Este documento presenta información sobre las filosofías de San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino. Resume las biografías de ambos pensadores, sus ideas sobre la existencia de Dios, el conocimiento y el tiempo. También incluye extractos de sus obras principales como Las Confesiones y La Suma Teológica. Finalmente, pide a los estudiantes que completen un cuadro comparativo destacando los argumentos de cada uno sobre la existencia de Dios.
1. FILOSOFÍA
BLOQUE II
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ACTIVIDAD 1
Lee la siguiente información sobre el pensamiento de San Agustín de Hipona y Santo
Tomás de Aquino. Luego en equipos colaborativos realiza el cuadro compartivo de ambos
pensadores. Después sigue las instrucciones de tu profesor para participar en plenaria.
Agustín de Hipona
Obispo y doctor de la Iglesia. Nació en Tagaste (África), a mediados del
siglo IV; murió en Hipona en el año 430. Su familia era honrada, pero pobre;
su padre era pagano, su madre cristiana. De la juventud de este santo
nada puede dar idea más cabal ni más exacta que las palabras del mismo
en sus admirables Confesiones, en las cuales brillan la espontaneidad, la
sinceridad y la franqueza de quien desea juzgarse a sí mismo o, mejor
libro se han inspirado Juan Jacobo Rousseau, que no ha querido ocultar
esta imitación y ha dado a su precioso libro el mismo título que lleva el
de San Agustín que le sirvió de modelo; y también Chateaubriand, en sus
Memorias de ultra-tumba. Además de Las confesiones, especie de autobiografía de San Agustín,
son mencionadas con gran elogio sus obras tituladas: La Imitación, La caridad de Dios, y su
tratado de El libre albedrío, de La Trinidad, y de la Gracia.
Sobre las existencias reales
Agustín responde que un hombre está al menos cierto de su existencia. Aun suponiendo que dude
de la existencia de otros objetos creados o de Dios, el hecho mismo de su duda muestra que él
existe, porque no podría dudar si no existiera. Ni sirve de nada sugerir que uno podría engañarse
al pensar que existe, porque “si no existes, no puedes engañarte en nada”. De ese modo, Agustín
anticipa a Descartes: Si fallor, sum.
Con la existencia acopla Agustín la vida y el entendimiento. En el De libero arbitrio observa que está
claro para un hombre el que él existe, y que tal hecho no estaría claro, ni podría estarlo, a menos
de que dicho hombre estuviera vivo. Además, está claro para ese hombre que entiende tanto el
hecho de su existencia como el hecho de que vive. En consecuencia, está cierto de tres cosas: de
que existe, de que vive, y de que entiende. Semejantemente, en el De Trinitate, observa que es
inútil que el escéptico insinúe que el hombre sueña y ve esas cosas en sueños, porque el hombre
cuando estuviese loco, seguiría estando vivo. Además, un hombre es ciertamente consciente de
lo que quiere. Si un hombre dice que quiere ser feliz, es una pura desvergüenza sugerirle que se
en que nos engañan, pero no pueden invalidar ese conocimiento cierto que la mente tiene de sí
misma y por sí misma sin la intervención de los sentidos. “Existimos, y sabemos que existimos,
y amamos ese hecho y nuestro conocimiento de él; en esas tres cosas que he enumerado no
nos perturba miedo alguno a equivocarnos; porque no las aprendemos mediante ningún sentido
corporal, como aprendemos los objetos externos”.
2. Formación Básica - Sexto Semestre
El paso de la Filosofía medieval al renacimiento
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San Agustín proclama, pues, la certeza de lo que conocemos por la experiencia interior, por la
autoconciencia. ¿Qué piensa de nuestro conocimiento de los objetos externos, de las cosas que
perfectamente consciente de que podemos engañarnos a nosotros mismos en nuestros juicios
era consciente de la relatividad de las impresiones sensibles, en el sentido de que un juicio acerca
del calor o el frío, por ejemplo, depende en cierta medida del estado de los órganos sensitivos.
Además, no consideraba que los objetos aprehensibles por los sentidos constituyeran el objeto
propio del intelecto humano. Estando principalmente interesado en la orientación del alma a
Dios, los objetos corpóreos le aparecían como un punto de partida en la ascensión de la mente
hacia Dios, aun cuando en ese mismo aspecto el alma misma constituye un punto de partida más
adecuado debemos volvernos hacia nuestro propio interior, donde la verdad mora, y utilizar el alma,
imagen de Dios, como un peldaño hacia Él. No obstante, aun cuando las cosas corpóreas, los
objetos de los sentidos, sean esencialmente mutables, y manifestaciones de Dios mucho menos
adecuadas de lo que lo es el alma, aun cuando la concentración en las cosas sensibles sea la
fuente de los errores más dañinos, aun así, dependemos de nuestros sentidos para gran parte de
nuestro conocimiento, y Agustín no tenía intención de mantener una actitud puramente escéptica
a propósito de los objetos de los sentidos.
