1. PRINCIPIOS
FORMALES
Podríamos
discutir
largamente
acerca
de
la
forma
e
incluso
escribir
todo
un
tratado
sobre
este
aspecto
específico.
Pero
aquí
prefiero
solo
llamar
la
atención
sobre
aquellos
principios
básicos
comunes
a
todas
las
formas,
trátese
de
pequeñas
frases,
movimientos
enteros
o
inclusive
sinfonías
gigantes.
Dejando
de
lado
el
estudio
de
las
formas
convencionales
(forma
sonata,
forma
binaria,
ternaria
etc.)
acerca
de
las
cuales
el
estudiante
puede
encontrar
mejores
ilustraciones
en
otras
fuentes.
Antes
de
comenzar,
sinembargo,
me
gustaría
señalar
que
una
gran
cantidad
de
música
contemporánea
ha
sido
escrita
con
principios
que
niegan
total
o
parcialmente
lo
que
voy
a
referir
aquí.
Esta
clase
de
música,
a
la
cual
yo
mismo
he
contribuido
en
parte,
deliberadamente
apuntó
en
una
nueva
dirección,
un
nuevo
principio,
ignorando
las
convenciones
del
pasado.
El
único
ideal
universal
fue
que
la
nueva
música
debería
diferenciarse
de
todo
lo
que
se
escuchó
en
el
pasado.
Así
que
cada
compositor
trató
de
ser
diferente,
confundiendo
lo
snob
con
la
originalidad
y
la
calidad.
Naturalmente
se
produjo
una
situación
confusa,
durante
la
cual
las
viejas
convenciones
tales
como
melodía
y
armonía
fueron
abandonadas.
El
éxito
o
fracaso
de
esta
operación
ciertamente
no
la
discutiré
aquí.
Mis
razones
para
traer
esto
a
colación
son
simplemente
señalar
que
la
música,
incluso
la
buena
música,
puede
ser
escrita
sin
consultar
los
principios
formales
estandarizados.
Sin
embargo,
yo
diría
que
cualquier
rama
del
arte
llámese,
música,
pintura,
escultura,
literatura,
drama
o
poesía,
que
abandone
los
principios
formales
hasta
el
punto
de
negarlos
completamente,
está
destinada
a
fracasar.
La
forma
ofrece
un
sentido
de
integración
en
la
obra
de
arte,
que
permite
aprehenderla
y
retenerla
en
la
memoria.
El
hecho
de
que
mucho
del
arte
contemporáneo
sea
difícil
de
retener
en
la
memoria
-‐
y
esto
aplica
especialmente
para
mucha
música
contemporánea-‐
se
debe
quizás
a
una
debilidad
en
la
concepción
formal
lo
cual
contribuye
también
a
su
naturaleza
perecedera.
Así,
aunque
estos
consejos
son
dirigidos
especialmente
a
los
principiantes,
creo
que
pueden
ser
tomados
en
cuenta
por
un
gran
número
de
jóvenes
y
talentosos
compositores
que
actualmente
escalan
las
laderas
de
la
fama
o
ya
han
adquirido
cierto
prestigio.
Porqué
entonces
es
tan
importante
la
forma?
Ciertamente,
en
determinado
período,
éstas
fueron
esenciales
para
que
los
movimientos
de
las
obras
musicales
tuvieran
una
duración
parecida,
ya
que
de
otro
modo
los
bailarines
de
gavottes
y
minuetos
caerían
en
una
lamentable
confusión.
La
importancia
real
de
la
forma
musical
es
de
carácter
psicológico:
la
música
transmite
un
mensaje
emotivo
y
una
buena
forma
asegura
que
dicho
mensaje
sea
convincente,
unificado
y
completo.
Nada
debería
distraer
el
flujo
emocional,
ni
permitir
que
la
atención
decaiga.
Entre
el
comienzo
y
el
final
de
una
pieza
musical
deberíamos
permanecer
en
un
viaje
que
es,
no
solo
lógico,
sino
de
un
continuo
interés
emocional.
Por
supuesto
estoy
generalizando.
Algunas
formas
musicales,
especialmente
el
canon
y
la
fuga
poseen
elementos
de
corte
intelectual
que
son
los
que
dictan
la
estructura
formal.
Otras
músicas,
especialmente
de
oriente,
pueden
contener
menos
eventos,
de
suerte
que
nuestras
emociones
permanecerán
en
un
estado
2. pasivo.
Mientras
que
otras
músicas,
especialmente
la
ópera,
puede
contener
cambios
rápidos
y
abruptos
que
son
intencionalmente
utilizados
para
sumergirnos
en
una
especie
de
cataclismo
emocional.
Por
supuesto
hay
una
gran
cantidad
de
música
contemporánea
que
parece
diseñada
para
mantenernos
en
estado
se
shock.
Sin
embargo
en
este
escrito
no
tomaremos
en
consideración
lo
que
es
anormal
o
excepcional
sino
que
nos
dedicaremos
a
los
principios
formales
que
se
hayan
en
casi
toda
la
música
occidental.
Uno
de
los
grandes
problemas
de
la
forma,
de
hecho
el
problema
principal,
es
el
de
expresar
unidad.
Ahora,
la
unidad
se
puede
garantizar
simplemente
usando
el
mismo
material
de
comienzo
a
fin
como
ocurre
en
muchas
fugas.
