete niveles. Los altares de
dos niveles, los más comunes hoy en día, representan la división del
cielo y de la tierra; los de tres niveles representan el cielo, la tierra y el
inframundo, aunque también se les pueden referir como los elementos
de la Santísima Trinidad.
Altares de muertos
8.
El tradicional por excelencia, es el altar de siete niveles, que
representan los niveles que debe atravesar el alma para poder llegar
al lugar de su descanso espiritual. Cada escalón, es cubierto con
manteles, papel picado, hojas de plátano, palmillas y petates de tule;
cada escalón tiene un significado distinto.
En el más alto se coloca la imagen del santo de devoción de la familia;
el segundo, está destinado a las ánimas del purgatorio; en el tercero
se coloca la sal, símbolo de la purificación; en el cuarto el pan, que se
ofrece como alimento y como consagración; en el quinto se colocan
las frutas y los platillos preferidos por los difuntos; en el sexto las
fotografías de los difuntos a los que se les dedica el altar y por último,
en el séptimo, en contacto con la tierra, una cruz formada por flores,
semillas o frutas.
9.
En nuestras ofrendas nunca puede faltar el agua, la fuente de
vida, pues es necesaria para calmar la sed del visitante después
de su largo recorrido. Tampoco podemos olvidarnos de la sal,
elemento de purificación que sirve para que el alma no se
corrompa en su viaje de ida y vuelta.
Ofrendas a los muertos
10.
El pan de muerto, tiene un doble significado. Por un lado,
representa la cruz de Cristo; por otro, las tiras sobre la corteza
representan los huesos y el ajonjolí, las lágrimas de las ánimas
que no han encontrado el descanso.
La flor de cempoal Xóchitl, la nube y el moco de pavo son las
flores que decoran las ofrendas y los cementerios; al igual que el
copal, se cree que su aroma atrae y guía a las almas de los
muertos. Las calaveritas de azúcar, chocolate y amaranto, así
como otros alfeñiques, hacen alusión a la muerte y de cierta
forma, se burlan de ella, siendo costumbre escribirles en la frente
el nombre del difunto.
Es costumbre también colocar una escultura de un perro
Xoloizcuintle, que ayudará a las almas a pasar el río
Chiconauhuapan para llegar al Mictlán; además, representa
también la alegría de los niños difuntos.