1. Se designa como el barroco, a un estilo artístico que marcó el período histórico que sucedió al Renacimiento, entre finales del siglo XVI y finales del siglo XVII; y que tuvo sus repercusiones en todas las artes principales: la pintura, la arquitectura, la música, la danza y también en la literatura; tanto en Europa como en los países hispanoamericanos.<br />Se considera que el término deriva del portugués, en que “barroco” equivale a la palabra castellana “barrueco”, que significa “perla irregular”. En italiano, la palabra “barocco” significa “razonamiento retorcido”.<br />La doctrina estética del barroco postula un perfeccionismo por el rebuscamiento de efectos novedosos y de sorpresa; un desafío al reto de las dificultades formales, haciendo alarde de ingenio en la creación de artificios que importan la necesidad de un esfuerzo en el receptor de la obra de arte, para descifrar su sentido y su contenido.<br />Idiomáticamente, la expresión “barroco” encierra las ideas de extravagancia y de exageración; con un marcado sentido peyorativo que alude a un rebuscamiento formal sin fundamento real.<br /> Como un antecedente del barroco, procede mencionar el manierismo, un estilo que se desarrolló en Italia en el siglo XVI, y que especialmente tuvo aplicación en los campos de la pintura y la escultura; donde se caracterizó por el uso de figuras muy exageradas, a menudo con posturas forzadas o con efectos dramáticos, y con una elección de los colores bastante arbitraria.<br />El manierismo - cuya designación proviene de la palabra italiana maniera, manera - procuraba obtener efectos más emotivos, de mayor movimiento y contraste; especialmente en el tratamiento de la figura humana. Pueden citarse como ejemplos de esta tendencia estilística, algunas obras célebres; como El juicio final pintado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, El descendimiento de la cruz de Rosso Fiorentino, y en España la obra de El Greco en general.<br /> Es posible efectuar una clara diferenciación de las bases y los conceptos culturales del Renacimiento, respecto de aquellos del Barroco. Aunque sujeto desde sus orígenes a una gran influencia italiana, el barroco es esencialmente un movimiento cultural de origen español; lo cual tiene una repercusión importante en su planteamiento.<br />Mientras el arte renacentista es esencialmente realista y se atiene a la apariencia objetiva, el barroco busca apartarse de esa apariencia, destaca las formas irregulares y busca obtener un efecto llamativo a través de lo grotesco. Por ello tanto en las artes visuales como en la literatura, recurre a las formas recargadas, caprichosas y sumamente elaboradas. Frente al realismo renacentista, el barroco entronca con algunas manifestaciones de la filosofía, incluso originarias de la Grecia clásica, en que se llega a poner en duda que si lo que se ve es realmente tal y como se ve.<br />En buena medida, el Barroco, consecuentemente con la actitud asumida por España como reducto del catolicismo frente a la Reforma,encarnó el espíritu de la Contrarreforma. Por otro lado, si bien en muchas de sus manifestaciones artísticas estuvo fuertemente ligado a los temas religiosos, por otro lado postuló una libertad absoluta para crear y aún para distorsionar las formas; buscando permanentemene la complejidad en la expresión como medio para desconcertar y maravillar al destinatario de la obra de arte.<br />El barroco se incorporó a todos los edificios y monumentos religiosos, en una época de la cual, gracias al auge económico, data buena parte de las grandes catedrales y otras obras religiosas hispánicas. Pero asimismo, se implantó también en las obras religiosas de las épocas precedentes, superponiéndose al gótico y al románico de las iglesias medievales, al incorporar en su interior esculturas, pinturas y retablos llenos de los rasgos característicos del barroco, que actualmente es posible presenciar en ellas.<br />En Madrid se encuentran algunas de las manifestaciones más representativas de esta etapa; la iglesia de Montserrat y las fachadas de San Cayetano y del Hospicio.<br /> Una variante especialmente notable de la decoración arquitectónica barroca, que recibe el nombre de “churrigueresco” es debida a la obra de José de Churriguera, quien creó obras sumamente d estacadas dentro del estilo barroco.<br />Caracteres del arte del barroco.<br />Dinamismo - Se procura crear una constante sensación de movimiento. Especialmente en la escultura y la pintura, al contrario del predominio de las líneas rectas en el arte renacentista, el Barroco se vale intensamente de la línea curva.<br />Teatralidad - Se busca conmover emocionalmente al destinatario de la obra de arte. En la pintura, por ejemplo, se recurre a presentaciones superrealistas; lo que es particularmente apreciable en la representación de Cristos yacentes y en toda la imagenología sacra.<br />Decorativismo y suntuosidad - El artista del Barroco no se limita a centrar la atención sobre aquello es esencial, sino que también se detiene en lo accidental; se emplea una gran minuciosidad en la composición de pequeños detalles y se revela un gran gusto por la ornamentación.