1. EL FANZINE DE KOROVA
arte - cómic - fotografía - cine
literatura - arquitectura - historia
periodismo - opinión - etcétera
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Doodler
Sor Espiga
Libertades especiales
Intimidad
@DDTirasJorch
Oscuridad en un pequeño comedor.
Desde una esquina, la tenue luz de una lámpara
perfila los contornos de un mueble de madera y un sofá.
En el centro, una pequeña mesa con un libro
abierto y un cenicero humeante.
Entre el sosiego del momento
se difumina el paso del tiempo…y de la vida.
Los pensamientos flotan en el ambiente
en sintonía con el silencio.
Estampa cotidiana en que se refugia una paz interior.
OSCURIDADen un pequeño comedor...
2. AGENDA
KOROVA
¡Bienvenido a Korova! Si quieres participar
en a lguno d e los eventos o p roponer a lguna
nueva actividad ponte en contacto con Korova.
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Melquiades Rodríguez Panadero
Aprendiendo el oficio
Korova Criptana está llegando al final de sus Tardes y aún le quedan por
celebrar dos eventos preparados con mucho mimo:
-La noche del 14 de Agosto un buen grupo de amigos comparti-
remos una velada de cuentos y poemas escalofriantes, destinados para
hacer temer a la oscuridad a los más crédulos. O si no, para pasar un
buen momento bajo el cielo nocturno desde el Cerro de la Virgen de
Criptana, donde nos reuniremos a partir de las once de la noche. La
velada nos depara alguna sorpresa, así que no faltéis a los Cuentos de
la Medianoche.
-Y ya viene siendo un clásico koroviano la celebración de una Noche
de Teatro de Improvisación el día anterior a la mítica fiesta ye-yé.
El 22 de Agosto nos visita el Grupo Improbeta para contagiarnos
su amor al teatro en la placilla de la Sierra de los Molinos, entre los
locales de las Musas y la Cueva de la Martina. El humor es un espacio
común para este grupo manchego de actores y siempre nos alegra que
compartan con nosotros sus ideas y comportamientos teatreros.
Para terminar, hay que ir preparándose para el invierno “winter is
coming” Y desde Korova os animamos a seguir colaborando con nosotros
con vuestras ideas, vuestros escritos, vuestros dibujos, vuestra música,
vuestros poemas o vuestro arte de la vida cotidiana. Desde luego el invier-
no se hará más llevadero con un poco de ilusión cultural. Todos hacemos
Korova.
TERRITORIO ABANDONADO. La fábrica de muñecas
de porcelana
Nunca te puedes llegar a imaginar lo que te puedes encontrar
en el interior de un edificio. Eso es lo que sucede cuando te ...
Juan acababa de llegar de la escuela y dejó la cartera colgada en el res-
paldo de la silla de su cuarto. Siempre que llegaba de la escuela, lo primero
que hacía era trabajar con los deberes que le mandaba don Antonio. Esa
tarde al llegar, su padre lo llamo para que le ayudara.
Juan corre con rapidez hacia la cocina donde su padre le esperaba.
- Anda, ayúdame a recoger estos sarmientos, que vamos hacer estacas,
pues mañana aunque es domingo tienes que venirte conmigo a injertar.
En el fuego de la pequeña cocina unos coscorros de leña chisporroteaban
dando un calor agradable a la estancia.
- ¿Qué tengo que hacer, padre?
- Poca cosa - respondió Francisco -. Mira tienes que coger el sarmiento y
cortar cada dos o tres yemas.
Juan cogió el sarmiento y las tijeras, y contó:
- Una y dos -. Dio el corte al sarmiento y preguntó: -¿Así?
Francisco sonrió: - No hombre, así no. Mira tienes que cortar dejando
más largo el sarmiento por la parte de debajo de la yema, para que yo pue-
da hacer la estaca, y en la parte de arriba el corte cerca de la yema. No te
equivoques, las yemas siempre deben estar para arriba.
