1. Hola. Permíteme que me presente.
Yo soy Metallic Lenneth.
Probablemente te preguntes por qué estamos aquí. La razón es, simplemente, que quiero
contarte una historia.
Así que, si aún estás leyendo esto, me gustaría pedirte amablemente que tomes asiento y
prestes ojos y oídos a esto que voy a contarte. No pretendo sonar presuntuoso, es
simplemente que me gusta cuando tengo la total atención de mi lector, eso ayuda a que se
sienta en deleite tanto como yo lo siento al escribir para ti.
Toma asiento, tú, dulce niño, quién en la plenitud de su infancia gusta de las fantasías más
bellas y etéreas, perfectas para una noche de ensueño.
Pero ésta es una historia diferente. De una realidad tan fría que quita el sueño. Anda, que la
noche es larga y bella, y hay que saber apreciarla con tiento.
Esta es la historia de algo que sucedió hace muchos años atrás.
Hace mucho tiempo atrás, cuando era un joven poni como ustedes, trabajaba como
investigador privado. Mi mayor fortaleza y habilidad era investigar y resolver casos
“especiales”, cuya naturaleza era ligeramente absurda e imposible. Era algo para lo que estaba
hecho y representaba mi mayor orgullo personal.
Un día, mientras estaba en mi oficina, revisando casos como era habitual, tuve algunos codeos
e intercambio de palabra con ciertos ponis, los cuales me presentaron un caso que podía llegar
a “despertar mi interés”. Ellos confiaban en que podía hacer este pequeño “trabajito”.
Días después recibí un llamado de uno de ellos, el cual se encontraba trabajando en el caso en
cuestión, y me sugirió la idea de moverme hacia el lugar donde nace cierta historia que dio
origen a este caso.
Tras reunir toda la información y los elementos necesarios, sentí que ya no había lugar para
dudas así que decidí tomarme este viaje.
Mis pasos me habían llevado a para en un pequeño y antiquísimo pueblo en los confines de
Equestria, el cual estaba nutrido de diversas historias y leyendas, y que a pesar del paso del
tiempo aún se mantiene vigente.
2. Muchas leyendas convergían en torno a este pueblo, desde las más fantásticas e incluso a las
más estremecedoras. Pero la más curiosa de todas las historias es quizá una en la que se
cuenta una serie de misteriosos sucesos que han estado ocurriendo a lo largo de los años.
Sucesos que involucran suicidios, extrañas desapariciones y un inexplicable comportamiento
en los habitantes de dicho lugar, los cuales parecían verse melancólicos y ausentes en todo
momento. Y cuando te acercabas a ellos, parecían estar contando las horas, viviendo con
miedo. Pero… ¿miedo de qué? ¿Qué era aquello que tenía a los habitantes del pueblo tan
inquietos desde hace tantos años?
Llevado por la intriga y por el deseo de desentrañar aquel misterio, me puse manos a la obra.
Durante días y noches me pasé el tiempo recorriendo el lugar, hablando con sus habitantes,
recopilando testimonios, juntando historias, atando cabos… todo ello me llevó hacia un gran y
viejo edificio que había un poco más allá del pueblo, casi en las afueras del mismo. Un enorme
y antiguo edificio cuyo tamaño era algo más grande que una mansión, parecía ser un viejo
hotel de cinco estrellas, dentro del cual había un área que funcionaba como hospital y
albergue para pacientes psiquiátricos y de alguna otra índole.
Éste fue el lugar donde todo comenzó, el epicentro, la piedra angular sobre la cual se
originaron todos estos extraños sucesos. Dentro de dicho edificio, los fenómenos solían
suceder con más frecuencia. Lo más extraño de todo, es que los habitantes de dicho edificio no
podían abandonar el lugar. Algo se los impedía.
Como es habitual en mi trabajo, me dispuse a investigar estos fenómenos, lo cual implica que
tenga que arriesgarme a entrar a dicho establecimiento, incluso por las noches. En mi estadía,
he intentado hablar con los residentes del lugar pero por alguna razón se rehusaban a dar
información. En algunas ocasiones, me colé dentro del área de internación del pequeño
hospital con tal de obtener algo. Los únicos que soltaron la lengua eran los niños, ellos me
dieron una información algo curiosa. Decían que no podían dormir, pues había “algo” que los
acosaba por las noches.
Con este pequeño y dichoso elemento en mis manos, me dispuse a dar los siguientes pasos en
mi investigación. Durante mis incursiones por las distintas áreas del edificio en búsqueda de
algo que me ayudara a entender, noté ciertos eventos. Eventos que eran muy, muy discretos y
que podían pasar casi desapercibidos si no se prestaba suficiente atención. En dos ocasiones,
me pareció haber visto una pequeña sombra con un hermoso vestido doblar rápidamente por
una esquina. Algunos de los pocos que se atrevían a hablar, me contaban que oían a alguien
cantar en los baños, a pesar de que no había nadie en ellos.
