3. Introducción
El movimiento reformista agrario que se inicia en México
con la Revolución de 1910 encauzada por Don Francisco
Madero, Emiliano Zapata y Venustiano Carranza, así como
de Pancho Villa, cada uno con sus propias modalidades y a
su manera, puede considerarse como la reforma agraria
precursora de las otras que varias décadas después se
llevaran a cabo en los países de Hispanoamérica, por
gobiernos de derecho o institucionales, con mayor o
menor intensidad, duración y efectividad.
A partir de este año la concentración de la riqueza y de la
propiedad y la violencia de los órganos de represión del
Estado, abrieron cause de las demandas para moderar la
desigualdad, recuperar las tierras expropiadas injusta e
ilegalmente a las comunidades, elevar los salarios de los
obreros y mejorar en general las condiciones de vida de la
población, a raíz de la dictadura de Porfirio Díaz.
Y es así como las exigencias de la sociedad se concretó en
planes y leyes que tuvieron un carácter agrario.
La mayoría de los campesinos se levantaron en armas, con
el Plan de San Luis Potosí, en el cual estaba mencionado
la promesa de devolvérseles a éstos las tierras que les
fueron despojadas. Pero aunque el levantamiento triunfó,
no se cumplieron las promesas agrarias, generando
inconformidad entre diversos líderes y caudillos.
Y el mejor logro obtenido de la revolución triunfante fue
el enfrentar y quebrantar el latifundio a ultranza
4. representado por la hacienda que constreñía al campesino
y lo mantenía sometido a los designios del hacendado.
Instituciones coloniales, como la Encomienda, la
Composición y la Confirmación, propiciaron la
concentración de la propiedad de muchas tierras en manos
de pocos. Esto iba cada vez más en detrimento de la
disponibilidad de parcelas familiares o las de uso comunal
como los Ejidos.
El Ejido, es la piedra angular de la concepción reformista
agraria Mexicana, constituye una propiedad colectiva,
titulada por el núcleo campesino y comprende tierras de
cultivo, tierras urbanas y tierras propiamente comunales.
Con la frustrada intención de recuperar tierras cuya
posesión se prohibía a las corporaciones religiosas y
civiles, y adjudicarlas entre los arrendatarios de las
mismas, en 1856 se expidió la llamada Ley de
desamortización, permitiéndose el denuncio de esas tierras
a cambio de una octava parte de su valor.
Sin embargo, como muchos campesinos no se atrevían a
usar este derecho por una especie de temor reverencial, los
terratenientes sí lo hicieron y agrandaron así el latifundio a
expensas de los pequeños y numerosos usufructuarios.
Para 1875 se expidió una Ley de Colonización que
permitió compensar con la tercera parte del deslinde de
tierras baldías, a compañías organizadas para tal efecto.
5. Estructura agraria de México después de la
realización de la reforma agraria
La reforma agraria en México reunía en sí dos elementos
básicos: 1) una política decidida de repartición de la gran
propiedad latifundial y 2) financiamiento yayuda material
del estado para las nuevas fincas (Créditos, ampliación de
la infraestructura económica y social)
La ayuda del estado consistía sobre todo en la entrega de
créditos a los campesinos para la compra de semillas,
ganado, abonos, máquinas, etc.
En cuanto a la magnitud de los trabajos llevados a cabo
México se distingue claramente entre los países de
América Latina. Además, dentro de la política
antiimportadora se empezó construir la industria nacional
de maquinaria agrícola y de fertilizantes. Grandes
inversiones han sido hechas también en el ramo de la
construcción de carreteras así como de escuelas rurales.
Durante este período tan breve se entregó 17 millones de
hectáreas de tierras (de lo cual la gran parte lo constituían
las tierras cultivadas).
En este mismo tiempo se notaron los cambios estructurales
en las relaciones sociales y económicas existentes en el
campo mexicano.
6. Inmediatamente después de la Revolución Mexicana la
repartición de tierras pasó por el período de pruebas y
tenía más bien el carácter local
El crédito era entonces para los campesinos una noción
abstracta
Los créditos en este tiempo los reciben solamente el 15%
de los ejidatarios.
Un rasgo característico de la reforma agraria en México
constituye el destacar las formas específicas de la
propiedad social de la tierra.Sobre todo hay que mencionar
aquí los ejidos o sea las comunidades agrícolas basadas en
la propiedad colectiva de la tierra. Hablamos de este
asunto más adelante en el presente estudio. Los ejidos han
sido considerados como las unidades de producción
parecidas en su actividad a las cooperativas agrícolas.
7. Conclusión
Aún no es posible hacer un balance de una reforma muy reciente,
afectada por una crisis económica profunda y por la alternancia
política del Gobierno. La reforma presenta signos alentadores
pero no está exenta de incertidumbre y señales de alarma. Los
conflictos agrarios han sido menos frecuentes e intensos, aunque
persisten focos aislados de riesgo en regiones indígenas, donde
los conflictos se utilizan como instrumento para la satisfacción de
otras demandas. Aparentemente se ha detenido el deterioro
económico del sector agropecuario, aunque su crecimiento ha sido
modesto e insuficiente para compensar los atrasos acumulados.
Los ingresos y el nivel de vida de la mayor parte de los sectores
más pobres del campo no han disminuido, aunque las aspiraciones
y las expectativas creadas por las reformas distan de haberse
realizado.
Hay desaliento, confusión e incertidumbre entre los productores
rurales; y pese a la movilización reciente de las organizaciones
rurales, las instituciones públicas se han mostrado indiferentes o
ineficaces al atender sus peticiones.
En la opinión y en los debates sobre cuestiones nacionales, el
campo no ha tenido prioridad; los partidos políticos no han
formulado propuestas claras y alternativas posibles, y la opinión
sólo ha reaccionado ante desastres o enfrentamientos. El debate
legislativo sobre el campo ha sido escaso, y ha omitido considerar
el problema central: que sin un auténtico desarrollo rural
sostenible que combata la pobreza y el atraso no podrá haber en
México un progreso económico y democrático. Las soluciones de
mediano plazo sólo serán posibles si se logran de inmediato los
acuerdos nacionales y se inician los programas que ponganfin a
una reforma inconclusa y quizá imperfecta.
8. BIBLIOGRAFIA
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México. México, D.F., Fondo de Cultura Económica.
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empresarial. México, D.F., Siglo XXI.
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industriales de México, IV(4): octubre-diciembre. México, D.F.
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Whetten, N. 1953. México rural. Problemas agrícolas e industriales de México, V(2):
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