2. Raúl Eduardo Rodríguez López. 2
Índice
Portada--------------------------------------------------------------------------1
Índice-----------------------------------------------------------------------------2
Objetivo--------------------------------------------------------------------------3
Introducción -------------------------------------------------------------------3
Matilda Cabtree----------------------------------------------------------------4
Mañana no traigas manzanas---------------------------------------------5
Un huésped de Dios----------------------------------------------------------7
El éxito está en ti---------------------------------------------------------------8
La historia de Sofía -----------------------------------------------------------9
La historia del joven profesor---------------------------------------------11
La historia de una mujer sumisa ----------------------------------------12
La historia de las piedras---------------------------------------------------12
Conclusión-----------------------------------------------------------------------13
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Objetivo
Reflexionar acerca de las distintas cuestiones que existen en la vida, como
el modo en el cual se puede plantear, como podemos llegar a actuar y
sobre todo como poder solucionarlo, en actitudes, acciones, principios
algo que nos lleve al bienestar emocional.
Introducción
Esta antología está dirigida a todas las personas las cuales buscan, pensar
de forma positiva y veraz de las distintas situaciones de la vida,
planteamientos que se pueden mostrar frustrados, inalcanzables, no
entendibles o comprendidos.
Nos plantea situaciones de ejemplos en los cuales nos muestra distintas
actitudes tomadas por personas comunes envueltas, en rompimientos a
largo tiempo con una continuidad en la cual nos dicen que podemos ser
felices en cualquier momento de nuestras vidas sin importar nada.
Los juegos pueden llegar a ser fatales en nuestra vida, ya que al ver todo
con tención y estrés del día a día podemos llegar a razonar de manera
insensible ante una situación común, que nos orilla a perder lo más valioso
que poseemos, la vida. Debemos también ser agradecidos a las personas
que marcan nuestro paso por este mundo ya que nada es para siempre
todo cumple un siclo de aprendizaje y debe culminar sin rencores, que nos
desanimen y nos opriman en estados desastrosos he incomprendidos.
La elección ¿Qué?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, Cómo? Y ¿Por qué? Son preguntas
que deben regir nuestro presente para ser fructífero nuestro futuro, y no
llevar un futuro incierto en el que por más que nos esforcemos no
podremos encajar. Sobre todo que las pruebas que representen a lo largo
de esto nos sirvan para seguir, no para caer, hay que moldearlo para hacer
un destino una obra maravillosa.
4. Raúl Eduardo Rodríguez López. 4
Historias
Matilda Cabtree
Fue una sucesión de errores trágicos. Matilda Crabtree, de catorce años, quiso
hacerle una broma a su padre: salió de un armario dando un salto y gritando
“¡Buuu!” mientras sus padres entraban en casa a la una de la mañana, después de
visitar a unos amigos.
Para Bobby Crabtree y su esposa pensaron que Matilde quedaba esa noche en casa
de unos amigos. Al oír ruidos mientras entraba en su casa, Crabtree buscó una
pistola calibre 357 y entró en el dormitorio de Matilda para investigar. Cuando
Matilda salió de un salto del armario, Crabtree le disparó al cuello. Matilda
Crabtree murió doce horas más tarde.
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Mañana no me traigas Manzanas
Mañana fría de 1942. En un campo de concentración, un joven mira a través de la
cerca de alambre con púas y ve a una muchacha, linda como la luz del sol. La chica
también lo ve, y su corazón salta como un cabrito perseguido por un enjambre de
avispas. Ella quiere expresar sus sentimientos y le arroja una manzana roja a
través de la cerca. La manzana le trae vida, esperanza y amor. El muchacho la
recoge y un rayo de luz ilumina su mundo de oscuridad. El joven no duerme
aquella noche. El rostro angelical y la sonrisa tímida de la joven vienen a su
recuerdo.
Al día siguiente tiene unas ganas locas de volverla a ver. Se aproxima otra vez a la
cerca y para sorpresa suya, ve de nuevo a la joven. Ella aguarda la llegada
misteriosa del joven que tocó su corazón. Allí está, con otra manzana roja en la
mano. Hace mucho frío, el viento helado sopla produciendo un lamento triste. A
pesar de eso, dos corazones son calentados por el amor mientras la manzana
atraviesa la cerca. El incidente se repite por varios días. Dos jóvenes en lados
opuestos de la cerca, se buscan uno al otro. Sólo por un momento. Apenas para
intercambiar miradas tiernas.