Pero uno de los fenómenos más terroríficos es el que sucedió en una ocasión. En determinado
momento, se cortaron las luces en algunas áreas y pasillos del edificio, por lo que al pasar a
través de esas zonas… pude oír el sonido de un pequeño corazón mecánico acerándose
lentamente por detrás de mí.
Me detuve.
Me volteé.
La vi.
Ella y yo.
Sus ojos y mis ojos.
Ella alzó las manos hacia mí.
Me pidió algo.
Algo que yo no tenía.
Le dije que no tenía lo que ella buscaba.
Y ella se fue.
3. Apoyándome en lo que había visto, me dispuse a atar cabos. Juntando todo lo que había
obtenido hasta ahora, volví una vez más al pequeño hospital, hablé con los pacientes, revisé
archivos, fechas, pacientes y vi que en las listas faltaba uno. Luego recordé un pequeño detalle
que había visto en algunos pasillos, en los cuales había cuadros de fotos. Examinando
detenidamente, me di cuenta de que algunos habían sido retirados de ciertos lugares, a juzgar
por las casi imperceptibles marcas en los tapizados de las paredes.
Con todos estos elementos, me reuní con dos de mis ayudantes del caso que habían llegado al
pueblo dos días después, y partiendo de la base que surgió a partir de las evidencias obtenidas,
nos pusimos a ahondar aún más en el caso, dispuestos a llegar al final de estos
acontecimientos. En nuestra búsqueda, los encontramos. Los cuadros, junto a unos
documentos que habían sido ocultados durante mucho tiempo.
Mientras examinábamos dichas fotos y documentos, cotejándolos con otros archivos, de la
nada fuimos a dar con una pequeña y antigua historia sobre una niña que en el pasado vivió en
este pueblo. En dicha historia se menciona que esta pequeña niña había tenido serios
problemas cardiovasculares desde su nacimiento, por lo que en algún momento de su vida
debieron someterla a una intervención quirúrgica en la cual reemplazaron su débil corazón por
un pequeño motor mecánico cuyos mecanismos parecían estar hechos a engranaje y cuerda, y
funcionaba con unas pequeñas baterías. Para mantenerla con vida, tuvo que verse obligada a
vivir en este gran edificio, en donde debía permanecer algún que otro tiempo en la sala de
internación del hospital para suministrarle más baterías y asegurarse de que el funcionamiento
de su nuevo corazón no presentaba problemas.
Un día, por alguna razón desconocida, dejaron de suministrarle estas “baterías”, por lo que
desgraciadamente murió. Luego de un tiempo, comenzaron a suceder cosas extrañas. Hay
quienes afirman que ella ha vuelto y ha estado vagando por los pasillos del hotel, buscando
más “baterías”… y a los posibles causantes de su muerte.
Entonces en ese momento lo supe. Ése fue el momento crucial, el momento en que todas las
piezas encajaron y lo entendí todo al fin. Las extrañas desapariciones, los asesinatos, los
suicidios y el extraño comportamiento “melancólico” de los habitantes del pueblo.
Dicen que, ella camina entre nosotros, siempre, eternamente. Y cuando ella aparece frente a
ti, lo primero y único que hará será pedirte que le des “baterías”. Sólo tienes dos opciones. Si
aceptas y le das lo que ella quiere, su sombra te seguirá por el resto de tu vida y te acosará en
todo momento para que le des esas baterías, una y otra vez. Si en algún momento te niegas o
no tienes lo que ella quiere, te matará de la manera más terrible jamás vista.
En cambio, si en el momento que ella aparece, te niegas a darle lo que ella quiere, te dejará en
paz por el resto de tu vida…. Pero irá a buscarte en el día de tu juicio final. Y quién sabe qué
cosas terribles sucederán ese día.
En el momento en que recordé la vez que vi sus hermosos ojos, finalmente entendí… estaba
perdido.
Y también entendí el triste comportamiento de los habitantes del pueblo, y la forma en que
parecían estar “contando sus horas”. Estaban contando el tiempo que les quedaba, hasta que
ella llegara.
4. Y dicen también, que ella no se detendrá hasta que no quede nadie en el pueblo que pueda
contar esa historia.
Así que recen, recen, pequeños ponis. Porque cuando ella viene, todo está perdido.
Recen, recen, porque cuando ella canta, el final está cerca.
Recen, recen. Porque cuando ella es ella, tu destino está sellado. Para siempre.