El documento discute el significado bíblico de los términos "diablo" y "Satanás". Explica que en el Antiguo Testamento, "Satanás" simplemente significa "adversario" y se refiere a personas, no a un ser sobrenatural. Analiza los usos de este término en la Biblia, incluido el libro de Job. También explica que en el Nuevo Testamento, cuando Jesús llama a Pedro "Satanás", se refiere a que Pedro se oponía a la voluntad de Dios. El documento con
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
El diablo
1. EL DIABLO
H7854 שָׂטָׂן satán
de H7853; oponente, opositor; especialmente (con el art.
prefijo) Satán, Satanás, el archienemigo de lo bueno:-
adversario, enemigo, Satanás.
VAMOS A UNA OBSERVACIÓN REFLEXIVA AL RESPECTO
En el presente, la mayoría de las personas ya no conciben al
diablo de esa manera. Pero aún hay muchos que creen que
existe el diablo, que posee un inmenso poder para el
mal (algunos afirman que es un ángel caído), y que está
tratando constantemente de destruir la obra de Dios Padre
entre los hombres y mujeres. Dicen que es el diablo el que
susurra secretamente en nuestro oído y nos tienta hacia el
mal.
Por supuesto, surgen verdaderas dificultades al aceptar
semejante idea. Para empezar, si el diablo era un ángel
verdadero, ¿Cómo es que llegó a rebelarse contra "El
Altísimo"? ¿Y por qué permite El Altísimo que un ser
sobrenatural destruya su obra en la tierra? En todo caso,
¿dónde está el diablo en este momento? ¿Y cómo puede
actuar?
La Enseñanza Bíblica Acerca de la Tentación
¿En dónde puede encontrarse la respuesta?
Una cosa está clara: esta es una pregunta religiosa. Así que si
hemos de resolver el asunto, debemos acudir a la Biblia, la
única gran fuente de todo lo que sabemos acerca de Altísimo
y su enviado [Jn 17:3]. ¿A dónde más iría Ud. para encontrar
una respuesta seria a semejante pregunta?
2. Ahora bien, la Biblia ciertamente contiene varias alusiones al
diablo y a Satanás. Así que acudamos a la Biblia. Pero
dejemos una cosa clara desde el principio: debemos hacer
todo esfuerzo por entender lo que los escritores bíblicos
quisieron decir con las expresiones "diablo" y "Satanás". Es
muy fácil, a medida que leemos los versículos bíblicos, que
demos a los términos diablo y Satanás el significado
que nosotros queremos. Y si ese significado no es el mismo
que le dieron los escritores bíblicos, entonces ¡estamos
cambiando su verdadero sentido!
Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de discutir
con otros el tema del diablo y Satanás, y nos hemos dado
cuenta de que la discusión no parece llevarnos a ninguna
parte. Y la razón es clara: cuando se leen los pasajes bíblicos
acerca del diablo y Satanás, diferentes lectores entienden su
significado en un sentido diferente. La conclusión es clara: si
hemos de llegar a la verdad acerca del diablo y Satanás,
debemos averiguar qué quisieron decir los escritores
bíblicos cuando usaron esos términos. No es bueno confiar en
nuestro propio entendimiento o en el de otras personas.
Debemos saber qué entendieron los escritores inspirados de
la palabra de Dios acerca de este importante tema.
En una breve obra como esta, no podemos examinar todos los
versículos de la Biblia que se refieren al diablo y a Satanás.
Pero lo que verdaderamente necesitamos es una especie de
llave--un entendimiento básico de lo que significan estos
términos. Armados con esto, deberíamos poder desentrañar
bastantes pasajes bíblicos.
Primero, Satanás.
Para encontrar la llave vital es importante empezar con el
Antiguo Testamento, y no con el Nuevo. Para la oídos
modernos esto puede parecer extraño, pero recuerde que el
Antiguo Testamento se escribió primero, muchos siglos antes
que el Nuevo. Y en vista de que realmente ambos forman una
3. sola revelación de Dios, los escritores del Nuevo Testamento
conocían el Antiguo Testamento muy bien en verdad. Lo
citaban y usaban sus términos; y entre los términos que
usaban estaba está Satanás. (En realidad, el
término "diablo" ocurre muy rara vez en el Antiguo
Testamento, y ahí se usa de manera diferente a como se usa
en el Nuevo).
