1. Los niños y adolescentes tímidos mantienen generalmente relaciones insuficientes con sus
amigos y presentan un patrón de conducta con carencia o déficit de relaciones
interpersonales. Con frecuencia evitan o rehuyen los contactos sociales. Como este es un
problema que afecta poco a las personas de su entorno, el comportamiento es banalizado y
acaba siendo considerado normal y, como consecuencia, no recibe la debida atención. “En
el tratamiento de la timidez de niños y adolescentes es preciso también sensibilizar a la
familia y a los profesores, ya que esta problemática se caracteriza por una situación de
comportamiento interiorizado, que no afecta directamente al medio en donde el niño o
adolescente vive. Los problemas exteriorizados – tales como impulsividad y agresividad –
llaman más la atención de la familia y de los educadores, por afectar directamente a estas
personas”, afirma la psicóloga Adriana de Araújo, especializada en hipnoterapia educativa
y que realiza asistencia clínica en casos de depresión, ansiedad, estrés, síndrome de pánico,
fobias, adicciones al juego, trastornos de la alimentación, falta de concentración, trastornos
de estados de ánimo, etc.
Ser habilidoso socialmente es un factor importante para el desenvolvimiento humano, por
esto la timidez en la infancia y en la adolescencia debe ser investigada y tratada.
Relacionarse con compañeros de la misma franja de edad es fundamental para que el joven
no corra riesgos de presentar dificultades emocionales en su desarrollo. La timidez aguda,
si no es tratada de forma adecuada, puede acarrear trastornos futuros para los adolescentes
y sus familiares. “Las relaciones sociales adecuadas y satisfactorias son fundamentales para
una vida saludable. Muchos jóvenes tímidos sufren por presentar un repertorio de
habilidades sociales deficitario, factor que perjudica a su desarrollo cognitivo, pudiendo
ocasionar, posteriormente, problemas afectivos y de comportamiento”, explica la psicóloga.
¿Tímido para siempre?
El sentido común dice que, una vez tímido, siempre tímido … A lo largo de los últimos
veinte años, sin embargo, los estudios sobre el comportamiento humano han revelado que
la timidez, al contrario que el color de los ojos o de los cabellos es una característica
posible de ser cambiada. Un niño retraído “no está condenado” a ser un adulto retraído. Se
ha publicado en la revista americana Current Directions in Psychological Science una
investigación sobre el asunto da pistas de cómo se puede ayudar a los niños a vencer la
inhibición.
La clave, según los psicólogos de la Universidad de Maryland, en los Estados Unidos, está
en la relación del niño con su madre. La madre tiene un papel esencial en la timidez de su
hijo, según los investigadores. Ella debe estimularlo a hacer amigos y, al mismo tiempo,
debe entender que la timidez, en un grado razonable, no es una enfermedad. Sólo se torna
un problema cuando aisla al niño del mundo. Los niños extremadamente tímidos no se
divierten y corren el riesgo de, en la adolescencia, desarrollar trastornos psiquiátricos, como
ansiedad y fobia social.
Durante cinco años, los investigadores de Maryland hicieron un seguimiento a niños y
niñas portadores de una mutación en el gen 5-HTT, que aumenta la tendencia a la timidez.
La primera evaluación fue hecha cuando los niños tenían 2 años. Cuando fueron analizadas
nuevamente, a los 7 años, los especialistas notaron que algunos continuaban retraídos y
otros no. Las madres respondieron, entonces, a un cuestionario sobre cómo habían lidiado
2. con la introversión de sus hijos durante este período. Las mujeres más solitarias y más
estresadas eran las madres de los niños con mayores dificultades de socialización.
Delante de un desconocido, un niño tímido esconde el rosto, se agarra a las piernas de la
madre o se esconde detrás de ellas. Como la madre es el modelo de socialización del hijo en
los primeros años de vida, cabe a ella ayudarlo a enfrentar situaciones incómodas. ¿Cómo
se consigue eso? “Actuando naturalmente. No se adelanta con querer que el hijo
introvertido cambie, de un día para otro, al niño más popular de la escuela – probablemente
él nunca lo será. Y no hay nada malo en eso. Exigir de un niño más de lo que él puede dar,
aumenta su angustia y refuerza su comportamiento retraído”, defiende Adriana de Araújo.
La receta para ayudar a un niño a vencer la timidez es ir despacio, respetando sus límites.
Poco a poco, la tendencia es a que él se suelte y haga más amigos.
