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APUNTES SOBRE INTERVENCION SOCIAL
Teresa Matus S.
SUMARIO
FUNDAMENTACIÓN
1. ENFOCANDO LOS CAMBIOS EN LAS POLÍTICAS
2. HACIA UNA INTERVENCIÓN POLIFÓNICA
3. LOS REQUISITOS DE UNA INTERVENCIÓN SOCIAL FUNDADA
4. INCOMODIDADES EPISTÉMICAS
5. LA INTERVENCIÓN SOCIAL COMO GRAMÁTICA
6. LAS INTERVENCIÓN SOCIAL BAJO EL RESPLANDOR DE LO PÚBLICO
7. CONDICIONES DE EFECTIVIDAD DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL
8. HACIA MODELOS COMPLEJOS DE INTERVENCIÓN SOCIAL
BIBLIOGRAFÍA
1
FUNDAMENTACIÓN
“El futuro se juega en el cómo”
(Adela
Cortina)
Las Ciencias Sociales trabajan con objetos móviles. De allí que el conocimiento de las
actuales transformaciones de lo social resulte clave para una intervención social
efectiva. Lo anterior adquiere sentido frente a un acelerado proceso de globalización,
donde el doble proceso de integración internacional y segmentación interna, los costos
sociales de la modernización, se traducen aquí en sujetos reales con los que
cotidianamente se enfrentan todos aquellos que buscan intervenir en lo social.
Consecuentemente, estos apuntes buscan adentrarse en el panorama de cómo hoy se
configura el ámbito de lo social articulándolo con algunos espacios de intervención
específicos ya que no existe modo eficaz de trabajar en lo social sin nombrarlo
reconstructivamente. La apuesta es la construcción de una lógica de innovación en los
procesos de intervención social, que profundice en nuevos modelos complejos de
intervención, que evalúe sus estrategias, su consistencia operacional, sus mecanismos
para una gestión más integral que se oriente a resultados. Que se adentre en preguntas
nuevas y tenga como resultado una intervención más competente y sólida, que se inserte
en una perspectiva de los derechos, promueva una participación responsable y fomente
la autonomía de los sujetos.
En Chile, existen hoy una serie de consensos en relación con diversas materias sociales:
que la educación contemporánea debe poner énfasis en el aprender a aprender, que debe
existir articulación entre teoría y práctica, que la atención social debe ser integral
contemplando una articulación virtuosa entre lo social y lo económico, que hay que
desarrollar capacidades en las personas, que hay que establecer redes sociales, que se
debe ser más solidario, que hay que reducir urgentemente la desigualdad, que hay que
innovar en modelos de intervención social.
Ahora bien, sacando estos acuerdos del terreno exclusivamente normativo, la gran
pregunta que aflora es CÓMO. De esto trata este curso, de escudriñar traspasando el
plano de lo acordado al nivel de sus condiciones de desempeño. En este sentido, como
plantea Adela Cortina, no es que se desprecie la enunciación, al contrario, hay que
producirla desregulando, destruyendo para crear y, por tanto, lo que nos lleva tras el
espíritu de la norma, son sus condiciones de efectividad. De allí que el futuro se juegue
en el cómo.
2
1. ENFOCANDO LOS CAMBIOS EN LAS POLÍTICAS
Es indudable que vivimos un tiempo de recuperación de las tasas de crecimiento
económico. En el 2004 el PIB llegó a un incremento del 6%.
% PIB
0
1
2
3
4
5
6
7
2002 2003 2004 2005
AÑOS
Luego, se presenta un panorama auspicioso en términos de crecimiento económico. A
dichas tasas de aumento, se suma que Chile aparece como la 8° economía que más crece
en el mundo1
.
0,00%
1,00%
2,00%
3,00%
4,00%
5,00%
6,00%
7,00%
80 - 85 2000 -
2005
A. Latina
P.Avanzados
2,5%
Chile
Asia
Sin embargo, en este mapa hay claramente tres grandes desafíos: mejorar los índices de
desigualdad social, mejorar cobertura y calidad educacional y mejorar la inversión en
desarrollo del conocimiento. Estos desafíos son complejos y relacionados. No dejan
intocada a la intervención social. Es decir, ante estas nuevas condiciones, las Ciencias
Sociales no pueden ser las hijas de un saber detenido.
Lo anterior es crucial, según expertos, el conocimiento fundante de las disciplinas, se
vuelve obsoleto en un período máximo de siete años. Es decir, con toda claridad no se
1
Fuente: Datos del Informe del Banco Mundial para el 2004.
3
puede seguir aplicando viejas recetas a realidades nuevas. No podemos permanecer,
como sostendrá Guillebaud manteniendo fidelidades inhabitables2
. Y no es que vivamos
hoy en el mejor de los mundos, sino que precisamente las condiciones en que se piensa
lo social aparecen en un mapa de regresión, en una nueva era de las desigualdades3
.
PAISES Distancia 20% más
rico del 20% más
pobre
Cobertura
Educación Superior
Inversión en
Desarrollo del
Conocimiento
Francia 5.6 53,6% 2,2 %
Singapur 9,7 43,0% 1,9%
Israel 6,4 68% 3,6%
España 5,4 59% 0,9%
Nueva Zelandia 6, 52% 1,1%
Grecia 6,2 50% 0,7%
Portugal 8,0 77% 0,7%
Corea 4,7 Nd 2,7%
Taiwan 5,6 Nd Nd
Chipre Nd 50% Nd
PROMEDIO 6,6 57,1% 1,7%
CHILE 18,7 37,5 0,6
CHILE EN
RELACIÓN
CON EL
PROMEDIO
TRES VECES
MAS DESIGUAL
CUBRIMOS
MENOS DE LA
MITAD
INVERTIMOS
TRES VECES
MENOS
Si nos comparamos con países de rendimiento medio, como son las públicas esperanzas,
las diferencias aparecen aún más ostensiblemente:
PAÍSES DESIGUALDAD
ENTRE
QUINTILES
EXTREMOS
COBERTURA
EDUCACIÓN
SUPERIOR
INVERSION EN
DESARROLLO
DEL
CONOCIMIENTO
Australia 7,0 63% 1,5%
Finlandia 3,8 73% 3,4%
2
Guillebaud, Jean Claude. La traición a la Ilustración. Editorial Manantial. Buenos Aires, 1996.
3
Fitoussi y Rosanvallon: La nueva era de las desigualdades. Editorial Manantial. Buenos Aires, 1997.
4
Islandia nd 48% 2,3%
Nueva Zelandia 6,8 69% 1,7%
Noruega 3,9 64% 3,8%
Suecia 4,0 70% 3,4%
PROMEDIO 5,1 64,9% 2,3%
CHILE 18,7 37,5% 0,6%
CHILE EN
RELACION AL
PROMEDIO
ES CASI CUATRO
VECES MÁS
DESIGUAL
LLEGA SÓLO A
LA MITAD DE LA
COBERTURA
INVIERTE SÓLO
UN CUARTO DEL
PROMEDIO
De allí, que si en el siglo XX soñamos con ser los ingleses de América Latina, la
esperanza de convertirnos en los finlandeses (ya que para suecos no nos alcanza la
moral) está en un horizonte lejano.Lo anterior, lejos de ser una expresión característica
del “fatalismo” del chileno, me gustaría plantearlo como un “desencanto fructífero”, es
decir, como las condiciones de posibilidad desde donde desarrollar estrategias y
modelos renovados de intervención.Esta especie de “destrucción creativa”, se acopla
con la noción de origen (en el sentido de Ursprüng, de salto) y el concepto de ruina, que
desarrolla Walter Benjamín: “el flaneur ve ruinas sobre ruinas, no sólo por verlas, sino
porque al hacerlo emergen caminos por doquier”4
. O si ustedes lo prefieren en un dicho
de la sabiduría popular: “no se hacen tortillas sin quebrar huevos”.
2. HACIA UNA INTERVENCIÓN POLIFÓNICA
El origen musical de la polifonía se remonta al siglo X. En ese período medieval la
música tenía una presencia incontestable. Imponía devoción, enseñaba historias, hacía
danzar y cantar, desplegaba rumores, cortejaba amantes y arrastraba para la guerra. Si
bien ningún estamento social escapaba de su influencia, fue en la Iglesia donde primero
demostró su vitalidad, siendo el canto parte esencial de la vida devota.
El deseo de la Iglesia de unificar su poder produjo una de las grandes revoluciones de la
música occidental. Alrededor del año 1.000, los jerarcas eclesiásticos estaban
preocupados porque los cantos monódicos sin acompañamiento y de uso multisecular en
los ritos, variaran de región en región, corriendo el riesgo de sembrar la independencia
y, por tanto la discordia en toda Europa. Este hecho es notable como evidencia del
temor a la diferencia, en un tiempo donde la noción de metamorfosis se asociaba al
demonio y los atributos de la variedad a la posibilidad de caos, a la antivirtud.
El problema enunciado como la necesidad de padronizar la ejecución del canto fue
resuelto por Guido d’Arezzo en el inicio del siglo XI. Basado en un tetragrama
horizontal, consiguió el registro exacto de la altura de las notas. Así, con aquél nuevo
4
Benjamín, Walter. Iluminaciones. Editorial Tecnos. Madrid, 1996.
5
recurso, los compositores canónicos comenzaron a experimentar música con más de una
línea vocal. Entusiamados por su creación, músicos como Pêrotin de Notre/Dame,
continuaron acrecentando voces, una tercera, una cuarta, cada una de ellas con un texto
propio, tan profano, que no fue visto con buenos ojos por sus superiores.
Paradojalmente, el recurso surgido para padronizar fue el impulso de brillantes
polifonías. Impactados por sus resultados, el ministerio de la Iglesia lo atacó como una
perversión, como una posibilidad aún mayor de corrupción que la variedad monódica.
De allí que ya en el siglo XII, la polifonía no tenía lugar en el recinto de la Iglesia.
Dado esta prohibición, el motete, característica composición polifónica, encontró su
papel secular y si dos siglos antes lo habían escrito para mayor gloria de Dios ahora,
abandonando los altares, comenzó a entonar las glorias del mundo. Perdido, en su gran
mayoría como consecuencia de las masacres que acompañaron a la cruzada anti-
albigense en el siglo XIII, el motete volvió a florecer con el fulgurante esplendor del
Renacimiento.
Se podría decir que su traspaso renacentista al plano de la filosofía, encuentra su
máxima expresión en los escritos de Pico della Mirándolla. Sin lugar a dudas, la
experiencia mundana abre el Renacimiento, mudando las esferas de la tradición
medieval. Sin embargo, tal como plantea Cassirer, no es sólo como un típico
representante renacentista que debemos ver las concepciones de Pico della Mirándola5
.
En él existe un doble movimiento de polifonía: en cuanto a la forma de organización de
sus argumentos en los que se recurre desde los clásicos a herencias de diversas
tradiciones y campos disciplinarios, y también en lo que dice relación al planteamiento
polifónico e indeterminado de la naturaleza humana.
En Pico hay una variación de la idea de tiempo, se deja de lado la noción de
figura/consumación. Ya en Dante lo que confiere valor y dignidad al ser humano es su
propia experiencia de humanidad y no su consumación. De allí que la virtud pueda ser
plenamente percibida por la realización de una plena experiencia mundana. En cierta
forma, es como si Pico complementara y enriqueciera esta perspectiva revitalizando la
idea mundana. Para él, la dignidad del hombre no sólo es una adhesión a una vida
virtuosa sino que el ser humano puede construir y asumir varios puntos de vista al
mismo tiempo. Esta posibilidad de polifonía no genera el desorden sino por el contrario,
se vincula con la potencialidad de una armonía que es expresión de la verdad6
.
Consecuentemente, una noción central es la idea de autocreación7
. El ser humano es un
ser indeterminado en su naturaleza, que no tiene un lugar fijo en el mundo y que
tampoco cumple una función particular: “se te dió Adán, a fin de que según tu deseo o
tu juicio puedas disponer o poseer un lugar, la forma y las funciones que desees. La
5
“But de more deeply we study his work, the clearer it becomes that the real significance of
his thought can be only very incompletely and inadequately described as beloning to the
Renaissance in the sense wich investigations of the last century in the history of philosophy and of
ideas have led us to associate with that term”.
CASSIRER, Ernst. “GIOVANI PICO DE LA MIRANDOLA” en: RENAISSANCE ESSAYS.
University of Rochester Press. 1969. Pág. 11.
6
“For he is convinced that only by means of this polyphony can that inner harmony be won
that is the mark of truth”
CASSIRER, Ernst. “GIOVANI PICO DE LA MIRANDOLA” en: RENAISSANCE ESSAYS.
University of Rochester Press. 1969. Pág. 13.
7
Para un mayor análisis de este punto ver el texto de Agnes Heller: “O HOMEN DO
RENASCIMENTO”. Editorial Presença. Lisboa, 1982. Pág. 359.
6
naturaleza de todos lo otros seres es limitada y se restringe a los límites de las leyes por
nosotros descritas. Tú, a quien tales límites no restringen y según tu propio libre
arbitrio, decidirás para tí mismo los límites de tu naturaleza”8
. Así, como afirma
Thomas Greene, esto contiene un punto de flexibilidad, de metamorfosis, de Proteus9
.
De esta manera, el hombre no es un ángel ni un ángel caído sino que un hombre en pie
que tiene el resplandor de los ángeles. La noción de soberanía es fundamental en tanto
expresión de la posibilidad de metamorfosis: “quién no admirará a éste, nuestro
camaleón? No sin razón Asdépio, ateniense, debido al aspecto mutable y debido a una
naturaleza que a sí misma se transforma, dice que nuestros misterios eran simbolizados
por Proteus. De allí las metamorfosis celebradas por hebreos y Pitagóricos”10
. No es
esta la discusión del libre arbitrio del siglo XVIII, lo central en Pico es que el hombre
puede ser varias cosas, pudiendo colocar en el mundo cosas que nunca existieron11
.
En cierto sentido, aunque en otros referentes, la noción de variedad, de mudanza es
recogida por el ideario ilustrado. Ya el proceso de modernidad, desde su inicio, supone un
vertiginoso cambio en las dimensiones de espacio y tiempo12
; de permanente extensión
universal del capital13
y de incesante conmoción y movimiento14
. Baudelaire afirmaba que
“la modernidad es lo efímero, transitorio y contingente en la ocasión”15
y en 1905 von
Hofmannsthal definía la naturaleza de la época moderna como “la multiplicidad y la
irresolución que sólo puede reposar en das Gleitende (lo que se mueve, lo que se desliza,
8
PICO DELLA MIRANDOLA. “ORATION ON THE DIGNITY OF MAN” en: “The
Renaissance Philosophy of man”.Pág 224.
9
GREENE, Thomas. “THE FLEXIBILITY OF THE SELF IN RENAISSANCE
LITERATURE”. En: “THE DISCIPLINES OF CRITICISM. ESSAYS IN LITERARY THEORY,
INTERPRETACION AND HISTORY”. Yale. New Harlen-London. 1968. Pág.242.
10
PICO DELLA MIRANDOLA. “DISCURSO SOBRE A DIGNIDADE DO HOMEN”.
Ediçoes 70. Río de Janeiro, 1989. Pág.53
11
Notable es en este punto la relación con la tradición cabalística y la idea de tradición como
el descubrimiento de las esencias polifónicamente. Acá es también posible efectuar un nexo, con la
debida mediación exegética, con el uso de Benjamin de esta misma tradición.
12
“Existe un tipo de experiencia vital -experiencia de tiempo y espacio, de sí mismo y de
otros- que es compartido por todos en el mundo hoy. Designaré ese conjunto de experiencias como
modernidad. Ser moderno es encontrarse en un ambiente que promete aventuras, poder, alegría,
crecimiento; pero que al mismo tiempo amenaza destruir todo lo que tenemos, lo que sabemos,
lo que somos. La modernidad anula las fronteras geográficas y raciales, de religión e ideología; en
este sentido se podría decir que une a la especie humana. Pero es una unidad paradojal, una unidad
en la desunidad: ella nos somete a un turbillón de permanente desintegración y mudanza, de lucha y
contradicción, de angustia y ambiguedad. Ser moderno es hacernos parte de un universo en el cual,
como dice Marx “todo lo que es sólido se desvanece en el aire”.
BERMAN, Marshall. “TODO LO SOLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE: LA EXPERIENCIA
DE LA MODERNIDAD” Editorial Siglo XXI. México, 1989. Pág. 1.
13
“El capital tiende a destruir toda barrera espacial y temporal, tiende a conquistar toda la tierra como
un mercado, a anular el espacio por medio del tiempo, esto es a reducir en un mínimo el tiempo
tomado por el movimiento de un lugar a otro. Cuanto más tiende a extenderse el mercado mayor es
la anulación del espacio por el tiempo”.
MARX, Karl. “ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA UNA CRITICA DE LA ECONOMIA
POLITICA”. Traducción de José Aricó. Editorial Siglo XXI. México, 1971. Vol II. Pág. 30.
14
“Todas las relaciones estancadas y enmohecidas con su cortejo de creencias y de ideas
veneradas durante siglos quedan rotas, las nuevas se hacen anticuadas antes de llegar a osificarse”.
MARX, Karl y ENGELS, Federico. “OBRAS ESCOGIDAS” Moscú. 1969. Pág. 38.
15
BAUDELAIRE, Charles. “MY HEART LAID BARE AND OTHER PROSE WRITINGS”. New
Books Editorial Londres, 1986. Pág. 37
7
lo que se nos sale de las manos) y sabe que lo que otras generaciones consideraban firme
es, en realidad, das Gleitende16
.
Por eso, la noción de una modernidad-mundo17
supone un lazo con el pasado y una
apertura incierta hacia el futuro. Ella presenta un vínculo con antecedentes filosóficos
anteriores al pensamiento de la Ilustración. Según Habermas “el concepto profano de
época moderna expresa la convicción de que el futuro ha comenzado ya: significa la época
orientada hacia el futuro, que se ha abierto a lo nuevo”18
. Esa orientación hacia el futuro
presupone la formulación de aquello que Hans Blumenberg llama “el concepto de realidad
de contexto abierto” desarrollado de forma especial por los pensadores de la revolución
científica del siglo XVII que rompieron con la concepción antigua y medieval de un
mundo cerrado y finito.
Ese concepto de realidad postrenacentista, legitima la calidad de lo nuevo, de lo
sorprendente y desconocido, tanto en la teoría como en la estética19
. Esta valorización de
lo nuevo forma parte de una transformación más amplia. Ya no es posible justificar
creencias, instituciones y prácticas por el sólo hecho de estar vinculadas a herencias y
tradiciones. La modernidad, debe extraer su normatividad de sí misma20
, incluso ella
misma se concibe como “el paso de un orden dado a un orden producido”21
Consecuentemente, una cosa aparece con claridad: la dimensión temporal de la
modernidad y más aún su expresión en este tiempo de globalización nos habla de rupturas,
diversidades, diferenciación funcional, segmentación, desintegración; del mecanismo
tensional del fragmento donde en algunas concepciones se desliga incluso de toda
pretensión de totalidad. Sin embargo, en la forma de llevar a cabo este proceso existe una
contradicción paradojal: el aparecimiento, las continuidades, las acentuaciones de visiones
esencialistas que, ligadas a una cierta visión de naturaleza, quedan por su propia condición
de enunciación sustraídas al discurso argumentativo. Así, el núcleo de este trabajo surge
del impulso crítico de vincular pasado-presente intentanto iluminar una contradicción que
aparece como una paradoja: el esencialismo22
en los tiempos de hoy. Esencialismo
entendido como una suerte de visión omnicomprensiva, como una metafísica revisitada, en
supuestos contextos postmetafísicos.
16
Trozos literarios de Hugo von Hofmannsthal. Citado en:
C. SCHORSKE. “FIN-DE SIECLE VIENNA”. Editorial La Piqueta. Barcelona, 1981. Pág. 41.
17
“A fin de cuentas,es su globalidad simultáneamente estructural y planetaria la que define a la
modernidad en el fin del siglo XX como un momento singular. Esta, por tanto, es una mutación
realizada por la modernidad: con la mundialización de la economía, el tecnocosmos, la
internacionalización de la vida social, se crea un sistema global sin equivalente en la historia de la
humanidad. Momento histórico singular; la modernidad-mundo impone también su singularidad a
la reflexión histórica y al saber histórico”.
CHESNAUX, Jean. “MODERNITE-MONDE” Editions La Découverte. París, 1989. Pág. 196.
18
HABERMAS, Jürgen. “DISCURSO FILOSOFICO DE LA MODERNIDAD”. Editorial Taurus.
Madrid, 1989. Pág. 16.
19
BLUMENBERG, Hans. “THE LEGITIMACY OF THE MODERN AGE”. Cambridge Mass,
1983. Pág. 423.
20
HABERMAS, Jürgen. “DISCURSO FILOSOFICO DE LA MODERNIDAD”. Editorial Taurus.
Madrid, 1989. Pág. 18.
21
GAUCHET, Marcel. “LA PRODUCCION DEL ORDEN” Editorial La Piqueta. Madrid, 1990. Pág.
23.
22
“Esencialismo se refiere a la equiparación de ser y pensamiento y a la dimensión salvífica del modo
teorético de vida, en una palabra al pensamiento identitario”.
HABERMAS, Jürgen. “PENSAMIENTO POSTMETAFÍSICO”.Editorial Taurus. Madrid, 1990.
Pág. 13.
8
Pareciera que toda la velocidad informática, electrónica “excepcional, esa que produce un
nuevo mapa del mundo, inaugurando nuevas posibilidades, palabras, gestos, virtualidades,
abriendo lo fugaz”23
nos entregara una ilusión de aberturas culturales que, en realidad,
debemos observar en sus formas de operación ya que también pueden dar lugar a nuevas y
antiguas formas de reificación de la cultura. Lo anterior es importante porque si bien la
dialéctica de la modernización contiene mecanismos de globalización que son
irreversibles, esto no significa que el modo neoliberal de globalizarnos sea el único
posible24
. De la forma como hoy funcionan las políticas neoliberales no existen
obligaciones morales hacia aquellos que fracasan como “ciudadanos funcionantes, que
pasan a reemplazar la idea de pobres sin merecimiento, ya que todo contribuyente queda
absuelto de sus obligaciones morales al ser el otro culpable de fracaso”25
. Así, los cambios
en la dimensión económica transforman también la perspectiva moral con que se enfrentan
los problemas sociales.
Todo lo anterior expresa una contradicción: “estar a punto de salir del siglo XX en una
sociedad que nos hace consumidores del siglo XXI y, sin embargo como ciudadanos nos
lleva de vuelta al siglo XVIII”26
. Si bien la constitución de la ciudadanía es
ineludiblemente histórica, en todas las épocas exige un tipo de sociedad que se abra a la
posibilidad de diferencias legítimas. Si “la transformación social es sustituída por una
transformación de las imágenes, la libertad de consumir una pluralidad de imágenes y
bienes equivale a la propia libertad”27
. De esta forma lo ilusorio se ve desbordado, lo
imaginario en cierto sentido queda prisionero de las ilusiones propuestas, se hace difícil
salir de allí y, más pobre aún aparece lo real, con su enorme carga de contradicciones y
desigualdades. Así, esa reducción brutal de las promesas nos hace pobres en la
experiencia, contemplando una realidad reificada sustituída por la apariencia que, al ser
esencialista se vuelve naturalizada, se nos entrega como deber ser.