Así que empecemos con Satanás, el término del Antiguo
Testamento. ¿Qué significa la palabra "Satanás"? No es difícil
averiguarlo. Tome el caso de Balaam, que vivió en los días en
que los hijos de Israel andaban errantes por el desierto. Él era
un profeta al cual le había dicho YHVH que no fuera a cierta
misión contratado para maldecir a los israelitas. Pero él
deseaba el dinero que se le había ofrecido como premio, así
que fue. Montado en un asno, de pronto encontró que un
ángel bloqueaba su camino: "Y el ángel de YHVH se puso en
el camino por adversario [o enemigo] suyo" (Números
22:22). La palabra para adversario en hebreo es satan (de la
cual procede nuestro término "Satanás"), y eso es
precisamente lo que significa. Note dos cosas: satan aquí es
una palabra corriente, que significa adversario o enemigo,
y no es el nombre de una persona. La palabra ocurre de
nuevo sólo diez versículos más adelante: el ángel dijo a
Balaam: "He aquí yo he salido para resistirte" (v.
32), literalmente, "para ser un adversario tuyo". Esta es la
primera vez que aparece la palabra satan en el relato
hebreo. Note que este satan es un ángel bueno, "el ángel de
YHVH", el cual está haciendo lo que quiere YHVH, ¡y no un ser
maligno!
Si miramos en una concordancia bíblica la manera en que se
usa la palabra satan en el Antiguo Testamento, descubriremos
que significa un adversario y un enemigo. Por ejemplo: "¿Qué
tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me
seáis adversarios? [satanases] (2 Samuel 19:22). Y así en
media docena de otros casos, donde la alusión es por lo
general a hombres.
4. Satanás en el libro de Job
Aquí tenemos uno de los casos que con más frecuencia se cita
en toda la Biblia. Los primeros versículos del capítulo uno
describen a Job, que vive en la tierra de Uz, un hombre
temeroso del Altísimo Dios, que tenía muchas posesiones.
Entonces, el versículo 6:
"Un día vinieron a presentarse delante de YHVH los hijos del
Altísimo Dios, entre los cuales vino también Satanás".
'¡Ahí está', dirán algunos, 'Satanás estaba en el cielo entre los
ángeles! ¡Él debe ser un ser sobrenatural! Pero recordemos
nuestra regla vital: Debemos entender los términos bíblicos
en un sentido bíblico. Por ejemplo, los "hijos del Altísimo
Dios"; es cierto que una vez en Job (38:7), se usa este
término en relación con los ángeles; pero en la Biblia en
conjunto a menudo se usa con respecto a hombres y mujeres
que verdaderamente adoran a Dios Padre en contraste con
aquellos que no lo hacen. Dios Altísimo lo usó refiriéndose a
Israel por medio del profeta Isaías:
"Trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la
tierra, todos los llamados de mi nombre" (Isaías 43:6-7).
Así en el Nuevo Testamento, el apóstol Juan, refiriéndose a
los creyentes en Cristo, escribió: "Amados, ahora somos hijos
de Dios" (1 Juan 3:2). Así que no es necesario que los "hijos
de Dios" entre los cuales vino "Satanás" (en el capítulo 1 de
Job) sean ángeles del cielo; podrían ser personas de la tierra.