Juan aprendió pronto, era muy avispado. Francisco, con certeros cortes
hacía las estacas depositándolas en un pequeño cubo con agua.
- Padre hoy don Antonio nos ha enseñado una palabra nueva.
- Don Antonio es una persona muy leída y sabe mucho -dijo el padre-.
¿Qué palabra es la que os ha enseñado?
Juan le contestó con otra pregunta: - ¿Sabes lo que quiere decir agri-
cultura?
Francisco sonrió.
- Pues claro que lo sé; es lo que se refiere al campo.
- Sí pero no.
- ¿Cómo que no? Siempre ha sido cosas del campo, así lo se yo...
- Mire padre, agricultura son dos palabras en una: agri, que como usted
dice es del campo, y cultura, que quiere decir cultivar.
- Vaya unas cosas que te dice don Antonio. Mejor que te enseñe de cuen-
tas, que esas te harán mas falta.
Ahora el que sonreía era Juan.
- Mire padre, todo hace falta. Usted sabe que nosotros somos labradores
o gente del campo, pero también somos agricultores porque cultivamos la
tierra. La cultura nos ha parecido otro mundo.
Juan no dejaba de cortar las estacas tal y como su padre le explicó al
principio. Francisco ensimismado por la charla de su hijo dejó de hacer las
púas y puso toda la atención en las palabras del pequeño. La aspereza de
su rostro se tornaba más dulce escuchándolo.
- Las personas cultas para nosotros son los que escriben, los que pintan,
los médicos, los maestros. Pero tú, padre, también eres culto.
- ¿Yo? -dijo con voz de asombro.
- Sí, usted...
- Pero si yo no sé casi leer.
Francisco se quedó pensativo. No tenía ni idea de lo que quería decirle
su hijo. No entendía por qué el también podía ser culto. Cogió otra estaca,
la navaja y con sus fuertes manos volvió a cortar las púas. Juan le siguió
hablando.
- Padre, usted tiene tanta cultura como el primero. No sabrá casi es-
cribir, pero sabe cómo hacer estacas, sabe cómo ponerlas en la cepa para
que agarren como usted dice, sabe podar, sabe cuando es mejor labrar la
tierra, sabe qué semilla coger para que la próxima siembra sea buena... Y
¿usted cree que esos que escriben o leen también saben hacer todo lo que
usted sabe?
Francisco dejó de nuevo su quehacer y se quedó pensando. No sabía qué
responder.
- Bueno, casi seguro que no sabrán - le contestó-.
- Pues eso que usted sabe hacer también es cultura, así que usted es
agricultor.
- Pues a mí me sigue gustando que me digan labrador o del campo.
- Claro que sí padre, claro que sí. ¿Sabe, padre, lo que quisiera estudiar?
- Cualquier cosa, pero estudia para que no tengas que estar como yo
todos los días en el campo.
- Pues estudiaré para seguir en el campo.
- En el campo no hacen falta estudios.
- ¡Ya estamos otra vez! Usted sabe hacer las cosas porque se las enseñó
el abuelo y al abuelo se las enseñó su padre y así siempre han ido cogiendo
la experiencia que dan los muchos años de cultivo. Eso es la cultura que
usted aprendió, pero hay que saber por qué se pone la estaca como usted
la pone y no de otra manera, cuando se labra la tierra y por qué, cual es la
semilla mejor... Todo eso que usted sabe y quizá no conoce el porqué, eso
es lo que quiero estudiar. Seré ingeniero agrónomo, con las lecciones de
usted y los libros seguro que llegaré.
- ¡Cuanto me alegro que tengas esa inquietud, hijo! Me gusta lo que
quieres, ojalá se cumpla, que por parte de tu madre y yo haremos lo que
sea necesario para que llegues a eso que deseas. Ale, vamos a dejar esto,
que ya tenemos suficiente para mañana, y dile a tu madre que prepare la
cena y saque un poco de arrope, que también eso es cultura porque seguro
que nadie lo hace como tu madre.