1) Dos activistas mexicanos escriben al decano de la Kennedy School de Harvard expresando su preocupación por la presencia de Felipe Calderón como becario de la escuela.
2) Señalan que durante su presidencia, Calderón violó los derechos humanos de más de 25,000 mexicanos desaparecidos cuyos casos no investigó.
3) Argumentan que tanto Calderón como Estados Unidos son responsables de la violencia en México debido al tráfico ilegal de armas estadounidenses y la falta de acción sobre los dere
1.
México, D.F, a 30 de enero de 2013
David T. Ellwood
Dean, Harvard Kennedy School
Scott M. Black Professor of Political Economy
david_ellwood@Harvard.Edu
Estimado profesor Ellwood:
Antes de entrar en el contenido de esta segunda y última carta, queremos precisarle algo. Al
referirnos a Felipe Calderón, motivo de esta correspondencia, no estamos persiguiendo a un ex
funcionario. Somos, estimado Sr. Ellwood, dos padres y abuelos que hemos vivido en carne
propia los estragos de la llamada Guerra Sucia que se libró en las décadas de los sesenta y
setenta, y de la que vivimos ahora. Como testigos cercanos de ese horror sabemos que el drama
más terrible es el de los desaparecidos: se castiga con el deprecio y el olvido a quien se desvanece
de un día para el otro y, con el suplicio de no saber dónde se encuentra, se deja a sus padres,
esposas, hijos, amistades y a un país entero. Ningún Estado democrático que se respete –y ese no
fue el de la administración de Felipe Calderón– puede estar en paz sin saber dónde se encuentran
más de veinte mil de sus ciudadanos.
Esa realidad, que usted se obstina en ignorar, dejó sin responder en su carta del 17 de enero. La
pregunta más importante de nuestra primera carta era: ¿cumple el ex presidente mexicano Felipe
Calderón con los criterios éticos fijados en los códigos de la Kennedy School y la Universidad de
Harvard? A esa pregunta que hoy volvemos a reiterar queremos agregar algunas precisiones que
deben conducir a una reflexión sobre la responsabilidad de los Estados Unidos en la tragedia
humanitaria que ensangrienta a nuestro país.
Felipe Calderón Hinojosa violó deliberadamente los derechos de los desaparecidos y de sus
familiares. Su gobierno estaba obligado a investigar legal y éticamente lo que les había pasado y
a informar a las familias. No lo hizo.
El 29 de noviembre nos enteramos que la Procuraduría General de la República tenía un listado
de más de veinticinco mil desaparecidos. A Felipe Calderón le quedaban dos días como
presidente y hubiera podido ordenar que la lista se hiciera pública. Su única respuesta fue el
silencio que todavía mantiene. Entretanto, hemos sido informados verbalmente que esa lista
desapareció de los archivos de la Procuraduría.
Felipe Calderón no es un caso aislado. Es el patrón de una vergonzosa conducta. La degradación
de la vida pública tiene su origen en la recurrente impunidad de los violadores de derechos
humanos en México. Para ello, han contado con el respaldo de buena parte de las élites
estadounidenses que, en la mayoría de los casos, han preferido ignorar o minimizar las
ejecuciones extrajudiciales, los fraudes electorales, los secuestros y las desapariciones. Estamos
2. 2
en capacidad de demostrar esta evasión con los Informes que cada año elabora el Departamento
de Estado sobre los derechos humanos en México.
Una parte de los Estados Unidos ha hecho invisible la tragedia mexicana y su papel en ella. Un
ejemplo actual es el debate sobre armas entre el gobierno del presidente Barack Obama y la
Asociación Nacional del Rifle. Ninguno de ellos menciona el inmoral e ilegal contrabando de
armas estadounidenses a nuestro país. Para ellos, no cuentan quienes mueren o son heridos con
balas y rifles norteamericanos en México. En aras de la precisión hay un sector de
estadounidenses preocupados por las consecuencias de las guerras.
Esperamos que la atención que ha despertado la presencia de Felipe Calderón en la Kennedy
School como beneficiario de una beca Angelopoulos sirva para avivar el interés sobre lo que pasa
en México. Ojalá que en la Universidad de Harvard se organicen, durante 2013, coloquios,
conferencias y proyectos de investigación sobre la epidemia de violencia que devasta a México y
las responsabilidades que Felipe Calderón y la administración de George W. Bush y de Barak
Obama tienen en nuestra tragedia. Tal vez en alguno de esos encuentros públicos el ex presidente
Felipe Calderón explique y fundamente lo que hizo y dejó de hacer para encontrar y atender a las
familias de las decenas de miles de mexicanas y mexicanos desaparecidos. En sus años de
presidente no cumplió con esa obligación de gobernante y ese deber como ser humano.
Respetuosamente,
Sergio Aguayo Javier Sicilia
Profesor de El Colegio de México Poeta
Presidente del Centro de Investigación Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad
y Capacitación Propuesta Cívica
seaguayo@gmail.com javiersiciliaz@gmail.com
Ccp. Drew Gilpin Faust, Presidenta de la Universidad de Harvard. president@harvard.edu
Ccp. Jorge I. Domínguez. Vice Provost for International Affairs. jorge_dominguez@harvard.edu
Ccp. Lydia Cummings, Ombudusman de la Universidad de Harvard. Lydia_cummings@harvard.edu
Ccp. Donna Wray, Ombudsperson de la Kennedy School. donna_levy_wray@harvard.edu
Ccp. Matthew Alper, Ombudsperson de la Kennedy School. matthew_alper@ksg.harvard.edu
Ccp. Gianna Angelopoulos-Daskalaki. https://www.facebook.com/gianna.angelopoulosdaskalaki