Pero, ¿cómo podrían estar ellos "presentes delante de YHVH",
si no estaban en el cielo? De nuevo, la Biblia misma nos da la
respuesta. A Moisés y a Josué se les dijo que se presentaran
en el "tabernáculo de reunión", donde YHVH nombraría a
Josué como el nuevo líder de Israel (Deuteronomio 31:14-
5. 15). Muchos años después, Josué reunió a todos los ancianos
de las tribus de Israel en Siquem donde "se presentaron
delante de YHVH" (Josué 24:1). Tiempo después, Samuel, a
su vez, dijo a Israel: "Presentaos delante de YHVH" (1 Samuel
10:19). en el Nuevo testamento se dice que María, la madre
de Yeshúa, poco después del nacimiento de su hijo, fue al
templo de Jerusalén "para presentarle al Señor [...] para
ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor" (Lucas
2:22-24). Entonces, los "hijos de YHVH", que se mencionan
en el libro de Job, que "vinieron a presentarse delante de
YHVH" habían ido juntos a adorar al Altísimo en el lugar
correspondiente, y, por supuesto, en presencia del sacerdote
designado en aquel tiempo. Este es un caso de adoración en
la tierra, no en el cielo.
Pero, ¿qué puede decirse de "Satanás", que vino entre ellos?
Aquí los traductores realmente no nos han jugado limpio,
porque el idioma hebreo dice "el adversario". La letra
mayúsculo inicial, S, de Satanás es una invención de los
traductores, porque el idioma hebreo no hace distinción entre
letras mayúsculas y otras. Incluso en el margen de algunas
versiones de la Biblia los traductores han impreso la
expresión "el Adversario", sugiriendo por la letra mayúscula
inicial A (para lo cual no tienen evidencia alguna) que este es
aquel Adversario especial, Satanás. Todo lo que el idioma
hebreo nos justifica para decir es que "el adversario vino
entre ellos".
Pero, ¿quién podría ser este adversario? Si este era un grupo
que vino junto para adorar, él sería uno de ellos; en otras
palabras, él era un hombre; y era enemigo de Job porque
estaba celoso de él y deseaba perjudicarlo. Pero, ¿cómo
entonces pudo producirse una conversación entre el Señor y
el adversario? De nuevo, la Biblia misma provee la respuesta,
porque en los tiempos del Antiguo Testamento a menudo los
hombres recibían mensajes de YHVH por medio de los
sacerdotes designados en aquel tiempo. Por ejemplo, más de
una vez David consultó al sacerdote cuando quería saber cuál
6. era la voluntad del Eterno para él, y el sacerdote le hablaba
en representación del Eterno. Así que este celoso enemigo de
Job--quizás uno que posaba como amigo suyo--dijo a Dios por
medio del sacerdote: 'Job sólo te sirve por lo que puede
recibir. Pero trata de causarle problemas y entonces verás'. Y
YHVH, que tenía un gran propósito para con Job y deseaba
verlo perfeccionado, permitió que el adversario realizara su
envidioso deseo sobre Job. Pero, como el libro nos dice
claramente, el poder era del Altísimo, no del adversario (Job
2:4-6).
De modo que en este episodio no hay necesidad de un
satanás sobrenatural ni hay tampoco prueba de que haya
alguno. Todas las expresiones se usan comúnmente en
relación con los hombres. La palabra satanás, en el Antiguo
Testamento, significa un adversario; pero como nos muestra
el ejemplo de Job, se desarrolla una tendencia natural para
usarla en relación con un adversario maligno.
Pedro << ===== >> un Satanás
Con este valioso entendimiento básico, veamos ahora un
ejemplo del uso de "satanás" en el Nuevo Testamento. Pedro
había hecho recién su notable declaración de creencia en
Yeshúa como "el Ungido, el Hijo del Dios viviente", y, como
resultado, Yeshúa había pronunciado una bendición sobre él.
Pero entonces Yeshúa siguió hablando acerca de su destino;
tendría que ir a Jerusalén y allí los líderes de los judíos lo
apresarían y le darían muerte, pero él resucitaría al tercer día
(Mateo 16:21). Pedro no podía entender ni aceptar esto, y
empezó a reconvenir al Mesías: '¡El Eterno no lo quiera! Que
esto nunca te ocurra'. en otras palabras, 'No debes pensar en
semejante cosa'. Pero Yeshúa le dijo a Pedro: "¡Quítate de
delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo".
¿Por qué era Pedro un "satanás"?
Porque estaba actuando como 'un adversario' para Yeshúa;
estaba tratando de persuadir al Mesías para que no hiciera lo
7. que él sabía que tenía que hacerse por su obediencia a la
voluntad de Dios. Si Pedro hubiese salido con la suya, El
Ungido habría rechazado la voluntad de su Padre, y su gran
sacrificio por el pecado en la luz no se habría realizado jamás.
