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1.2 ORIENTACIÓN SEXUAL Y SEXUALIDAD.
La sexualidad humana no supone exclusivamente el explicitación de los instintos
biológicos, ni tampoco es el fruto del aprendizaje social pasivo, sino que es el
resultado de la interacción cognitiva entre las personas y el medio ambiente. "La
propia naturaleza, señalan Money y Ehrhardt (1982, 31), es la que proporciona los
elementos básicos irreductibles de diferenciación sexual, que ninguna cultura puede
erradicar, al menos a gran escala: las mujeres pueden menstruar, gestar y lactar,
mientras que los hombres no".
Orientación sexual.
Otro de los conceptos fundamentales en el abordaje integral de la sexualidad es la
orientación sexual, concepto que se refiere a la atracción sexual (no solo genital)
que una persona puede sentir hacia otras. De esta forma, la orientación sexual
puede ser:
• Heterosexual (atracción por personas del sexo opuesto al propio).
• Homosexual (atracción por personas del mismo sexo que el propio).
• Bisexual (atracción por personas de ambos sexos, hombres y mujeres).
Esta concepción de orientación sexual, no se ajusta a la concepción histórica que
más se ha extendido sobre cómo debe ser la atracción sexual entre las personas,
la cual plantea que todos los seres humanos deben ser heterosexuales,
proponiendo esta orientación como la normal en las personas. Esta concepción
niega la posibilidad de orientaciones sexuales diferentes a la heterosexual, y en el
caso de que existan, las tilda de orientaciones sexuales anormales o patológicas.
Al romper con esta concepción, se parte de que hombres y mujeres se orientan
sexualmente, no a partir de su sexo (macho o hembra) o identidad de género
(femenina o masculina), sino a partir de una serie de determinantes individuales.
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Asimismo, es importante señalar que el concepto de elección sexual que se ha
difuminado es erróneo, puesto que el hombre y la mujer no eligen, sino que como
recién se señaló, se orientan sexualmente.
A modo de síntesis, la concepción que históricamente se ha difundido en esta
sociedad, que plantea que los conceptos hombre-masculino-heterosexual y mujer-
femenina-heterosexual van siempre unidos y son lo “normal”, no es real, exacta ni
adecuada, pues, si bien es cierto que esto se da en una mayoría, no es la única
opción que presenta la vida real, sino que cualquier combinación es permisible y
normal, mientras posibilite el placer de cada persona a través de relaciones
positivas, enriquecedoras y sanas.
En este sentido, es importante crear consciencia, en los y las adolescentes, sobre
el respeto que se debe tener a la diversidad de orientaciones sexuales, que,
además, si bien es cierto son parte de la identidad de un individuo, no son el único
componente que determina a una persona. Discriminar de acuerdo a esto, implica
una baja tolerancia a la diferencia y una visión reducida del ser humano.Cualquiera
de las orientaciones del deseo supone una manera legítima y saludable de vivir la
sexualidad. Desde cualquier orientación sexual podemos resolver nuestras
necesidades afectivas, sexuales y relacionales, culturales, etc.
¿CÓMO Y CUÁNDO SURGE LA ORIENTACIÓN SEXUAL?
El deseo sexual surge y se configura como tal en la ADOLESCENCIA, en un
proceso que está estrechamente ligado a los cambios hormonales experimentados
en el desarrollo sexual. En la adolescencia no sólo se dan cambios corporales, se
dan otros cambios mucho más sutiles y trascendentales, emociones nuevas y
desconocidas hasta ese momento: el deseo sexual, la atracción y el
enamoramiento. A partir de este momento, y a lo largo de nuestra vida, nuestras
relaciones sexuales y afectivas se verán motivadas por estos tres sentimientos
sexuales.
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A partir de la adolescencia sentiremos interés y deseo sexual. De manera paulatina
iremos asistiendo a la orientación de nuestro deseo. De ahora en adelante habrá
personas que nos estimulan sexualmente. Puede ocurrir que nuestro deseo se
active con personas de nuestro propio sexo (homosexualidad), con personas del
otro sexo(heterosexualidad) o con ambos(bisexualidad).
L a dirección que adopta nuestro deseo sexual es a lo que llamamos orientación del
deseo u orientación sexual, que, por supuesto es un proceso involuntario, no se
elige; podríamos decir que simplemente asistimos a la definición de nuestra
orientación del deseo. Por otra parte, la orientación sexual tenderá a permanecer
estable, pero no es algo rígido que no pueda a lo largo de la vida.
Mundialmente se ha ejercido una presión enorme sobre las personas que desean y
se relacionan afectiva y sexualmente con personas de su mismo sexo. Incluso se
les ha perseguido, rechazado juzgado y asesinado sólo por desear, enamorarse,
querer tener proyectos comunes con personas de su mismo sexo.
Como denuncia Amnistía Internacional: «en muchos países se encarcela a
personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero en aplicación de leyes que
vigilan los dormitorios y convierten un beso en un delito». «Las sanciones son muy
variables: desde una multa o unos meses de cárcel hasta, en algunos países, la
cadena perpetua (Uganda, Guyana, India, Bangladesh, Singapur, Maldivas, Bután
y Nepal) o la pena de muerte (Irán, Afganistán, Arabia Saudí, Mauritania, Sudán,
Pakistán, Yemen y en los estados del norte de Nigeria)». «Tan sólo en unos pocos
países estas personas son tratadas con plena igualdad ante la ley. Pero incluso en
éstos las discriminaciones permanecen de hecho en la sociedad”. Las actitudes, los
comentarios, el lenguaje y las bromas aparentemente sin importancia, perpetúan la
discriminación».