Es como si la imagen benjaminiana del ángel del progreso nos revisitara, dando cuenta de
una renovada pobreza. “Quedamos pobres, abandonamos una después de otra todas las
piezas del patrimonio humano, tuvimos que empeñarlas muchas veces a un centésimo de
su valor para recibir en cambio la moneda diminuta de lo actual”28
. Lo más trágico, en el
sentido de Benjamin, es que las actuales revisitaciones metafísicas y esencialistas, tanto de
lo moral como de lo económico y lo político, traicionan y niegan el núcleo de la esencia:
su carácter polifónico29
. Ya que la esencia, en cuanto facultad de nombrar es básicamente
múltiple, es un ser que desborda en sus potencias, que se reconoce en todas sus
manifestaciones y en todas sus diferencias.
23
IANNI, Octavio. “GLOBALIZACION”. Cap. IX. “MODERNIDAD-MUNDO” Editorial C. Letras
São Paulo, 1995. Pág. 168.
24
GARCIA CANCLINI, Néstor. “CONSUMIDORES Y CIDADÃOS”. Editorial UFRJ. Río de
Janeiro, 1995. Pág. 19.
25
OFFE, Claus. “CONTRADICCIONES EN EL ESTADO DE BIENESTAR”. Editorial Alianza.
Madrid, 1994. Pág. 176.
26
GARCIA CANCLINI, Néstor. “CONSUMIDORES Y CIDADÃOS”. Editorial UFRJ. Río de
Janeiro, 1995. Pág. 29.
27
SONTAG, Susan. “ENSAIOS SOBRE A FOTOGRAFIA” Editora Arbor, Río de Janeiro, 1981.
Pág. 171.
28
BENJAMIN, Walter. “ENSAYOS SOBRE LITERATURA E HISTORIA DE LA CULTURA”
Editorial Anagrama. Barcelona, 1989. Págs. 119 y 120.
29
BENJAMIN, Walter. “ANGELUS NOVUS”. Editorial Perspectiva. Madrid, 1987. Pág. 89.
9
Por otra parte, como sostendrá Horkheimer, “la crítica a la metafísica adquiere sentido en
tanto las visiones esencialistas se muestran excesivamente propensas a correr un velo sobre
los dolores concretos que producen las formas de vida humillantes.”30
. Por eso este análisis
quiere hablar de esa experiencia, del dolor del no lugar, de la imposibilidad de otras
miradas, de otras palabras, intentando alumbrar lo que no fue dicho para que pueda
sedimentar nuevas prácticas.
Es evidente que dichas mudanzas han impactado fuertemente a Trabajo Social. Esta
profesión que había laborado fundamentalmente en los espacios públicos y estatales, al
cambiar la noción de Estado, marca con él la urgencia de un giro en la
conceptualización de Trabajo Social. Asimismo, la transformación en la noción de
desarrollo, entendida como una tensión existentes en el proceso de modernización,
evidencia una serie de formas renovadas de exclusión. Dichas formas, nos hablan
claramente de un constante proceso de reterritorialización, de cambios en la frontera y
las formas de marginación31
.
Hoy las formas tradicionales de concebir la marginalidad32
no explican los fenómenos
que están sucediendo en nuestros países. La dualidad de la interpretación en las décadas
anteriores, la pugna de interpretaciones entre las teorías clásicas de la modernización33
y
la teoría de la dependencia34
son insatisfactorias como esquemas binarios de
interpretación aunque siguen siendo consistentes en algunas dimensiones de su análisis.
Ya no es posible entender el cambio como el paso de lo tradicional a lo moderno.
Dentro de cada uno de nuestros países, con expresiones diferenciadas, vivimos un
proceso de doble rostro en un tiempo de capitalismo mundialmente integrado35
. Por una
parte hay exigencias crecientes de transnacionalización, de competencia segmentada.
Por otra, esta explosión de demandas, criterios, normas, hacen que las formas de
marginalidad se diversifiquen y acentúen. La dialéctica de la modernización consiste
precisamente en esta contradicción.
Se calcula que en los próximos años el llamado mercado informal se triplicará en el
continente. Actualmente América Latina debe exportar 100 para recibir 74 en valor. Los
países industriales, en cambio, exportan 100 y reciben 124 de valor a cambio36
. La
brecha tecnológica dificulta un aumento de productividad, hace cada vez más difícil
competir en los mercados internacionales. Luego ¿cómo enfrentar estos costos
económicos sin que ello signifique tremendos costos sociales?. Como sostienen diversos
estudios, la otra cara del éxito económico y la estabilización macroeconómica, las
30
“La postura de Horkheimer es del todo plausible porque la crítica de las ideologías y de la razón
instrumental sigue descubriendo nuevas formaciones de la vieja alianza entre metafísica y
oscurantismo”.
HABERMAS, Jürgen. “PENSAMIENTO POSTMETAFÍSICO”. Editorial Taurus. Madrid, 1990.
Pág. 26
31 88
Ver: GUATTARI, Felix. “CARTOGRAFIAS DEL DESEO”. Editorial Lord Cochrane.
Santiago de Chile, 1993. Págs. 25 y ss.
32 89
Germani, sobre todo en su primer periodo, Beckman y otros.
33 90
Especialmente la de Lerner e Inqueles.
34 91
Específicamente en los postulados de Gunder Frank, Faletto y Samir.
35 92
Ya sea en el sentido de Guattari, o del capitalismo tardío de Habermas o de capitalismo en
una nueva fase como en Braudel. En todas estas instancias se alude a una universalización del
fenómeno.
36 93
LECHNER, Norbert. “¿SON COMPATIBLES MODERNIDAD Y MODERNIZACIÓN?”
Documentos de Trabajo FLACSO Nº 440. Santiago de Chile, 1990. Pág. 15.
10
desventajas de este proceso ha recaído sobre los sectores medios y pobres de la
población, beneficiando, por el contrario al 10% más rico. Así, podemos afirmar que
estas tendencias no son pasajeras o solucionables a corto plazo.
Esto redefine el campo de acción profesional y sus formas de intervención. No sólo la
noción de pobreza se vuelve heterogénea sino que deberían cambiar sus criterios de
medición y las formas de intervención. Para responder en forma adecuada, es preciso
revisar las herramientas con que Trabajo Social cuenta y el modo en que las usa.
Cuando en América Latina, se han sostenido largos debates metodológicos que hacían
variar la cifra de pobres en varios millones, estas discusiones no pueden ser algo externo
para Trabajo Social.
Esta profesión trabaja, en la demarcación y aplicación de estos códigos a la población.
Debe, por tanto, responder mostrando las contradicciones de ese discurso son estudios
y acciones llevadas a cabo con los sujetos específicos. Ello, sin embargo, no puede
quedar instaurado sólo a un nivel testimonial. Es preciso construir nuevas categorías
conceptuales que permitan mostrar una realidad persistente y múltiple. Las
posibilidades de gestión con estas formas renovadas de exclusión requiere de una
adecuada comprensión del contexto. De otro modo, sólo se acentuará la separación entre
interpretación e intervención. Con una interpretación encapsulada, se genera una
intervención débil o estrictamente funcional, donde queda imposibilitado el trabajo del
concepto.
Las transformaciones también alcanzan al espacio de la cultura, a la forma de entender y
nombrar el conjunto de tradiciones en las que nos insertamos. La identidad como un
proceso que se construye, requiere del análisis crítico de esas tradiciones para, desde él,
constituir el presente y proyectarse al futuro. Al respecto, Trabajo Social ha sostenido
visiones duales que lo hacían concebir el lugar de los cambios como un mecanismo de
reacción cultural que provenía de sectores sociopolíticos, de segmentos de
estratificación social o de ámbitos religiosos. Consecuentemente, las apuestas eran
fortalecer el accionar de ese grupo para procurar apoyar la transformación que se
gestaba desde allí.
Esto es replanteado por el actual proceso de transformación evidenciando la existencia
de mecanismos profundos de hibridización cultural y mostrando la infactibilidad de
reservas culturales intocadas37
. Por tanto, urge el reconocimiento de una heterogeneidad
cultural pero ya no entendida como una opción polar entre lo nuestro y lo ajeno, lo
indígena y lo modernizante.
En la medida en que todos estamos influídos por algunos beneficios y otras exclusiones
del proceso de modernización, esto cambia el carácter de las relaciones sociales y se
acentúa drásticamente la imposibilidad de encontrar un sector o un lugar privilegiado
donde se encuentre radicada la posibilidad de encontrar y discutir el sentido de nuestra
identidad cultural. Por tanto, apelar a las tradiciones implica adentrarse en los
mecanismos de hibridización que están allí presentes.
Esto es relevante por cuanto nos hace mirar con nuevos ojos a los sectores de la
población devolviéndonos nuestras preguntas: ¿hasta qué punto los sectores marginales
37 94
GARCIA CANCLINI, Néstor. “CULTURAS HIBRIDAS”. Editorial Grijalbo. México,
1992. Págs. 15 y ss.
11
comparten las expectativas de formas de vida y consumo existentes en nuestras
sociedades? ¿qué estrategias de sobrevivencia utilizan?, etc. Hay todo un nuevo mapa
de preguntas que hacer emerger. Ello nos permite asimismo, efectuar una interpelación
crítica a las adherencias ideológicas existentes en Trabajo Social, tanto provenientes de
un sustrato tecnológico, como de un marxismo estructural ortodoxo38
o de un
funcionalismo sistémico.
Por tanto, si pensamos en el nexo existente en nuestra profesión entre interpretación e
intervención39
se nos aparece en su plena expresión la relevancia de no aplicar lecturas
sobrepasadas a realidades cambiantes. Los procesos de las preguntas generadas desde
Trabajo Social hoy son inseparables de un análisis reconstructivo, de un porqué que ya
no es monocausal, unívoco. Esto se traduce en pensar cómo en Trabajo Social se
produce el proceso de nombrar no sólo cosas tangibles sino dimensiones intangibles.
Ya no es posible seguir alimentando un perfil profesional un tanto ferretero, donde lo
central es la adquisición y distribución de algunas cosas: alimentos, pensiones,
elementos de construcción. Ello redimensiona tanto las herramientas clásicas como la
visita domiciliaria, como los sistemas de registro de las atenciones de público. ¿De qué
tangible se deducen hoy nociones como la pobreza, la violencia, la salud, el desarrollo
local? Acá, existe una deuda muy fuerte con el concepto de empiria 40
. Hay que cambiar
el canon de lo observable, de lo medible, de lo verificable. Desde el punto de vista
cognitivo, cada situación social se ha vuelto compleja y mayoritariamente segmentada.
La comprensión rápida y en situación es lo que hoy importa. Pero para ello, Trabajo
Social debe desarrollar la habilidad del surf y la expertez en dimensionar rápidamente
una mirada compleja y rica sobre los problemas sociales en los que interviene. Esto
depende de nuestra capacidad para una comprensión social compleja, para poder entrar
en contacto cognitivo con las diversas perspectivas que están en juego. Lo anterior
contempla una exigencia: el realizar una síntesis no unívoca.
La situación debe ser reconstruida desde un cúmulo de saberes pertinentes. Acá es
donde se conjugan los conocimientos de teoría social necesarios con adecuados
enfoques epistemológicos y los referentes éticos puestos en acción. El análisis
preliminar de estas cuestiones que a continuación se presenta quiere ser visto como
algunos de los requisitos con los que tendrán que confrontarse las propuestas de
intervención contemporánea, ya que si Trabajo Social quiere intervenir adecuadamente
debe partir por aprender estos mecanismos de reconstrucción polifónica.
38 95
Quisiera poner énfasis en la imposibilidad de conjugar el marxismo en singular sino en
plural. Nos referimos acá, por tanto a una de sus interpretaciones. Para un análisis mayor ver tanto el
texto de Consuelo Quiroga sobre “Una invasión invisible” (Acción Cítica, CELATS Nº 27 y 28)
como el de José Paulo Netto sobre “Crise do socialismo e ofensiva neoliberal” (Ed. Cortez. Sao
Paulo, 1993. pág. 26). De ellos se puede deducir que la tradición marxista fue siempre diversificada,
problemática, compuesta de desenvolvimientos, reducciones, interpretaciones. Por tanto constituye
un bloque cultural complejo y diferenciado que contiene en su interior vertientes diferenciadas que
incluso se contraponen entre sí.
39 96
Conexión que es posible apreciar desde los escritos de Vives en el Tratado del Socorro de
los pobres, donde la acción para solucionar la indigencia viene dada por el conocimiento más exacto
posible de las causas de su miseria.
40 97
Tal como lo ha trabajado Alberto Parisi en más de una conferencia desarrollada en los
últimos años en los encuentros de Trabajo Social del Cono Sur.
12
3. LOS REQUISITOS DE UNA INTERVENCION SOCIAL FUNDADA
Este análisis se inscribe en el impulso descrito por Huizinga en el “otoño de la edad
media”41
, es decir, en la resignificación del oficio, en la posibilidad de un análisis crítico
de algunas tradiciones42
en Trabajo Social.
Lo que se sostiene es que la concepción hegemónica de Trabajo Social en Chile
(tomado como una evidencia empírica que no es ajena ni se aparta de lo existente en los
demás países del Cono Sur), ha sido su noción tecnológica, de fuerte anclaje positivista
y que ésta perspectiva se ha encapsulado y vuelto insostenible, tanto conceptual como
contextualmente. Así, este trabajo quiere ser un intento de revisión crítica y la
proposición de dar cuenta de algunos criterios y problemas fundamentales a considerar
en el despliege de nuevas cartografías.
Dos son las premisas centrales:
1° Que la concepción tecnológica de Trabajo Social, en sus diversas vertientes, se
ha vuelto claramente insuficiente y problemática.
Lo que se afirma es que las maneras más frecuentes de plantear Trabajo Social, sus
conceptos, su horizonte metodológico, la manera de relacionar teoría y praxis, las
herramientas con que cuenta y en la forma en que las usa se han vuelto inconsistentes
tanto para nombrar con claridad las contradicciones existentes en sus ámbitos de acción
como para intervenir en ellos.
Las formas más recurrentes de entender la noción de Trabajo Social se sitúan en una
posición de tensión binaria entre hacer y conocer43
El giro propuesto en la concepción
de Trabajo Social consiste en sacarlo de este planteamiento dual donde, en posiciones
extremas, el Trabajo Social es una forma de intervención y esta última es acotada como
un hacer reflexivo.
41
“La familia de John Baker tuvo por generaciones un oficio de servicio al rey de Inglaterra.
Algunos de sus miembros lo entendieron como el oficio de sujetarle la cabeza al rey en la travesía
del canal. Hasta que la combinación de avances médicos y de cartas naúticas, permitieron a su
majestad pasar la travesía sin mayores contratiempos. ¿Qué haremos ahora? Preguntó uno de sus
nietos. Reeditar el oficio respondió Baker, con nuevos mapas”
HUIZINGA, John. “EL OTOÑO DE LA EDAD MEDIA”. Editorial Fondo de Cultura Económica.
México, 1990. Págs. 39 y ss.
42
En el sentido que Habermas le asigna a las tradiciones en cuanto: “nuestras tradiciones no
son solamente algo que nos hayamos encontrado ahí sino que es también y a la vez nuestro propio
proyecto. Es cierto que no podemos buscarnos nuestras propias tradiciones, pero sí tenemos que
saber que está en nuestra mano decidir cómo podemos proseguirlas”.
HABERMAS, Jürgen. “IDENTIDADES NACIONALES Y POSTNACIONALES”. Editorial
Tecnos. Madrid, 1989. Pág. 121.
43
Distinción clásicamente positivista, recogida en Servicio Social a través de los análisis de
Mario Bunge sobre la clasificación de las ciencias y la tecnología.
13
2 ° Que es posible pensar otras propuestas para Trabajo Social reasumiendo una
relación contradictoria de teoría y praxis en el horizonte de una comprensión social
compleja, de una intervención social fundada en otros parámetros.
Lo que se propone es resignificar el concepto de Trabajo Social. Situarlo en un
horizonte de intervención que tenga como fundamento una rigurosa y compleja
comprensión social, recapturando la tensión existente en él entre teoría y praxis. De
este modo, se busca poner en evidencia que toda intervención es capturada a partir de un
lugar teórico, a partir de un modo de ver44
. Consecuentemente, no hay intervención sin
interpretación social. Trabajo Social constituye su especificidad, por tanto, en las
mediaciones de un modo particular de ver que tiene como resultado un hacer
particular.
Hay una relación mediada insustituíble entre intervención y un sistema de comprensión
social constituído al menos por cuatro dimensiones relacionadas aunque no
homologables: los cambios existentes en el contexto, las diversas perspectivas de teorías
sociales, los enfoques epistemológicos y los marcos ético/valóricos.
Intervención Social
/_________________________________________________________/
Comprensión
Social compleja: - Transformaciones contextuales
- Teoría Social
- Enfoques Epistemológicos
- Perspectivas éticas y valóricas
Lo anterior implica reconocer que tras las formas de fijación de lo real hay procesos de
validación del saber, de una noción de racionalidad, de tiempo y espacio, una
concepción de teoría y praxis, una determinada forma de relacionar sujeto y objeto45
.
Luego, uno de los desafíos centrales en Trabajo Social consiste en adentrarse en las
formas de relación mediada existentes en una intervención social que se piense
adentrándose en las dimensiones de una comprensión social compleja.
Para intervenir es preciso comprender porqué y sobre qué se actúa. Esta comprensión,
por tanto, es siempre histórica. Trabajo Social debe ser pensado desde los procesos
44 4
“Hay una cierta ingenuidad en pensar que lo real habla por sí mismo y que lo real nos ha de
ofrecer aquello que no conseguimos resolver en nuestras contradicciones teóricas. Lo real es
capturado a partir de un lugar teórico, a partir de un modo de ver”.
BARREIRA, Irlys. “LA INVESTIGACION EN EL DEBATE CONTEMPORANEO Y EL
SERVICIO SOCIAL”. Editorial ALAETS/CELATS, 1992. Pág. 113.
45 5
ADORNO, Theodor. “EPILEGOMENOS DIALECTICOS: SOBRE SUJETO Y OBJETO”.
En: “CONSIGNAS”. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Págs. 143 a 180.
14
sociales en los que se inserta46
. Esta interpelación, sin embargo, no puede ser
esencialista sino inquirir por la constitución particular de los sujetos47
.
Por otra parte, una dimensión gravitante en la propuesta a exponer es plantear que si los
procesos de cambios societales existentes pueden ser enunciados como un gran y
múltiple proceso de ruptura entre sistema y mundo de vida48
, entonces es posible situar
a Trabajo Social en esa brecha y preguntarse si es factible concebirlo como una de las
profesiones que, encontrando su propio lenguaje, pueda develar e intervenir algunas de
esas rupturas.
Ello supone diversas fases de análisis y tratamiento hasta hacer emerger con claridad
una noción de intervención fundada y confrontar la posibilidad de resignificar algunas
tradiciones en Trabajo Social. Actualmente, como en el siglo XVI, vivimos un profundo
descentramiento. Las coordenadas de las formas de nombrar e interpretar las
transformaciones sociales se ven replanteadas. Todo el cuestionamiento a las diversas
modalidades de un proceso de modernización, las nuevas formas de exclusión, los
acelerados cambios en el ámbito de lo público y lo privado, los enormes desafíos en la
innovación de la gestión en Trabajo Social nos demandan nuevos esfuerzos. Debemos
resignificar críticamente nuestras tradiciones, reconstruir el oficio. Como sostenía John
Baker, ya basta de sostener la cabeza del rey, requerimos de nuevos mapas.
Así, este análisis nace de un desencuentro, no entendido en su acepción común sino
como espacio creado para posibilitar el despliege de un pensamiento que, volviendo a
sí mismo, indique una trayectoria a seguir. Una forma diferente de pensar Trabajo
Social que responde además a una convicción íntima, ya que al estar en terreno en
diferentes sectores a lo largo de casi veinte años, he conocido y convivido con esa gente
que es sujeto beneficiario y que, sin embargo muchas veces, permanece innombrada en
los estudios correspondientes. Me he enfrentado a algunas de las contradicciones que
los sistemas les plantean, a las injusticias con ellos cometidas, he conocido algunas de
sus formas de vida y sopesado sus criterios de acción, muchas veces más certeros en la
solución del problema que la respuesta propuesta por una determinada política o
autoridad gubernamental. Para configurar categorías conceptuales donde ellos sean
incorporados en toda su validez es que también se presenta este trabajo. Nació de ellos y
a ellos quiere volver hecho práctica renovada. Sin embargo, algo distinto es creer que
con el sólo hecho de enunciar se provocarán automáticamente los efectos deseados. Es
una tarea que recién comienza, pero de la que somos parte ineludible.
Por demasiado tiempo, se ha enfatizado la importancia de la fidelidad a un modelo, la
permanencia de reglas bien asentadas como único medio para avanzar. No busquen en
este trabajo la adherencia a núcleos intransables. El argumento no está construido sobre
autores sino sobre un corpus heterogéneo, sobre algún lugar conceptual existente en
46
No se trata sencillamente de superar visiones pasadas sino de criticarlas recapturando su
sentido. Como planteará Benjamin: “El sentido de los escombros es ver caminos por doquier. Y el
que ve caminos por doquier no piensa en el destruir ni en los escombros mismos, sino en las
múltiples sendas que lo cruzan”
BENJAMIN, Walter. “ANGELUS NOVUS”. Editorial Anagrama. Barcelona, 1988. Pág. 89.
47 7
Como sostiene Hanna Arendt: “No es EL HOMBRE sino los hombres particulares los
únicos que habitan en la tierra”.
ARENDT, Hanna. “LA CONDICION HUMANA”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1993. Pág. 49.
48
Entendido en el sentido de Habermas. Ver: “PROBLEMAS DE LEGITIMACION EN EL
CAPITALISMO TARDIO” Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1988. Págs. 9 y ss.
15
ellos, que se pone en relación con lo que se trata de mostrar. No hay, consecuentemente,
planteamientos de oposición, adherencia o cuestionamiento global hacia ninguno de
ellos. Esto daría lugar a otros estudios. Se debe efectuar una diferencia, por tanto, entre
diversas citaciones teóricas que tienen por objeto mostrar un aspecto conceptual
específico y el grado de coherencia epistemológica del trabajo en su conjunto.
De este modo, el esfuerzo de dirige a encontrar ojos para ver, palabras para conformar
un lenguaje, herramientas para deconstruir discursos, vías para adentrarse en las
contradicciones de eso que denominamos realidad social, develando su régimen de la
mirada49
. El sistema de mirada es una clave que busca exponer las categorías
conceptuales desde donde se nombran los objetos/sujetos de estudio. Esto permite
dilucidar en cada corriente y en sus propias rupturas, el paso de lo precategorial a lo
categorial.
“Para comprender cuándo se ha producido una mutación en un discurso, es menester
interrogar algo más que a los contenidos temáticos o las modalidades lógicas, y recurrir
a esa región en que palabras y cosas no están aún separadas”50
. Esta zona se encuentra al
nivel del lenguaje, en la manera de ver y de decir, en la distribución originaria de lo
visible y lo invisible, en la medida que ésto se encuentra íntimamente relacionado con lo
que se dice y lo que se calla. Recién desde allí, aparecerá la forma en que Trabajo Social
ejerce su intervención. Es entonces, cuando se podrán apreciar en su propia luz, la
forma de ver dispuesta según estos códigos frente a un fenómeno determinado51
.