Así que Yeshúa tuvo que decirle a este "adversario"
(satanás): "¡Quítate de delante de mí!". Y entonces añade un
comentario que es muy importante para nuestro
entendimiento: 'Tú eres un adversario y un tropiezo para mí',
le dijo en efecto Yeshúa a Pedro, porque tu mente no está "en
las cosas del Eterno, sino en las de los hombres" (v. 23).
Así que este importantísimo ejemplo del Nuevo Testamento
nos enseña algunas lecciones valiosas. Primero, este
"satanás" era un hombre;segundo, rechazó la voluntad del
Eterno; tercero, lo que lo distinguía era que él deseaba en
cambio hacer la voluntad de los hombres--una pista muy
importante, como veremos más adelante.
Recordemos lo que hemos aprendido hasta ahora: un
"satanás" es un adversario, y casi siempre un adversario
malo. En los ejemplos que hemos visto, "satanás" era:
un ángel del Altísimo Dios, que hacía la voluntad divina;
un hombre que aparentaba ser un verdadero adorador de
Dios Altísimo;
otros hombres que eran "adversarios";
y ahora a Pedro, un apóstol del Señor, que estaba
oponiéndose a la voluntad de Dios.
Con este entendimiento general del significado de "satanás",
deberíamos encontrar más claro una buena cantidad de
pasajes de las Escrituras [Biblia].
8. Y ahora el diablo
Este es un término griego, no hebreo, y por lo tanto sólo se
encuentra en el Nuevo Testamento. De nuevo debemos tratar
de descubrir lo que realmente significa ese término. Podemos
hacer esto fácilmente, porque hay pasajes en que los
traductores mismos nos han mostrado. Escribiendo a
Timoteo, el apóstol Pablo dice que "en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos"; en estos tiempos "habrá
hombres amadores de sí mismos, avaros
[...], calumniadores", etc (2 Timoteo 3:1-3). La palabra
traducida como "calumniadores" es el plural de un término
que generalmente se vierte como "diablo", y está relacionada
con la palabra "diabólico".
De nuevo, al dar instrucciones acerca de cómo deben
comportarse los creyentes cuando se reúnen para adorar, se
refiere a las mujeres:
"Las mujeres asimismo sean honestas,
no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo" (1ª Timoteo
3:11).
Nuevamente, la palabra es la que se traduce generalmente
como "diablo", aunque aquí está en plural. Los traductores
nos han dado en estos dos pasajes el sentido básico de la
palabra. Note una vez más que estos "diablos" son personas.
Pero el pasaje clave para entender la expresión "el diablo" del
Nuevo Testamento, está en el capítulo 2 de Hebreos. A
medida que leemos los primeros versículos de este capítulo,
es evidente que el apóstol está escribiendo acerca de Jesús y
sus seguidores; y él se refiere a los seguidores como los
"hijos" del Mesías. Ahora bien, en el versículo 14, él llega a su
notable declaración acerca del "diablo". Primeramente la
presentamos aquí en extenso, y después la estudiaremos
frase por frase para asegurarnos de que la entendemos:
9. "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre,
él también participó de lo mismo, para destruir por medio de
la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo".
La primera frase dice muy claramente que los seguidores del
"Ungido" son "carne y sangre", es decir, son hombres y
mujeres corrientes. No hay problema en esto.
La segunda dice que Yeshúa participó de lo mismo, es decir,
"carne y sangre". En verdad, el apóstol debe haber estado
muy interesado de que sus lectores entendieran claramente
que la naturaleza de Yeshúa era realmente la misma que la
de sus seguidores--naturaleza humana; porque él recalca el
asunto: "él también participó de lo mismo". No era necesario
que el apóstol escribiera de esta enfática manera, a menos
que haya estimado que era especialmente importante que sus
lectores entendieran esta verdad vital. Que el Mesías Yeshúa
era un ser humano en todo sentido.