«Países europeos como Austria y Reino Unido han sido condenados recientemente
porelTribunalEuropeodeDerechosHumanospordiscriminarapersonasLGBT».
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No todas las culturas ni en todos los momentos históricos se ha tenido una visión
negativa y persecutora de la homosexualidad. En muchos casos, esta opción ha
sido una más a la hora de vivir las relaciones y los afectos.
En todas partes del mundo existen personas que, cuando lo que se marca como
pauta no tiene sentido y atenta contra los derechos humanos, se rebelan contra ello
y se atreven a vivir de otra manera, abriendo camino y haciendo posible que otras
personas puedan vivir mejor.
Así, son muchas y muchos, quienes, desobedeciendo los patrones impuestos, han
sido valientes y viven sus amores y afectos, independientemente de que no se
ajusten al patrón social, ya sea por amar a personas de su mismo sexo, a personas
de otras regiones del mundo, de diversas edades, de diferentes condiciones
sociales y culturales. Gracias a ellas y a su valentía, se van estableciendo límites
más flexibles en lo que tiene que ver con el amar, el querer, el disfrutar y el divertirse.
Sexualidad humana: Concepto y componentes.
Cuando se aborda el concepto de sexualidad desde un punto de vista integral, se
ve a la misma como una de las dimensiones fundamentales e inherentes de los
seres humanos, dejando atrás enfoques más limitados –y muy extendidos que la
reducen a aspectos biológicos o anatómicos.
De esta forma, además de incorporar dimensiones tales como la genital y la afectiva,
la sexualidad integral comprende aspectos de orden más psicológico y social, como
lo son las relaciones humanas y la relación consigo mismo, lo cual permite la
posibilidad de desarrollar al máximo el potencial de la persona. Desde esta
perspectiva, se puede decir que en toda conducta humana se da una expresión de
la sexualidad (Fallas y Valverde, 2000).
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Partiendo de esto, se puede visualizar que en la sexualidad participan diversos
componentes: el vincular, el erótico, el corporal, el ético y el cognitivo.
• Componente vincular: se refiere a la forma en que la persona se relaciona con los
otros y consigo mismo a partir de la sexualidad, es decir, cómo influye está en las
relaciones que establece la persona. Trata además sobre la capacidad de conocer
las necesidades y deseos propios, así como de comprender los de la otra persona;
incluye también la existencia de espacios para compartir tristezas, logros, alegrías
y preocupaciones, para lo que resulta fundamental conocerse a uno(a) mismo(a) y
aprender a comunicar lo que uno(a) piensa, siente y desea.
• Componente erótico: comprende lo relacionado con el desarrollo de afectos,
sentimientos amorosos y conductas de seducción que buscan a través del cuerpo y
de los cinco diferentes sentidos, la obtención de placer con otros o con uno(a)
mismo(a). Contempla la posibilidad de poder disfrutar sin culpa y sin vergüenza. Su
vivencia no se limita a la relación sexual genital o coital, pues también puede
experimentarse en otras actividades, como por ejemplo el baile.
• Componente corporal: abarca los procesos fisiológicos que se dan en el cuerpo
que sirven de base para la expresión y vivencia de la sexualidad en su sentido más
amplio. Esto significa que el cuerpo es un instrumento de comunicación, un medio
para la expresión de los afectos, emociones e ideas, un medio para lograr acercarse
a sí m ismo(a) y al otro(a). Si logramos conocer y aceptar nuestro propio cuerpo, así
como aprender a valorarlo, podremos aceptar y valorar el cuerpo de aquella persona
que apreciemos, además de lograr que esta persona acepte y valore el nuestro. Se
incluye además en este componente, la capacidad que tenemos para sentir placer
físico.
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• Componente ético: consiste en la posición valórica relacionada con la
responsabilidad y el respeto que se asume frente a la sexualidad con sí mismo o
misma y con los otros. Se relaciona con el respeto por los valores y deseos, tanto
de uno(a) como del otro (a), por lo que conlleva a no engañarse ni engañar a la otra
persona. Implica prevenir riesgos de adquirir o contagiar enfermedades de
transmisión sexual y prevenir embarazos no deseados.
• Componente cognitivo: comprende los procesos de pensamiento y reflexión que
se generan en el ser humano frente a la sexualidad, pasando en la adolescencia de
un pensamiento concreto, unicausal y que no cuestiona, a un pensamiento más
abstracto, capaz de generalizar, reflexionar e integrar. Es importante estar siempre
atento a dichos pensamientos y reflexiones –sobre todo al trabajar con
adolescentes-, de manera que las personas puedan reconocerlos, cuestionarlos y
asumir una posición crítica frente a ellos, lo que permitiría a las personas darse
cuenta de cómo afectan su vida sexual, positiva o negativamente, y que tan
objetivos y racionales son dichos pensamientos y reflexiones.
Fuertemente relacionados con el concepto de sexualidad integral, y con los
comportamientos de las personas en torno a la sexualidad, están los conceptos de
Salud Sexual y Salud Reproductiva, los cuales también respaldan y desarrollan un
enfoque integral. Así, el concepto de Salud Sexual, que surgió en 1975 respaldado
por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se refiere a “la integración de los
elementos somáticos, emocionales y sociales del ser sexual, por medios que sean
positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación, y
el amor” (Cerruti y Behar de Huino, citados por Fallas y Valverde, 2000, p. 19).