Cuando
escuchamos
música
que
no
presenta
cambios
durante
mucho
tiempo,
nuestra
mente
tiende
a
adormecerse
y
cuando
más,
escuchar
se
convierte
en
un
esfuerzo
y
comenzamos
a
distraernos.
Pero
si
la
música
cambia,
nuestra
atención
se
mantiene
alerta
y
escuchamos
cada
nuevo
mensaje
placenteramente.
Ahora
bien,
este
nuevo
mensaje
no
debería
durar
demasiado
tiempo
ya
que
nuestra
mente
pedirá
un
nuevo
cambio.
Es
aquí
donde
debemos
tener
mucho
cuidado.
Por
que
aunque
el
cambio
es
un
factor
esencial
para
mantener
el
interés,
es
también
aquello
que
puede
destruir
la
unidad.
Los
cambios
continuos
hacen
imposible
recordar
lo
que
acaba
de
ocurrir
o
relatarle
a
otro
algún
pasaje
de
la
obra.
Inevitablemente,
la
falta
de
unidad
nos
deja
insatisfechos
y
hace
que
olvidemos
lo
que
acabamos
de
escuchar.
Cuál
es
entonces
la
solución
para
los
problemas
de
unidad
y
de
retener
lo
escuchado?
Pienso
que
puede
ser
mejor
ejemplificado
en
las
artes
visuales
y,
puesto
que
alguna
vez
estudié
arquitectura,
me
gustaría
usar
un
ejemplo
arquitectónico.
Vayámonos
por
un
momento
a
la
acrópolis
de
Atenas,
un
lugar
con
un
bien
distribuido
grupo
de
edificaciones,
todas
pertenecientes
al
siglo
V
A.c.
Digamos
que
hemos
ido
especialmente
a
ver
el
Partenón,
indiscutiblemente
el
monumento
más
impresionante
de
la
antigüedad.
Permanecemos
durante
un
tiempo
mirando
sus
46
columnas
dóricas
(algunas
de
ellas
lastimosamente
destruidas).
Apreciamos
su
entasis,
así
como
los
detalles
de
la
entabladura
etc.
Pero
inevitablemente
en
algún
momento
volteamos
a
mirar
al
Erechtheion.
Nuestros
ojos
y
nuestra
mente
han
sentido
la
necesidad
de
un
cambio,
no
solo
un
cambio
de
paisaje
sino
la
necesidad
psicológica
de
pensar
en
algo
nuevo.
Afortunadamente,
aunque
el
Erechtheion
es
muy
diferente
del
Partenón,
no
lo
es
tanto
como
para
romper
la
onda
en
la
que
estamos.
Lo
miramos
con
placer
durante
algún
tiempo,
y
luego,
inevitablemente,
en
el
momento
psicológico
preciso,
volvemos
a
mirar
el
Partenón
con
un
interés
renovado,
quizás
logrando
ver
cosas
que
en
primera
instancia
no
veíamos.
Después,
nuevamente,
de
manera
inevitable
tendemos
a
mirar
hacia
otro
lado
quizás
esta
vez
hacia
la
Propylaea.
Esta
esbelta
construcción
nuevamente
encaja
con
nuestro
actual
mood.
Pero
al
final
decidimos
echarle
una
última
atenta
mirada
al
Partenón
reflexionando
quizás
acerca
del
destino
que
tienen
las
obras
de
los
hombres.
Nuestro
interés
ha
sido
satisfecho
y
nos
sentimos
contentos
de
haber
visto
no
solo
el
Partenón
sino
también
otros
grandes
monumentos
de
la
antigua
Grecia.
Y
aunque
las
edificaciones
observadas
han
sido
variadas
la
experiencia
ha
tenido
unidad
ya
que
ellas
fueron
el
resultado
de
una
misma
concepción
artística,
construidas
con
poco
tiempo
de
diferencia
unos
2.500
años
atrás.
3. Ahora,
la
música
se
comporta
igual.
Se
trata
de
un
viaje
en
el
tiempo,
que
emprendemos
con
nuestros
cinco
sentidos,
completamente
absortos,
pero
que,
en
un
cierto
punto
psicológico,
necesita
de
un
cambio.
En
este
punto,
un
nuevo
material,
aunque
relacionado
con
el
anterior,
debe
aparecer
para
capturar
nuestra
atención,
dando
pie
para
regresar
a
lo
escuchado
inicialmente
pero
con
un
interés
renovado.
Este
proceso
puede
continuar
tanto
tiempo
como
el
flujo
emocional
continúe
sin
ser
interrumpido
y
la
unidad
sea
preservada.
Mientras
esto
ocurra
nuestro
interés
permanecerá
despierto
y
renovado.
Este
principio,
del
interés
renovado
conservando
la
unidad
es
la
base
de
toda
forma
musical
exitosa.
La
alternancia
de
algo
familiar
con
algo
nuevo
o
lo
que
es
igual
el
principio
de
repetición
y
cambio
puede
ser
usado
de
muchas
maneras:
para
construir
pequeños
grupos,
extensos
períodos
o
grandes
movimientos.
REGINALD
SMITH
BRINDLE
MUSICAL
COMPOSITION
Traducción
:
JUAN
DIEGO
GÓMEZ