Esta clave no solamente es importante para el análisis de determinados fenómenos sino
que es una de las llaves que posibilita la innovación en los saberes en tanto permite ver
lo que había permanecido en el umbral de lo visible y de lo enunciable. “La relación de
lo visible con lo invisible, necesaria a todo saber concreto, ha cambiado de estructura y
hace aparecer bajo la mirada y el lenguaje lo que estaba más acá y mas allá de su
dominio. Entre las palabras y las cosas, se ha trabado una nueva alianza, que hace ver y
decir, lo que en algunos discursos aparece casi como un regreso a una mirada al fin
matinal”52
.
El régimen de la mirada ha cambiado sustantivamente en la historia: para Descartes y
Malebranche, ver era percibir, era hacer transparente para el ejercicio del espíritu: la luz
anterior a toda mirada, el elemento de lo ideal, donde las cosas eran adecuadas a su
esencia53
.
49
FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI.
México, 1966. Pág. 3.
50
FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI. México, 1966.
Pág. 4.
51
Esta idea se encuentra desarrollada en sí misma desde diferentes posicionamientos, es decir, hay
formas muy distintas de ver el ver. Es diverso el “concreto pensado” de Marx, al “traer todo un
mundo en la mano” de Maturana.
52
FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI. México, 1966.
Pág. 5.
53
“La fórmula para alcanzar la esencia era a través de la geometría de los cuerpos; llegado a su
perfección, el acto de ver se resolvía en la figura sin curva ni duración de la luz”.
FOUCAULT,Michel.“EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”.Editorial Siglo XXI. México,1966.
Pág. 7.
16
A fines del siglo XVIII, ver consiste en dejar a la experiencia adentrarse en la densidad
de las cosas encerradas en ellas mismas, ya que tienen poderes de verdad que no toman
de la luz, sino de la lentitud de la mirada que las recorre54
.
Consecuentemente, el régimen de la mirada es fundador del sujeto en su calidad
irreductible. En lo no-hablado, dirá Foucault, “duerme la palabra”. De este modo, lo
pensado cuenta tanto como lo no-pensado, ya que abre a la posibilidad de pensar de
nuevo55
. Esta categoría se vuelve relevante a la hora de analizar los diferentes régimenes
de mirada que el Trabajo Social ha proyectado porque posibilita estudiar sus fundamentos
y, desde ellos, abrirse al espacio desafiante de lo no-pensado.
4. INCOMODIDADES EPISTÉMICAS
“Si en el 37 Horkheimer señaló seminalmente las distinciones entre teoría tradicional y
teoría crítica, la década de los sesenta nos deparó la polémica sobre el positivismo en la
confrontación Popper - Adorno, continuada en los debates entre Albert y Habermas”56
.
El horizonte que nos propone lo anterior es inmenso y sólo será reseñado en algunos de
los aspectos sustantivos que fueron marcando el eje y la evolución de las discusiones en
cuanto a algunas de las consecuencias de separación de teoría y praxis.
4.1. Max Horkheimer: La Crítica a la Teoría Tradicional
Aquí, no se intenta reproducir todos los argumentos y la relación entre teoría
tradicional y teoría crítica que Horkheimer coloca en su texto, sino que en virtud del
objetivo planteado se esbozará un eje referencial de la crítica de este autor a la teoría
tradicional.
La primera impugnación de Horkheimer es sobre la concepción de teoría. Para él, en la
teoría tradicional la teoría es “aquel conjunto de proposiciones relacionadas unas a otras
acerca de un campo de objetos de las cuales pueden deducirse las restantes
proposiciones”57
. De este modo, subyace la siguiente relación: cuanto menor fuera el
número de los principios primeros en comparación con sus conclusiones, más perfecta
es la teoría. De allí emergen claramente las proposiciones de validez en la teoría
tradicional que se traducen en el grado de concordancia entre las proposiciones
deducidas y los hechos ocurridos58
.
54
“La permanencia de la verdad es el núcleo sombrío de las cosas está paradógicamente ligada a este
poder soberano de la mirada empírica que hace de su noche, día. Toda la luz pasa del lado de la
débil antorcha del ojo que da vuelta alrededor y dice, en este camino, su lugar y su forma”.
FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI. México, 1966.
Pág. 7.
55
Esta es la puesta en acción de esa antigua categoría hegeliana donde conocer es diferenciar teniendo
como horizonte que el no-ser forma parte del ser.
HEGEL, G. W. F. “FENOMENOLOGIA DEL ESPIRITU”. Editorial Fondo de Cultura Económica.
México, 1966. Pág. 181.
56
PICÓ, Josep. “MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD”. Editorial Alianza. Madrid,
1992. Pág. 13.
57
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril sujeto. A.
Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 117.
17
De esta forma, la teoría siempre será testeada desde los hechos. De allí que, en lo que
concierne a los datos, la teoría permanecerá siempre hipotética. Consecuentemente, “la
teoría se vuelve el saber acumulado de tal forma que permita ser utilizado en la
caracterización de los datos, llevada a cabo en la forma más minuciosamente posible”59
.
Por tanto, el concepto de teoría es de cierta forma autonomizado del contexto societal
en cuanto busca sus fundamentos a partir de una forma esencial e íntima del
conocimiento transformándose así, para Horkheimer, en una categoría cosificada. Para
el autor, la teoría tradicional tiende a olvidar que los datos que se nos ofrecen son
preformados de modo duplo: “por el carácter histórico del objeto percibido y por el
carácter histórico del órgano perceptivo”60
.
Lo anterior es crucial en todo tipo de concepción epistemológica que sustente la
existencia, tal como el positivismo lo hace, de una realidad externa y cognoscible.
Horkheimer apunta al develamiento del carácter no-natural de objeto y órgano ya que
ambos son conformados por la actividad humana. De este mismo aspecto, Horkheimer
hará surgir una significativa distinción entre normas de observación variadas para la
sociedad o para el individuo. Para él, existen ocasiones en que el individuo se puede
autopercibir pasivo e indefenso en relación a los mecanismos sociales y económicos de
transformación. Sin embargo, si contemplamos la sociedad no podemos pensar en sus
mecanismos de estructuración dirigidos como una forma ciega. Esta contradicción se
hace evidente, para él, en el “modo burgués de la economía donde la sociedad aparece
ciega y concreta y la actividad del individuo abstracta y conciente”61
.
Por tanto, especialmente las ciencias sociales y aquellas que trabajan con el sujeto no
pueden olvidar ni la doble determinación ni la distinción tensional entre individuo y
sociedad. Así, aparece en su pena expresión el que algunas dimensiones de las
estructuras científicas dependen de las situaciones y procesos sociales. Esto es
importante de resaltar por que la teoría tradicional opera, por lo general, clasificando los
datos en sistemas conceptuales que simplifican o eliminan las contradicciones. Para
Horkheimer, esto también tiene una explicación cultural en el sentido en que el
desarrollo de las ciencias aparece desligado de esas luchas y por tanto “no se emplea
tanta energía en desarrollar la capacidad de pensar contradicciones y relaciones
complejas como la empleada en encontrar soluciones funcionales según el campo
específico de aplicación”62
.
Si la lógica anterior impregna el quehacer científico, las categorias de mejor, útil,
conveniente, productivo, valioso, tal como son aceptadas por el orden social vigente se
vuelven fuera de sospecha y, por tanto, se ven como premisas extracientíficas que no
requieren de atención crítica. De esa forma, “el carácter discrepante y escindido del todo
58
“La validez real de la teoría reside en la concordancia entre proposiciones deducidas y
hechos ocurridos, o lo que es lo mismo, entre teoría y empiria”.
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural,
Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 117.
59
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A.
Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 117.
60
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A.
Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 125.
61
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A.
Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 125.
62
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A.
Cultural, Colección Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 128.
18
social, en su figura actual, no tiene camino para volverse una contradicción conciente”63
.
El riesgo de lo anterior es que al seguir la lógica expuesta la teoría tradicional no tiene
cómo colocarse “contra el presente cuando el presente es miseria”64
. Horkheimer busca
interpelar a la teoría tradicional haciendo notar que no es el pensamiento el que
introduce la necesidad de los cambios sino que es el grado de injusticia el que impugna
a nivel del pensamiento conceptual la urgencia de la superación de las contradicciones.
Demás está decir, que esto es especialmente significativo en Trabajo Social.
4.2 Las Disputas del Positivismo en la Década de los 60’
Nuevamente en este punto la hondura y riqueza de los debates sostenidos por cuatro
autores como Popper, Adorno, Albert y Habermas; desbordan el horizonte de
posibilidad de este trabajo. Por tanto, este aspecto se enmarcará siguiendo algunos de
los tópicos básicos de discusión usando para ello, sobretodo, el tratamiento relatorio que
Habermas pone en su síntesis de las discusiones tanto en: “apéndice a una controversia
de teoría analítica de la ciencia y dialéctica” como en “una polémica: contra un
racionalismo disminuído en términos positivistas”65
. Se ha optado por esta vía ya que lo
que se busca exponer más que el contenido y límites de la dialéctica son los límites y
críticas hacia el positivismo tanto clásico como en su evolución al racionalismo crítico.
A las críticas de Adorno, Habermas va a sumar sus apreciaciones sobre el papel de los
enunciados metodológicos y lo que él denominará la escisión entre razón y decisión. Es
interesante hacer notar que el propio Habermas sostiene que eligió para la discusión la
teoría de Popper, “porque Popper ya da un paso en dirección a mis objeciones contra el
positivismo”66
. De esta forma, para Habermas, Popper ocupa una posición peculiar: por
una parte es un representativo defensor de la teoría analítica de la ciencia y por otra es
un encarnizado crítico de los presupuestos empiristas del nuevo positivismo. Así, es la
propia crítica de Popper la que inicia una etapa de auto reflexión en este enfoque
epistemológico. Sobre ella, Habermas apuntará a los límites que este nuevo tipo de
positivismo mantiene.
Su primera crítica se orienta a los criterios de validez empírica de los enunciados, en el
sentido en que el positivismo supone como único legítimo un procedimiento de
comprobación que es sólo “uno entre muchos”67
. Sin embargo, concordará con Popper
al admitir que los datos experimentales son “interpretaciones en el marco de teorías
previas, y por tanto, también comparten el carácter hipotético de aquellas”68
, sólo que
63
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A.
Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 130.
64
HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A.
Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 139.
65
Ambos artículos están contenidos en los textos
ADORNO, Theodor W. y otros. “LA DISPUTA DEL POSITIVISMO EN LA SOCIOLOGIA
ALEMANA”. Editorial Grijalbo. Barcelona, 1973.
HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos. Madrid,
1988.
66
HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos.
Madrid, 1988. Pág. 46.
67
HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos.
Madrid, 1988. Pág. 47.
68
POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO.
CONJETURAS Y REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Págs. 23 y 387.
19
Habermas discrepará de la distinción entre conjeturas y refutaciones que Popper
efectúa. Para Habermas “todas las fuentes del conocimiento son fuentes siempre
impuras, donde el camino a los orígenes nos está interceptado. De ahí que la cuestión
del origen del conocimiento no puede mediatizar por igual todos los orígenes de la
teoría, a saber: la observación, el pensamiento y la tradición frente al método de la
falsación que es el único que para Popper debe medir la validez empírica de las
teorías”69
.
De esta forma, Habermas impugna a Popper el no develar que el método de la falsación
en realidad corresponde y se justifica recurriendo, al menos, a una de las fuentes del
saber que es la tradición y que paradojalmente Popper denomina tradición crítica. Con
ello queda de manifiesto que la tradición es la variable independiente de la que en
último término dependen tanto el pensamiento y la observación como los
procedimientos de observación que se forman por combinación de ellos. “Popper pone
con demasiada ligereza su fe en la autonomía de la experiencia organizada en el
procedimiento de falsación, cree poder deshacerse así de la cuestión de los estándares de
esa organización porque, pese a todas sus críticas, sigue compartiendo todavía un
prejuicio positivista de profundo arraigo: el suponer la independencia epistemológica de
los hechos respecto a las teorías cuya función sería aprehender descriptivamente estos
hechos y las relaciones entre ellos”70
. De esta forma, para Popper todavía los test
contrastan teorías con hechos independientes evidenciando lo que para Habermas
constituye “el punto angular de la problemática positivista que residualmente queda aún
en Popper”71
. Lo anterior es claramente visible si se sigue el lineamiento de crítica
ejercida tanto en relación al criterio de racionalidad como a las nociones de verdad y
verificación donde están contenidas muchas de las argumentaciones críticas en cuanto a
la escisión de teoría y praxis.
• Racionalidad
Una de las premisas centrales en Popper está configurada por el supuesto de
conocimiento racional. El concepto de racionalidad es fundamental porque implica tocar
el núcleo de la argumentación popperiana, ya que la forma de establecer un
conocimiento científico válido descansa en la rigurosidad de la lógica. Popper, acepta
componentes no racionales dentro de lo que él denomina “conjeturas” del desarrollo
científico, pero no así dentro del terreno de la refutación72
.
En el proceso que va desde la selección del problema (donde afirma los límites de la
observación posible), la formulación de conjeturas, las proposiciones que se contrastan
empíricamente, los test de falsación y el resultado de falsasión o apoyo (con su
consiguiente elección entre explicaciones alternativas) existe un supuesto, una división
69
HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos.
Madrid, 1988. Pág. 49.
70
HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos.
Madrid, 1988. Pág. 49.
71
HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos.
Madrid, 1988. Pág. 50.
72
Acerca de lo que el autor entiende por cada uno de estos conceptos, se remite al capítulo I
de:
POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS Y
REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Págs. 43 a 79.
20
artificial. Y es que Popper, al suponer que los elementos no racionales intervienen sólo
en el plano de las conjeturas está :
i. Separando el conocimiento de los intereses. A esto Habermas lo llamará el
quiebre insostenible, ya que los intereses están siempre presentes en el quehacer
científico. El concepto de interés como guía del conocimiento queda perdido en la
relación entre conocimiento e interés. La presentación de ideas arbitrariamente
separadas sirven a menudo para enmascarar con pretextos de legitimación los motivos
reales de las acciones. No todo se lleva a cabo como Popper lo afirma, dentro de un
marco estrictamente racional. “A lo que en este plano denominamos racionalización, en
el plano de la acción colectiva lo denominamos ideología. Pero esto es sólo un lado de
la cuestión, ya que por otra parte, por tener que ganar primeramente la objetividad de
sus enunciados contra la presión y la seducción de intereses particulares, la ciencia se
engaña sobre los intereses fundamentales a los que agradece no sólo su impulso, sino
también las condiciones de posible objetividad”73
.
Así Popper se centra en un tipo de conocimiento, al que Weber denominaría como
proveniente de una razón instrumental de medios a fines. No integra al desarrollo del
conocimiento de la ciencia otros dos necesarios tipos de conocer, como son el práctico
vivencial y el emancipador.
ii. Popper coloca su acento en el plano de los enunciados, no discute el lenguaje y
modelo teórico que existen al interior de ellos. Al excluir una discusión acerca de los
objetivos y valores a los que adhiere la ciencia, esta queda entregada a un nivel de
decisionismo. “Guiadas por la actitud objetivista de la teoría configuradora de hechos,
la dimensión en la cual los sujetos activos pueden llegar a un entendimiento racional y
mutuo sobre objetivos y fines, es entregada a la oscuridad de la mera decisión entre el
sistema de acciones cosificadas de valor y el poder irracional de la creencia”74
.
Es de ese modo, como la nítida frontera trazada por Popper entre conocimiento y
valoración representa, en realidad, no tanto un resultado (aunque él llega a este límite
realizando un exhaustivo análisis de autores, por ejemplo en la miseria del
historicismo), como un problema. Detrás de su pretensión de entregar a la ciencia
racional el requisito más importante por lo que se considera el desarrollo científico, se
encuentra de nuevo el plano de las decisiones valóricas que quedan entregadas a
principios de una elección irracional. Popper mismo sostiene que “no me es posible
racionalmente obligar a nadie a que apoye sus presunciones con argumentos y
experiencias. Igualmente, tampoco yo puedo, con ayuda de argumentos y experiencias,
justificar concluyentemente mi resolución de adoptar, digamos una conducta
determinada. En este sentido mi adopción de una actitud racionalista requiere también
de una decisión al respecto. También aquí el problema reside no en la elección entre
razón y fe, sino únicamente en la elección entre dos tipos de fe”75
.
73
HABERMAS, Jürgen. “CONOCIMIENTO E INTERES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1983.
Págs. 173 y ss.
74
HABERMAS, Jürgen. “TEORIA Y PRAXIS”.Editorial Tecnos. Madrid, 1987. Págs. 231 y
ss.
75
POPPER, Karl. “CONOCIMIENTO OBJETIVO: UN ENFOQUE EVOLUCIONISTA”.
Editorial Tecnos. Madrid ,1986. Pág 193.
21
iii. El concepto popperiano de racionalidad, reducido en la línea del positivismo,
exige tan sólo, en primera instancia, que el mayor número posible de individuos adopte
una actitud racionalista. Tal actitud ya determine la conducta en el proceso de
investigación o en la praxis social, se orienta por las reglas de la metodología científica.
Acepta las normas usuales de la discusión científica, se muestra informada del dualismo
entre hechos y decisiones y conoce los límites del conocimiento intersubjetivamente
válido. Por ello se opone al dogmatismo, tal como los positivistas lógicos lo entienden
y, al emitir su juicio acerca de sistemas de valores y normas sociales en general “se
obliga a la observancia de principios críticos que fijan la relación entre teoría y praxis”76
.
iv. Para Popper, las teorías son enunciados universales y, como toda representación,
sistemas de signos o símbolos. Pero, se podría afirmar que la práctica es un conjunto de
conexiones de un punto teórico con otro y, la teoría un empalme de una práctica con
otra. Así el teórico ha dejado de ser un sujeto que se debe situar “un poco en avance o
un poco al margen para decir la muda verdad de todos” sino aquél que “enfrenta las
formas de poder allí donde éste es a la vez objeto e instrumento : en el orden del saber,
de la verdad, de la conciencia, del discurso”77
. De esta forma la teoría es una práctica, y
funciona exactamente como una caja de herramientas. Como ya escribía Proust “tratad
mi libro como un par de lentes dirigidos al exterior y bien, si no os sirven tomad otros,
encontrad vosotros mismos vuestro aparato que es necesariamente un aparato de
combate”78
.
v. La idea anteriormente expuesta dice relación con la noción de paradigma de
Kuhn y algunos problemas en ella79
que están referidos al papel de la ideología80
en el
proceso de constitución del saber. Kuhn sólo la considera como parte de la ciencia
normal y, en consecuencia como elemento que aporta al desarrollo de un nuevo
paradigma. Pero no se discute cómo la ideología es parte constitutiva de cualquier tipo
de proceso de conocimiento, aún del científico que genera saber.
La separación de teoría y praxis no es considerada por Kuhn en la estructura explicativa
sobre el desarrollo de la ciencia, al no considerar la ideología en el proceso de
constitución del saber científico. Esto produce no sólo rechazo sino aceptación del uso
de la noción de paradigma. El proceso de legitimación del desarrollo del acontecer
científico, está atravesado por el concepto khuniano de paradigma. Se trata de ir más
allá de lo cualitativo o cuantitativo. La necesidad de dar legitimidad a la investigación
en ciencias sociales a través de conceptualizaciones externas, sigue oscureciendo una
discusión aclaratoria centrada, en los modos que asume la relación sujeto objeto en el
conocimiento del hombre en sus relaciones con la realidad y con los otros, considerando
76
HABERMAS, Jürgen. “DOGMATISMO, RAZON Y DECISION”. En: “TEORIA Y
PRAXIS”. Editorial Tecnos. Madrid, 1987. Pág 310.
77
FOUCAULT, Michel. “LA ARQUEOLOGIA DEL SABER”. Editorial Siglo XXI. México,
1979. Pág. 186.
78
PROUST, Marcel. “EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO”. Ediciones Alianza. Madrid,
1980.
79
El mismo Kuhn propone una discusión sobre este aspecto en su texto “LA TENSION ESENCIAL”.
Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1987. Págs 248 a 263.
80
Usando el concepto que Horkheimer propone “every human way of acting wich hides the
true nature of society, built as it is on contrarieties, is ideological...”.
HORKHEIMER, Max. “CRITICAL THEORY” . The Seabury Press. New York, 1972. Pag. 7.
22
en ello el interés y la necesidad que subyace a todo conocer. Es decir, reconociendo
transparentemente el papel de la ideología en este proceso.
Además, la discusión ha llevado a asumir posiciones radicales en cuanto a la relevancia
asignada a cada uno de los elementos que articulan la relación de conocimiento. Uno de
los polos, donde prevalece el objeto, desconociendo la historicidad de su constitución e
ignorando al sujeto es el núcleo más radical del positivismo. Acá la palabra clave es
método, o más contemporáneamente el paradigma, cuya presencia o ausencia, legitima
o ilegaliza la condición científica de las investigaciones. La otra sobredimensiona al
sujeto. Su filiación reclama de los enunciados de Husserl y Schutz, y la palabra clave es
intersubjetividad. Pero esta intersubjetividad aparece descontextualizada de las
condiciones de la formación histórico-social donde se concretiza.
vi. Por último, lo anterior evidencia con toda su fuerza los agudos problemas de
mediación que existen hoy. Es decir, el que la cultura de expertos, entre ellas Trabajo
Social, se ha encapsulado de tal forma que con las palabras metodológicas que usa para
abordar la realidad se ha vuelto incapaz de nombrar algunos de los procesos
contradictorios que se producen en ella. Un camino metodológico que sólo pone énfasis
en el despliege de los elementos racionales, deja fuera, usando palabras de Foucault, las
herramientas conceptuales que permitan “la insurrección de los saberes sometidos desde
sus prácticas”81
. La insurrección debe entenderse como la rebelión de una serie de
saberes calificados como incompetentes o insuficientemente elaborados, para el nivel de
la cientificidad racional exigida. No significa traducirlos, o encerrarlos, sino recorrerlos,
descubrirlos, acercarse a su sentido. No se trata de una rebelión contra (y solamente) los
métodos de una ciencia sino, y sobre todo, contra los efectos del saber centralizador que
ha sido legado al discurso científico organizado.
• Verdad y Verificación
El planteamiento de Popper responde a una concepción moderna del acontecer
científico. La verdad ya no tiene referencia a un pasado, o a las tradiciones o a Dios, no
proviene de una revelación, sino que busca su propio camino dentro del conocimiento.
Esta afirmación se encuentra en las bases constitutivas del pensamiento de la
modernidad82
. Dicho en palabras de Habermas, se han diferenciado drásticamente las
esferas de lo cognitivo, lo ético y lo estético; por lo que lo verdadero ya no es lo bueno
o lo bello. Cada uno se ha refugiado dentro de su propia lógica83
. El criterio de verdad se
encuentra inmerso dentro de la discusión sobre los fundamentos del conocimiento, ya
que es central saber cómo se conoce para acceder a la verdad dentro de ese conocer. En
Popper, el modelo del conocimiento científico con su lógica racional es el modelo más
perfecto de conocimiento.
81
FOUCAULT, Michel. “LA MICROFISICA DEL PODER”. Editorial La Piqueta. Madrid,
1979. Pág. 128.
82
Como afirma Marcel Gauchet “La modernidad es, ante todo, un proceso de secularización: el lento
paso del orden recibido al orden producido”.
