2. Feudalismo
Se denomina feudalismo, a un sistema político, económico y
social que se desarrolló en Europa occidental entre los siglos
X y XII, tras el Imperio Carolingio. Entre sus principales
características se cuentan:
El poder pasó, en la
práctica, de manos
de los reyes a los
grandes señores de
cada reino.
La economía fue
casi exclusivamente
agraria, con grandes
propiedades que
aspiraban a ser
autosuficientes.
Se consolidó
una sociedad
estamental
donde primaba
la desigualdad.
A B
C
3. El contexto del feudalismo
Desde principios de la Edad Media, el Occidente
europeo se había visto sacudido por diferentes
invasiones como las de los pueblos germanos y las de
los musulmanes.
Esta realidad se agudizó con las invasiones de los
siglos IX y X, protagonizadas por normandos o
vikingos y sarracenos.
4. El feudo
Ante la violencia y persistencia de los ataques, no hubo reyes
ni gobiernos capaces de defender a la población.
Los más poderosos de cada territorio tomaron en sus manos
esta tarea. Reclutaron guerreros cuyo servicio militar se
recompensaba con la entrega de un beneficio, generalmente
un feudo.
Estos tratos personales convertían en señor feudal a quien
entregaba un feudo y en vasallo del señor a quien lo recibía.
Para los más débiles, en su gran mayoría campesinos, la
solución fue ponerse bajo la protección de un señor que los
pudiera defender y retribuirle con trabajo y/o productos.
5. Las relaciones de dependencia y el poder
de los señores feudales
Para enfrentar la inseguridad de la
época se recurrió a estos
compromisos personales que
fueron configurando una red de
relaciones que podían ser
- Relaciones feudales (entre
señores feudales y vasallos, todos
ellos del grupo privilegiado).
- Relaciones señoriales (entre
los dueños de grandes propiedades
y los campesinos).
6. Las relaciones feudales se sellaban a través de un compromiso de
fidelidad mutua en que tanto el señor feudal como el vasallo reconocían
obligaciones con el otro.
7. El contrato
El compromiso entre un señor feudal y un vasallo se
denomina contrato feudal o contrato de vasallaje.
Solía realizarse en una ceremonia especial, que incluía el
homenaje, la fe y la investidura.
“El día siete de los idus de abril, jueves, fue de nuevo prestado homenaje al
conde. (...) El conde preguntó si quería hacerse por entero vasallo suyo y el
respondió: Sí, quiero, y juntando sus manos el conde las apretó entre las suyas
al mismo tiempo que quedaron ligados uno a otro por medio de un beso. En
segundo lugar el que había prestado vasallaje hizo juramento de fidelidad en
estos términos: Yo prometo ser fiel de ahora en adelante al conde Guillermo y
guardarle mi homenaje por entero y protegerle contra todos, de buena fe y sin
engaños. Y en tercer lugar juró sobre las reliquias de los santos. Después el
conde con una vara que tenía en la mano dio las investiduras (objeto que
simboliza el feudo) a los que le habían rendido homenaje y prestado
juramento”.
Fuente: Apu. Boutruche. Seignaeurie et feudalité.
En: Miguel Artola: Textos fundamentales para la historia. Madrid: Alianza Editorial, 1982.
8. La economía feudal
En la época feudal, al igual que en los primeros siglos de la Edad Media,
predominó una economía de subsistencia. La mayor parte de la
población vivía en el campo y las principales actividades eran la agricultura
y la ganadería.
La vida urbana había sufrido un retroceso y solo se mantenían con alguna
importancia las ciudades que eran residencia de obispos, de los
gobernantes o sus representantes.
El comercio había disminuido considerablemente; una agricultura que no
generaba suficientes excedentes alimenticios y una producción artesanal
reducida, impedían su desarrollo.
Solo algunos productos, como artículos de lujo importados que
demandaban los más ricos, así como la irreemplazable sal y el hierro,
activaban un comercio que era posible gracias a la actividad de mercaderes
que se arriesgaban a transitar por caminos inseguros y llenos de peligros.
El uso de la moneda, por lo tanto, se restringió al mínimo y en los
intercambios predominaba el trueque.
9. La economía feudal se organizó en torno a
las grandes propiedades rurales que estaban
en manos de reyes, de señores feudales y de
la Iglesia, los llamados dominios o
señoríos.
Las tierras eran trabajadas por campesinos
que tenían una relación de dependencia con
sus señores.
