1. PROPÓSITO
EL RECONOCIMIENTO DE LA LUZ EN EL OTRO
Somos seres espirituales. En nuestro corazón habita un alma. El alma es sabia,
conoce el camino a seguir. El alma es parte de la luz, de Dios, de la Fuente
original que todo lo creó. Una pequeña parte de esa luz habitando en un cuerpo
humano para ayudar, con la propia experiencia, a la evolución.
Evolucionamos cuando permitimos que sean la luz y el amor los que resuelvan
nuestros conflictos, nuestros miedos e inseguridades. Evolucionamos cuando
recurrimos a la voz del corazón, antes que a la de la mente, para comprender lo
que nos sucede y a los demás.
Toda la información que necesitamos está en el alma, porque ella conoce el
camino a seguir. Ella creó el plan de vida que íbamos a desarrollar en la Tierra al
encarnar. Esa información tan valiosa está en el interior de cada ser humano en
forma de luz, en su alma.
2. Por eso, cada uno de nosotros es profundamente sabio para llevar a
cabo su propio plan de vida. Si escuchamos la voz del corazón, los caminos
adecuados se abren para que avancemos por ellos y cumplamos lo que hemos
venido a cumplir. Pero, a veces, desoímos la llamada del corazón y nos
adentramos en senderos inciertos que no nos llevan a ninguna parte o que nos
hacen avanzar en círculos, hasta marearnos, confundirnos y llenarnos de dolor.
¿Dejamos de ser sabios cuando caemos en uno de esos laberintos?
Absolutamente, no. La información sigue latiendo en nuestro interior, a
la espera de ser atendida, escuchada, tenida en cuenta.
¿Somos despreciables porque nos hayamos confundido y vaguemos entre las
calles de la desolación? Absolutamente, no. Seguimos teniendo un alma en
nuestro interior, una luz, y esa luz es hermana de todas las luces, de
todas las almas que habitan en el universo.
Reconocer la propia luz es el primer paso para recuperar el equilibrio
interior y la confianza en uno mismo.
Reconocer la luz en el otro es un ingrediente imprescindible para la
evolución. La Tierra avanza hacia dimensiones más elevadas y debe hacerlo en
unidad.
Hoy nos ocuparemos de reconocer la luz en el otro para dar un paso más hacia
la integración.