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FICHTE Y LA IDEA DE NACIÓN
Al cumplirse en 2014 doscientos años de la muerte de Fichte su
filosofía sigue presente, porque impulsa la acción creadora y
renovadora de la reflexión aplicada a la realidad. Este gran pensador
alemán considera que la auténtica fuerza transformadora del Estado es
la puesta en práctica de un programa educativo que cambie la
situación de la nación. Se comprende que escriba en sus Discursos a la
nación alemana: «Que el Estado y sus consejeros no teman enfrentarse
con su auténtica situación real y conocerla; que comprenda
animosamente que no le queda otro campo de acción en que poder
actuar y decidir como un Estado auténtico, originaria e
independientemente, que el de la educación de las generaciones futuras
[…]. Que la consideración de la lejanía del resultado esperado no
haga al Estado y a sus consejeros negligentes en el comienzo de esta
tarea.» Indudablemente, este filósofo idealista afirma la unidad de
Alemania y la fundamenta en la historia, la cultura y el pasado político
de esta nación. El lenguaje alemán o el tronco común del que proviene
es otra de las razones para la reafirmación de lo alemán como algo
definible de modo claro.
Fichte elabora los principios de una nueva educación universal que
potencie el desarrollo de las habilidades cognitivas, y que supere el
egoísmo. Reitera la necesidad de seguir el instinto ético presente en
todo niño para a través del dominio de sí mismo y la autosuperación
lograr que las tendencias egoístas se reorienten y subordinen, en cierta
medida, a la idea del todo interpretada como Nación. A principios del
siglo XIX Alemania estaba dividida en una multiplicidad de
organizaciones políticas autónomas que, a juicio, de Fichte no facilitan
la superación de los inconvenientes propios de la organización
estamental de la sociedad alemana. Las funciones de la educación son
múltiples. Fichte indica acertadamente que una de ellas debe ser la
transformación del espíritu egoísta que impera en el Estado, y también
la capacidad de discernir lo que es un orden social ideal y su potencial
actualización mediante el esfuerzo sostenido y continuado de los
individuos que conforman la nación.
El interés emancipador de las ideas fichteanas acerca de la nación
alemana se expresa muy claramente en el párrafo final de los
Fragmentos políticos de los años 1807 y 1813: «Y partiendo de lo
considerado hasta ahora, vemos que el concepto de unidad del pueblo
alemán es algo todavía no real, sino un postulado general del futuro.
Pero no significará ningún tipo de propiedad especial como pueblo,
sino que hará del ciudadano libre una realidad.» Lo bueno es el valor
esencial que ha de dirigir los impulsos humanos tanto desde una
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perspectiva tanto educativa como política y social según Fichte. La
consideración por este gran pensador de la afirmación espiritual del
carácter nacional de los alemanes por encima del Estado o incluso sin
la existencia del mismo es reveladora. Ya que pone de relieve la
decisiva significación de un sentimiento nacional como pueblo o como
conjunto de ciudadanos. Porque lo que quiere superar es los
enfrentamientos territoriales, y las luchas de poder causadas por la
división de Alemania. La idea de nación, por tanto, es uno de los
principios impulsores de una renovación que unifica las fuerzas de los
ciudadanos en el sentido de reformar numerosos aspectos sociales y
políticos propiciando el bienestar colectivo e individual. Las ideas de
Fichte acerca de la idea de nación y su unidad pienso que son
aplicables considerando y valorando la distancia histórica a la
situación española. Además, es preciso considerar el gran valor de la
comunidad hispanohablante.