GAUCHET, Marcel. “LE DÉSENCHANTEMENT DU MONDE”. Editions Gallimard. París, 1985.
83
Para un despliege de estos conceptos se remite a:
HABERMAS, Jürgen. “LA MODERNIDAD UN PROYECTO INCOMPLETO”. En la compilación
realizada por FOSTER, Hal. “LA POSMODERNIDAD”. Editorial Kairós. Barcelona, 1986. Pág.
24.
23
El autor se distancia de los positivistas lógicos al construir su asimetría lógica entre
verificación y falsedad. Esta consiste en sostener que aunque ningún número de
observaciones nos permite alcanzar una proposición universal (por lo que la verificación
no es posible) , basta con una observación que señale lo contrario para concluir que la
proposición es falsa. De este modo la única proposición que puede aspirar a la verdad es
aquella que puede ser falseada84
. Así, Popper construye un concepto de verdad que es
siempre gradual, ya que el conocimiento científico nunca puede alcanzarla plenamente.
Un requisito indispensable de la ciencia será, por tanto, su carácter provisional. La
verdad pasa a ser, dentro de este planteamiento, algo semejante a un referente utópico
ya que no se alcanza jamás. Lo que sí hay son elementos para afirmar y discriminar
entre varias teorías cual de ellas está más cerca de esa verdad provisional.
Consecuentemente, la tarea de la ciencia no consiste ya en probar la verdad de algo o en
comprobar sus planteamientos, sino en la capacidad para someterse a los
procedimientos de refutación. El avance de la ciencia se produce entonces por el
proceso de ensayo y error. La contrastación en Popper tiene como procedimientos
básicos : verificación de la coherencia lógica del sistema teórico, revisión de
formulaciones teóricas de acuerdo a si son empíricas o no y una comparación de esta
teoría con otras sobre el mismo tópico.
Ahora bien, al concebir la verdad como algo provisorio y entregar la verificación a la
posibilidad de falsear, Popper amarra estas categorías relacionándolas e insertándolas
drásticamente dentro de su lógica racional , al interior de lo que él considera los
requisitos para todo conocimiento científico. En este mismo sentido, los criterios de
validez o de verdad se definen por procedimiento. Como sostiene el propio Popper “es
la forma de su desarrollo lo que hace a la ciencia racional”85
. En este sentido, la
comparación de dos teorías requiere el que ambas estén dentro de un mismo paradigma
de investigación, luego es una comparación sólo dentro de aquellas contenidas en una
misma matriz. Con ello se da un acotamiento y fija un límite importante a uno de los
procedimientos de Popper en relación a la contrastación. Para el autor "todas las
propiedades que requerimos para comparar y desear en una teoría equivalen a una sola
cosa: al mayor grado de contenido empírico o de testabilidad"86
.
Además, a la inversa de los autores empiristas que parten de lo empírico como un dato,
haciendo de lo inductivo una premisa básica; Popper parte de un sistema hipotético
deductivo donde se comienza a partir de la teoría y realiza una explicación lógica pero
que no es una explicación sobre causalidad. De este modo, al aproximar el concepto de
teoría científica al formato hipotético deductivo, Popper no considera lo suficiente el
que la sóla descripción del mundo positivo y físico es ya problemática y que al interior
de cada teoría existe un lenguaje y un modelo que constituyen una interrelación
indisoluble con los eunciados.
Al contextualizar su requisito de falsear87
dentro del marco de la lógica racionalista,
Popper devela que , de concordar con él en este aspecto, se debe necesariamente
84
Esta idea se encuentra profundizada en :
ECHEVERRÍA, Rafael. “EL BUHO DE MINERVA”. Ediciones PIIE. Santiago de Chile, 1988.
Pág. 177.
85
POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO.
CONJETURAS Y REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Pág. 250.
86
POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS Y
REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Pág. 253.
24
compartir toda su estructuración. Así sucede lo que, expuesto en palabras de Foucault,
es un principio de lectura de elección y exclusión, ya que “de todo lo que pasa no
comprenderás más de lo que se ha convertido en inteligible porque ha sido
ciudadosamente extraído y seleccionado para hacer ininteligible al resto. Bajo las
especies de lo que se denomina la verdad, se trata siempre de conjurar lo que acontece:
el suceso”88
. De ese modo lo que conocemos por verdad, o los procedimientos para
acceder a la verdad dentro de un conocimiento científico pasa por una forma de
imposición de cierto filtro de saber (el que contiene un procedimiento de lógica
racional) que se oculta bajo el aspecto universal y objetivo de este conocimiento.
Por otra parte, la verdad y su definición nunca está exenta de su relación con los
mecanismos de poder. Es decir, cada sociedad ha tenido y presenta hoy su política
general de la verdad, los tipos de discurso que acoge y hace funcionar como verdaderos,
los mecanismos e instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos de los
falsos, las técnicas y procedimientos para obtenerlos. En nuestra sociedad estos criterios
son inseparables del discurso científico y de las instituciones que lo producen. “Existe
un combate por la verdad o al menos alrededor de la verdad, que es lo mismo que
sostener que el debate se encuentra al nivel del conjunto de reglas sobre las cuales se
discrimina lo verdadero de lo falso y se ligan a lo verdadero efectos políticos de
poder”89
.
Así es como detrás del concepto de verdad encontramos su propia presuposición . La
elección de determinados criterios para definir la verdad, sus procedimientos de realidad
y racionalidad son la elección de un producto humano. Es un acto social y depende de la
situación histórica. Usando las irreverentes y lúcidas palabras de Feyerabend “uno se
decide en favor o en contra del estilo de pensamiento racional de la ciencia por algo tan
irracional, aunque no tan inocente, como uno se decide por el punk rock o en contra de
él, por lo demás con la diferencia de que la actual inserción social de las ciencias rodea
a la decisión del primer caso con mucha más palabrería y también con mucho más
ruido”90
.
En el mismo Feyerabend se encuentra una inversión propuesta para descubrir mediante
las artes el estado de la ciencia. “Si viviéramos en un tiempo en que se creyera
ingenuamente en el poder curativo y en la objetividad de las artes , si no se separa arte y
Estado, si las artes se sustituyeran con medios fiscales, si se las aprendiera en las
escuelas como disciplinas obligatorias, mientras que las ciencias serían consideradas
como colecciones de juguetes, de las que los jugadores una vez elegirían un juego y otra
vez otro, entonces, como es natural, sería igualmente indicado recordar que las artes son
ciencias. Pero, desgraciadamente no vivimos un tiempo así”91
.
87
La riqueza de este concepto y la interpretación que Popper hace se encuentran ampliamente
descritos en su cuarto capítulo de “LA LOGICA DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA”.
Editorial Tecnos. Madrid, 1985. Págs. 75 a 88.
88
FOUCAULT, Michel. “LA MICROFISICA DEL PODER”. Editorial La Piqueta. Madrid,
1979. Pág. 33.
89
FOUCAULT, Michel. “LA MICROFISICA DEL PODER”. Editorial La Piqueta. Madrid,
1979. Pág. 188.
90
FEYERABEND, Paul. “ADIOS A LA RAZON”. Editorial Tecnos. Madrid, 1984. Pag.
189.
91
FEYERABEND, Paul. “ADIOS A LA RAZON”. Editorial Tecnos. Madrid, 1984. Pag.
190.
25
De esta forma, Popper realiza un considerable esfuerzo al criticar algunas de las
categorías centrales del positivismo clásico: su nexo con la empiria, sus procesos de
verificación, la propia noción de teoría, la lógica de la investigación y los pasos a
seguir. Sin embargo, la crítica a la noción de totalidad, a la relación del sistema y la
parte, el carácter no natural tanto del objeto como del órgano perceptivo, la ilusión de
neutralidad en las refutaciones, la separación de conocimiento e interés y el aislamiento
de razón y decisión continúan como problemas a resolver en esta perspectiva de
conocimiento. Habrá que analizar, por tanto, cuál es el impacto de estas nociones en
Trabajo Social en Chile. Es decir, hasta qué punto él ha logrado, en primer lugar,
evolucionar asumiendo las propias críticas de Popper al positivismo clásico y en
segundo término en qué medida considera alguno de los problemas posteriores que han
sido enunciados por los debates epistemológicos hace ya más de treinta años.
4.3 La Caída de un Modelo Unico de Racionalidad.
Los cambios en la noción de Estado han traído aparejados el fracaso de la idea de un
poder centralizado. La penetración Estado/Mercado es una evidencia de ello. Los
actores sociales, formados en procesos de socialización antiguos ya no saben dar sentido
a los cambios que aparecen. Algunos sindicatos aún creen en la fuerza de trabajo, no
deteniéndose a indagar las mudanzas de esas imágenes culturales. Por doquier se
establece la idea que un modelo de racionalidad única ya no es racional para
comprender lo que sucede92
.
El neoliberalismo presenta, sin embargo, una versión unívoca de la razón donde se
puede definir lo real social unívocamente. En este sentido, como plantea Jean de
Munck, los economistas son los últimos metafísicos de la modernidad ya que unifican
unívocamente lo racional con lo real, a la vez que continúan con el sueño premoderno
de un fundamento natural de la razón. El neoconservatismo sostiene una versión más
sutil que se desarrolla en dos planos: uno premoderno, donde existe la idea que hay
valores, tradiciones, autoridad. Un fundamento sustancial que da sentido a las cosas que
existe para regular la vida social. El otro plano es un discurso pragmático donde la
anterior apelación no existe.
Ello involucra una forma renovada de escisión entre sociedad y cultura. Las cargas
incómodas de la modernización son desplazadas de su base estructural y son achacadas
a la cultura93
. De este modo se esfuma la relación entre un proceso de modernización
que aprueba y un desarrollo cultural del que se lamenta. Luego, en vez de abordar las
causas sociales y económicas del cambio de actitud hacia el trabajo, el consumo, el
ocio, el éxito; responsabiliza a la cultura del hedonismo por la falta de identificiación
social. De allí se deriva uno de los núcleos del diagnóstico neoconservador, la crisis
actual de un mundo sin hogar, que hace que el hombre, ante las múltiples presiones de
la opción cotidiana, vea amenazado su sentido.
La crisis se lee, por tanto, como búsqueda de referentes valóricos que se han perdido ya
que implican clausurar y pasar más allá del espíritu ilustrado.Desde este tipo de análisis
92 85
Ver sobre este punto: HOPENHAYN, Martín. “REPENSANDO LO SOCIAL EN UN
MAR DE RACIONALIDADES”. En: “NI APOCALÍPTICOS NI INTEGRADOS”. Editorial Fondo
de Cultura Económica. México, 1994. Págs. 129 y ss.
93 86
Ver BERGER, Peter. “UN MUNDO SIN HOGAR”. Editorial Sal Terrae. Santander, 1979.
Págs. 174 y ss.
26
las categorías culturales contienen un núcleo apriori más que un resultado. Es el deber
ser el que se traduce y se lee culturalmente. El desafío consiste en no incorporar sobre
un fundamento sustancial el fenómeno a indagar sino reconstruir el problema en
situación. Ello supone pensar en los distintos y nuevos modelos de racionalidad.
Lo que se puede deducir es, de esta forma, la no existencia de una versión objetiva de lo
real. Esto involucra adentrarse en los diversos procesos de interpretación, en los
choques de racionalidades existentes en todo fenómeno social. Ser racional hoy no
significa la posibilidad de existencia de una regla externa de la cual sea posible deducir
en un razonamiento formal, el criterio con el que proceder.
Ese sueño de materializar la realidad es posible apreciarlo en la ilusión jurídica
positivista, donde el juez reclama para sí ser la boca de la ley. En todo problema social
contemporáneo: violencia, pobreza, enfermedad, no es posible pedir la existencia de
categorías a priori de las que partir incuestionadamente. Así, para Trabajo Social un
área especialmente relevante la constituye el partir poniendo en cuestión la categoría
con la cual se va a trabajar: niños de la calle, pobres, menores en situación irregular. No
es posible conceder que en Trabajo Social no se profundicen los fundamentos que hacen
surgir estos enunciados, ya que de allí surgen un cúmulo de contradicciones que se van
a expresar no sólo en una comprensión del problema sino que se traducirán, sin lugar a
dudas, en diferentes formas de intervención social. Por otra parte, incluso en el terreno
valórico no hay hoy una visión extremadamente esencialista sino que su comprensión
pasa por el análisis de las condiciones de los procesos de discusión racional.
De todo lo anterior se puede deducir que existen serios obstáculos contextuales para que
Trabajo Social siga operando con una matriz tecnológica ya que ésta se muestra incapaz
de superar tanto las limitaciones conceptuales como de asumir críticamente las
transformaciones del contexto. De esta forma, existe el peligro de establecer viejos
códigos de interpretación ante realidades nuevas en la ilusión de la univocidad de una
lectura instrumental. En los más variados ámbitos de intervención la noción hegemónica
ha hecho crisis. Esto se evidencia en la severa disminución en el campo de la salud, las
restricciones de la intervención clásica a nivel empresarial, la inefectividad en el campo
comunitario, el desconforto con la acción pública a nivel de gobernaciones y
municipios, las fallas persistentes en la atención de problemas de violencia, minoridad,
en los diversos ámbitos de acción jurídica. Por ello, es posible sostener que el Trabajo
Social en Chile se encuentra encapsulado y, por tanto, más que defenderlo, es preciso
desencapsularlo, resituándolo.
La identidad de Trabajo Social, por tanto, hay que interpretarla desde estos procesos
reconstructivos. Hay que potenciar interpretaciones complejas que se relacionen desde
una función mediadora, no desde un paso directo, con un horizonte de intervención.
Pasar de una comprensión, por cualquiera de sus vías a una intervención en forma
directa es una ilusión que ha entorpecido los debates en torno a la producción de
conocimientos en Trabajo Social. La función de mediación involucra no un
procedimiento de bisagras sino la posibilidad de nombrar un escenario posible de
reconstrucciones, una tarea. La función de mediación no es hablar de otros sino
mostrar las contradicciones de los discursos.
27
Así, las categorías no son un apriori sino un resultado donde se ponen en evidencia las
lógicas en juego. Esto es especialmente relevante en un país donde no es concebido,
como planteara René Cher el derecho a la legítima rareza sino más bien donde se busca
mostrar un patrón unívoco de comportamiento y el resto interpretarlo como
transgresión. La función mediadora de Trabajo Social debe contener la posibilidad de
recuperar la unidad de lo razonable dejando escuchar sus múltiples voces.
Una comprensión social compleja requiere de una flexibilización, de procesos fuertes de
distinción: analizar los métodos desde sus fundamentos, entender la teoría como la
posibilidad de iluminar contradicciones 94
, encontrar los caminos para hacer lo concreto
pensado, para develar las determinaciones múltiples de lo concreto95
. Esto no es posible
sin reflexividad, para ello hay que superar la tendencia endémica del empirismo y las
formas como desde él se ha concebido a Trabajo Social. Dado lo anterior, si el proceso
de modernidad es el marco cultural para entender la época, no podemos prescindir de un
análisis de sus diferenciaciones y contradicciones.
Consecuentemente, Trabajo Social debe adentrarse en un análisis de la modernidad
entendida como formas de estar y no de ser, diferenciando sus enfoques para ir tras una
trama híbrida, distinguiendo los conceptos de modernidad y modernización así como
considerar la escisión sociedad/cultura, para, en cierta medida, asumir el desencanto
producido por las contradicciones de estos procesos pero, a la vez, hacerlos fructificar
en renovados análisis y prácticas sociales. Esto significa, para Trabajo Social, el proceso
por develar esos lenguajes desgarrados que tienen, para él, encarnaciones concretas y
nombres propios.
La urgencia de esta tarea la podemos percibir en el silencio de ciertos análisis. Es así
como, el estudio del estado autoritario no da cuenta del miedo del hombre, el análisis de
la economía de mercado no dice nada del significado del consumo y la cesantía, la
descripción de los cambios del sistema educacional guarda silencio sobre los procesos
efectivos del aprendizaje96
. Podríamos agregar que, la evaluación de políticas sociales,
hechas generalmente en términos de cobertura, no muestran al sujeto; no mencionan la
calidad de los servicios a entregar ni la cantidad de tiempo disponible en horas
profesionales para los beneficiarios, menos áun, el tiempo promedio de espera para ser
atendidos. Asimismo, no develan la serie de contradicciones producidas entre el diseño
de los objetivos de la política en cuestión y su forma de ejecución y evaluación.
Resulta pertinente, visto de ese modo, preguntar si Trabajo Social puede llegar a ser un
intérprete válido que devele esa distancia, logre describirla, nombrar sus elementos y
efectuar una propuesta que articule esos dos ámbitos a partir de sus diferencias. Parece
que, en el momento actual, no existe una tarea más incisiva ni de tanto alcance teórico y
político como abocarse a la resolución de esta pregunta.
Esto implica revisar, entre otras cosas, el sentido de una labor de pesquisa en Trabajo
Social lo que en Chile constituye una manera casi inexplorada de aporte social crítico.
Con estudios de evidencias escritas que develen la realidad social de las personas
atendidas, en tantas y tan múltiples situaciones, se podría obtener un material valioso y
94 98
ADORNO, Theodor. “CONSIGNAS”. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pág. 182.
95 99
MARX, Karl. “INTRODUCCION A LA ECONOMIA POLITICA”. Editorial. Pueblos
Unidos. Montevideo, 1973. Págs. 17 y ss.
96
LECHNER, Norbert. “LOS PATIOS INTERIORES DE LA DEMOCRACIA”. Ediciones
FLACSO. Santiago de Chile, 1988. Pág. 52.
28
concreto desde el cual sería mucho más productivo, inapelable y enriquecedor intervenir
a nivel macrosocial. Si hacemos la sencilla operación de calcular en cada área de acción
de Trabajo Social (salud, menores, educación, organizaciones comunitarias, empresas,
municipios, derechos humanos, etc.), el número de estudios posibles de obtener si, tan
sólo, un 10% de los asistentes sociales que allí ejercen efectuaran investigaciones de
buen nivel empírico, tendremos ante sí un número explosivo, por su capacidad de
impacto en tan múltiples sectores y la potencialidad de sus hallazgos.
Por otra parte, es preciso ahondar en las características culturales en que Trabajo Social
se desenvuelve. Como planteaba Katherine Kendall, en el congreso mundial de Trabajo
Social realizado en Bombay, ya no existe más un modelo cultural claro que aceptar o
rechazar. Estamos en un período en que resulta esencial que cada país se concentre en
elaborar sus propios modelos, según su realidad cultural. Esto implica un gran desafío
de inculturación para evitar homogeneizar lo que no es posible uniformar. El apoyar una
mejor calidad de vida pasa por el conocimiento, no sólo de las condiciones materiales,
sino de los rasgos culturales de los potenciales beneficiarios. Para lograr ese tipo de
conocimiento, es fundamental partir reconociendo las diferencias existentes entre el
investigador y las personas que atiende.
Lo anterior también implica caminar hacia una superación de la lógica racionalista: es
urgente descubrir y develar las diferentes caras que presenta la razón para no dejarla
reducida a mera racionalidad instrumental. Sin embargo, esto no significa, de ningún
modo, renunciar a proponer un concepto ampliado de razón, una instancia racional
normativa ya que sólo si Trabajo Social contiene las condiciones de un trabajo
emancipador, podrá promover, desde su gestión profesional, la interrelación del sistema
con el mundo-de-vida97
. Esto significa analizar el contenido de una teoría crítica que no
deje los valores por fuera de su quehacer sino que se oriente según ellos. De este modo,
estamos frente a un desafío que pasa, necesariamente, por un distinto concepto de
comunicación, donde ésta se logre en el reconocimiento de las diferencias98
. Sólo así se
podrá hablar de una noción de mediación que tenga sentido. Se requiere, por tanto, de
saberes que en su lenguaje sean capaces de nombrar e intervenir en las esciciones
producidas entre la concepción de cultura de expertos y la praxis cotidiana.
La propuesta potencial que se quiere desplegar es si Trabajo Social puede llegar a
constituirse en uno de los intérpretes que develen esas rupturas, siendo capaz de dar
contenido a ciertos y acotados núcleos de separación. Por su quehacer profesional, él
presencia cotidianamente el desgarramiento del lenguaje científico positivo de políticas
institucionales, supuestamente racionales, enfrentadas a la experiencia real de personas
beneficiarias, quienes deben aceptar las contradicciones e irracionalidades de estos
servicios. Es un lugar, por tanto, donde sería posible develar lo que sucede. No resulta
insensato, entonces, pensar desde allí, en la factibilidad de un rescate de las lógicas
discursivas que presenta la gente.
97
McCARTHY, Thomas. “LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS”. Editorial
Tecnos. Madrid, 1987. Pág. 289.
98
“No cabe representarse esta relación ni en la indiferenciada unidad de sujeto y objeto ni en
su hostil antítesis, antes bien, en la comunicación de lo diferente. El actual concepto de
comunicación es denigrante porque traiciona lo mejor, el potencial de un acuerdo de hombres y
cosas, para entregarlo al intercambio entre sujetos, según los requerimientos de la razón objetiva”.
ADORNO, Theodor. “CONSIGNAS”. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pág. 145.
29
Pero, ¿es la discursividad de las personas sólo otro tipo de lógica?, ¿puede pretenderse,
desde ella, una descripción que sea pertinente a las diferentes instituciones sociales en
las cuales se encuentran suscritas? Para poder llevar a buen término una tarea de
interpretación, el trabajador social debe considerar la distancia y diferencia de fines
existentes entre los intereses de las personas atendidas con los de las instituciones que
ofrecen esos servicios. Le corresponde, por tanto, una fuerte tarea de traducción de un
lenguaje a otro, haciendo ver las posibles formas de compatibilización factibles y
eficientes.
Con lo expuesto, afirmamos que Trabajo Social está inserto -por su historia, sus
objetivos, sus herramientas de trabajo y su quehacer constitutivo- en el proceso
problemático de la mediación, característico de la modernidad y que hasta ahora, no
se ha usado toda la potencialidad y riqueza que posee. Ello se debe, entre otras causas,
a una defensa de determinadas formas de ejercer la profesión. Se ha acotado y definido
(tanto entre los partidarios de privilegiar un ámbito de formación académico como en
los prácticos de terreno, así como en tendencias políticas de derecha, centro o
izquierda) un tipo de Servicio Social con características específicas y, muchas veces,
opuestas. Por ello, podemos encontrar, al menos, dos planos de discusión habitual, uno
teórico-práctico y otro político.
La mantención del debate a esos niveles ha contribuído a que permanezca oculta y
encubierta la problemática de fondo: ¿qué es, qué sentido tiene y cuál es el objetivo de
un Trabajo Social hecho en Chile en las actuales circunstancias?, ¿cuál es el aporte
específico de la profesión? El sostenimiento de esas posturas conlleva la pérdida del
esfuerzo hermeneútico y emancipador, presente, de diversas formas, en los objetivos de
la profesión desde su constitución. Por ello, la primera tarea para un cambio es que
Trabajo Social mismo se asuma como una forma de trabajo reflexivo y crítico, es decir,
que se constituya en una actividad creadora y no en una mera necesidad productiva99
,
que dé forma, conceptual y práctica, a un lenguaje que le permita decir lo que ve.