El encuentro es llama que flamea. El sentimiento inexplicable de ambos es el
combustible.
Cierto día, al fin de esos momentos dulces, el joven le dice con expresión triste:
Mañana no me traigas la manzana. No estaré más aquí; me están enviando a otro
campo de concentración. Aquella tarde el muchacho se va triste con el corazón
quebrado. Tal vez nunca más vulva a verla.
Desde ese día la imagen linda de la joven dulce aparece en su mente en momentos
de tristeza. Sus ojos, las pocas palabras, la manzana roja. Para él todo es alegría en
la tristeza. Su familia muere en la guerra. Su vida es casi destruida, pero en los
momentos más difíciles la imagen de la chica de sonrisa tímida le trae alegría,
aliento y esperanza.
Los años pasan, los años pasan. Un día, en Estados Unidos, dos adultos se conocen
por casualidad en un restaurante. Conversan de la vida. Hablan de sus encuentros y
desencuentros.- Bueno, ¿dónde estuviste durante la guerra? Pregunta la mujer.
Estuve en un campo de concentración en Alemania, responde el hombre.
Yo recuerdo que le arrojaba manzana a través de la cerca a un joven que también
estaba en un campo de concentración recuerda ella.
Con el corazón casi saliéndole por la boca, el hombre balbucea:
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¿Y ese muchacho te dijo un día: “mañana no me traigas la manzana porque me
están llevando a otro campo de concentración?
Sí responde ella, presintiendo algo maravilloso, pero ¿Cómo puedes tú saber eso?
Él, la mira a los ojos, como se mira a una estrella, y le dice:
Yo era ese muchacho.
Silencio. Tantos recuerdos, tanta nostalgia, tanta esperanza, de volverla a ver. Las
palabras casi no le salen, pero continúa.
Me separaron de ti aquel día, pero nunca perdí la esperanza de volver a verte.
¿Quieres casarte conmigo?
Se abrazan bien fuerte, mientras ella susurra a sus oídos: Sí claro que sí, mil veces
sí.
7. Raúl Eduardo Rodríguez López. 7
Un huésped de dios
En una ocasión tuve una relación sentimental de lo más hermosa, o al menos así lo
creía yo. Pero un día se acabó. He oído historias
de personas que de repente han abandonado a
su familia y no han vuelto nunca más. Nadie se
levanta un día y se dice “se ha acabo” . Y decide
terminar su relación sentimental; o al menos
así lo creía hasta que me ocurrió a mí.
Yo soy una de esas personas que necesita
hablar… o al menos analizar una situación, comprender, perdonar y ser perdonada.
Pero hay quien no puede soportar esa clase de charlas.
O quizá no quiere quedar demasiado expuesto al mantenerlas. Sea por la razón que
sea, esta clase de personas parecen preferir extirpar quirúrgicamente a su pareja
de su vida quemar el puente que los une, lanzar una bomba en el hermoso jardín
que podría haber sido una amistad que durara toda la vida.
Aquél hombre sin embargo, me hizo un regalo. Con el tuve la experiencia de un
amor que no entraba en conflicto con mi mayor sensación de tener una misión que
realizar en la vida. Por primera vez parecía no haber una competición, una
escisión, entre mi vida sentimental y mi carrera profesional. Podía decidir ser un
rehén de mi ego o un huésped de dios. Sé que no es posible dejar ir a una persona
– La clase de desprendimiento que la libera no solo a ella sino también a ti – Sin
desearle lo mejor de todo corazón. No bastaba con decir: “Te dejo ir”, sino que
también tenía que poder decirle: “Te dejo ir y le ruego a dios que los ángeles te
acompañen. Te dejo ir y espero que tus sueños se hagan realidad. Te dejo ir y
espero que seas feliz”.
8. Raúl Eduardo Rodríguez López. 8
El éxito está en ti
Tengo una amiga que es una fantástica cantante
que lleva años entusiasmando al público con su
voz. También es una mujer guapísima. Todo el
mundo le ha dicho siempre que estaba destinada
a ser una estrella. Pero ¿alcanzó ella su gran
oportunidad a los veinte, a los treinta o incluso a
los cuarenta?, No, porque como nos ocurre a
muchos, sus demonios se lo impidieron durante
años. Era capaz de perderse una reunión importante porque tenía una resaca o
decía lo incorrecto a un ejecutivo de una discográfica porque su estilo era
inmaduro.