La tercera oración contiene tres declaraciones:
(1) que el Mesías Yeshúa destruyó al diablo
(2) que lo hizo "por medio de la muerte", y que eso sólo
puede significar por medio de su propia muerte, muriendo
él; y
(3) que el diablo tiene "el imperio [poder] de la muerte".
Antes de que prosigamos, debemos clarificar una causa de
malentendido. El lector, al ver una frase como "al que tenía
el imperio de la muerte", naturalmente se siente inclinado
a suponer que el diablo debe ser una persona, o un ser. Pero
esto no es necesariamente así.
En nuestro idioma tenemos un sistema muy sencillo de
representar el género; todos los varones pertenecen al género
masculino, y se les menciona como "él"; todas las mujeres
10. pertenecen al género femenino, y se les menciona
como "ella"; todas las otras cosas son neutras, y se les
menciona como "ello", o se omite el pronombre. Y a veces
nos referimos a las cosas como si fueran personas. Esto se
llama personificación.
Sin embargo, el griego (en cuyo idioma se escribió el Nuevo
Testamento) es diferente. Tiene tres géneros, pero se usan de
otra manera. Por supuesto, a los varones se les dirige
como "él", y a las mujeres como "ella"; pero otras cosas
pueden pertenecer a cualquiera de los tres géneros:
masculino, femenino, o neutro.
Ahora bien, la palabra griega para el término diablo es
masculina, así que el pronombre que se le aplica es "él". Pero
esto no aclara si el diablo es una persona o no. El término
griego es totalmente neutral. si deseamos probar que el
diablo es una persona o no, debemos buscar nuestra
evidencia en alguna otra fuente, no en esta expresión.
Veamos ahora nuestras "tres declaraciones" en este versículo.
Yeshúa el Mesías destruyó al diablo. Así que el diablo
está "muerto", o al menos será destruido para cuando esté
terminada la obra del Ungido. Pero hay dos puntos notables
acerca de esta declaración en Hebreos 2:14. El apóstol dice
claramente que a fin de destruir al diablo, el Mesías
Yeshúa participó de la naturaleza humana. Bueno, ¿no es esto
algo sorprendente? Si el propósito del Mesías Yeshúa era
destruir a un enemigo poderoso, ¿no habría sido mucho mejor
que hubiese tenido una naturaleza fuerte e inmortal como los
ángeles? ¿Por qué razón participó de la débil naturaleza de
carne y sangre? Obviamente, aquí hay un misterio que
necesita explicación.
Pero eso no es todo. El apóstol dice claramente que la manera
en que el Mesías Yeshúa destruyó al diablo fue "por medio
de la muerte" Y esto sólo puede significar por medio de su
11. propia muerte". ¡Qué extraordinaria manera de liberarse de
un enemigo poderoso, muriendo uno mismo!
Por estos dos puntos, que para eliminar al diablo, Yeshúa el
Mesías primeramente participó de la débil
naturaleza humana, y después tuvo que morir, es evidente
que "el diablo" de la Biblia debe ser algo completamente
diferente de la idea que se tiene generalmente acerca del
diablo.
Cuando usted encuentra un pasaje bíblico difícil de entender,
es siempre útil localizar otro que se refiera al mismo tema,
aunque en términos diferentes. Los dos pasajes se
complementarán mutuamente. Ahora bien, existe semejante
pasaje que nos puede ayudar en este caso. El mismo apóstol,
en la misma carta, en el capítulo 9 de Hebreos, escribe acerca
de la obra del Ungido. Se refiere así a su primera venida (que
condujo a su muerte en la cruz):
"Pero [El Ungido] ahora, en la consumación de los siglos[...],
se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí
mismo" (v. 26).
De inmediato notamos que una de las cosas que se dice aquí
es lo mismo que en Hebreos 2:14. La frase "por el sacrificio
de sí mismo" significa claramente lo mismo que "por medio de
[su propia] muerte". Así que probablemente las otras
expresiones significan lo mismo. Pongámoslas frente a frente:
Hebreos 2:14 Hebreos
9:26
por medio de [su propia muerte] = por el
sacrifico de sí mismo
para destruir al diablo = para quitar
de en medio el pecado
12. En este valioso comentario paralelo aprendemos que
"destruir al diablo" es lo mismo que "quitar de en medio el
pecado" Entonces, el diablo debe ser una manera de referirse
a la rebelión humana contra el Altísimo, a lo que la Biblia
llama pecado.