No se quiere con lo expuesto desconocer toda una serie de investigaciones y tareas
realizadas en Chile, especialmente durante los últimos años. La profesión ha debido
enfrentarse a exigencias nuevas y se ha adentrado en ámbitos y situaciones que antes no
se consideraban o no existían. Lo que planteamos es que ellas son indicios válidos para
poder concebir una noción distinta Trabajo Social pero, hasta ahora, no se ha analizado
sistemáticamente el contexto, el marco de referencia y las categorías conceptuales que
permitan hacer un replanteamiento profundo de la carrera.
Se requiere, entonces, efectuar una revisión a distintos niveles, que parta de una
determinada perspectiva epistemológica y llegue hasta las formas que adopta la práctica
profesional. Por los límites de este trabajo, sólo se expondrán aquí algunos de sus
fundamentos conceptuales.
4.4 La relacion tensional de teoria y praxis
99
Eso implica la noción de trabajo humano elaborada por Marx, donde esa categoría es
indispensable para un esfuerzo emancipador. Concepto que asume la escuela de Frankfurt y lo
articula en las diferencias entre trabajo alienado y otro creador y crítico, que se relaciona con los
procesos de interacción.
HORKHEIMER, Max. “CRITICA A LA RAZON INSTRUMENTAL”. Editorial Taurus. Madrid,
1979. Págs. 79 y ss.
30
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Matus t apuntes sobre intervencion social

  • 1. APUNTES SOBRE INTERVENCION SOCIAL Teresa Matus S. SUMARIO FUNDAMENTACIÓN 1. ENFOCANDO LOS CAMBIOS EN LAS POLÍTICAS 2. HACIA UNA INTERVENCIÓN POLIFÓNICA 3. LOS REQUISITOS DE UNA INTERVENCIÓN SOCIAL FUNDADA 4. INCOMODIDADES EPISTÉMICAS 5. LA INTERVENCIÓN SOCIAL COMO GRAMÁTICA 6. LAS INTERVENCIÓN SOCIAL BAJO EL RESPLANDOR DE LO PÚBLICO 7. CONDICIONES DE EFECTIVIDAD DE LA INTERVENCIÓN SOCIAL 8. HACIA MODELOS COMPLEJOS DE INTERVENCIÓN SOCIAL BIBLIOGRAFÍA 1
  • 2. FUNDAMENTACIÓN “El futuro se juega en el cómo” (Adela Cortina) Las Ciencias Sociales trabajan con objetos móviles. De allí que el conocimiento de las actuales transformaciones de lo social resulte clave para una intervención social efectiva. Lo anterior adquiere sentido frente a un acelerado proceso de globalización, donde el doble proceso de integración internacional y segmentación interna, los costos sociales de la modernización, se traducen aquí en sujetos reales con los que cotidianamente se enfrentan todos aquellos que buscan intervenir en lo social. Consecuentemente, estos apuntes buscan adentrarse en el panorama de cómo hoy se configura el ámbito de lo social articulándolo con algunos espacios de intervención específicos ya que no existe modo eficaz de trabajar en lo social sin nombrarlo reconstructivamente. La apuesta es la construcción de una lógica de innovación en los procesos de intervención social, que profundice en nuevos modelos complejos de intervención, que evalúe sus estrategias, su consistencia operacional, sus mecanismos para una gestión más integral que se oriente a resultados. Que se adentre en preguntas nuevas y tenga como resultado una intervención más competente y sólida, que se inserte en una perspectiva de los derechos, promueva una participación responsable y fomente la autonomía de los sujetos. En Chile, existen hoy una serie de consensos en relación con diversas materias sociales: que la educación contemporánea debe poner énfasis en el aprender a aprender, que debe existir articulación entre teoría y práctica, que la atención social debe ser integral contemplando una articulación virtuosa entre lo social y lo económico, que hay que desarrollar capacidades en las personas, que hay que establecer redes sociales, que se debe ser más solidario, que hay que reducir urgentemente la desigualdad, que hay que innovar en modelos de intervención social. Ahora bien, sacando estos acuerdos del terreno exclusivamente normativo, la gran pregunta que aflora es CÓMO. De esto trata este curso, de escudriñar traspasando el plano de lo acordado al nivel de sus condiciones de desempeño. En este sentido, como plantea Adela Cortina, no es que se desprecie la enunciación, al contrario, hay que producirla desregulando, destruyendo para crear y, por tanto, lo que nos lleva tras el espíritu de la norma, son sus condiciones de efectividad. De allí que el futuro se juegue en el cómo. 2
  • 3. 1. ENFOCANDO LOS CAMBIOS EN LAS POLÍTICAS Es indudable que vivimos un tiempo de recuperación de las tasas de crecimiento económico. En el 2004 el PIB llegó a un incremento del 6%. % PIB 0 1 2 3 4 5 6 7 2002 2003 2004 2005 AÑOS Luego, se presenta un panorama auspicioso en términos de crecimiento económico. A dichas tasas de aumento, se suma que Chile aparece como la 8° economía que más crece en el mundo1 . 0,00% 1,00% 2,00% 3,00% 4,00% 5,00% 6,00% 7,00% 80 - 85 2000 - 2005 A. Latina P.Avanzados 2,5% Chile Asia Sin embargo, en este mapa hay claramente tres grandes desafíos: mejorar los índices de desigualdad social, mejorar cobertura y calidad educacional y mejorar la inversión en desarrollo del conocimiento. Estos desafíos son complejos y relacionados. No dejan intocada a la intervención social. Es decir, ante estas nuevas condiciones, las Ciencias Sociales no pueden ser las hijas de un saber detenido. Lo anterior es crucial, según expertos, el conocimiento fundante de las disciplinas, se vuelve obsoleto en un período máximo de siete años. Es decir, con toda claridad no se 1 Fuente: Datos del Informe del Banco Mundial para el 2004. 3
  • 4. puede seguir aplicando viejas recetas a realidades nuevas. No podemos permanecer, como sostendrá Guillebaud manteniendo fidelidades inhabitables2 . Y no es que vivamos hoy en el mejor de los mundos, sino que precisamente las condiciones en que se piensa lo social aparecen en un mapa de regresión, en una nueva era de las desigualdades3 . PAISES Distancia 20% más rico del 20% más pobre Cobertura Educación Superior Inversión en Desarrollo del Conocimiento Francia 5.6 53,6% 2,2 % Singapur 9,7 43,0% 1,9% Israel 6,4 68% 3,6% España 5,4 59% 0,9% Nueva Zelandia 6, 52% 1,1% Grecia 6,2 50% 0,7% Portugal 8,0 77% 0,7% Corea 4,7 Nd 2,7% Taiwan 5,6 Nd Nd Chipre Nd 50% Nd PROMEDIO 6,6 57,1% 1,7% CHILE 18,7 37,5 0,6 CHILE EN RELACIÓN CON EL PROMEDIO TRES VECES MAS DESIGUAL CUBRIMOS MENOS DE LA MITAD INVERTIMOS TRES VECES MENOS Si nos comparamos con países de rendimiento medio, como son las públicas esperanzas, las diferencias aparecen aún más ostensiblemente: PAÍSES DESIGUALDAD ENTRE QUINTILES EXTREMOS COBERTURA EDUCACIÓN SUPERIOR INVERSION EN DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO Australia 7,0 63% 1,5% Finlandia 3,8 73% 3,4% 2 Guillebaud, Jean Claude. La traición a la Ilustración. Editorial Manantial. Buenos Aires, 1996. 3 Fitoussi y Rosanvallon: La nueva era de las desigualdades. Editorial Manantial. Buenos Aires, 1997. 4
  • 5. Islandia nd 48% 2,3% Nueva Zelandia 6,8 69% 1,7% Noruega 3,9 64% 3,8% Suecia 4,0 70% 3,4% PROMEDIO 5,1 64,9% 2,3% CHILE 18,7 37,5% 0,6% CHILE EN RELACION AL PROMEDIO ES CASI CUATRO VECES MÁS DESIGUAL LLEGA SÓLO A LA MITAD DE LA COBERTURA INVIERTE SÓLO UN CUARTO DEL PROMEDIO De allí, que si en el siglo XX soñamos con ser los ingleses de América Latina, la esperanza de convertirnos en los finlandeses (ya que para suecos no nos alcanza la moral) está en un horizonte lejano.Lo anterior, lejos de ser una expresión característica del “fatalismo” del chileno, me gustaría plantearlo como un “desencanto fructífero”, es decir, como las condiciones de posibilidad desde donde desarrollar estrategias y modelos renovados de intervención.Esta especie de “destrucción creativa”, se acopla con la noción de origen (en el sentido de Ursprüng, de salto) y el concepto de ruina, que desarrolla Walter Benjamín: “el flaneur ve ruinas sobre ruinas, no sólo por verlas, sino porque al hacerlo emergen caminos por doquier”4 . O si ustedes lo prefieren en un dicho de la sabiduría popular: “no se hacen tortillas sin quebrar huevos”. 2. HACIA UNA INTERVENCIÓN POLIFÓNICA El origen musical de la polifonía se remonta al siglo X. En ese período medieval la música tenía una presencia incontestable. Imponía devoción, enseñaba historias, hacía danzar y cantar, desplegaba rumores, cortejaba amantes y arrastraba para la guerra. Si bien ningún estamento social escapaba de su influencia, fue en la Iglesia donde primero demostró su vitalidad, siendo el canto parte esencial de la vida devota. El deseo de la Iglesia de unificar su poder produjo una de las grandes revoluciones de la música occidental. Alrededor del año 1.000, los jerarcas eclesiásticos estaban preocupados porque los cantos monódicos sin acompañamiento y de uso multisecular en los ritos, variaran de región en región, corriendo el riesgo de sembrar la independencia y, por tanto la discordia en toda Europa. Este hecho es notable como evidencia del temor a la diferencia, en un tiempo donde la noción de metamorfosis se asociaba al demonio y los atributos de la variedad a la posibilidad de caos, a la antivirtud. El problema enunciado como la necesidad de padronizar la ejecución del canto fue resuelto por Guido d’Arezzo en el inicio del siglo XI. Basado en un tetragrama horizontal, consiguió el registro exacto de la altura de las notas. Así, con aquél nuevo 4 Benjamín, Walter. Iluminaciones. Editorial Tecnos. Madrid, 1996. 5
  • 6. recurso, los compositores canónicos comenzaron a experimentar música con más de una línea vocal. Entusiamados por su creación, músicos como Pêrotin de Notre/Dame, continuaron acrecentando voces, una tercera, una cuarta, cada una de ellas con un texto propio, tan profano, que no fue visto con buenos ojos por sus superiores. Paradojalmente, el recurso surgido para padronizar fue el impulso de brillantes polifonías. Impactados por sus resultados, el ministerio de la Iglesia lo atacó como una perversión, como una posibilidad aún mayor de corrupción que la variedad monódica. De allí que ya en el siglo XII, la polifonía no tenía lugar en el recinto de la Iglesia. Dado esta prohibición, el motete, característica composición polifónica, encontró su papel secular y si dos siglos antes lo habían escrito para mayor gloria de Dios ahora, abandonando los altares, comenzó a entonar las glorias del mundo. Perdido, en su gran mayoría como consecuencia de las masacres que acompañaron a la cruzada anti- albigense en el siglo XIII, el motete volvió a florecer con el fulgurante esplendor del Renacimiento. Se podría decir que su traspaso renacentista al plano de la filosofía, encuentra su máxima expresión en los escritos de Pico della Mirándolla. Sin lugar a dudas, la experiencia mundana abre el Renacimiento, mudando las esferas de la tradición medieval. Sin embargo, tal como plantea Cassirer, no es sólo como un típico representante renacentista que debemos ver las concepciones de Pico della Mirándola5 . En él existe un doble movimiento de polifonía: en cuanto a la forma de organización de sus argumentos en los que se recurre desde los clásicos a herencias de diversas tradiciones y campos disciplinarios, y también en lo que dice relación al planteamiento polifónico e indeterminado de la naturaleza humana. En Pico hay una variación de la idea de tiempo, se deja de lado la noción de figura/consumación. Ya en Dante lo que confiere valor y dignidad al ser humano es su propia experiencia de humanidad y no su consumación. De allí que la virtud pueda ser plenamente percibida por la realización de una plena experiencia mundana. En cierta forma, es como si Pico complementara y enriqueciera esta perspectiva revitalizando la idea mundana. Para él, la dignidad del hombre no sólo es una adhesión a una vida virtuosa sino que el ser humano puede construir y asumir varios puntos de vista al mismo tiempo. Esta posibilidad de polifonía no genera el desorden sino por el contrario, se vincula con la potencialidad de una armonía que es expresión de la verdad6 . Consecuentemente, una noción central es la idea de autocreación7 . El ser humano es un ser indeterminado en su naturaleza, que no tiene un lugar fijo en el mundo y que tampoco cumple una función particular: “se te dió Adán, a fin de que según tu deseo o tu juicio puedas disponer o poseer un lugar, la forma y las funciones que desees. La 5 “But de more deeply we study his work, the clearer it becomes that the real significance of his thought can be only very incompletely and inadequately described as beloning to the Renaissance in the sense wich investigations of the last century in the history of philosophy and of ideas have led us to associate with that term”. CASSIRER, Ernst. “GIOVANI PICO DE LA MIRANDOLA” en: RENAISSANCE ESSAYS. University of Rochester Press. 1969. Pág. 11. 6 “For he is convinced that only by means of this polyphony can that inner harmony be won that is the mark of truth” CASSIRER, Ernst. “GIOVANI PICO DE LA MIRANDOLA” en: RENAISSANCE ESSAYS. University of Rochester Press. 1969. Pág. 13. 7 Para un mayor análisis de este punto ver el texto de Agnes Heller: “O HOMEN DO RENASCIMENTO”. Editorial Presença. Lisboa, 1982. Pág. 359. 6
  • 7. naturaleza de todos lo otros seres es limitada y se restringe a los límites de las leyes por nosotros descritas. Tú, a quien tales límites no restringen y según tu propio libre arbitrio, decidirás para tí mismo los límites de tu naturaleza”8 . Así, como afirma Thomas Greene, esto contiene un punto de flexibilidad, de metamorfosis, de Proteus9 . De esta manera, el hombre no es un ángel ni un ángel caído sino que un hombre en pie que tiene el resplandor de los ángeles. La noción de soberanía es fundamental en tanto expresión de la posibilidad de metamorfosis: “quién no admirará a éste, nuestro camaleón? No sin razón Asdépio, ateniense, debido al aspecto mutable y debido a una naturaleza que a sí misma se transforma, dice que nuestros misterios eran simbolizados por Proteus. De allí las metamorfosis celebradas por hebreos y Pitagóricos”10 . No es esta la discusión del libre arbitrio del siglo XVIII, lo central en Pico es que el hombre puede ser varias cosas, pudiendo colocar en el mundo cosas que nunca existieron11 . En cierto sentido, aunque en otros referentes, la noción de variedad, de mudanza es recogida por el ideario ilustrado. Ya el proceso de modernidad, desde su inicio, supone un vertiginoso cambio en las dimensiones de espacio y tiempo12 ; de permanente extensión universal del capital13 y de incesante conmoción y movimiento14 . Baudelaire afirmaba que “la modernidad es lo efímero, transitorio y contingente en la ocasión”15 y en 1905 von Hofmannsthal definía la naturaleza de la época moderna como “la multiplicidad y la irresolución que sólo puede reposar en das Gleitende (lo que se mueve, lo que se desliza, 8 PICO DELLA MIRANDOLA. “ORATION ON THE DIGNITY OF MAN” en: “The Renaissance Philosophy of man”.Pág 224. 9 GREENE, Thomas. “THE FLEXIBILITY OF THE SELF IN RENAISSANCE LITERATURE”. En: “THE DISCIPLINES OF CRITICISM. ESSAYS IN LITERARY THEORY, INTERPRETACION AND HISTORY”. Yale. New Harlen-London. 1968. Pág.242. 10 PICO DELLA MIRANDOLA. “DISCURSO SOBRE A DIGNIDADE DO HOMEN”. Ediçoes 70. Río de Janeiro, 1989. Pág.53 11 Notable es en este punto la relación con la tradición cabalística y la idea de tradición como el descubrimiento de las esencias polifónicamente. Acá es también posible efectuar un nexo, con la debida mediación exegética, con el uso de Benjamin de esta misma tradición. 12 “Existe un tipo de experiencia vital -experiencia de tiempo y espacio, de sí mismo y de otros- que es compartido por todos en el mundo hoy. Designaré ese conjunto de experiencias como modernidad. Ser moderno es encontrarse en un ambiente que promete aventuras, poder, alegría, crecimiento; pero que al mismo tiempo amenaza destruir todo lo que tenemos, lo que sabemos, lo que somos. La modernidad anula las fronteras geográficas y raciales, de religión e ideología; en este sentido se podría decir que une a la especie humana. Pero es una unidad paradojal, una unidad en la desunidad: ella nos somete a un turbillón de permanente desintegración y mudanza, de lucha y contradicción, de angustia y ambiguedad. Ser moderno es hacernos parte de un universo en el cual, como dice Marx “todo lo que es sólido se desvanece en el aire”. BERMAN, Marshall. “TODO LO SOLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE: LA EXPERIENCIA DE LA MODERNIDAD” Editorial Siglo XXI. México, 1989. Pág. 1. 13 “El capital tiende a destruir toda barrera espacial y temporal, tiende a conquistar toda la tierra como un mercado, a anular el espacio por medio del tiempo, esto es a reducir en un mínimo el tiempo tomado por el movimiento de un lugar a otro. Cuanto más tiende a extenderse el mercado mayor es la anulación del espacio por el tiempo”. MARX, Karl. “ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA UNA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA”. Traducción de José Aricó. Editorial Siglo XXI. México, 1971. Vol II. Pág. 30. 14 “Todas las relaciones estancadas y enmohecidas con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos quedan rotas, las nuevas se hacen anticuadas antes de llegar a osificarse”. MARX, Karl y ENGELS, Federico. “OBRAS ESCOGIDAS” Moscú. 1969. Pág. 38. 15 BAUDELAIRE, Charles. “MY HEART LAID BARE AND OTHER PROSE WRITINGS”. New Books Editorial Londres, 1986. Pág. 37 7
  • 8. lo que se nos sale de las manos) y sabe que lo que otras generaciones consideraban firme es, en realidad, das Gleitende16 . Por eso, la noción de una modernidad-mundo17 supone un lazo con el pasado y una apertura incierta hacia el futuro. Ella presenta un vínculo con antecedentes filosóficos anteriores al pensamiento de la Ilustración. Según Habermas “el concepto profano de época moderna expresa la convicción de que el futuro ha comenzado ya: significa la época orientada hacia el futuro, que se ha abierto a lo nuevo”18 . Esa orientación hacia el futuro presupone la formulación de aquello que Hans Blumenberg llama “el concepto de realidad de contexto abierto” desarrollado de forma especial por los pensadores de la revolución científica del siglo XVII que rompieron con la concepción antigua y medieval de un mundo cerrado y finito. Ese concepto de realidad postrenacentista, legitima la calidad de lo nuevo, de lo sorprendente y desconocido, tanto en la teoría como en la estética19 . Esta valorización de lo nuevo forma parte de una transformación más amplia. Ya no es posible justificar creencias, instituciones y prácticas por el sólo hecho de estar vinculadas a herencias y tradiciones. La modernidad, debe extraer su normatividad de sí misma20 , incluso ella misma se concibe como “el paso de un orden dado a un orden producido”21 Consecuentemente, una cosa aparece con claridad: la dimensión temporal de la modernidad y más aún su expresión en este tiempo de globalización nos habla de rupturas, diversidades, diferenciación funcional, segmentación, desintegración; del mecanismo tensional del fragmento donde en algunas concepciones se desliga incluso de toda pretensión de totalidad. Sin embargo, en la forma de llevar a cabo este proceso existe una contradicción paradojal: el aparecimiento, las continuidades, las acentuaciones de visiones esencialistas que, ligadas a una cierta visión de naturaleza, quedan por su propia condición de enunciación sustraídas al discurso argumentativo. Así, el núcleo de este trabajo surge del impulso crítico de vincular pasado-presente intentanto iluminar una contradicción que aparece como una paradoja: el esencialismo22 en los tiempos de hoy. Esencialismo entendido como una suerte de visión omnicomprensiva, como una metafísica revisitada, en supuestos contextos postmetafísicos. 16 Trozos literarios de Hugo von Hofmannsthal. Citado en: C. SCHORSKE. “FIN-DE SIECLE VIENNA”. Editorial La Piqueta. Barcelona, 1981. Pág. 41. 17 “A fin de cuentas,es su globalidad simultáneamente estructural y planetaria la que define a la modernidad en el fin del siglo XX como un momento singular. Esta, por tanto, es una mutación realizada por la modernidad: con la mundialización de la economía, el tecnocosmos, la internacionalización de la vida social, se crea un sistema global sin equivalente en la historia de la humanidad. Momento histórico singular; la modernidad-mundo impone también su singularidad a la reflexión histórica y al saber histórico”. CHESNAUX, Jean. “MODERNITE-MONDE” Editions La Découverte. París, 1989. Pág. 196. 18 HABERMAS, Jürgen. “DISCURSO FILOSOFICO DE LA MODERNIDAD”. Editorial Taurus. Madrid, 1989. Pág. 16. 19 BLUMENBERG, Hans. “THE LEGITIMACY OF THE MODERN AGE”. Cambridge Mass, 1983. Pág. 423. 20 HABERMAS, Jürgen. “DISCURSO FILOSOFICO DE LA MODERNIDAD”. Editorial Taurus. Madrid, 1989. Pág. 18. 21 GAUCHET, Marcel. “LA PRODUCCION DEL ORDEN” Editorial La Piqueta. Madrid, 1990. Pág. 23. 22 “Esencialismo se refiere a la equiparación de ser y pensamiento y a la dimensión salvífica del modo teorético de vida, en una palabra al pensamiento identitario”. HABERMAS, Jürgen. “PENSAMIENTO POSTMETAFÍSICO”.Editorial Taurus. Madrid, 1990. Pág. 13. 8
  • 9. Pareciera que toda la velocidad informática, electrónica “excepcional, esa que produce un nuevo mapa del mundo, inaugurando nuevas posibilidades, palabras, gestos, virtualidades, abriendo lo fugaz”23 nos entregara una ilusión de aberturas culturales que, en realidad, debemos observar en sus formas de operación ya que también pueden dar lugar a nuevas y antiguas formas de reificación de la cultura. Lo anterior es importante porque si bien la dialéctica de la modernización contiene mecanismos de globalización que son irreversibles, esto no significa que el modo neoliberal de globalizarnos sea el único posible24 . De la forma como hoy funcionan las políticas neoliberales no existen obligaciones morales hacia aquellos que fracasan como “ciudadanos funcionantes, que pasan a reemplazar la idea de pobres sin merecimiento, ya que todo contribuyente queda absuelto de sus obligaciones morales al ser el otro culpable de fracaso”25 . Así, los cambios en la dimensión económica transforman también la perspectiva moral con que se enfrentan los problemas sociales. Todo lo anterior expresa una contradicción: “estar a punto de salir del siglo XX en una sociedad que nos hace consumidores del siglo XXI y, sin embargo como ciudadanos nos lleva de vuelta al siglo XVIII”26 . Si bien la constitución de la ciudadanía es ineludiblemente histórica, en todas las épocas exige un tipo de sociedad que se abra a la posibilidad de diferencias legítimas. Si “la transformación social es sustituída por una transformación de las imágenes, la libertad de consumir una pluralidad de imágenes y bienes equivale a la propia libertad”27 . De esta forma lo ilusorio se ve desbordado, lo imaginario en cierto sentido queda prisionero de las ilusiones propuestas, se hace difícil salir de allí y, más pobre aún aparece lo real, con su enorme carga de contradicciones y desigualdades. Así, esa reducción brutal de las promesas nos hace pobres en la experiencia, contemplando una realidad reificada sustituída por la apariencia que, al ser esencialista se vuelve naturalizada, se nos entrega como deber ser. Es como si la imagen benjaminiana del ángel del progreso nos revisitara, dando cuenta de una renovada pobreza. “Quedamos pobres, abandonamos una después de otra todas las piezas del patrimonio humano, tuvimos que empeñarlas muchas veces a un centésimo de su valor para recibir en cambio la moneda diminuta de lo actual”28 . Lo más trágico, en el sentido de Benjamin, es que las actuales revisitaciones metafísicas y esencialistas, tanto de lo moral como de lo económico y lo político, traicionan y niegan el núcleo de la esencia: su carácter polifónico29 . Ya que la esencia, en cuanto facultad de nombrar es básicamente múltiple, es un ser que desborda en sus potencias, que se reconoce en todas sus manifestaciones y en todas sus diferencias. 23 IANNI, Octavio. “GLOBALIZACION”. Cap. IX. “MODERNIDAD-MUNDO” Editorial C. Letras São Paulo, 1995. Pág. 168. 24 GARCIA CANCLINI, Néstor. “CONSUMIDORES Y CIDADÃOS”. Editorial UFRJ. Río de Janeiro, 1995. Pág. 19. 25 OFFE, Claus. “CONTRADICCIONES EN EL ESTADO DE BIENESTAR”. Editorial Alianza. Madrid, 1994. Pág. 176. 26 GARCIA CANCLINI, Néstor. “CONSUMIDORES Y CIDADÃOS”. Editorial UFRJ. Río de Janeiro, 1995. Pág. 29. 27 SONTAG, Susan. “ENSAIOS SOBRE A FOTOGRAFIA” Editora Arbor, Río de Janeiro, 1981. Pág. 171. 28 BENJAMIN, Walter. “ENSAYOS SOBRE LITERATURA E HISTORIA DE LA CULTURA” Editorial Anagrama. Barcelona, 1989. Págs. 119 y 120. 29 BENJAMIN, Walter. “ANGELUS NOVUS”. Editorial Perspectiva. Madrid, 1987. Pág. 89. 9