Saboteó sistemáticamente su propio éxito. Sólo fue al cumplir los cuarenta cuando
todas las piezas de su vida empezaron a encajar, por fin su talento y su
personalidad se habían alineado. Y lo que ella pudo ver en cuanto ocurrió es que el
largo y sinuoso viaje que había seguido su vida había hecho que su éxito fuera más
luminoso aún.
9. Raúl Eduardo Rodríguez López. 9
La historia de Sofía.
Sofía estaba casada con un hombre que la
maltrataba psicológicamente. Su motivo de su
consulta era claro y específico: “Quiero hacerme
respetar… me siento muy mal conmigo misma…
Cuando él me insulta o me hace a un lado me quedo
cayada como si yo mereciera el castigo… No se
defenderme y además le tengo miedo… Me cansé de
agachar la cabeza… Quiero hacer algo al respecto”.
Sofía abría dado el primer paso. Cuando le expliqué
los principios de la asertividad y lo que perseguía el tratamiento, los ojos le
brillaron: “¡Eso es lo que necesito!”.
Le di a leer un folleto y le dije que tendríamos unas sesiones previas de evaluación
Para profundizar en otros aspectos de su vida. A la semana siguiente regresó con
una gran novedad: “Doctor, esta técnica es maravillosa. El sábado por la noche
llegamos de una fiesta y el empezó agredirme verbalmente como siempre. Yo, de
inmediato me acordé de lo que usted me había dicho sobre la defensa de mis
derechos. Entonces tomé un
portarretratos y se lo tiré directo a la
cabeza… Él se asustó tanto que no hizo
nada le corté un poco la frente… Pero se
lo merecía… ¡y todo gracias a usted,
doctor!”. Me sentí como una boina verde
asesorando a un futuro mercenario. Ella
estaba eufórica y no hacía más que
disfrutar de su “gran momento de
asertividad”. A Sofía le ocurrió lo que a muchas personas oprimidas: la
acumulación tóxica hizo explosión. El entrenamiento asertivo había servido de
detonante y yo. Después de una larga sesión pedagógica, ella volvió a la realidad:
“Usted no fue asertiva, fue agresiva. El objetivo de la asertividad no es lastimar a
otros si no a defenderse, autoafirmarse, sentar precedentes de inconformidad e
intentar modificar un comportamiento que viola nuestro territorio pero a veces,
por más asertividad que usemos, es imposible producir un cambio significativo en
la otra persona. Por ejemplo, si alguien pretende abusar sexualmente de usted, la
asertividad no le serviría de nada. No está diseñada para la violencia física,
aunque pueda ayudar. Frente al violador, el carate o la defensa personal serían sin
duda una mejor opción que la expresión honesta de sentimiento. Pero usted
10. Raúl Eduardo Rodríguez López. 10
agredió físicamente a una persona que sólo la agredía verbalmente, y eso hizo
que su posición perdiera fuerza y autoridad moral”. Su réplica no tardó en llegar:
“¿y qué propone usted? ¿Debería haberme que dado quieta y dejar que me
insultara como siempre?”. Le respondí evidentemente que no: “De ninguna
manera. Usted puede ser enfática expresar su ira de una forma adecuada y decidir
que no está dispuesta a seguir soportando ese trato. Independientemente de la
respuesta de su marido, usted habrá dicho lo que sentía con pudor”. Sofía estaba
decepcionada de su terapeuta: “¡Valiente ayuda! ahí como si nada!”. Entonces le
respondí: “Usted lo ha dicho. Hay veces en que la vida nos pone entre la espada y
la pared y nos obliga a tomar una decisión crucial. Usted está en ese punto de la
encrucijada. La asertividad le permite abrir la válvula de presión para que ejerza el
derecho a la oposición, pero si su marido continúa con su conducta y se niega a
respetarla, puede hacer uso del derecho a irse, que es mucho más concluyente
que el derecho a la réplica. La asertividad le permite agotar posibilidades a la vez
que la convierte en participante activa y no pasiva de la situación. Partirle un palo
en la cabeza o encerrarlo en un clóset, pero su liberación debe comenzar por lo
psicológico.
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La historia del joven profesor.
