1. La fundación de Cuenca vino precedida de hechos precursores: desde el nacimiento de
San Francisco de Quito. Así en el año de 1535, apenas fundada la urbe quiteña, llegó a
estas tierras su Alcalde Mayor Juan de Espinoza quien se desplaza desde Quito
acompañado por un grupo de españoles a las tierras de los legendarios cañaris. El atractivo
minero del río Santa bárbara o Bárbola y el atractivo agrícola para explotarla con la fuerza
de trabajo indígena, fueron los incentivos básicos para los colonizadores españoles. En
esta tierra que fue la Guapondelig cañari y la Tomebamba incásica, devastada por
Atahuallpa, se funda un pueblo de españoles con el nombre de la ciudad castellana de los
Hurtado, la vieja urbe o burgo medieval, Cuenca, cuna del célebre marqués de Santillana.
En 1535, comenzó a extenderse la fama del río Santa Bárbara o Santa Bárbola, que era
un milenario depósito del mineral preciado. Llegan los españoles ávidos del oro a las
minas del río Santa Bárbara y también las autoridades competentes para que ensaye el oro
recogido y se cobren los ‘Quintos’ del Rey. Todo se hacía bajo un ordenamiento legal,
con sujeción al Derecho Español vigente en las colonias españolas. La explotación del
metal precioso en el contexto latinoamericano dio lugar a lo que Galeano llama “las venas
abiertas de América latina”. El conocimiento sobre la fundación española de la ciudad de
Cuenca en la jurisdicción de San Francisco de Quito está respaldado por una excelente
información afincada en las fuentes documentales pertinentes tanto jurídicas como
capitulares, que enriquecen la historiografía en torno a la presencia española en estas
tierras, especialmente en cuanto a sus fundaciones.
Todas las disposiciones, responsabilidades y poderes condignos conferidos por el Virrey
de Lima don Andrés Hurtado de Mendoza a Don Gil Ramírez Dávalos están respaldadas
por documentos históricos. Se conoce minuciosamente lo ocurrido desde el 12 de abril de
1557 hasta el 26 de abril del mismo año. Los repartos de solares destinados a las diferentes
funciones inherentes a la naciente urbe, los nombres de los vecinos que llegan a este acto
y ceremonia fundacionales, el documento pertinente y la organización del Cabildo, entre
otros. Al celebrar Cuenca el cuadrigentésimo quincuagésimo tercer aniversario de
fundación española, y haberse convertido en ciudad “Patrimonio Cultural de la
Humanidad” el 4 de diciembre de 1999 por el Comité del Patrimonio Mundial de la
UNESCO por su Cultura tangible e intangible, es una urbe pujante y en su vigoroso
crecimiento ha suscitado las bondades y problemas que trae aparejado el progreso y
desarrollo.