  • 10. Por otra parte, como sostendrá Horkheimer, “la crítica a la metafísica adquiere sentido en tanto las visiones esencialistas se muestran excesivamente propensas a correr un velo sobre los dolores concretos que producen las formas de vida humillantes.”30 . Por eso este análisis quiere hablar de esa experiencia, del dolor del no lugar, de la imposibilidad de otras miradas, de otras palabras, intentando alumbrar lo que no fue dicho para que pueda sedimentar nuevas prácticas. Es evidente que dichas mudanzas han impactado fuertemente a Trabajo Social. Esta profesión que había laborado fundamentalmente en los espacios públicos y estatales, al cambiar la noción de Estado, marca con él la urgencia de un giro en la conceptualización de Trabajo Social. Asimismo, la transformación en la noción de desarrollo, entendida como una tensión existentes en el proceso de modernización, evidencia una serie de formas renovadas de exclusión. Dichas formas, nos hablan claramente de un constante proceso de reterritorialización, de cambios en la frontera y las formas de marginación31 . Hoy las formas tradicionales de concebir la marginalidad32 no explican los fenómenos que están sucediendo en nuestros países. La dualidad de la interpretación en las décadas anteriores, la pugna de interpretaciones entre las teorías clásicas de la modernización33 y la teoría de la dependencia34 son insatisfactorias como esquemas binarios de interpretación aunque siguen siendo consistentes en algunas dimensiones de su análisis. Ya no es posible entender el cambio como el paso de lo tradicional a lo moderno. Dentro de cada uno de nuestros países, con expresiones diferenciadas, vivimos un proceso de doble rostro en un tiempo de capitalismo mundialmente integrado35 . Por una parte hay exigencias crecientes de transnacionalización, de competencia segmentada. Por otra, esta explosión de demandas, criterios, normas, hacen que las formas de marginalidad se diversifiquen y acentúen. La dialéctica de la modernización consiste precisamente en esta contradicción. Se calcula que en los próximos años el llamado mercado informal se triplicará en el continente. Actualmente América Latina debe exportar 100 para recibir 74 en valor. Los países industriales, en cambio, exportan 100 y reciben 124 de valor a cambio36 . La brecha tecnológica dificulta un aumento de productividad, hace cada vez más difícil competir en los mercados internacionales. Luego ¿cómo enfrentar estos costos económicos sin que ello signifique tremendos costos sociales?. Como sostienen diversos estudios, la otra cara del éxito económico y la estabilización macroeconómica, las 30 “La postura de Horkheimer es del todo plausible porque la crítica de las ideologías y de la razón instrumental sigue descubriendo nuevas formaciones de la vieja alianza entre metafísica y oscurantismo”. HABERMAS, Jürgen. “PENSAMIENTO POSTMETAFÍSICO”. Editorial Taurus. Madrid, 1990. Pág. 26 31 88 Ver: GUATTARI, Felix. “CARTOGRAFIAS DEL DESEO”. Editorial Lord Cochrane. Santiago de Chile, 1993. Págs. 25 y ss. 32 89 Germani, sobre todo en su primer periodo, Beckman y otros. 33 90 Especialmente la de Lerner e Inqueles. 34 91 Específicamente en los postulados de Gunder Frank, Faletto y Samir. 35 92 Ya sea en el sentido de Guattari, o del capitalismo tardío de Habermas o de capitalismo en una nueva fase como en Braudel. En todas estas instancias se alude a una universalización del fenómeno. 36 93 LECHNER, Norbert. “¿SON COMPATIBLES MODERNIDAD Y MODERNIZACIÓN?” Documentos de Trabajo FLACSO Nº 440. Santiago de Chile, 1990. Pág. 15. 10
  • 11. desventajas de este proceso ha recaído sobre los sectores medios y pobres de la población, beneficiando, por el contrario al 10% más rico. Así, podemos afirmar que estas tendencias no son pasajeras o solucionables a corto plazo. Esto redefine el campo de acción profesional y sus formas de intervención. No sólo la noción de pobreza se vuelve heterogénea sino que deberían cambiar sus criterios de medición y las formas de intervención. Para responder en forma adecuada, es preciso revisar las herramientas con que Trabajo Social cuenta y el modo en que las usa. Cuando en América Latina, se han sostenido largos debates metodológicos que hacían variar la cifra de pobres en varios millones, estas discusiones no pueden ser algo externo para Trabajo Social. Esta profesión trabaja, en la demarcación y aplicación de estos códigos a la población. Debe, por tanto, responder mostrando las contradicciones de ese discurso son estudios y acciones llevadas a cabo con los sujetos específicos. Ello, sin embargo, no puede quedar instaurado sólo a un nivel testimonial. Es preciso construir nuevas categorías conceptuales que permitan mostrar una realidad persistente y múltiple. Las posibilidades de gestión con estas formas renovadas de exclusión requiere de una adecuada comprensión del contexto. De otro modo, sólo se acentuará la separación entre interpretación e intervención. Con una interpretación encapsulada, se genera una intervención débil o estrictamente funcional, donde queda imposibilitado el trabajo del concepto. Las transformaciones también alcanzan al espacio de la cultura, a la forma de entender y nombrar el conjunto de tradiciones en las que nos insertamos. La identidad como un proceso que se construye, requiere del análisis crítico de esas tradiciones para, desde él, constituir el presente y proyectarse al futuro. Al respecto, Trabajo Social ha sostenido visiones duales que lo hacían concebir el lugar de los cambios como un mecanismo de reacción cultural que provenía de sectores sociopolíticos, de segmentos de estratificación social o de ámbitos religiosos. Consecuentemente, las apuestas eran fortalecer el accionar de ese grupo para procurar apoyar la transformación que se gestaba desde allí. Esto es replanteado por el actual proceso de transformación evidenciando la existencia de mecanismos profundos de hibridización cultural y mostrando la infactibilidad de reservas culturales intocadas37 . Por tanto, urge el reconocimiento de una heterogeneidad cultural pero ya no entendida como una opción polar entre lo nuestro y lo ajeno, lo indígena y lo modernizante. En la medida en que todos estamos influídos por algunos beneficios y otras exclusiones del proceso de modernización, esto cambia el carácter de las relaciones sociales y se acentúa drásticamente la imposibilidad de encontrar un sector o un lugar privilegiado donde se encuentre radicada la posibilidad de encontrar y discutir el sentido de nuestra identidad cultural. Por tanto, apelar a las tradiciones implica adentrarse en los mecanismos de hibridización que están allí presentes. Esto es relevante por cuanto nos hace mirar con nuevos ojos a los sectores de la población devolviéndonos nuestras preguntas: ¿hasta qué punto los sectores marginales 37 94 GARCIA CANCLINI, Néstor. “CULTURAS HIBRIDAS”. Editorial Grijalbo. México, 1992. Págs. 15 y ss. 11
  • 12. comparten las expectativas de formas de vida y consumo existentes en nuestras sociedades? ¿qué estrategias de sobrevivencia utilizan?, etc. Hay todo un nuevo mapa de preguntas que hacer emerger. Ello nos permite asimismo, efectuar una interpelación crítica a las adherencias ideológicas existentes en Trabajo Social, tanto provenientes de un sustrato tecnológico, como de un marxismo estructural ortodoxo38 o de un funcionalismo sistémico. Por tanto, si pensamos en el nexo existente en nuestra profesión entre interpretación e intervención39 se nos aparece en su plena expresión la relevancia de no aplicar lecturas sobrepasadas a realidades cambiantes. Los procesos de las preguntas generadas desde Trabajo Social hoy son inseparables de un análisis reconstructivo, de un porqué que ya no es monocausal, unívoco. Esto se traduce en pensar cómo en Trabajo Social se produce el proceso de nombrar no sólo cosas tangibles sino dimensiones intangibles. Ya no es posible seguir alimentando un perfil profesional un tanto ferretero, donde lo central es la adquisición y distribución de algunas cosas: alimentos, pensiones, elementos de construcción. Ello redimensiona tanto las herramientas clásicas como la visita domiciliaria, como los sistemas de registro de las atenciones de público. ¿De qué tangible se deducen hoy nociones como la pobreza, la violencia, la salud, el desarrollo local? Acá, existe una deuda muy fuerte con el concepto de empiria 40 . Hay que cambiar el canon de lo observable, de lo medible, de lo verificable. Desde el punto de vista cognitivo, cada situación social se ha vuelto compleja y mayoritariamente segmentada. La comprensión rápida y en situación es lo que hoy importa. Pero para ello, Trabajo Social debe desarrollar la habilidad del surf y la expertez en dimensionar rápidamente una mirada compleja y rica sobre los problemas sociales en los que interviene. Esto depende de nuestra capacidad para una comprensión social compleja, para poder entrar en contacto cognitivo con las diversas perspectivas que están en juego. Lo anterior contempla una exigencia: el realizar una síntesis no unívoca. La situación debe ser reconstruida desde un cúmulo de saberes pertinentes. Acá es donde se conjugan los conocimientos de teoría social necesarios con adecuados enfoques epistemológicos y los referentes éticos puestos en acción. El análisis preliminar de estas cuestiones que a continuación se presenta quiere ser visto como algunos de los requisitos con los que tendrán que confrontarse las propuestas de intervención contemporánea, ya que si Trabajo Social quiere intervenir adecuadamente debe partir por aprender estos mecanismos de reconstrucción polifónica. 38 95 Quisiera poner énfasis en la imposibilidad de conjugar el marxismo en singular sino en plural. Nos referimos acá, por tanto a una de sus interpretaciones. Para un análisis mayor ver tanto el texto de Consuelo Quiroga sobre “Una invasión invisible” (Acción Cítica, CELATS Nº 27 y 28) como el de José Paulo Netto sobre “Crise do socialismo e ofensiva neoliberal” (Ed. Cortez. Sao Paulo, 1993. pág. 26). De ellos se puede deducir que la tradición marxista fue siempre diversificada, problemática, compuesta de desenvolvimientos, reducciones, interpretaciones. Por tanto constituye un bloque cultural complejo y diferenciado que contiene en su interior vertientes diferenciadas que incluso se contraponen entre sí. 39 96 Conexión que es posible apreciar desde los escritos de Vives en el Tratado del Socorro de los pobres, donde la acción para solucionar la indigencia viene dada por el conocimiento más exacto posible de las causas de su miseria. 40 97 Tal como lo ha trabajado Alberto Parisi en más de una conferencia desarrollada en los últimos años en los encuentros de Trabajo Social del Cono Sur. 12
  • 13. 3. LOS REQUISITOS DE UNA INTERVENCION SOCIAL FUNDADA Este análisis se inscribe en el impulso descrito por Huizinga en el “otoño de la edad media”41 , es decir, en la resignificación del oficio, en la posibilidad de un análisis crítico de algunas tradiciones42 en Trabajo Social. Lo que se sostiene es que la concepción hegemónica de Trabajo Social en Chile (tomado como una evidencia empírica que no es ajena ni se aparta de lo existente en los demás países del Cono Sur), ha sido su noción tecnológica, de fuerte anclaje positivista y que ésta perspectiva se ha encapsulado y vuelto insostenible, tanto conceptual como contextualmente. Así, este trabajo quiere ser un intento de revisión crítica y la proposición de dar cuenta de algunos criterios y problemas fundamentales a considerar en el despliege de nuevas cartografías. Dos son las premisas centrales: 1° Que la concepción tecnológica de Trabajo Social, en sus diversas vertientes, se ha vuelto claramente insuficiente y problemática. Lo que se afirma es que las maneras más frecuentes de plantear Trabajo Social, sus conceptos, su horizonte metodológico, la manera de relacionar teoría y praxis, las herramientas con que cuenta y en la forma en que las usa se han vuelto inconsistentes tanto para nombrar con claridad las contradicciones existentes en sus ámbitos de acción como para intervenir en ellos. Las formas más recurrentes de entender la noción de Trabajo Social se sitúan en una posición de tensión binaria entre hacer y conocer43 El giro propuesto en la concepción de Trabajo Social consiste en sacarlo de este planteamiento dual donde, en posiciones extremas, el Trabajo Social es una forma de intervención y esta última es acotada como un hacer reflexivo. 41 “La familia de John Baker tuvo por generaciones un oficio de servicio al rey de Inglaterra. Algunos de sus miembros lo entendieron como el oficio de sujetarle la cabeza al rey en la travesía del canal. Hasta que la combinación de avances médicos y de cartas naúticas, permitieron a su majestad pasar la travesía sin mayores contratiempos. ¿Qué haremos ahora? Preguntó uno de sus nietos. Reeditar el oficio respondió Baker, con nuevos mapas” HUIZINGA, John. “EL OTOÑO DE LA EDAD MEDIA”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1990. Págs. 39 y ss. 42 En el sentido que Habermas le asigna a las tradiciones en cuanto: “nuestras tradiciones no son solamente algo que nos hayamos encontrado ahí sino que es también y a la vez nuestro propio proyecto. Es cierto que no podemos buscarnos nuestras propias tradiciones, pero sí tenemos que saber que está en nuestra mano decidir cómo podemos proseguirlas”. HABERMAS, Jürgen. “IDENTIDADES NACIONALES Y POSTNACIONALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1989. Pág. 121. 43 Distinción clásicamente positivista, recogida en Servicio Social a través de los análisis de Mario Bunge sobre la clasificación de las ciencias y la tecnología. 13
  • 14. 2 ° Que es posible pensar otras propuestas para Trabajo Social reasumiendo una relación contradictoria de teoría y praxis en el horizonte de una comprensión social compleja, de una intervención social fundada en otros parámetros. Lo que se propone es resignificar el concepto de Trabajo Social. Situarlo en un horizonte de intervención que tenga como fundamento una rigurosa y compleja comprensión social, recapturando la tensión existente en él entre teoría y praxis. De este modo, se busca poner en evidencia que toda intervención es capturada a partir de un lugar teórico, a partir de un modo de ver44 . Consecuentemente, no hay intervención sin interpretación social. Trabajo Social constituye su especificidad, por tanto, en las mediaciones de un modo particular de ver que tiene como resultado un hacer particular. Hay una relación mediada insustituíble entre intervención y un sistema de comprensión social constituído al menos por cuatro dimensiones relacionadas aunque no homologables: los cambios existentes en el contexto, las diversas perspectivas de teorías sociales, los enfoques epistemológicos y los marcos ético/valóricos. Intervención Social /_________________________________________________________/ Comprensión Social compleja: - Transformaciones contextuales - Teoría Social - Enfoques Epistemológicos - Perspectivas éticas y valóricas Lo anterior implica reconocer que tras las formas de fijación de lo real hay procesos de validación del saber, de una noción de racionalidad, de tiempo y espacio, una concepción de teoría y praxis, una determinada forma de relacionar sujeto y objeto45 . Luego, uno de los desafíos centrales en Trabajo Social consiste en adentrarse en las formas de relación mediada existentes en una intervención social que se piense adentrándose en las dimensiones de una comprensión social compleja. Para intervenir es preciso comprender porqué y sobre qué se actúa. Esta comprensión, por tanto, es siempre histórica. Trabajo Social debe ser pensado desde los procesos 44 4 “Hay una cierta ingenuidad en pensar que lo real habla por sí mismo y que lo real nos ha de ofrecer aquello que no conseguimos resolver en nuestras contradicciones teóricas. Lo real es capturado a partir de un lugar teórico, a partir de un modo de ver”. BARREIRA, Irlys. “LA INVESTIGACION EN EL DEBATE CONTEMPORANEO Y EL SERVICIO SOCIAL”. Editorial ALAETS/CELATS, 1992. Pág. 113. 45 5 ADORNO, Theodor. “EPILEGOMENOS DIALECTICOS: SOBRE SUJETO Y OBJETO”. En: “CONSIGNAS”. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Págs. 143 a 180. 14
  • 15. sociales en los que se inserta46 . Esta interpelación, sin embargo, no puede ser esencialista sino inquirir por la constitución particular de los sujetos47 . Por otra parte, una dimensión gravitante en la propuesta a exponer es plantear que si los procesos de cambios societales existentes pueden ser enunciados como un gran y múltiple proceso de ruptura entre sistema y mundo de vida48 , entonces es posible situar a Trabajo Social en esa brecha y preguntarse si es factible concebirlo como una de las profesiones que, encontrando su propio lenguaje, pueda develar e intervenir algunas de esas rupturas. Ello supone diversas fases de análisis y tratamiento hasta hacer emerger con claridad una noción de intervención fundada y confrontar la posibilidad de resignificar algunas tradiciones en Trabajo Social. Actualmente, como en el siglo XVI, vivimos un profundo descentramiento. Las coordenadas de las formas de nombrar e interpretar las transformaciones sociales se ven replanteadas. Todo el cuestionamiento a las diversas modalidades de un proceso de modernización, las nuevas formas de exclusión, los acelerados cambios en el ámbito de lo público y lo privado, los enormes desafíos en la innovación de la gestión en Trabajo Social nos demandan nuevos esfuerzos. Debemos resignificar críticamente nuestras tradiciones, reconstruir el oficio. Como sostenía John Baker, ya basta de sostener la cabeza del rey, requerimos de nuevos mapas. Así, este análisis nace de un desencuentro, no entendido en su acepción común sino como espacio creado para posibilitar el despliege de un pensamiento que, volviendo a sí mismo, indique una trayectoria a seguir. Una forma diferente de pensar Trabajo Social que responde además a una convicción íntima, ya que al estar en terreno en diferentes sectores a lo largo de casi veinte años, he conocido y convivido con esa gente que es sujeto beneficiario y que, sin embargo muchas veces, permanece innombrada en los estudios correspondientes. Me he enfrentado a algunas de las contradicciones que los sistemas les plantean, a las injusticias con ellos cometidas, he conocido algunas de sus formas de vida y sopesado sus criterios de acción, muchas veces más certeros en la solución del problema que la respuesta propuesta por una determinada política o autoridad gubernamental. Para configurar categorías conceptuales donde ellos sean incorporados en toda su validez es que también se presenta este trabajo. Nació de ellos y a ellos quiere volver hecho práctica renovada. Sin embargo, algo distinto es creer que con el sólo hecho de enunciar se provocarán automáticamente los efectos deseados. Es una tarea que recién comienza, pero de la que somos parte ineludible. Por demasiado tiempo, se ha enfatizado la importancia de la fidelidad a un modelo, la permanencia de reglas bien asentadas como único medio para avanzar. No busquen en este trabajo la adherencia a núcleos intransables. El argumento no está construido sobre autores sino sobre un corpus heterogéneo, sobre algún lugar conceptual existente en 46 No se trata sencillamente de superar visiones pasadas sino de criticarlas recapturando su sentido. Como planteará Benjamin: “El sentido de los escombros es ver caminos por doquier. Y el que ve caminos por doquier no piensa en el destruir ni en los escombros mismos, sino en las múltiples sendas que lo cruzan” BENJAMIN, Walter. “ANGELUS NOVUS”. Editorial Anagrama. Barcelona, 1988. Pág. 89. 47 7 Como sostiene Hanna Arendt: “No es EL HOMBRE sino los hombres particulares los únicos que habitan en la tierra”. ARENDT, Hanna. “LA CONDICION HUMANA”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1993. Pág. 49. 48 Entendido en el sentido de Habermas. Ver: “PROBLEMAS DE LEGITIMACION EN EL CAPITALISMO TARDIO” Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1988. Págs. 9 y ss. 15
  • 16. ellos, que se pone en relación con lo que se trata de mostrar. No hay, consecuentemente, planteamientos de oposición, adherencia o cuestionamiento global hacia ninguno de ellos. Esto daría lugar a otros estudios. Se debe efectuar una diferencia, por tanto, entre diversas citaciones teóricas que tienen por objeto mostrar un aspecto conceptual específico y el grado de coherencia epistemológica del trabajo en su conjunto. De este modo, el esfuerzo de dirige a encontrar ojos para ver, palabras para conformar un lenguaje, herramientas para deconstruir discursos, vías para adentrarse en las contradicciones de eso que denominamos realidad social, develando su régimen de la mirada49 . El sistema de mirada es una clave que busca exponer las categorías conceptuales desde donde se nombran los objetos/sujetos de estudio. Esto permite dilucidar en cada corriente y en sus propias rupturas, el paso de lo precategorial a lo categorial. “Para comprender cuándo se ha producido una mutación en un discurso, es menester interrogar algo más que a los contenidos temáticos o las modalidades lógicas, y recurrir a esa región en que palabras y cosas no están aún separadas”50 . Esta zona se encuentra al nivel del lenguaje, en la manera de ver y de decir, en la distribución originaria de lo visible y lo invisible, en la medida que ésto se encuentra íntimamente relacionado con lo que se dice y lo que se calla. Recién desde allí, aparecerá la forma en que Trabajo Social ejerce su intervención. Es entonces, cuando se podrán apreciar en su propia luz, la forma de ver dispuesta según estos códigos frente a un fenómeno determinado51 . Esta clave no solamente es importante para el análisis de determinados fenómenos sino que es una de las llaves que posibilita la innovación en los saberes en tanto permite ver lo que había permanecido en el umbral de lo visible y de lo enunciable. “La relación de lo visible con lo invisible, necesaria a todo saber concreto, ha cambiado de estructura y hace aparecer bajo la mirada y el lenguaje lo que estaba más acá y mas allá de su dominio. Entre las palabras y las cosas, se ha trabado una nueva alianza, que hace ver y decir, lo que en algunos discursos aparece casi como un regreso a una mirada al fin matinal”52 . El régimen de la mirada ha cambiado sustantivamente en la historia: para Descartes y Malebranche, ver era percibir, era hacer transparente para el ejercicio del espíritu: la luz anterior a toda mirada, el elemento de lo ideal, donde las cosas eran adecuadas a su esencia53 . 49 FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI. México, 1966. Pág. 3. 50 FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI. México, 1966. Pág. 4. 51 Esta idea se encuentra desarrollada en sí misma desde diferentes posicionamientos, es decir, hay formas muy distintas de ver el ver. Es diverso el “concreto pensado” de Marx, al “traer todo un mundo en la mano” de Maturana. 52 FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI. México, 1966. Pág. 5. 53 “La fórmula para alcanzar la esencia era a través de la geometría de los cuerpos; llegado a su perfección, el acto de ver se resolvía en la figura sin curva ni duración de la luz”. FOUCAULT,Michel.“EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”.Editorial Siglo XXI. México,1966. Pág. 7. 16