Los señoríos podían tener desde unas
decenas a unos miles de hectáreas,
repartidas entre tierras de cultivo y zonas de
bosques y pastos, las cuales podían utilizar
los campesinos para mantener sus propios
animales.
10. La reserva señorial: era
la tierra exclusiva del
señor y cuyos beneficios le
estaban reservados.
Incluía las tierras más
fértiles para la agricultura,
los pastizales para el
ganado y los bosques,
además de su residencia e
instalaciones como
graneros, talleres, un
molino, un horno, etc.
Los mansos: eran los
lotes de tierra que tenían
los campesinos para su
manutención y por los
cuales debían pagar al
señor con productos o
trabajo.
11. Durante gran parte de la Edad Media, al menos hasta el
siglo XI, la agricultura fue muy primitiva. Se utilizaba el
sistema bienal en los cultivos y las herramientas con
que se contaba eran rudimentarias, predominando el
llamado arado romano que apenas rompía el suelo,
impidiendo que las semillas penetraran a más
profundidad. Debido a ello, los rendimientos agrícolas
eran muy bajos.
12. La sociedad feudal
En la sociedad medieval había
grupos privilegiados y no
privilegiados.
Los primeros constituían una
minoría y correspondían a la
nobleza y al orden eclesiástico.
La gran mayoría, formada por
campesinos, carecía de
privilegios y estaba sometida al
poder de los señores.
Era una sociedad estamental,
en la cual se reconocían tres
órdenes o estamentos: el clero,
la nobleza y los campesinos.
13. a) “Los que trabajan”:
los campesinos
La mayoría de la población correspondía a
campesinos que habitaban en el dominio de un gran
señor. Este actuaba como juez, les imponía multas y
castigos, fijaba los pagos y las fechas de las tareas
agrícolas, reglamentaba el uso del bosque, les cobraba
por utilizar sus instalaciones e intervenía incluso en
sus asuntos familiares. También podía exigirles ayuda
en caso de guerra.
Algunos campesinos tenían la categoría de siervos.
Sus prestaciones y, sobre todo, su dependencia del
señor eran mayores que la de los campesinos libres.
No podían abandonar las tierras del señor
La vida de los campesinos era muy difícil, tenían
pocos bienes y sus vestimentas y viviendas eran muy
modestas. Con herramientas rudimentarias y terrenos
pequeños, los cultivos rendían poco y, además, había
que pagar al señor y a la Iglesia. Estaban
subalimentados y bastaba una mala cosecha para
dejarlos expuestos al hambre y a la amenaza de pestes
y epidemias que cundían rápido por las malas
condiciones de higiene.
14. b) “Los que combaten”:
los nobles
Los nobles eran un grupo privilegiado. Se distinguían por poseer
extensas propiedades y conformar una aristocracia de guerreros.
La caballería era la principal arma de combate de la época y era
monopolizada por los nobles. Ser caballero requería de muchos
recursos, ya que los equipos y los caballos eran muy costosos.
La guerra era la actividad fundamental de los señores feudales. La causa
podía ser la irrupción de pueblos invasores, la ruptura de una alianza
con otro señor feudal o la codicia de nuevas tierras.
Para proteger a personas que estaban bajo su amparo, contaban con
construcciones defensivas que acogían a la población en caso de peligro,
entre las cuales destacaron los castillos.
La vida de los nobles distaba de ser lujosa, pero se distinguían por contar
con gran cantidad de sirvientes y por su mayor disponibilidad de
alimentos, en un mundo amenazado por la escasez.
Había también un tiempo para la recreación de los señores, la cual
incluía la caza, la arquería y el torneo, actividades que favorecían las
relaciones sociales.
15. c) “Los que oran”: el
clero
El orden eclesiástico, compuesto por el clero era un
grupo privilegiado por su gran valoración social, así como
por el hecho de estar exento de pagar impuestos y contar
con tribunales especiales.
Además de su poder espiritual, la Iglesia Católica tenía
influencia en la vida política y poder económico, pues
recibía el diezmo y poseía numerosas tierras que se
incrementaban con las donaciones.
La Iglesia no se mantuvo al margen de las relaciones
feudales y eso le acarreó diversas dificultades ya que eso
se apartaba de la verdadera función del clero.
A pesar de ello, gozaba de gran prestigio por las funciones
que cumplía. Además de las labores pastorales el clero
mantuvo un rol fundamental en la enseñanza y el
desarrollo cultural.
También propuso una espiritualidad que condujo al ideal
del caballero cristiano, en el que se conjugaban los
valores heroicos con la moral cristiana: el caballero debía
defender su religión y proteger a todos los desvalidos.