Sobre Dios
La prueba central y favorita de la existencia de Dios presentada por san Agustín es la que parte
del pensamiento, es decir, la que se apoya en la intimidad de la consciencia pensante. El punto
de partida de esa prueba es la aprehensión por la mente de verdades necesarias e inmutables,
mente ha de inclinarse ante ella y aceptarla: la mente no la constituye, ni puede enmendarla; la
lo tanto, si la verdad no es ni inferior ni igual a nuestras mentes, no queda sino que sea superior y
e inmutabilidad de Dios. Pues si hay una esfera inteligible de verdades absolutas, no puede
Fragmento de su obra Confesiones Libro X Capítulo XXVII
“¡Tarde Te amé, Belleza siempre antigua y siempre nueva! Tarde Te amé. Tú estabas dentro de mí,
pero yo andaba fuera de mí mismo, y allá afuera Te andaba buscando. Me aventaba todo deforme
entre las hermosuras que Tú creaste. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo; me retenían
lejos de Ti cosas que no existirían si no existieran en Ti. Pero Tú me llamaste y más tarde me
…”
3. FILOSOFÍA
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San Agustín prueba también la existencia de Dios a partir del mundo corpóreo, extenso. El interés
de san Agustín no se dirigía tanto a probar al ateo que Dios existe como a mostrar cómo toda
creación proclama al Dios que el alma puede experimentar en sí misma, al Dios viviente. Lo
que interesaba a san Agustín era la actitud dinámica del alma hacia Dios, no la construcción de
argumentos dialécticos…El alma aspira a la felicidad, y muchos se inclinan a buscarla fuera de sí
mismos: san Agustín trata de mostrar que la creación no puede dar al alma la perfecta felicidad
que ésta busca, sino que apunta por encima de ella al Dios viviente que hay que buscar dentro de
uno mismo.
Temporalidad
El tiempo, o la temporalidad, no es nada más que la expresión de nuestra inseguridad en el ser o
el vivir, y el hombre como todo ser creado es esencialmente temporal, caminando hacia la muerte.
En el tiempo encontramos tres momentos: pasado, presente y futuro.
Fragmento de su libro Confesiones
pretéritos ni los futuros, ni se puede
decir con propiedad que son tres los tiempos: pretérito, presente y futuro; sino que tal vez sería
más propio decir que los tiempos son tres: presente de las cosas pasadas, presente de las cosas
presentes y presente de las futuras. Porque éstas son tres cosas que existen de algún modo en el
alma, y fuera de ella yo no veo que existan: Presente de cosas pasadas (la memoria), presente de
cosas presentes (visión) y presente de cosas futuras (expectación).
Estos tres modos del tiempo en cuanto tales sólo se experimentan en el alma en cuanto los vive
a la luz del presente. Comprender el tiempo es comprender el presente o la vivencia que tenemos
del presente. El presente es la presencia o fulgor de la eternidad en el hombre. El tiempo es la
Nos revela lo que somos en Dios. Si no está presente Dios en cierto modo en el hombre no
tiene conciencia del tiempo. Por eso el hombre es tiempo en la eternidad. En el Libro VII de las
Confesiones dice: “El alma mide el tiempo desde la eternidad con la que está en contacto. La
de la eternidad el tiempo, vestigio, huella de la eternidad.”
Tomás de Aquino
Nace en 1225, en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, hijo del
Conde de Aquino, el más pequeño de los varones de 12 hermanos. Sus
primeros estudios los hace en la Abadía de Monte Casino (con la intención
familiar de que llegara a ser abad del monasterio benedictino) hasta que
el Emperador expulsa de allí a los monjes. Estudiará en la Universidad de
Nápoles. En 1243 ingresa en la orden de los dominicos. En el 1256 se
convierte en maestro de Teología y ocupa una cátedra en la Universidad
de París, periodo en el que redacta el primer libro de la Suma contra los
de París, periodo en el que redacta el primer libro de la Suma contra los
gentiles. En 1274 vuelve a Nápoles: acaba la Suma Teológica.
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El paso de la Filosofía medieval al renacimiento
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Fragmento de su libro La Suma Teológica, Cuestión II, artículo 3.
E iste o no e iste ios
Objeciones por las que parece que Dios no existe:
a)
con el nombre Dios
ningún mal. Pero el mal se da en el mundo. Por lo tanto, Dios no existe.
b) Más aún. Lo que encuentra su razón de ser en pocos principios, no se busca en muchos.
Parece que todo lo que existe en el mundo, y supuesto que Dios no existe, encuentra su razón
de ser en otros principios; pues lo que es natural encuentra su principio en la naturaleza; lo
que es intencionado lo encuentra en la razón y voluntad humanas. Así, pues, no hay necesidad
alguna de acudir a la existencia de Dios. En cambio, está lo que se dice en xodo 3,14 de la
persona de Dios: o existo.
Solución. ay que decir:
La existencia de Dios puede ser probada de cinco maneras distintas:
1. La primera y más clara es la que se deduce del movimiento. Pues es cierto, y lo perciben
los sentidos, que en este mundo hay movimiento. todo lo que se mueve es movido por
otro. De hecho nada se mueve a no ser que en, cuanto potencia esté orientado a aquello
por lo que se mueve. Por su parte, quien mueve está en acto. Pues mover no es más que
pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por quien está en
acto.
es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En éste, todos reconocen
a Dios.
2.
efecto último ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario
3. La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. dice: Encontramos
que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y
consecuentemente es posible que existan o que no existan…. Por otra parte, no es posible
que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder
es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no
esté en otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.
4. La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas. Pues nos
encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas. En
5. FILOSOFÍA
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unas más y en otras menos. Pero este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que
se aproximan más o menos a lo máximo. Así, caliente se dice de aquello que se aproxima
más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy bueno, muy noble; y,
en consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son sumamente verdaderas, son
seres máximos, como se dice en II Metaphys. Como quiera que en cualquier género, lo
máximo se convierte en causa de lo que pertenece a tal género así el fuego, que es
el máximo calor, es causa de todos los calores, como se explica en el mismo libro , del
mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de
cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.
5. La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas
se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir
lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino
ACTIVIDAD
ealiza el cuadro comparativo destacando los argumentos sobre la existencia de Dios.
San Agustín Santo Tomás de Aquino