Ahora tenemos una valiosa manera de probar este
entendimiento, porque Hebreos 2:14 declara que el
diablo "tiene el imperio de la muerte".Ahora bien, según
se dice en la Biblia, ¿quién tiene este poder?
El apóstol Pablo nos da la respuesta en dos pasajes muy útiles
en la Carta a los Romanos:
5:21 -- "Así como el pecado reinó para muerte, así
también la gracia reine por la justicia para vida eterna".
Aquí al pecado se le considera como un rey que gobierna
sobre sus súbditos; y el efecto de su poder sobre ellos es la
muerte. Veamos ahora en:
6:23 -- "Porque la paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna.
Aquí el pecado es un amo que paga el salario a sus siervos;
por su servicio a él, él les paga con la muerte.
Estos dos pasajes son ejemplos de personificación; es decir,
se habla de algo como si fuera una persona, cuando en
realidad no lo es. En ambos casos el pecado está
personificado; y en ambos claramente es el pecado el que
"tiene el imperio de la muerte".
De este modo la Biblia nos está diciendo que el verdadero
diablo es el pecado.
13. ¿Cuál es el verdadero enemigo del Altísimo Dios?
Suspendamos por un momento nuestra consideración para
hacer una pregunta muy importante: Según dice la Biblia,
¿cuál es el gran enemigo de Dios Altísimo? ¿Es algún ángel
caído? ¿Es algún misterioso ser espiritual que trata de
deshacer la obra de Dios Altísimo en la tierra? De ninguna
manera. Desde la primera hasta la última página de la Biblia
hay pertinaz enemigo del propósito de Dios--el corazón y la
mente humanos, la voluntad de hombres y mujeres de todo
el mundo por satisfacer sus propios deseos.
Ya hemos tenido un indicio de esto en la reprimenda del
Ungido a Pedro: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me
eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios,
sino en las de los hombres" (Mateo 16:23). Él dijo casi lo
mismo a los judíos que lo rechazaban:
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de
vuestro padre queréis hacer" (Juan 8:44).
Sólo tenemos que preguntar: ¿Con qué se relacionan
los "deseos" en toda la Biblia? La respuesta es clara: es
siempre con la naturaleza humana.
El apóstol Pablo en su Carta a los Romanos presentó con
mucha firmeza las tendencias naturales de nuestra
naturaleza. Él está haciendo un contraste entre la vida de
servicio a YHVH (el espíritu) con la vida ocupada en satisfacer
los deseos naturales (la carne), y declara:
"Porque ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del
Espíritu es vida y paz" (Romanos 8:6).
De modo que hay dos maneras que podemos elegir para vivir:
tratar de hacer la voluntad de Dios Padre, o hacer nuestra
propia voluntad. Acerca de la segunda, Pablo hace este
devastador comentario:
14. "La mente carnal es enemistad contra El Eterno".
Así que aquí está el gran enemigo de Dios: el deseo humano.
¡Y qué obstinado enemigo es este! Porque Pablo prosigue:
"Porque [la mente carnal] no se sujeta a la ley del Eterno, ni
tampoco puede" (Romanos 8:5-7).
Él había dicho lo mismo al escribir a los gálatas:
"Andad en el Espíritu [es decir, vive según el camino del
Eterno], y no satisfagáis los deseos de la carne". Note que "la
carne" exige que se le satisfaga.
Luego añade:
"Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del
Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí", y el
resultado es: "para que no hagáis lo que quisiereis" (Gálatas
5:16-17).
No hay duda de que donde debemos buscar al gran enemigo
del Eterno es en nuestro corazón y mente. Y Santiago nos
dice donde debemos buscar la fuente de nuestras tentaciones
para hacer el mal. ¿Somos desviados por algún espíritu
sobrenatural que nos susurra al oído? De ninguna manera,
porque él dice:
"Cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído y seducido".