<br />Contraste - Se procura alejarse de los ideales de equilibrio y uniformidad propios del arte renacentista. Se intenta incluir en una misma composición visiones distintas, y hasta antagónicas, de un mismo tema. Los cuadros de tema mitológico mezclados los personajes mitológicos con seres humanos normales.<br />Algunos conceptos se encuentran muy frecuentemente implícitos en la producción literaria española del período barroco.<br />La vida es breve y fugaz. Todo se nos escapa; el tiempo pasa destruyéndolo todo; vivir es apenas ir muriendo.<br />Todo en el mundo carece de valor: es caótico, y está lleno de dolor y de peligros.<br />“La vida es sueño” - como postula Quevedo en el título de una de sus obras; es una sombra, una ficción; vivimos engañados porque percibimos una apariencia y no la realidad de las cosas<br />En el plano religioso, se impone la actitud ascética que propicia apartarse del mundo y dedicarse solamente a pensar en la otra vida.<br /> El conceptismo es esencialmente un estilo aplicable a la prosa, que más que incidir en el rebuscamiento de la forma como lo hacía el culteranismo, apunta a una asociación ingeniosa en la exposición de las ideas; y que, en consecuencia, incide sobre todo, en el plano del pensamiento. Se dice que el nombre de conceptismo se origina en la obra “Los Conceptos espirituales”, de Alonso de Ledesma publicada hacia el 1600.Para conseguir este fin, los autores conceptistas se valieron de recursos retóricos como la paradoja, la paronomasia o la elipsis. También emplearon con frecuencia la dilogía, es decir, utilizar términos de sentido dudoso, que tienen dos o más significados. Uno de los principales exponentes del conceptismo barroco, fue el jesuita aragonés Baltasar Gracián; narrador, moralista y político, autor entre otras obras de la novela “El criticón”, y de “Agudeza y arte de ingenio”, en que definió el concepto, esencia del conceptismo, como “aquel acto del entendimiento, que exprime las correspondencias que se hallan entre los objetos”.Pero tal vez la figura más destacable del conceptismo barroco ha sido Quevedo, quien además de una profusa obra en prosa y en verso en que lo aplicó, escribió algunas obras específicamente dedicadas a satirizar a los culteranistas, como “La aguja de navegar cultos” y “La culta latiniparla”. La asociación de un contenido peyorativo al término barroco, del mismo modo que las invectivas que fueron dirigidas a la literatura barroca o a su forma culteranista, no deben conducir a una negativa apreciación del arte del período barroco.La dificultad interpretativa de sus manifestaciones literarias, especialmente en España, pudo determinar cierto grado de rechazo y sin duda de incomprensión; especialmente por parte de quienes carecían del grado de preparación cultural que resultaba necesario para llegar a entender - e, incluso, a conocer - las referencias mitológicas, o el sentido de los neologismos de origen griego o latino que se empleaban.Pero ello no puede considerarse un defecto de las obras en sí mismas, sino una consecuencia del bajo nivel cultural del medio en que surgieron; no desvalorizan a los artistas que las produjeron, sino a la masa de quienes - en base a su inferioridad cultural - no alcanzaban a comprenderlas.No es posible, en particular, llegar a una conclusión acerca de si la cultura humanística de Góngora, por ejemplo, era igual, inferior o superior a la de Quevedo. Pero sí cabe percibir que la acidez de las críticas y sátiras de este último, no fueron del todo ajenas a la exacerbación de las rivalidades políticas entre los duques de Olivares y de Osuna en el ambiente cortesano de Felipe III y Felipe IV; de los cuales ambos literatos eran a la vez protegidos y, en consecuencia, emplearon sus dotes artísticas para ensalzar a su protector o para denostar al rival. Tampoco existen demasiados fundamentos para tomar un partido entre el culteranismo y el conceptismo.Sin duda el conceptismo importó poner el acento especialmente en lo elaborado de los contenidos conceptuales de los temas abordados; y por algo es predominantemente una orientación del barroco aplicable a las obras en prosa. En definitiva, el conceptismo importó atender, con profundidad y rigorismo en la convocatoria al esfuerzo racional del intelecto, a temas del pensamiento filosófico, histórico, político y religioso de trascendencia cultural en su época y, en gran medida, de vigencia permanente.Pero no puede pasarse por alto que el culteranismo, si bien orientado hacia el cultivo de los aspectos formales, no solamente implicaba insertar en sus obras más representativas las referencias a un acervo cultural clásico en sí mismo altamente valorable; sino que su elaboración de los recursos expresivos, contribuyó de manera destacable al enriquecimiento de los todavía nuevos idiomas, como en el caso español, del castellano.La extremadamente cuidadosa elaboración expresiva de la poesía barroca, en cuanto a sus recursos expresivos tanto como respecto de los recursos métricos y estróficos - y al empleo del soneto ajustado a sus reglas no sólo formales sino expositivas; puede equipararse perfectamente a lo que, en el campo de la música, significó el barroco como manifestación del más depurado virtuosismo técnico tanto en la composición como en la ejecución instrumental y vocal requeridas para su realización. Por algo, también, el culteranismo se asocia predominantemente a las expresiones barrocas de la poesía; en