Este documento describe los principales elementos arquitectónicos del estilo románico como pilares, bóvedas, cúpulas y elementos decorativos. También analiza las soluciones constructivas para resolver los empujes de las bóvedas y cubiertas. Finalmente, presenta numerosos ejemplos de iglesias y catedrales románicas de Italia, Francia, Alemania, Inglaterra y España que ilustran la evolución de este estilo arquitectónico entre los siglos XI y XIII.
Abside de la abadía de Murbach (Alsacia). Iniciada h.1135
Sta Fe de Conques
S.Ambrosio de Milán (Italia)
San Miniato al Monte, Florencia (Italia)
Catedral de Pisa (Italia)
Catedral de Parma
S.Saturnino de Toulouse
S. Pedro de Angulema, torres conicas recubiertas de escamas, arcos ciegos, intensa decoración escultórica, enorme cúpula
S. Esteban de Caen, Normandia, enormes torres, amplios ventanales
Santa María de Laach. Alemania
Catedral de Durham
Iglesia de madera de Viksyi, Noruega (h.1130)
San Pere de Roda .Gerona
Sta Mª de Ripoll. Cabecera 7 absides, crucero, arq. Ciegos, crucero, cimborrio
S. Clemente de Tahull, sillarejo, torre campanario, arquillos ciegos
Catedral vieja de Salamanca.Torre del Gallo
Santo Domingo.Soria
Leire, fachada
Leire, arquivolta
Timpano del Cordero, S.Isidoro de Leon
Basílica de S.Isidoro de León , arcos lobulados
CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA. (1075-1122) El románico llega a su etapa de plenitud en el siglo XII. Las construcciones más espectaculares son las que se levantan en núcleos urbanos situados en rutas de peregrinación de gran auge en la Edad Media. La más famosa es la conocida como «camino de Santiago» y su meta, la catedral del apóstol, alcanzó una gran perfección. La tarea de derribar las antiguas edificaciones sobre las que se levanta la actual catedral fue iniciada por el obispo Diego Peláez hacia 1075, y el edificio quedó prácticamente concluido en 1122 gracias al impulso de Diego Gelmírez. La planta, de cruz latina, está formada por tres naves de diez tramos en su eje principal, cortado por un transepto de tres naves de cinco tramos. Esta disposición permitía que los peregrinos transitaran por las naves laterales sin molestar a los fieles que, en la nave central, asistían a las ceremonias religiosas. Desde las laterales se accedía a una galería semicircular denominada deambulatorio o girola, con cinco capillas radiales o absidiolas, que comunicaba con la cripta, situada debajo del altar y en la que se guardan los restos del apóstol. El edificio se alza con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones en su nave central y por bóveda de arista en las laterales, sobre las que se halla un triforio o galería alta. Su posible función de albergar peregrinos en épocas de grandes celebraciones no puede hacernos olvidar la maravillosa sensación que produce el contemplar el interior de la catedral desde esta atalaya privilegiada que permite captar la belleza de este templo en toda su globalidad. La catedral de Santiago fue ricamente ornamentada en sus portadas con magníficos grupos escultóricos, entre los que destaca el pórtico de la Gloria, del Maestro Mateo, y el de las Platerías.
Platerías. Arcos lobulados
La Seo de Lerida. Transición entre románico y gótico
MONASTERIO DE CLUNY. Borgoña. Francia. Siglo XI Alrededor del año 1000, en pleno apogeo del mundo feudal, las diversas corrientes prerrománicas desembocan en el que se considera primer estilo europeo: el románico. El edificio paradigmático del arte románico es el monasterio, y el más importante de la época, el de Cluny. Desgraciadamente ha sido destruido, aunque los planos de este inmenso cenobio se han recompuesto. Cluny es la orden que unifica el rito católico e impulsa la estética del románico. La parte más destacada del conjunto de edificios es la iglesia. A ella tenían acceso tanto los monjes como los señores feudales y los siervos de los alrededores. Presidida por un gran pórtico tiene planta de cruz latina, con una nave central más ancha y otras laterales. Todas las líneas convergen hacia la cabecera, donde se halla el ábside semicircular, con el altar. La nave longitudinal está cortada perpendicularmente por una nave transversal llamada crucero o transepto. En su intersección se levanta un cimborrio, de forma poligonal. La arquitectura románica es esencialmente simbólica, no busca la belleza formal o temporal par se, sino crear un universo de imágenes que acerque a los cristianos a su ideal de divinidad. Simbólicamente, la iglesia románica marca el espacio–camino para la salvación con tres ámbitos: el terrenal, el de transición y el divino. El ámbito terrenal está formado por los tramos cuadrados de las naves. El cuadrado era símbolo de la imperfección humana, pero estés tramos, como un río, nos impulsan hacia el altar. El segundo ámbito es el de transición, en el espacio común entre la nave central y el crucero; la estructura circular sobre base cuadrada señala la unión dei mundo divino –el círculo, figura perfecta, sin principio ni fin–con el terrenal –el cuadrado humano–. Finalmente, el ámbito divino es el ábside semicircular, una figura perfecta que se asimila a la forma del cráneo humano. Aquí convergen todas las líneas estructurales del edificio, el final y el límite del camino; además, el ábside, al estar orientado hacia el este, será el primer espacio iluminado por el sol al iniciarse el día. Junto a la iglesia se encuentra el claustro, gran patio central cuadrangular con árboles y un pozo o fuente, rodeado de una galería de arcos de medio punto apoyados sobre pares de columnas. El contraste entre la luz de la zona central, descubierta, y la penumbra de las galerías transmitía una sensación de recogimiento a los monjes que rezaban y paseaban por el claustro. Las galerías comunican con las diversas dependencias anexas: refectorio, cocinas, sala capitular, celdas, scriptorium, bodega... Próxima a la entrada de la iglesia está la hospedería. que alojaba a los peregrinos, y, detrás del ábside, el cementerio. Aunque en este período también se construyeron castillos y edificios civiles, la calidad y cantidad de edificios religiosos marcan el carácter cristiano del arte románico. El monasterio de Cluny fue la matriz de este estilo: llegó a tener más de 1.500 sedes monacales por toda Europa, con equipos de canteros que seguían idénticas técnicas y una obediencia total a unas únicas reglas. A pesar de ello, existen diferencias estilísticas notables entre las diversas realizaciones, por lo que en el románico se han diferenciado, al menos, tres amplias etapas, a las que se pueden añadir numerosas particularidades regionales.