Así que nuestro propio "deseo" es el origen de nuestras
tentaciones; y Santiago nos dice cuál es el resultado:
"Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a
luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la
muerte" (Santiago 1:14-15).
15. La larga historia del género humano consignada en la Biblia
muestra cuan verdadera es esta enseñanza. La primera
pareja de seres humanos prefirió su propio deseo antes que la
obediencia al Altísimo Dios, y pecaron. La raza humana
decayó en "corrupción y violencia", y Dios tuvo que castigarla
con el diluvio. Israel, al que Dios rescató de la esclavitud en la
tierra de Egipto, y se le dio una oportunidad especial para que
fuera el pueblo del Altísimo, se apartó de YHVH y prefirió
adorar ídolos y comportarse de una manera inmoral como los
impíos pueblos que tenían a su alrededor. Yeshúa, el Hijo del
Altísimo, demostró la verdad y gracia de su Padre entre los
hombres; ellos lo rechazaron y lo crucificaron. Y en los siglos
siguientes, los hombres han abandonado la enseñanza de
Dios y pervertido sus caminos. Sí, el gran enemigo de Dios
son los hombres y mujeres que realizan sus propios deseos
naturales.
Cómo se usan los términos diablo y Satanás
De modo que el diablo y Satanás son personificaciones del
pecado; es decir, son palabras que se usan para representar
al pecado.
A veces la personificación se efectúa en una sola persona. Ya
hemos visto que Pedro fue "Satanás". El Ungido dijo a los
discípulos: "¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno
de vosotros es diablo?" (Juan 6:70). Y ese era Judas, el cual
lo traicionó. A esta clase corresponde la serpiente de Edén, la
cual sugirió a Eva que lo que le había dicho YHVH no era
cierto. De modo que "la serpiente" se convierte en un símbolo
bíblico del poder del pecado.
A veces a una organización de personas, un gobierno, por
ejemplo, se le podría describir como el diablo o Satanás. Hay
dos interesantes ejemplos de esto en Apocalipsis, capítulo 2.
En su carta a los creyentes de Esmirna trasmite las palabras
del Mesías Yeshúa de la manera siguiente:
16. "No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo
echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis
probados [...]. Sé fiel hasta la muerte" (v. 10).
Esto se escribió en el primer siglo de nuestra era, cuando los
creyentes en el Ungido Yeshúa estaban sufriendo persecución,
por motivo de su, a manos del gobierno pagano de Roma. Ese
era "el diablo" que echaría a algunos en la cárcel;
aptamente llamado "el diablo" porque era enemigo de los
siervos de Dios.
O en el versículo 13, en la carta a Pérgamo:
"Yo conozco [...] dónde moras, donde está el trono de
Satanás" (v. 13).
¡Así que Satanás reinaba en Pérgamo! Ciertamente este
habitaba ahí; no hay duda de que era el cuartel general del
gobierno romano para esa parte de la provincia de Asia.
Pedro se refiere a la misma época de persecución con estas
palabras:
"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar" (1 Pedro 5:8).
Que él estaba refiriéndose en verdad a los cristianos que eran
perseguidos es evidente por lo que dice a continuación:
"Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los
mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros
hermanos en todo el mundo" (v. 9).
El gobierno pagano de Roma era el diablo en este caso.
A veces "el diablo" o "Satanás" representa el principio o poder
del pecado, como quiera que sea manifestado. En este
17. sentido podemos entender el relato de la tentación del Mesías
Yeshúa. Ya hemos visto cómo Yeshúa participó plenamente de
nuestra naturaleza humana (Hebreos 2:12). Como resultado,
él experimentó todas nuestras tentaciones, porque la
Escritura nos dice: "Fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado". En su tentación en el
desierto "el diablo" es la personificación de esa urgencia
humana por satisfacer sus propios deseos; él la venció
completamente y permaneció sin pecado.