la cual no solamente cabe atender a su estructura escrita, sino también al resultado sonoro de su recitado.Lo mismo puede decirse de las similares exigencias de virtuosismo y alta capacidad técnica, en la concepción y en la ejecución del extremado detallismo aplicado en el arte de la pintura o de la arquitectura, propio del período barroco. De tal manera que el barroco - al contrario de lo que a veces queda sugerido como una desvaloración de sus manifestaciones artísticas a causa de la exigencia de una superioridad cultural habilitante para su compresión y plena percepción de su valía; debe considerarse una etapa de importante superación del producto cultural del occidente europeo y americano. Una resultante, en el arte, del perfeccionamiento de las capacidades del intelecto en los objetos de su atención; como también del desarrollo de la capacidad creativa y del virtuosismo que, en último grado, son también manifestaciones superiores de la cultura.<br />Prosa y poesía en el barroco español El período que abarca el Siglo de Oro, e incluye el Barroco, es la etapa más fecunda de las Letras españolas, tanto en la prosa como en la poesía y el teatro. En prosa, la novela picaresca a partir de su antecedente anónimo del “Lazarillo de Tormes” y la “Vida del Pícaro Guzmán de Alfarache”, obra de Mateo Alemán, fue brillantemente cultivada especialmente por Quevedo (“Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos”, de 1626), Francisco López de Úbeda (“La pícara Justina”, de 1605), Vicente Espinel (“Vida del escudero Marcos de Obregón”, de 1618), Luis López de Guevara (“El diablo cojuelo”, de 1641) y por el propio Cervantes en sus “Novelas ejemplares”; y, por supuesto, la novela alcanzó su máxima expresión en el Quijote de Cervantes. En la poesía los modelos de la lírica italiana renacentista fueron adaptados principalmente por Boscán y Garcilaso de la Vega, con magníficos resultados. Tanto en verso como en prosa, la mística se constituyó en un género literario tipicamente español, siendo sus principales cultores fray Luis de Granada, fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Sor Juana Inés de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.La poesía lírica originó dos tendencias, consolidadas claramente bajo el reinado de Felipe II:La escuela salmantina, proviene de la Universidad de Salamanca donde fray Luis de León era catedrático cuyas Odas (“Vida retirada”,“A Francisco Salinas”, “Noche Serena”, “Ascensión y morada en el cielo”) son los ejemplos paradigmáticos.La escuela sevillana, preocupada por la pureza del lenguaje y la perfección de la forma, está representada principalmente por Fernando de Herrera, (1534 - 1597) quien siguió firmemente el modelo del Petrarca en sus elegías y canciones (“A la batalla de Lepanto”, y otras). Otras célebres obras líricas de esta escuela son la “Canción a las ruinas de Itálica”, de Rodrigo Caro (1573 - 1647); y las poesías de Francisco de Rioja (1583 - 1659), “El poeta de las flores”, “Al jazmín”, “A una rosa”, “al Clavel”, y otras. HYPERLINK quot;
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SELquot;
Ir al principioEl teatro. Los “corrales de comedias” que aparecieron hacia 1570 - de los cuales subsiste aún el de Almagro en Ciudad Real - independizaron las representaciones teatrales del ámbito eclesiástico; en tanto que en la producción de obras teatrales se destacaron Juan de Encina, Torres Navarro y Gil Vicente como los precursores de Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca, que conformaron el núucleo del teatro clásico español.El teatro de la época barroca española evidencia algunos elementos que lo caracterizan firmemente:Constituye una recreación de la tragedia griega clásica.Los autores siguen en general el pensamiento de Aristóteles.Se busca dar a las obras un contenido referido a las realidades propias del pueblo español.Se desenvuelve con poca acción.Posee un diálogo parco, dado que apunta a la narración más que a la expresividad. Cabe distinguir entre el teatro religioso y el popular.El teatro religioso, cuyos orígenes datan de la época del Medievo, estaba impulsado fundamentalmente por los móviles de la Contrarreforma, e intentaba captar la mente y la atención de los espectadores por medio de los sentidos, con el objetivo de que quien lo presenciaba se sintiera profundamente consustanciado con el catolicismo. El teatro popular fue resultado del surgimiento de la comedia nacional española, cuyas características principales fueron la mezcla de elementos trágicos y cómicos, la introducción en la representación de cantos y bailes populares y la utilización de expresiones en prosa o en verso. Se buscó hacer un teatro del gusto de la época, incorporando personajes populares, y dándole a la trama un cierto carácter novelesco.La estructura de su desarrollo se ajusta generalmente al esquema clásico, comprendiendo exposición, nudo y desenlace.Puede decirse que sus conceptos básicos fueron establecidos por Lope de Vega:Reúne elementos de carácter trágico y cómico.Incorpora un personaje que constituye el gracioso.Se parta en buena medida de las unidades establecidas de tiempo y de lugar.Los temas preferentemente abordados eran el amor, los celos, la justicia, la muerte, asuntos religiosos o filosóficos, doctrinales o festivos<br />