Un joven profesor y abogado se sentía agradecido
por sus estudiantes, quienes se reían a su espalda, no
le prestaban atención en clase y le mandaba notas
burlándose de su vestimenta, cabello y estatura.
Algunos de ellos le hacían preguntas jactanciosas y
otros simplemente lo ignoraban. Tres veces por
semana su adrenalina llega al techo y su auto estima
al subsuelo. Había comenzado a tener alteraciones del
sueño, ansiedad flotante, dolores musculares e
irritabilidad manifiesta. Cuando mi paciente descubrió la herramienta de la
asertividad, sintió un gran alivio: “no soy el único, al fin
podré defenderme”. Dos semanas después llegó a la
consulta con paso firme y seguro. Se veía más alto y su
barbilla apuntaba al techo, su porte era arrogante, como
los abogados que pertenecen a bufetes importantes.
Entonces dijo con orgullo. “¡la mayoría reprobó el
examen!”. No niego que a veces la venganza pueda
hacernos cosquilla y provocar en nosotros una risita
malévola involuntaria, pero como ya dije, la asertividad
no pretende hacer una apología de la violencia. El auto respeto no se logra
destruyendo a los que nos molestan, sino desenmascarándolos con valentía. El
joven abogado en medida avanzó en su tratamiento, logró equilibrar y reajustar
las fluctuaciones de la asertividad hasta encontrar su propio estilo personal.
Finalmente, no sin esfuerzo. Pudo sobrevivir al grupo. La asertividad es una
herramienta de la comunicación que facilitan la expresión de emociones y
pensamientos, pero no es un arma destructiva como la utilizan los agresivos. Está
diseñada para defenderse inteligentemente. Cuando la ponemos al servicio de
fines nobles, la asertividad no solo se convierte en un instrumento de
salvaguardia personal. Si no que nos dignifica.
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La historia de la mujer sumisa.
Algunas veces, no ser asertivos puede ofertar negativamente la imagen de las
personas. Una mujer retraída e inasertiva pensaba que siendo sumisa y
complaciente con los hombres éstos iban a llevarse una mejor impresión de ella.
Las estrategias de decir a todo “si”y no fijar posiciones no mostró un efecto
bumerán: la mayoría de sus amigos terminan quejándose por su extrema
pasividad. Paradójicamente, la imagen que terminó proyectando era la de una
mujer insegura y necesitada de aceptación evitar la asertividad no mejoró su
imagen. Moraleja : la gente sumisa puede resultar muy querida al principio pero
con el tiempo, produce hastío: necesitamos un poco de repudio algo de oposición
constructiva para que los lazos afectivos se fortaleza.
La historia de las piedras.
Dicen que todo se crea dos veces: primero a través del mundo de la imaginación y
después a través del mundo de los hechos.
Un día entrevistaron a Miguel Ángel y le dijeron:
-¡Qué obra tan hermosa, señor! ¿Cómo pudo hacer algo tan brillante? ¡Usted es un
genio!
Él contestó :
-Yo no soy ningún genio, fue muy sencillo lo que hice: sólo vi una piedra, le quité lo
que le sobraba y de ahí salió esta efigie.
Créanme, los grandes emprendedores aprendieron a visualizar su futuro, a ser
optimistas a la hora de realizar proyectos, a confiar en ellos, a soñar. Va a ser muy
importante que les enseñemos estos principios a los nuestros, si queremos que el
día de mañana sean excelentes directivos. Porque como ya lo dijimos, usted está
creando al directivo ejecutivo, empleado u obrero del mañana, de acuerdo con la
forma en que piensa.
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a) Un hombre encontró una piedra:
b) El distraído tropezó con ella.
c) El violento la utilizó como proyectil.
d) El emprendedor construyó con ella.
e) El campesino la utilizó de asiento.
f) Para los niños fue un juguete.
g) Drummond la poetizó.
h) David mató a Goliat.
i) Miguel Ángel creó la más bella escultura.
En todos los casos, la diferencia no estuvo en la piedra, sino en el hombre.
Use las piedras de su camino para aprender a vivir mejor: Enseñe a los demás a
que logren maravillas con lo que se encuentran en su camino y que hagan de su
destino una obra maravillosa.
Conclusión
La elección la tenemos nosotros, para poder comprender y reaccionar a las
distintas cosas de la vida, reaccionar, actuar, sobrellevar, elegir y forjar la maravilla
que es la vida.