Cuando los discípulos regresaron donde Yeshúa, contentos
porque habían podido sanar enfermedades, él les dijo: "Yo
veía a Satanás caer del cielo como un rayo" (Lucas 10:18); es
decir, previó el tiempo venidero en que no sólo las
enfermedades, sino todo el poder del pecado y del mal,
resumidos en el término "Satanás", será derribado de su
posición reinante en el mundo; será "destronado" y
reemplazado por el poder del Altísimo, cuando regrese el
Ungido del Altísimo a establecer el reino de Dios Padre en la
tierra.
Esta es, pues, la sencilla llave que desentraña los pasajes
difíciles acerca del diablo y Satanás; busque su origen en el
poder del pecado mostrado en los deseos, las debilidades y
las acciones de los hombres; y la mayoría de los pasajes se
aclararán.
Por qué es importante
¿Tiene importancia si entendemos o no entendemos esto? Sí,
la tiene, por dos razones al menos.
Primero, si la Biblia realmente nos está enseñando que el
diablo y satanás representan en general el pecado humano en
todas sus actividades, entonces eso es lo que el Señor quiere
que sepamos. Es una verdad revelada en su palabra, la Biblia,
y deberíamos querer entenderla; no deberíamos
18. contentarnos con dejarnos extraviar por falsas ideas que son
comunes en el mundo.
Segundo, la razón por la cual Dios ha expresado esta verdad
en su palabra es que para nosotros hace una gran diferencia.
Considere un momento: si tenemos la idea de que nuestras
debilidades y fracasos a la vista de Dios se deben a la sutil
influencia de algún espíritu maligno sobrenatural
independiente de nosotros, ¿no nos sentiríamos inducidos a
evadir nuestra responsabilidad? ¿No nos sentiríamos
inclinados a decir: 'Bueno, no fue mi culpa--me tentó el
diablo'?
Culpar a otro de nuestro pecado es algo que la
Biblia nunca nos permite hacer. Es absolutamente esencial
que entendamos el estado de nuestra naturaleza a la vista de
Dios. Como lo expresó tan vigorosamente el apóstol
Pablo: "Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios" (Romanos 3:23). Entender la enseñanza bíblica acerca
del diablo y satanás es una gran ayuda para aceptar esta
verdad.
Por otro lado--¡piense en el beneficio! si realmente
entendemos que todos tenemos en nuestro interior un
poderoso impulso de ignorar la voluntad del Altísimo y seguir
nuestros propios deseos y buscar nuestra propia satisfacción,
entonces estamos en el camino adecuado para darnos cuenta
de cuan grande es nuestra necesidad de liberarnos de esta
presión hacia el pecado, de manera que podamos recibir de
parte de Dios el perdón de los pecados y tengamos una
esperanza de vida eterna en el reino que Dios establecerá por
medio de su Hijo. Mientras más nos damos cuenta de nuestra
desesperada necesidad de liberación del estado de la
naturaleza en que vivimos, más apreciaremos lo precioso que
es el evangelio que predicó el Mesías Yeshúa. ¿Cómo
podemos valorizar un ofrecimiento de vida si no sabemos que
estamos muriendo--para siempre? Para un hombre que sabe
que está ahogándose, una mano de rescate es la vida, en
19. verdad. Y este es nuestro caso: Dios Padre está ofreciéndonos
la vida en lugar de la muerte eterna.
Entonces --- ¿tenemos que temerle al diablo?
Con toda seguridad debemos hacerlo -- pero no se trata de
temerle al diablo mitológico de la creencia popular y
mayormente cristiana.
Nuestro diablo está dentro de nosotros y no es otra
situación, !!Que nuestra personal y PROPIA
CONCUPISCENCIA!! - que se origina en nuestro corazón o
mente [Stg 1:14 - 15]
Stg 1:14 sino que cada uno es tentado, cuando de su
propia concupiscencia es atraído y seducido. <<
====== >> Stg 1:15 Entonces la concupiscencia,
después que ha concebido, da a luz el pecado; y el
pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
Pero una vez que entendemos eso y lo asumimos, podremos
regocijarnos en el gran ofrecimiento de vida que nos hace
Dios Padre en su palabra por medio del sacrificio de su Hijo.