  • 17. A fines del siglo XVIII, ver consiste en dejar a la experiencia adentrarse en la densidad de las cosas encerradas en ellas mismas, ya que tienen poderes de verdad que no toman de la luz, sino de la lentitud de la mirada que las recorre54 . Consecuentemente, el régimen de la mirada es fundador del sujeto en su calidad irreductible. En lo no-hablado, dirá Foucault, “duerme la palabra”. De este modo, lo pensado cuenta tanto como lo no-pensado, ya que abre a la posibilidad de pensar de nuevo55 . Esta categoría se vuelve relevante a la hora de analizar los diferentes régimenes de mirada que el Trabajo Social ha proyectado porque posibilita estudiar sus fundamentos y, desde ellos, abrirse al espacio desafiante de lo no-pensado. 4. INCOMODIDADES EPISTÉMICAS “Si en el 37 Horkheimer señaló seminalmente las distinciones entre teoría tradicional y teoría crítica, la década de los sesenta nos deparó la polémica sobre el positivismo en la confrontación Popper - Adorno, continuada en los debates entre Albert y Habermas”56 . El horizonte que nos propone lo anterior es inmenso y sólo será reseñado en algunos de los aspectos sustantivos que fueron marcando el eje y la evolución de las discusiones en cuanto a algunas de las consecuencias de separación de teoría y praxis. 4.1. Max Horkheimer: La Crítica a la Teoría Tradicional Aquí, no se intenta reproducir todos los argumentos y la relación entre teoría tradicional y teoría crítica que Horkheimer coloca en su texto, sino que en virtud del objetivo planteado se esbozará un eje referencial de la crítica de este autor a la teoría tradicional. La primera impugnación de Horkheimer es sobre la concepción de teoría. Para él, en la teoría tradicional la teoría es “aquel conjunto de proposiciones relacionadas unas a otras acerca de un campo de objetos de las cuales pueden deducirse las restantes proposiciones”57 . De este modo, subyace la siguiente relación: cuanto menor fuera el número de los principios primeros en comparación con sus conclusiones, más perfecta es la teoría. De allí emergen claramente las proposiciones de validez en la teoría tradicional que se traducen en el grado de concordancia entre las proposiciones deducidas y los hechos ocurridos58 . 54 “La permanencia de la verdad es el núcleo sombrío de las cosas está paradógicamente ligada a este poder soberano de la mirada empírica que hace de su noche, día. Toda la luz pasa del lado de la débil antorcha del ojo que da vuelta alrededor y dice, en este camino, su lugar y su forma”. FOUCAULT, Michel. “EL NACIMIENTO DE LA CLINICA”. Editorial Siglo XXI. México, 1966. Pág. 7. 55 Esta es la puesta en acción de esa antigua categoría hegeliana donde conocer es diferenciar teniendo como horizonte que el no-ser forma parte del ser. HEGEL, G. W. F. “FENOMENOLOGIA DEL ESPIRITU”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1966. Pág. 181. 56 PICÓ, Josep. “MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD”. Editorial Alianza. Madrid, 1992. Pág. 13. 57 HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril sujeto. A. Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 117. 17
  • 18. De esta forma, la teoría siempre será testeada desde los hechos. De allí que, en lo que concierne a los datos, la teoría permanecerá siempre hipotética. Consecuentemente, “la teoría se vuelve el saber acumulado de tal forma que permita ser utilizado en la caracterización de los datos, llevada a cabo en la forma más minuciosamente posible”59 . Por tanto, el concepto de teoría es de cierta forma autonomizado del contexto societal en cuanto busca sus fundamentos a partir de una forma esencial e íntima del conocimiento transformándose así, para Horkheimer, en una categoría cosificada. Para el autor, la teoría tradicional tiende a olvidar que los datos que se nos ofrecen son preformados de modo duplo: “por el carácter histórico del objeto percibido y por el carácter histórico del órgano perceptivo”60 . Lo anterior es crucial en todo tipo de concepción epistemológica que sustente la existencia, tal como el positivismo lo hace, de una realidad externa y cognoscible. Horkheimer apunta al develamiento del carácter no-natural de objeto y órgano ya que ambos son conformados por la actividad humana. De este mismo aspecto, Horkheimer hará surgir una significativa distinción entre normas de observación variadas para la sociedad o para el individuo. Para él, existen ocasiones en que el individuo se puede autopercibir pasivo e indefenso en relación a los mecanismos sociales y económicos de transformación. Sin embargo, si contemplamos la sociedad no podemos pensar en sus mecanismos de estructuración dirigidos como una forma ciega. Esta contradicción se hace evidente, para él, en el “modo burgués de la economía donde la sociedad aparece ciega y concreta y la actividad del individuo abstracta y conciente”61 . Por tanto, especialmente las ciencias sociales y aquellas que trabajan con el sujeto no pueden olvidar ni la doble determinación ni la distinción tensional entre individuo y sociedad. Así, aparece en su pena expresión el que algunas dimensiones de las estructuras científicas dependen de las situaciones y procesos sociales. Esto es importante de resaltar por que la teoría tradicional opera, por lo general, clasificando los datos en sistemas conceptuales que simplifican o eliminan las contradicciones. Para Horkheimer, esto también tiene una explicación cultural en el sentido en que el desarrollo de las ciencias aparece desligado de esas luchas y por tanto “no se emplea tanta energía en desarrollar la capacidad de pensar contradicciones y relaciones complejas como la empleada en encontrar soluciones funcionales según el campo específico de aplicación”62 . Si la lógica anterior impregna el quehacer científico, las categorias de mejor, útil, conveniente, productivo, valioso, tal como son aceptadas por el orden social vigente se vuelven fuera de sospecha y, por tanto, se ven como premisas extracientíficas que no requieren de atención crítica. De esa forma, “el carácter discrepante y escindido del todo 58 “La validez real de la teoría reside en la concordancia entre proposiciones deducidas y hechos ocurridos, o lo que es lo mismo, entre teoría y empiria”. HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 117. 59 HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 117. 60 HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 125. 61 HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 125. 62 HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural, Colección Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 128. 18
  • 19. social, en su figura actual, no tiene camino para volverse una contradicción conciente”63 . El riesgo de lo anterior es que al seguir la lógica expuesta la teoría tradicional no tiene cómo colocarse “contra el presente cuando el presente es miseria”64 . Horkheimer busca interpelar a la teoría tradicional haciendo notar que no es el pensamiento el que introduce la necesidad de los cambios sino que es el grado de injusticia el que impugna a nivel del pensamiento conceptual la urgencia de la superación de las contradicciones. Demás está decir, que esto es especialmente significativo en Trabajo Social. 4.2 Las Disputas del Positivismo en la Década de los 60’ Nuevamente en este punto la hondura y riqueza de los debates sostenidos por cuatro autores como Popper, Adorno, Albert y Habermas; desbordan el horizonte de posibilidad de este trabajo. Por tanto, este aspecto se enmarcará siguiendo algunos de los tópicos básicos de discusión usando para ello, sobretodo, el tratamiento relatorio que Habermas pone en su síntesis de las discusiones tanto en: “apéndice a una controversia de teoría analítica de la ciencia y dialéctica” como en “una polémica: contra un racionalismo disminuído en términos positivistas”65 . Se ha optado por esta vía ya que lo que se busca exponer más que el contenido y límites de la dialéctica son los límites y críticas hacia el positivismo tanto clásico como en su evolución al racionalismo crítico. A las críticas de Adorno, Habermas va a sumar sus apreciaciones sobre el papel de los enunciados metodológicos y lo que él denominará la escisión entre razón y decisión. Es interesante hacer notar que el propio Habermas sostiene que eligió para la discusión la teoría de Popper, “porque Popper ya da un paso en dirección a mis objeciones contra el positivismo”66 . De esta forma, para Habermas, Popper ocupa una posición peculiar: por una parte es un representativo defensor de la teoría analítica de la ciencia y por otra es un encarnizado crítico de los presupuestos empiristas del nuevo positivismo. Así, es la propia crítica de Popper la que inicia una etapa de auto reflexión en este enfoque epistemológico. Sobre ella, Habermas apuntará a los límites que este nuevo tipo de positivismo mantiene. Su primera crítica se orienta a los criterios de validez empírica de los enunciados, en el sentido en que el positivismo supone como único legítimo un procedimiento de comprobación que es sólo “uno entre muchos”67 . Sin embargo, concordará con Popper al admitir que los datos experimentales son “interpretaciones en el marco de teorías previas, y por tanto, también comparten el carácter hipotético de aquellas”68 , sólo que 63 HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 130. 64 HORKHEIMER, Max. “TEORIA TRADICIONAL E TEORIA”. Edição Abril S. A. Cultural, Coleção Os Pensadores. São Paulo, 1983. Pág. 139. 65 Ambos artículos están contenidos en los textos ADORNO, Theodor W. y otros. “LA DISPUTA DEL POSITIVISMO EN LA SOCIOLOGIA ALEMANA”. Editorial Grijalbo. Barcelona, 1973. HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1988. 66 HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1988. Pág. 46. 67 HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1988. Pág. 47. 68 POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS Y REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Págs. 23 y 387. 19
  • 20. Habermas discrepará de la distinción entre conjeturas y refutaciones que Popper efectúa. Para Habermas “todas las fuentes del conocimiento son fuentes siempre impuras, donde el camino a los orígenes nos está interceptado. De ahí que la cuestión del origen del conocimiento no puede mediatizar por igual todos los orígenes de la teoría, a saber: la observación, el pensamiento y la tradición frente al método de la falsación que es el único que para Popper debe medir la validez empírica de las teorías”69 . De esta forma, Habermas impugna a Popper el no develar que el método de la falsación en realidad corresponde y se justifica recurriendo, al menos, a una de las fuentes del saber que es la tradición y que paradojalmente Popper denomina tradición crítica. Con ello queda de manifiesto que la tradición es la variable independiente de la que en último término dependen tanto el pensamiento y la observación como los procedimientos de observación que se forman por combinación de ellos. “Popper pone con demasiada ligereza su fe en la autonomía de la experiencia organizada en el procedimiento de falsación, cree poder deshacerse así de la cuestión de los estándares de esa organización porque, pese a todas sus críticas, sigue compartiendo todavía un prejuicio positivista de profundo arraigo: el suponer la independencia epistemológica de los hechos respecto a las teorías cuya función sería aprehender descriptivamente estos hechos y las relaciones entre ellos”70 . De esta forma, para Popper todavía los test contrastan teorías con hechos independientes evidenciando lo que para Habermas constituye “el punto angular de la problemática positivista que residualmente queda aún en Popper”71 . Lo anterior es claramente visible si se sigue el lineamiento de crítica ejercida tanto en relación al criterio de racionalidad como a las nociones de verdad y verificación donde están contenidas muchas de las argumentaciones críticas en cuanto a la escisión de teoría y praxis. • Racionalidad Una de las premisas centrales en Popper está configurada por el supuesto de conocimiento racional. El concepto de racionalidad es fundamental porque implica tocar el núcleo de la argumentación popperiana, ya que la forma de establecer un conocimiento científico válido descansa en la rigurosidad de la lógica. Popper, acepta componentes no racionales dentro de lo que él denomina “conjeturas” del desarrollo científico, pero no así dentro del terreno de la refutación72 . En el proceso que va desde la selección del problema (donde afirma los límites de la observación posible), la formulación de conjeturas, las proposiciones que se contrastan empíricamente, los test de falsación y el resultado de falsasión o apoyo (con su consiguiente elección entre explicaciones alternativas) existe un supuesto, una división 69 HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1988. Pág. 49. 70 HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1988. Pág. 49. 71 HABERMAS, Jürgen. “LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1988. Pág. 50. 72 Acerca de lo que el autor entiende por cada uno de estos conceptos, se remite al capítulo I de: POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS Y REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Págs. 43 a 79. 20
  • 21. artificial. Y es que Popper, al suponer que los elementos no racionales intervienen sólo en el plano de las conjeturas está : i. Separando el conocimiento de los intereses. A esto Habermas lo llamará el quiebre insostenible, ya que los intereses están siempre presentes en el quehacer científico. El concepto de interés como guía del conocimiento queda perdido en la relación entre conocimiento e interés. La presentación de ideas arbitrariamente separadas sirven a menudo para enmascarar con pretextos de legitimación los motivos reales de las acciones. No todo se lleva a cabo como Popper lo afirma, dentro de un marco estrictamente racional. “A lo que en este plano denominamos racionalización, en el plano de la acción colectiva lo denominamos ideología. Pero esto es sólo un lado de la cuestión, ya que por otra parte, por tener que ganar primeramente la objetividad de sus enunciados contra la presión y la seducción de intereses particulares, la ciencia se engaña sobre los intereses fundamentales a los que agradece no sólo su impulso, sino también las condiciones de posible objetividad”73 . Así Popper se centra en un tipo de conocimiento, al que Weber denominaría como proveniente de una razón instrumental de medios a fines. No integra al desarrollo del conocimiento de la ciencia otros dos necesarios tipos de conocer, como son el práctico vivencial y el emancipador. ii. Popper coloca su acento en el plano de los enunciados, no discute el lenguaje y modelo teórico que existen al interior de ellos. Al excluir una discusión acerca de los objetivos y valores a los que adhiere la ciencia, esta queda entregada a un nivel de decisionismo. “Guiadas por la actitud objetivista de la teoría configuradora de hechos, la dimensión en la cual los sujetos activos pueden llegar a un entendimiento racional y mutuo sobre objetivos y fines, es entregada a la oscuridad de la mera decisión entre el sistema de acciones cosificadas de valor y el poder irracional de la creencia”74 . Es de ese modo, como la nítida frontera trazada por Popper entre conocimiento y valoración representa, en realidad, no tanto un resultado (aunque él llega a este límite realizando un exhaustivo análisis de autores, por ejemplo en la miseria del historicismo), como un problema. Detrás de su pretensión de entregar a la ciencia racional el requisito más importante por lo que se considera el desarrollo científico, se encuentra de nuevo el plano de las decisiones valóricas que quedan entregadas a principios de una elección irracional. Popper mismo sostiene que “no me es posible racionalmente obligar a nadie a que apoye sus presunciones con argumentos y experiencias. Igualmente, tampoco yo puedo, con ayuda de argumentos y experiencias, justificar concluyentemente mi resolución de adoptar, digamos una conducta determinada. En este sentido mi adopción de una actitud racionalista requiere también de una decisión al respecto. También aquí el problema reside no en la elección entre razón y fe, sino únicamente en la elección entre dos tipos de fe”75 . 73 HABERMAS, Jürgen. “CONOCIMIENTO E INTERES”. Editorial Tecnos. Madrid, 1983. Págs. 173 y ss. 74 HABERMAS, Jürgen. “TEORIA Y PRAXIS”.Editorial Tecnos. Madrid, 1987. Págs. 231 y ss. 75 POPPER, Karl. “CONOCIMIENTO OBJETIVO: UN ENFOQUE EVOLUCIONISTA”. Editorial Tecnos. Madrid ,1986. Pág 193. 21
  • 22. iii. El concepto popperiano de racionalidad, reducido en la línea del positivismo, exige tan sólo, en primera instancia, que el mayor número posible de individuos adopte una actitud racionalista. Tal actitud ya determine la conducta en el proceso de investigación o en la praxis social, se orienta por las reglas de la metodología científica. Acepta las normas usuales de la discusión científica, se muestra informada del dualismo entre hechos y decisiones y conoce los límites del conocimiento intersubjetivamente válido. Por ello se opone al dogmatismo, tal como los positivistas lógicos lo entienden y, al emitir su juicio acerca de sistemas de valores y normas sociales en general “se obliga a la observancia de principios críticos que fijan la relación entre teoría y praxis”76 . iv. Para Popper, las teorías son enunciados universales y, como toda representación, sistemas de signos o símbolos. Pero, se podría afirmar que la práctica es un conjunto de conexiones de un punto teórico con otro y, la teoría un empalme de una práctica con otra. Así el teórico ha dejado de ser un sujeto que se debe situar “un poco en avance o un poco al margen para decir la muda verdad de todos” sino aquél que “enfrenta las formas de poder allí donde éste es a la vez objeto e instrumento : en el orden del saber, de la verdad, de la conciencia, del discurso”77 . De esta forma la teoría es una práctica, y funciona exactamente como una caja de herramientas. Como ya escribía Proust “tratad mi libro como un par de lentes dirigidos al exterior y bien, si no os sirven tomad otros, encontrad vosotros mismos vuestro aparato que es necesariamente un aparato de combate”78 . v. La idea anteriormente expuesta dice relación con la noción de paradigma de Kuhn y algunos problemas en ella79 que están referidos al papel de la ideología80 en el proceso de constitución del saber. Kuhn sólo la considera como parte de la ciencia normal y, en consecuencia como elemento que aporta al desarrollo de un nuevo paradigma. Pero no se discute cómo la ideología es parte constitutiva de cualquier tipo de proceso de conocimiento, aún del científico que genera saber. La separación de teoría y praxis no es considerada por Kuhn en la estructura explicativa sobre el desarrollo de la ciencia, al no considerar la ideología en el proceso de constitución del saber científico. Esto produce no sólo rechazo sino aceptación del uso de la noción de paradigma. El proceso de legitimación del desarrollo del acontecer científico, está atravesado por el concepto khuniano de paradigma. Se trata de ir más allá de lo cualitativo o cuantitativo. La necesidad de dar legitimidad a la investigación en ciencias sociales a través de conceptualizaciones externas, sigue oscureciendo una discusión aclaratoria centrada, en los modos que asume la relación sujeto objeto en el conocimiento del hombre en sus relaciones con la realidad y con los otros, considerando 76 HABERMAS, Jürgen. “DOGMATISMO, RAZON Y DECISION”. En: “TEORIA Y PRAXIS”. Editorial Tecnos. Madrid, 1987. Pág 310. 77 FOUCAULT, Michel. “LA ARQUEOLOGIA DEL SABER”. Editorial Siglo XXI. México, 1979. Pág. 186. 78 PROUST, Marcel. “EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO”. Ediciones Alianza. Madrid, 1980. 79 El mismo Kuhn propone una discusión sobre este aspecto en su texto “LA TENSION ESENCIAL”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1987. Págs 248 a 263. 80 Usando el concepto que Horkheimer propone “every human way of acting wich hides the true nature of society, built as it is on contrarieties, is ideological...”. HORKHEIMER, Max. “CRITICAL THEORY” . The Seabury Press. New York, 1972. Pag. 7. 22
  • 23. en ello el interés y la necesidad que subyace a todo conocer. Es decir, reconociendo transparentemente el papel de la ideología en este proceso. Además, la discusión ha llevado a asumir posiciones radicales en cuanto a la relevancia asignada a cada uno de los elementos que articulan la relación de conocimiento. Uno de los polos, donde prevalece el objeto, desconociendo la historicidad de su constitución e ignorando al sujeto es el núcleo más radical del positivismo. Acá la palabra clave es método, o más contemporáneamente el paradigma, cuya presencia o ausencia, legitima o ilegaliza la condición científica de las investigaciones. La otra sobredimensiona al sujeto. Su filiación reclama de los enunciados de Husserl y Schutz, y la palabra clave es intersubjetividad. Pero esta intersubjetividad aparece descontextualizada de las condiciones de la formación histórico-social donde se concretiza. vi. Por último, lo anterior evidencia con toda su fuerza los agudos problemas de mediación que existen hoy. Es decir, el que la cultura de expertos, entre ellas Trabajo Social, se ha encapsulado de tal forma que con las palabras metodológicas que usa para abordar la realidad se ha vuelto incapaz de nombrar algunos de los procesos contradictorios que se producen en ella. Un camino metodológico que sólo pone énfasis en el despliege de los elementos racionales, deja fuera, usando palabras de Foucault, las herramientas conceptuales que permitan “la insurrección de los saberes sometidos desde sus prácticas”81 . La insurrección debe entenderse como la rebelión de una serie de saberes calificados como incompetentes o insuficientemente elaborados, para el nivel de la cientificidad racional exigida. No significa traducirlos, o encerrarlos, sino recorrerlos, descubrirlos, acercarse a su sentido. No se trata de una rebelión contra (y solamente) los métodos de una ciencia sino, y sobre todo, contra los efectos del saber centralizador que ha sido legado al discurso científico organizado. • Verdad y Verificación El planteamiento de Popper responde a una concepción moderna del acontecer científico. La verdad ya no tiene referencia a un pasado, o a las tradiciones o a Dios, no proviene de una revelación, sino que busca su propio camino dentro del conocimiento. Esta afirmación se encuentra en las bases constitutivas del pensamiento de la modernidad82 . Dicho en palabras de Habermas, se han diferenciado drásticamente las esferas de lo cognitivo, lo ético y lo estético; por lo que lo verdadero ya no es lo bueno o lo bello. Cada uno se ha refugiado dentro de su propia lógica83 . El criterio de verdad se encuentra inmerso dentro de la discusión sobre los fundamentos del conocimiento, ya que es central saber cómo se conoce para acceder a la verdad dentro de ese conocer. En Popper, el modelo del conocimiento científico con su lógica racional es el modelo más perfecto de conocimiento. 81 FOUCAULT, Michel. “LA MICROFISICA DEL PODER”. Editorial La Piqueta. Madrid, 1979. Pág. 128. 82 Como afirma Marcel Gauchet “La modernidad es, ante todo, un proceso de secularización: el lento paso del orden recibido al orden producido”. GAUCHET, Marcel. “LE DÉSENCHANTEMENT DU MONDE”. Editions Gallimard. París, 1985. 83 Para un despliege de estos conceptos se remite a: HABERMAS, Jürgen. “LA MODERNIDAD UN PROYECTO INCOMPLETO”. En la compilación realizada por FOSTER, Hal. “LA POSMODERNIDAD”. Editorial Kairós. Barcelona, 1986. Pág. 24. 23
