2. Tras la muerte de un Papa, toda la maquinaria de la Sede Apostólica se pone en funcionamiento para elegir al sustituto.
3. El primer paso es que el Camarlengo compruebe oficialmente el fallecimiento del Pontífice. Una vez comprobada la defunción, se sella el apartamento en el que residía el pontífice y el Camarlengo transmite la noticia al cardenal vicario. Es también el Camarlengo el que organiza la sepultura del Pontífice y cuida de la administración de la Santa Sede hasta la elección del sustituto.Las exequias duran nueve días, hasta que el Papa es enterrado en la Basílica de San Pedro del Vaticano. En un máximo de veinte días se convoca el Cónclave de Cardenales, reunión de la que deberá salir el nuevo Pontífice.El Cónclave puede variar mucho en su duración. Los ha habido de treinta y seis días, como el de Pío VIII, de cincuenta, como el de Gregorio XVI, pasando por los tres meses y medio que duró el de Pío VII y los seis meses que lo hizo el de Benedicto XIV.
4. El número máximo de Cardenales es de 120. Son convocados por el Cardenal decano o el primer cardenal en orden y antigüedad. Las reuniones son a puerta cerrada y todo lo que ocurre allí es secreto.Los Cardenales oran y hacen un retiro con el fin de que el Espíritu Santo los ilumine. Luego discuten cuál es el perfil del Papa que de acuerdo a la situación de la Iglesia y del mundo se ajustaría mejor a las circunstancias. Para que sea elegido el candidato tiene que recabar los votos de dos tercios de los presentes. Si no se alcanza este porcentaje, se vuelve a repetir la votación. Nadie puede votarse a si mismo.
5. Se visten la crocea o crocula, que es el traje del Cónclave, mandado por el ceremonial de Gregorio XV, de líneas solemnes y antiquísimas: una clámide o capa pluvial de lana violeta, con larga cola, sin mangas, prendida al pecho; debajo de ella, el roquete de encaje y la muceta. Así marchan a la Capilla Sixtina, donde dos veces por día votarán sus candidatos hasta que uno de ellos resulte elegido. El voto va firmado, pero plegado en tal forma que los escrutadores sólo pueden leer el nombre del elegido, pero no la firma del votante, que permanecerá secreta. Practicado el escrutinio, se anuncia el número de votos que han obtenido los candidatos y si ninguno de ellos alcanza a los dos tercios, se permite una nueva votación inmediata, que se llama accesión.Si del escrutinio de la accesión resulta que nadie tiene los dos tercios, se da por terminada la tarea de esa mañana o de esa tarde y se queman en la chimenea los votos con un puñado de paja húmeda, lo que produce la famosa sfumata (humareda), por la que se informa de que todavía no hay Papa.
6. Aunque se reúnen a votar dos veces por día, suele acontecer que se repiten las votaciones centenares de veces hasta alcanzar los dos tercios indispensables. Cuando por fin se alcanzan los dos tercios, se queman sólo las papeletas, con lo cual, la humareda es blanca: ya hay Papa.En la Capilla Sixtina, de derecha a izquierda, bajo un dosel están las sillas de los Cardenales. Estos doseles se mantienen alzados hasta que se realiza la elección del Papa y una vez elegido éste, solo su dosel permanece alzado. Si el resultado de la elección recae sobre alguien que no se encuentra en el cónclave, se manda a buscar al elegido, y todo el Colegio Cardenalicio lo aguarda en la entrada y lo acompaña hasta la sala del escrutinio. Cada cardenal ocupa su silla y el designado escucha al cardenal decano que le anuncia su elección:Aceptas la elección que te consagra como Sumo Pontífice (¿Acceptasneelectionem de te canonice factam in SummumPontificem?) Entonces llega el turno del interpelado, que debe dar su consentimiento para validar su nombramiento. En el caso de León III, por ejemplo, la respuesta que dio fue: "Puesto que Dios quiere que asuma el Pontificado, yo no puedo contradecirlo".
7. Entonces el Cardenal decano le pregunta qué nombre va a adoptar. Desde el siglo X, en que Juan XII lo hizo por primera vez, toman los electos un nombre distinto del suyo. Solamente dos Papas en diez siglos lo han conservado: Adriano XI (1522) y Marcelo II (1555). Es conocida la honorable tradición de que ningún Papa quiso llamarse Pedro II, en reverencia al jefe de los Apóstoles.Entonces el elegido se retira a un vestuario próximo, donde es revestido con el traje de audiencia: sotana blanca, ceñida por un cinturón de seda, roquete de encaje, y muceta o esclavina de terciopelo rojo. Sobre la cabeza, el solidéo blanco, y al cuello, una estola bordada de oro.Concluidos los preparativos, uno de los miembros del Cónclave aparece en el balcón frente a la plaza y anuncia: "Annuntiovobisgaudium mágnum: habemusPontificem...", pronunciando su nombre y su título.
8. La lista de los Papas modernos, del último siglo, incluye a:• León XIII, GioacchinoPecci, del 20 de febrero de 1878 al 20 de julio de 1903.• Pío X, Giuseppe Sarto, del 9 de agosto de 1903 al 20 de agosto de 1914.• Benedicto XV, Giacomo della Chiesa, del 3 de septiembre de 1914 al 22 de enero de 1922.• Pío XI, AchilleRatti, del 6 de febrero de 1922 al 10 de enero de 1939.• Pío XII, Eugenio Pacelli, del 2 de marzo de 1939 al 9 de octubre de 1958.• Juan XXIII, AngeloGuiseppeRoncalli, del 28 de octubre de 1958 al 3 de agosto de 1978.• Juan Pablo I, Albino Luciani, del 26 de agosto de 1978 al 28 de septiembre de 1978. • Juan Pablo II, , KarolJózef Wojtyla, del 16 de octubre de 1978 hasta el 2 de abril de 2005