2. En el capítulo I: Actuales amenazas a la vida humana en donde se incluye entro otros
una denuncia sobre la idea perversa de libertad y eclipse del sentido de Dios y del
hombre.
En el capítulo II: Mensaje cristiano sobre la vida en donde se puede encontrar las
responsabilidades del hombre ante la vida, la dignidad del niño aún no nacido.
En el capítulo III: La ley santa de Dios, el Santo Padre Juan Pablo II nos recuerda en
valor de la vida humana sagrada e inviolable, en este capítulo se tratan temas como: el
delito abominable del aborto, el drama de la eutanasia y el conflicto en nuestra
sociedad actual entre ley civil y ley moral
En el capítulo IV: Por una nueva cultura de la vida humana, es una exhortación a
tener una mirada de esperanza, pero ante todo actitudes verdaderamente coherentes
para que la Iglesia, el pueblo de la vida y para la vida anuncie y celebre el Evangelio de
la vida de manera especial en el seno y corazón de las familias "santuario de la vida"
La conclusión reúne todo el contenido del texto a la luz del libro del Apocalipsis,
además que pone a María como modelo de maternidad, también ella amenazada por
las fuerzas del mal y de la muerte.
2
El contenido de esta encíclica podría resumirse en los siguientes ítems:
1) El valor y el carácter inviolable de la vida humana.
2) La vida humana es sagrada e inviolable.
3) Presenta las raíces de la violencia contra la vida basándose en la historia del
Génesis.
4) Una defensa contra todas las amenazas a la vida humana.
5) La ley de Dios está por encima de las leyes de los hombres.
6) La Encíclica defiende la auténtica libertad del hombre.
7) Hay signos esperanzadores de amor a la vida en el mundo.
8) Nos ofrece esperanza.
9.2. CONCLUSIONES ACERCA DE LA ENCÍCLICA
1) El Papa concentra su atención, en particular, en un género de atentados, relativos
a la vida naciente y terminal, (aunque también menciona por ejemplo la pena de
muerte) que presentan caracteres nuevos respecto al pasado y suscitan problemas
de gravedad singular, por el hecho de que, en la conciencia colectiva, tienden a
perder el carácter de «delito» y a asumir paradójicamente el de «derecho», hasta el
punto de pretenderse un reconocimiento legal por parte del Estado y la sucesiva
ejecución mediante la intervención gratuita de los agentes sanitarios.
¿Cómo se ha podido llegar a una situación semejante?, es una pregunta a la que el
papa responde que se deben tomar en consideración múltiples factores pero en el
3. fondo es una profunda crisis de la cultura, que engendra escepticismo en los
fundamentos mismos del saber y de la ética, haciendo cada vez más difícil ver con
claridad el sentido del hombre, de sus derechos y deberes.4
2) En la búsqueda de las raíces más profundas de la «cultura de la muerte» no basta
detenerse en la idea perversa de libertad anteriormente señalada. Es necesario
llegar al centro del drama vivido por el hombre contemporáneo: El eclipse del
sentido de Dios que lleva al hombre al materialismo y el hedonismo, a la negación
del valor del sufrimiento. La despersonalización y explotación de la sexualidad
humana. El empobrecimiento de las relaciones interpersonales. El eclipse de la
conciencia moral de las personas y de la sociedad, la confusión entre lo que es
bueno y lo que es malo.
3) Se presentan las implicaciones morales, sicológicas, judiciales para la sociedad del
aborto, la eutanasia, el suicidio, la pena de muerte: “en la historia se han cometido
crímenes en nombre de la verdad. Pero crímenes no menos graves y radicales se
han cometido y se siguen cometiendo también en nombre del relativismo ético”.5
4) También las distintas técnicas de reproducción artificial, que parecerían puestas al
servicio de la vida y que son practicadas no pocas veces con esta intención, en
realidad dan pie a nuevos atentados contra la vida
5) Los atentados contra la vida humana representan una amenaza frontal a toda la
cultura de los derechos del hombre. Es una amenaza capaz, al límite, de poner en
peligro el significado mismo de la convivencia democrática: nuestras ciudades
corren el riesgo de pasar de ser sociedades de «con-vivientes» a sociedades de
excluidos, marginados, rechazados y eliminados.
6) "¿Acaso los crímenes dejarán de serlo si, en vez de haber sido cometidos por
tiranos sin escrúpulos, hubieran estado legitimizados por el consenso popular?" "En
la base de estos valores no pueden estar las provisionales o volubles mayorías de
opinión, sino sólo el reconocimiento de una ley moral objetiva"6
7) El hombre, a diferencia de los animales de los animales y de las cosas, no puede
3
ser sometido al dominio de nadie.
8) Sin embargo, todos los condicionamientos y esfuerzos por imponer su silencio no
logran sofocar la voz del Señor que resuena en la conciencia de cada hombre. En
este íntimo santuario de la conciencia puede empezar un nuevo camino de amor,
de acogida y de servicio a la vida humana.
9) Estamos en medio de un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la
«cultura de la vida» y la «cultura de la muerte». Todos nos vemos implicados y
obligados a participar, con la responsabilidad ineludible de elegir
4 Cfr., GRÈZES, Op cit. Diapositiva 7
5 Carta Encíclica "Evangelium Vitae", 25 de Marzo 1995. Acta Apostolicae Sedis (AAS) 1995; #70
6 Ibidem
4. incondicionalmente a favor de la vida. También para nosotros resuena clara y
fuerte la invitación a Moisés: «Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y
desgracia. Yo te prescribo hoy que ames al Señor tu Dios, que sigas sus caminos y
guardes sus mandamientos, preceptos y normas… Te pongo delante vida o
muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu
descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a Él;
pues en eso está tu vida, así como la prolongación de tus días» (Dt 30,15-16.19-
20). Por eso pese a un panorama tan oscurecido se presentan signos de
esperanza: Grupos que defienden la vida, Amor a los niños, Oposición la pena de
muerte, Atención a la ecología, familias que se abren a la adopción.
10) “Es necesario sembrar, en todo tiempo, en todos los lugares, una cultura por la
vida, contra la conspiración contra la vida. Debe comenzar en las familias,
santuarios de la vida. Debe establecerse y desarrollarse toda una pastoral de la
vida desde la familia. Hay que reconciliar a la familia con la vida, partiendo del
reconocimiento del don maravilloso de Dios: la vida humana.”7
4
7 PORTELA, Carmen. Op. Cit. Diapositiva 22