  • 24. El autor se distancia de los positivistas lógicos al construir su asimetría lógica entre verificación y falsedad. Esta consiste en sostener que aunque ningún número de observaciones nos permite alcanzar una proposición universal (por lo que la verificación no es posible) , basta con una observación que señale lo contrario para concluir que la proposición es falsa. De este modo la única proposición que puede aspirar a la verdad es aquella que puede ser falseada84 . Así, Popper construye un concepto de verdad que es siempre gradual, ya que el conocimiento científico nunca puede alcanzarla plenamente. Un requisito indispensable de la ciencia será, por tanto, su carácter provisional. La verdad pasa a ser, dentro de este planteamiento, algo semejante a un referente utópico ya que no se alcanza jamás. Lo que sí hay son elementos para afirmar y discriminar entre varias teorías cual de ellas está más cerca de esa verdad provisional. Consecuentemente, la tarea de la ciencia no consiste ya en probar la verdad de algo o en comprobar sus planteamientos, sino en la capacidad para someterse a los procedimientos de refutación. El avance de la ciencia se produce entonces por el proceso de ensayo y error. La contrastación en Popper tiene como procedimientos básicos : verificación de la coherencia lógica del sistema teórico, revisión de formulaciones teóricas de acuerdo a si son empíricas o no y una comparación de esta teoría con otras sobre el mismo tópico. Ahora bien, al concebir la verdad como algo provisorio y entregar la verificación a la posibilidad de falsear, Popper amarra estas categorías relacionándolas e insertándolas drásticamente dentro de su lógica racional , al interior de lo que él considera los requisitos para todo conocimiento científico. En este mismo sentido, los criterios de validez o de verdad se definen por procedimiento. Como sostiene el propio Popper “es la forma de su desarrollo lo que hace a la ciencia racional”85 . En este sentido, la comparación de dos teorías requiere el que ambas estén dentro de un mismo paradigma de investigación, luego es una comparación sólo dentro de aquellas contenidas en una misma matriz. Con ello se da un acotamiento y fija un límite importante a uno de los procedimientos de Popper en relación a la contrastación. Para el autor "todas las propiedades que requerimos para comparar y desear en una teoría equivalen a una sola cosa: al mayor grado de contenido empírico o de testabilidad"86 . Además, a la inversa de los autores empiristas que parten de lo empírico como un dato, haciendo de lo inductivo una premisa básica; Popper parte de un sistema hipotético deductivo donde se comienza a partir de la teoría y realiza una explicación lógica pero que no es una explicación sobre causalidad. De este modo, al aproximar el concepto de teoría científica al formato hipotético deductivo, Popper no considera lo suficiente el que la sóla descripción del mundo positivo y físico es ya problemática y que al interior de cada teoría existe un lenguaje y un modelo que constituyen una interrelación indisoluble con los eunciados. Al contextualizar su requisito de falsear87 dentro del marco de la lógica racionalista, Popper devela que , de concordar con él en este aspecto, se debe necesariamente 84 Esta idea se encuentra profundizada en : ECHEVERRÍA, Rafael. “EL BUHO DE MINERVA”. Ediciones PIIE. Santiago de Chile, 1988. Pág. 177. 85 POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS Y REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Pág. 250. 86 POPPER, Karl. “EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS Y REFUTACIONES”. Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1964. Pág. 253. 24
  • 25. compartir toda su estructuración. Así sucede lo que, expuesto en palabras de Foucault, es un principio de lectura de elección y exclusión, ya que “de todo lo que pasa no comprenderás más de lo que se ha convertido en inteligible porque ha sido ciudadosamente extraído y seleccionado para hacer ininteligible al resto. Bajo las especies de lo que se denomina la verdad, se trata siempre de conjurar lo que acontece: el suceso”88 . De ese modo lo que conocemos por verdad, o los procedimientos para acceder a la verdad dentro de un conocimiento científico pasa por una forma de imposición de cierto filtro de saber (el que contiene un procedimiento de lógica racional) que se oculta bajo el aspecto universal y objetivo de este conocimiento. Por otra parte, la verdad y su definición nunca está exenta de su relación con los mecanismos de poder. Es decir, cada sociedad ha tenido y presenta hoy su política general de la verdad, los tipos de discurso que acoge y hace funcionar como verdaderos, los mecanismos e instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos de los falsos, las técnicas y procedimientos para obtenerlos. En nuestra sociedad estos criterios son inseparables del discurso científico y de las instituciones que lo producen. “Existe un combate por la verdad o al menos alrededor de la verdad, que es lo mismo que sostener que el debate se encuentra al nivel del conjunto de reglas sobre las cuales se discrimina lo verdadero de lo falso y se ligan a lo verdadero efectos políticos de poder”89 . Así es como detrás del concepto de verdad encontramos su propia presuposición . La elección de determinados criterios para definir la verdad, sus procedimientos de realidad y racionalidad son la elección de un producto humano. Es un acto social y depende de la situación histórica. Usando las irreverentes y lúcidas palabras de Feyerabend “uno se decide en favor o en contra del estilo de pensamiento racional de la ciencia por algo tan irracional, aunque no tan inocente, como uno se decide por el punk rock o en contra de él, por lo demás con la diferencia de que la actual inserción social de las ciencias rodea a la decisión del primer caso con mucha más palabrería y también con mucho más ruido”90 . En el mismo Feyerabend se encuentra una inversión propuesta para descubrir mediante las artes el estado de la ciencia. “Si viviéramos en un tiempo en que se creyera ingenuamente en el poder curativo y en la objetividad de las artes , si no se separa arte y Estado, si las artes se sustituyeran con medios fiscales, si se las aprendiera en las escuelas como disciplinas obligatorias, mientras que las ciencias serían consideradas como colecciones de juguetes, de las que los jugadores una vez elegirían un juego y otra vez otro, entonces, como es natural, sería igualmente indicado recordar que las artes son ciencias. Pero, desgraciadamente no vivimos un tiempo así”91 . 87 La riqueza de este concepto y la interpretación que Popper hace se encuentran ampliamente descritos en su cuarto capítulo de “LA LOGICA DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA”. Editorial Tecnos. Madrid, 1985. Págs. 75 a 88. 88 FOUCAULT, Michel. “LA MICROFISICA DEL PODER”. Editorial La Piqueta. Madrid, 1979. Pág. 33. 89 FOUCAULT, Michel. “LA MICROFISICA DEL PODER”. Editorial La Piqueta. Madrid, 1979. Pág. 188. 90 FEYERABEND, Paul. “ADIOS A LA RAZON”. Editorial Tecnos. Madrid, 1984. Pag. 189. 91 FEYERABEND, Paul. “ADIOS A LA RAZON”. Editorial Tecnos. Madrid, 1984. Pag. 190. 25
  • 26. De esta forma, Popper realiza un considerable esfuerzo al criticar algunas de las categorías centrales del positivismo clásico: su nexo con la empiria, sus procesos de verificación, la propia noción de teoría, la lógica de la investigación y los pasos a seguir. Sin embargo, la crítica a la noción de totalidad, a la relación del sistema y la parte, el carácter no natural tanto del objeto como del órgano perceptivo, la ilusión de neutralidad en las refutaciones, la separación de conocimiento e interés y el aislamiento de razón y decisión continúan como problemas a resolver en esta perspectiva de conocimiento. Habrá que analizar, por tanto, cuál es el impacto de estas nociones en Trabajo Social en Chile. Es decir, hasta qué punto él ha logrado, en primer lugar, evolucionar asumiendo las propias críticas de Popper al positivismo clásico y en segundo término en qué medida considera alguno de los problemas posteriores que han sido enunciados por los debates epistemológicos hace ya más de treinta años. 4.3 La Caída de un Modelo Unico de Racionalidad. Los cambios en la noción de Estado han traído aparejados el fracaso de la idea de un poder centralizado. La penetración Estado/Mercado es una evidencia de ello. Los actores sociales, formados en procesos de socialización antiguos ya no saben dar sentido a los cambios que aparecen. Algunos sindicatos aún creen en la fuerza de trabajo, no deteniéndose a indagar las mudanzas de esas imágenes culturales. Por doquier se establece la idea que un modelo de racionalidad única ya no es racional para comprender lo que sucede92 . El neoliberalismo presenta, sin embargo, una versión unívoca de la razón donde se puede definir lo real social unívocamente. En este sentido, como plantea Jean de Munck, los economistas son los últimos metafísicos de la modernidad ya que unifican unívocamente lo racional con lo real, a la vez que continúan con el sueño premoderno de un fundamento natural de la razón. El neoconservatismo sostiene una versión más sutil que se desarrolla en dos planos: uno premoderno, donde existe la idea que hay valores, tradiciones, autoridad. Un fundamento sustancial que da sentido a las cosas que existe para regular la vida social. El otro plano es un discurso pragmático donde la anterior apelación no existe. Ello involucra una forma renovada de escisión entre sociedad y cultura. Las cargas incómodas de la modernización son desplazadas de su base estructural y son achacadas a la cultura93 . De este modo se esfuma la relación entre un proceso de modernización que aprueba y un desarrollo cultural del que se lamenta. Luego, en vez de abordar las causas sociales y económicas del cambio de actitud hacia el trabajo, el consumo, el ocio, el éxito; responsabiliza a la cultura del hedonismo por la falta de identificiación social. De allí se deriva uno de los núcleos del diagnóstico neoconservador, la crisis actual de un mundo sin hogar, que hace que el hombre, ante las múltiples presiones de la opción cotidiana, vea amenazado su sentido. La crisis se lee, por tanto, como búsqueda de referentes valóricos que se han perdido ya que implican clausurar y pasar más allá del espíritu ilustrado.Desde este tipo de análisis 92 85 Ver sobre este punto: HOPENHAYN, Martín. “REPENSANDO LO SOCIAL EN UN MAR DE RACIONALIDADES”. En: “NI APOCALÍPTICOS NI INTEGRADOS”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1994. Págs. 129 y ss. 93 86 Ver BERGER, Peter. “UN MUNDO SIN HOGAR”. Editorial Sal Terrae. Santander, 1979. Págs. 174 y ss. 26
  • 27. las categorías culturales contienen un núcleo apriori más que un resultado. Es el deber ser el que se traduce y se lee culturalmente. El desafío consiste en no incorporar sobre un fundamento sustancial el fenómeno a indagar sino reconstruir el problema en situación. Ello supone pensar en los distintos y nuevos modelos de racionalidad. Lo que se puede deducir es, de esta forma, la no existencia de una versión objetiva de lo real. Esto involucra adentrarse en los diversos procesos de interpretación, en los choques de racionalidades existentes en todo fenómeno social. Ser racional hoy no significa la posibilidad de existencia de una regla externa de la cual sea posible deducir en un razonamiento formal, el criterio con el que proceder. Ese sueño de materializar la realidad es posible apreciarlo en la ilusión jurídica positivista, donde el juez reclama para sí ser la boca de la ley. En todo problema social contemporáneo: violencia, pobreza, enfermedad, no es posible pedir la existencia de categorías a priori de las que partir incuestionadamente. Así, para Trabajo Social un área especialmente relevante la constituye el partir poniendo en cuestión la categoría con la cual se va a trabajar: niños de la calle, pobres, menores en situación irregular. No es posible conceder que en Trabajo Social no se profundicen los fundamentos que hacen surgir estos enunciados, ya que de allí surgen un cúmulo de contradicciones que se van a expresar no sólo en una comprensión del problema sino que se traducirán, sin lugar a dudas, en diferentes formas de intervención social. Por otra parte, incluso en el terreno valórico no hay hoy una visión extremadamente esencialista sino que su comprensión pasa por el análisis de las condiciones de los procesos de discusión racional. De todo lo anterior se puede deducir que existen serios obstáculos contextuales para que Trabajo Social siga operando con una matriz tecnológica ya que ésta se muestra incapaz de superar tanto las limitaciones conceptuales como de asumir críticamente las transformaciones del contexto. De esta forma, existe el peligro de establecer viejos códigos de interpretación ante realidades nuevas en la ilusión de la univocidad de una lectura instrumental. En los más variados ámbitos de intervención la noción hegemónica ha hecho crisis. Esto se evidencia en la severa disminución en el campo de la salud, las restricciones de la intervención clásica a nivel empresarial, la inefectividad en el campo comunitario, el desconforto con la acción pública a nivel de gobernaciones y municipios, las fallas persistentes en la atención de problemas de violencia, minoridad, en los diversos ámbitos de acción jurídica. Por ello, es posible sostener que el Trabajo Social en Chile se encuentra encapsulado y, por tanto, más que defenderlo, es preciso desencapsularlo, resituándolo. La identidad de Trabajo Social, por tanto, hay que interpretarla desde estos procesos reconstructivos. Hay que potenciar interpretaciones complejas que se relacionen desde una función mediadora, no desde un paso directo, con un horizonte de intervención. Pasar de una comprensión, por cualquiera de sus vías a una intervención en forma directa es una ilusión que ha entorpecido los debates en torno a la producción de conocimientos en Trabajo Social. La función de mediación involucra no un procedimiento de bisagras sino la posibilidad de nombrar un escenario posible de reconstrucciones, una tarea. La función de mediación no es hablar de otros sino mostrar las contradicciones de los discursos. 27
  • 28. Así, las categorías no son un apriori sino un resultado donde se ponen en evidencia las lógicas en juego. Esto es especialmente relevante en un país donde no es concebido, como planteara René Cher el derecho a la legítima rareza sino más bien donde se busca mostrar un patrón unívoco de comportamiento y el resto interpretarlo como transgresión. La función mediadora de Trabajo Social debe contener la posibilidad de recuperar la unidad de lo razonable dejando escuchar sus múltiples voces. Una comprensión social compleja requiere de una flexibilización, de procesos fuertes de distinción: analizar los métodos desde sus fundamentos, entender la teoría como la posibilidad de iluminar contradicciones 94 , encontrar los caminos para hacer lo concreto pensado, para develar las determinaciones múltiples de lo concreto95 . Esto no es posible sin reflexividad, para ello hay que superar la tendencia endémica del empirismo y las formas como desde él se ha concebido a Trabajo Social. Dado lo anterior, si el proceso de modernidad es el marco cultural para entender la época, no podemos prescindir de un análisis de sus diferenciaciones y contradicciones. Consecuentemente, Trabajo Social debe adentrarse en un análisis de la modernidad entendida como formas de estar y no de ser, diferenciando sus enfoques para ir tras una trama híbrida, distinguiendo los conceptos de modernidad y modernización así como considerar la escisión sociedad/cultura, para, en cierta medida, asumir el desencanto producido por las contradicciones de estos procesos pero, a la vez, hacerlos fructificar en renovados análisis y prácticas sociales. Esto significa, para Trabajo Social, el proceso por develar esos lenguajes desgarrados que tienen, para él, encarnaciones concretas y nombres propios. La urgencia de esta tarea la podemos percibir en el silencio de ciertos análisis. Es así como, el estudio del estado autoritario no da cuenta del miedo del hombre, el análisis de la economía de mercado no dice nada del significado del consumo y la cesantía, la descripción de los cambios del sistema educacional guarda silencio sobre los procesos efectivos del aprendizaje96 . Podríamos agregar que, la evaluación de políticas sociales, hechas generalmente en términos de cobertura, no muestran al sujeto; no mencionan la calidad de los servicios a entregar ni la cantidad de tiempo disponible en horas profesionales para los beneficiarios, menos áun, el tiempo promedio de espera para ser atendidos. Asimismo, no develan la serie de contradicciones producidas entre el diseño de los objetivos de la política en cuestión y su forma de ejecución y evaluación. Resulta pertinente, visto de ese modo, preguntar si Trabajo Social puede llegar a ser un intérprete válido que devele esa distancia, logre describirla, nombrar sus elementos y efectuar una propuesta que articule esos dos ámbitos a partir de sus diferencias. Parece que, en el momento actual, no existe una tarea más incisiva ni de tanto alcance teórico y político como abocarse a la resolución de esta pregunta. Esto implica revisar, entre otras cosas, el sentido de una labor de pesquisa en Trabajo Social lo que en Chile constituye una manera casi inexplorada de aporte social crítico. Con estudios de evidencias escritas que develen la realidad social de las personas atendidas, en tantas y tan múltiples situaciones, se podría obtener un material valioso y 94 98 ADORNO, Theodor. “CONSIGNAS”. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pág. 182. 95 99 MARX, Karl. “INTRODUCCION A LA ECONOMIA POLITICA”. Editorial. Pueblos Unidos. Montevideo, 1973. Págs. 17 y ss. 96 LECHNER, Norbert. “LOS PATIOS INTERIORES DE LA DEMOCRACIA”. Ediciones FLACSO. Santiago de Chile, 1988. Pág. 52. 28
  • 29. concreto desde el cual sería mucho más productivo, inapelable y enriquecedor intervenir a nivel macrosocial. Si hacemos la sencilla operación de calcular en cada área de acción de Trabajo Social (salud, menores, educación, organizaciones comunitarias, empresas, municipios, derechos humanos, etc.), el número de estudios posibles de obtener si, tan sólo, un 10% de los asistentes sociales que allí ejercen efectuaran investigaciones de buen nivel empírico, tendremos ante sí un número explosivo, por su capacidad de impacto en tan múltiples sectores y la potencialidad de sus hallazgos. Por otra parte, es preciso ahondar en las características culturales en que Trabajo Social se desenvuelve. Como planteaba Katherine Kendall, en el congreso mundial de Trabajo Social realizado en Bombay, ya no existe más un modelo cultural claro que aceptar o rechazar. Estamos en un período en que resulta esencial que cada país se concentre en elaborar sus propios modelos, según su realidad cultural. Esto implica un gran desafío de inculturación para evitar homogeneizar lo que no es posible uniformar. El apoyar una mejor calidad de vida pasa por el conocimiento, no sólo de las condiciones materiales, sino de los rasgos culturales de los potenciales beneficiarios. Para lograr ese tipo de conocimiento, es fundamental partir reconociendo las diferencias existentes entre el investigador y las personas que atiende. Lo anterior también implica caminar hacia una superación de la lógica racionalista: es urgente descubrir y develar las diferentes caras que presenta la razón para no dejarla reducida a mera racionalidad instrumental. Sin embargo, esto no significa, de ningún modo, renunciar a proponer un concepto ampliado de razón, una instancia racional normativa ya que sólo si Trabajo Social contiene las condiciones de un trabajo emancipador, podrá promover, desde su gestión profesional, la interrelación del sistema con el mundo-de-vida97 . Esto significa analizar el contenido de una teoría crítica que no deje los valores por fuera de su quehacer sino que se oriente según ellos. De este modo, estamos frente a un desafío que pasa, necesariamente, por un distinto concepto de comunicación, donde ésta se logre en el reconocimiento de las diferencias98 . Sólo así se podrá hablar de una noción de mediación que tenga sentido. Se requiere, por tanto, de saberes que en su lenguaje sean capaces de nombrar e intervenir en las esciciones producidas entre la concepción de cultura de expertos y la praxis cotidiana. La propuesta potencial que se quiere desplegar es si Trabajo Social puede llegar a constituirse en uno de los intérpretes que develen esas rupturas, siendo capaz de dar contenido a ciertos y acotados núcleos de separación. Por su quehacer profesional, él presencia cotidianamente el desgarramiento del lenguaje científico positivo de políticas institucionales, supuestamente racionales, enfrentadas a la experiencia real de personas beneficiarias, quienes deben aceptar las contradicciones e irracionalidades de estos servicios. Es un lugar, por tanto, donde sería posible develar lo que sucede. No resulta insensato, entonces, pensar desde allí, en la factibilidad de un rescate de las lógicas discursivas que presenta la gente. 97 McCARTHY, Thomas. “LA TEORIA CRITICA DE JURGEN HABERMAS”. Editorial Tecnos. Madrid, 1987. Pág. 289. 98 “No cabe representarse esta relación ni en la indiferenciada unidad de sujeto y objeto ni en su hostil antítesis, antes bien, en la comunicación de lo diferente. El actual concepto de comunicación es denigrante porque traiciona lo mejor, el potencial de un acuerdo de hombres y cosas, para entregarlo al intercambio entre sujetos, según los requerimientos de la razón objetiva”. ADORNO, Theodor. “CONSIGNAS”. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pág. 145. 29
  • 30. Pero, ¿es la discursividad de las personas sólo otro tipo de lógica?, ¿puede pretenderse, desde ella, una descripción que sea pertinente a las diferentes instituciones sociales en las cuales se encuentran suscritas? Para poder llevar a buen término una tarea de interpretación, el trabajador social debe considerar la distancia y diferencia de fines existentes entre los intereses de las personas atendidas con los de las instituciones que ofrecen esos servicios. Le corresponde, por tanto, una fuerte tarea de traducción de un lenguaje a otro, haciendo ver las posibles formas de compatibilización factibles y eficientes. Con lo expuesto, afirmamos que Trabajo Social está inserto -por su historia, sus objetivos, sus herramientas de trabajo y su quehacer constitutivo- en el proceso problemático de la mediación, característico de la modernidad y que hasta ahora, no se ha usado toda la potencialidad y riqueza que posee. Ello se debe, entre otras causas, a una defensa de determinadas formas de ejercer la profesión. Se ha acotado y definido (tanto entre los partidarios de privilegiar un ámbito de formación académico como en los prácticos de terreno, así como en tendencias políticas de derecha, centro o izquierda) un tipo de Servicio Social con características específicas y, muchas veces, opuestas. Por ello, podemos encontrar, al menos, dos planos de discusión habitual, uno teórico-práctico y otro político. La mantención del debate a esos niveles ha contribuído a que permanezca oculta y encubierta la problemática de fondo: ¿qué es, qué sentido tiene y cuál es el objetivo de un Trabajo Social hecho en Chile en las actuales circunstancias?, ¿cuál es el aporte específico de la profesión? El sostenimiento de esas posturas conlleva la pérdida del esfuerzo hermeneútico y emancipador, presente, de diversas formas, en los objetivos de la profesión desde su constitución. Por ello, la primera tarea para un cambio es que Trabajo Social mismo se asuma como una forma de trabajo reflexivo y crítico, es decir, que se constituya en una actividad creadora y no en una mera necesidad productiva99 , que dé forma, conceptual y práctica, a un lenguaje que le permita decir lo que ve. No se quiere con lo expuesto desconocer toda una serie de investigaciones y tareas realizadas en Chile, especialmente durante los últimos años. La profesión ha debido enfrentarse a exigencias nuevas y se ha adentrado en ámbitos y situaciones que antes no se consideraban o no existían. Lo que planteamos es que ellas son indicios válidos para poder concebir una noción distinta Trabajo Social pero, hasta ahora, no se ha analizado sistemáticamente el contexto, el marco de referencia y las categorías conceptuales que permitan hacer un replanteamiento profundo de la carrera. Se requiere, entonces, efectuar una revisión a distintos niveles, que parta de una determinada perspectiva epistemológica y llegue hasta las formas que adopta la práctica profesional. Por los límites de este trabajo, sólo se expondrán aquí algunos de sus fundamentos conceptuales. 4.4 La relacion tensional de teoria y praxis 99 Eso implica la noción de trabajo humano elaborada por Marx, donde esa categoría es indispensable para un esfuerzo emancipador. Concepto que asume la escuela de Frankfurt y lo articula en las diferencias entre trabajo alienado y otro creador y crítico, que se relaciona con los procesos de interacción. HORKHEIMER, Max. “CRITICA A LA RAZON INSTRUMENTAL”. Editorial Taurus. Madrid, 1979. Págs. 79 y ss. 30