El niño tímido debe aprender que los cambios son necesarios y no amenazadores. “Es
importante saber que podemos ser todo aquello que deseemos ser, siempre que haya
planificación, tiempo, perseverancia y capacidad de adaptación, pues nadie está condenado
a vivir solo de la forma con la cual está habituado.
Causas da timidez
Exceptuando posibles factores genéticos, puede decirse que la timidez resulta de un
proceso. Seguidamente se relacionan algunas razones de la aparición de la timidez:
- Baja autoestima: el niño o adolescente valora, desea, quiere cosas diferentes de las que
puede realizar, sin dar valor a todo lo que él posee. Atribuye al otro una importancia mayor.
Deja de gobernarse a sí mismo y pasa a vivir a merced de las ideas de otros.
- Vergüenza: la idea de un “defecto” es una percepción de que hay algo errado, de que
alguna cosa no está correcta y que todos van a reparar, reirse u ofenderse con aquel
comportamiento. Un niño avergonzado deseará olvidarse de lo que sucedió, esconderse,
desaparecer y hasta incluso huir. Si pudiese volver atrás y corregir aquello que juzga
equivocado, lo haría con toda seguridad. Esta forma de pensar lleva al aislamiento. Cuando
el niño está solo o cerca de personas en quien confía, se siente protegido, pues no hay
crítica de otros y no hay quien pueda quejarse o incluso corregirle. El mayor error no está
en el fallo cometido sino en la incapacidad para corregirlo.
- La crítica y la rigidez consigo mismo, el miedo a errar y el perfeccionismo: pensamientos
de inadaptación, sentirse diferente, querer acertar siempre. Las personas tímidas pierden
excelentes oportunidades de aprender a convivir con los demás por miedo a exponerse,
cambiar ideas y experiencias. “Sólo errando se aprende…”.
- Agresión: la timidez pouede venir disimulada a través de comportamientos agresivos,
generalmente expresados por el adolescente. Momentos de rabia o hasta incluso de
indiferencia mantienen a las otras personas a distancia, evitando el contacto, que para las
personas tímidas se torna terriblemente amenazador.
3. Pautas para ayuda al niño timido
Es importante conocer en lo posible el origen de la timidez para tratarla con mayor eficacia. Las causas
pueden ser mútiples: genéticas, ambientales, emocionales, de aprendizaje, etc... El niño tímido no lo
es por capricho o mala educación. Detrás suele haber sufrimiento emocional y sentimientos de ser
diferente.
Es importante no forzar nunca al niño ante situaciones nuevas. Primero hay que consolidar las que ya
ha asumido con éxito. No ridicularizarlo ni hacerle sentir diferente a los demás. No compararlo
peyorativamente con otros niños. Lo que a él le sucede le pasa a mucha gente. El niño debe saber que
conocemos y comprendemos su problema y estamos dispuestos a ayudarle incondicionalmente. Darle
confianza y tiempo. Motivarlo a que vaya superando, conforme a su edad, nuevos retos pero sin
agobiarle. Cada niño tiene sus propias estrategias para afrontar las situaciones estresantes y debemos
potenciarle las que consideremos adecuadas. Tratar el problema con naturalidad sin que vea en los
padres una preocupación excesiva, eso podría suponer una carga adicional. Vigilar y corregir (sin
reprimendas) las verbalizaciones irracionales o exageradas (por ejemplo: "soy un inutil"; "nunca podré
tener amigos"; "si me hacen hablar me desmayaré". Según la edad del niño se pude reflexionar acerca
de estas ideas fatalistas. Buscar un amigo (de su misma edad) de confianza para que le sirva de modelo
puede resultar útil como parte de la estrategia de tratamientoLa timidez no es una "enfermedad" sino
una característica de nuestra personalidad. Un pequeño nivel de timidez puede ser incluso positivo, no
obstante, cuando adquiere unos niveles que resultan molestos o incapacitantes para el niño que lo
sufre hay que buscar ayuda profesional y actuar. La timidez en niños debe ser contemplada dentro del
curso evolutivo de los mismos. Hay etapas en las que el ser humano está más predispuesto
(adolescencia) y se hace más evidente. Normalmente el que ha nacido tímido lo será toda la vida, sin
embargo, con el aprendizaje de ciertas herramientas psicológicas, podrá ser más eficiente en sus
relaciones interpersonales y, por tanto, gozar de una mejor salud emocional.