2. Rothbard ha desarrollado axiomáticamente su sistema
a partir de los postulados de la no agresión y de la
propiedad privada, deducidos originariamente de
una concepción realista del Derecho Natural.
El Estado, opuesto polarmente a la sociedad
anarquista, debía ser a su juicio erradicado. Sin
embargo, no puede decirse que el anti-estatismo
rothbardiano sea necesariamente anti-político, al
menos desde el punto de vista de la estrategia
revolucionaria liberal.
En todo caso, convendría recordar ahora que ha
habido anti-estatismos políticos, es decir, no
negadores de la centralidad de las políticas, como
demuestra el ejemplo de la Revolución americana, y
claramente anti-políticos, como el socialismo utópico.
Por otro lado, tampoco las ideologías anti-políticas
son unívocas, pues las hay de raíz anti-estatista, como
el anarquismo clásico, y estatista, como el
socialismo marxista y la socialdemocracia hoy
predominante.
El anarcocapitalismo que representan, entre
otros, Rothbard y su discípulo Hans-Hermann Hoppe
entraría, con ciertas reservas, dentro de la categoría
del anti-estatismo no necesariamente anti-político.
Este detalle suele pasar inadvertido, incluso a los
propios libertarios, ello es debido a la confusión
general entre los conceptos de Estado y Gobierno.
Murray N. Rothbard - Manifiesto libertario
Abrió una nueva vía a la indagación ética y política
apelando a lo que se ha llamado el
«legado libertario»
-LIBERTARIO DE PRINCIPIOS-
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3. Así lo reconocía el propio Rothbard: Uno de los más
graves problemas que se plantean en los debates
acerca de la necesidad del gobierno es el
hecho de que tales discusiones se sitúan
inevitablemente en el contexto de siglos de
existencia y de dominio del Estado.
Acostumbradas las gentes a la
monopolizadora mediación del Estado,
les resulta extraordinariamente difícil comprender que
su concurso no es perse necesario para el
sostenimiento del orden, incluso puede convertirse,
como viene sucediendo desde 1945, en el mayor
impedimento para la persistencia de un orden
social sano.
Sucede, en el fondo, que una cosa es el Estado,
que es una forma política concreta de una época
histórica y otra el Gobierno, que es un mando
jurídicamente institucionalizado.
El Estado es accidental, pero el Gobierno, al
menos en términos de la durée humana,
es eterno.
Por eso, no sólo como economista teórico, sino como
crítico de los sistemas políticos contemporáneos,
Rothbard escribió que «el gran non sequitur en
que han incurrido los defensores del Estado,
incluidos los filósofos clásicos aristotélicos
y tomistas, es deducir de la necesidad
de la sociedad el Estado»
Murray N. Rothbard - Manifiesto libertario
Abrió una nueva vía a la indagación ética y política
apelando a lo que se ha llamado el
«legado libertario»
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4. Esto ha sido así desde finales del siglo XV, fecha a
partir de la cual esta forma política, el Estado,
operó en etapas sucesivas la pacificación del
continente, neutralizando los conflictos y
sometiéndolos, si no había más remedio, al juicio de
unas guerras limitadas, ante las que todos los
Estados se presentaban como justus
hostis. Pero ello no quiere decir que la estatal sea la
forma definitiva de la convivencia política.
El Estado sucedió a otras formas pre-modernas,
incluso convivió con algunas de ellas, y será
sucedido por ordenaciones de los elementos
básicos de la convivencia política
desconocidas hasta ahora.
Como ha recordado
Huerta de Soto
«El sistema de Estados mínimos y
ciudades libres concebido por Hoppe»
«tiene en última instancia, carácter
gubernamental, por lo que podrían
seguir coaccionando a sus ciudadanos
mediante el sistema fiscal, las
regulaciones intervencionistas, etc ...»
Véase:
«El desmantelamiento del Estado y la
democracia directa (2000)».
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Abrió una nueva vía a la indagación ética y política
apelando a lo que se ha llamado el
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5. -LIBERTARIO DE PRINCIPIOS-
El Estado es, y siempre ha sido,
el gran enemigo del ser humano,
su libertad, felicidad y progreso.