La empatía se define como la capacidad de comprender los sentimientos y emociones de otras personas y asumirlos como propios para entender su comportamiento. Las personas empáticas son sensibles a los sentimientos ajenos, les gusta escuchar activamente sin juzgar, y entienden que cada persona es diferente. Desarrollar la escucha activa, vivir sin prejuicios, y entenderse a sí mismo son formas de fomentar la empatía.
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1. Empático
Aquel dotado de la capacidad de comprender los sentimientos y emociones de otras personas, es decir, asumir
sentimientos ajenos como si fueran propios en la búsqueda de comprender el comportamiento del otro y así orientar
sus propias acciones.
Etimología: Sobre el griego ἐμπάθεια (empátheia), en cuanto ‘empatía’, construido por el prefijo ἐμ- (em-), que
refiere a ‘interior’ asociado a la persona, -πάθ (-path), de πάθος (pathos), entendido como ‘emoción’, ‘sentimiento’, y
el sufijo -εια (-eia), en propiedad de cualidad; y el sufijo -ico, a razón de la adjetivación.
la empatía es la capacidad de conectar emocional y cognitivamente con las experiencias, emociones y necesidades de otra
persona, sin importar si dichas experiencias, emociones o vivencias han sido experimentadas o no. Se trata, además, de un
rasgo que se ha mantenido como parte del ser humano y que, según la pedagoga Anna Carpena, se interioriza en una
persona a través de una educación emocional en las primeras etapas de vida del ser humano.
nos permite mantener una apertura ante lo novedoso sin prejuicios, simplemente conectando con la experiencia de vida
de la persona y lo que tiene para contar.
1. Alta sensibilidad: Las personas empáticas al conectar con otras personas son sensibles a todo lo que la otra persona les
haga saber. Pueden conectar y sentir lo que siente la otra persona, como también pueden entender sus pensamientos y su
lógica. Un aspecto negativo de esta característica es que también en esa medida, una persona empática puede ser afectada
cuando conozca de una experiencia traumática y dolorosa.
2. Escucha atenta y activa: son personas que son buenas escuchando y permitiendo que las demás personas se permitan
ser libres de hablar sobre lo que deseen.
3. Confianza: Esta característica va de la mano con la escucha activa, puesto que una persona empática genera un ambiente
de confianza en sus interlocutores y además respeta su privacidad y lo que se le comparte en confidencia.
4. No hay prejuicios: Una persona empática es receptiva con respecto a experiencias que resulten poco familiares. No suele
emitir juicios de valor sobre las decisiones que haga una persona. Cuenta con un alto sentido de comprensión.
5. Prudencia y asertividad: Cuidan muchísimo sus palabras porque saben de su poder. Eso provoca que tengan grandes
habilidades sociales, destacando entre ellas la asertividad, pues sabrán qué decir sin herir a la otra persona.
Ser una persona empática no es una imposición. Se trata de personas que por su historia de vida y su crianza fueron
inculcados en ellos valores importantes para fomentar que conectaran a temprana edad con otras personas. Pero sin duda
alguna, conforme los tiempos se vuelven cada vez más complejos o confusos, una persona empática hace una diferencia
tremenda.
2. Sensibilidad y sentir lo que otros sienten. Las personas empáticas son sensibles y entienden los sentimientos de los
demás. Sin embargo, en ocasiones esto puede ser un arma de doble filo porque pueden sentirse obligados a
involucrarse de manera activa con el otro, aunque el conflicto no tenga que ver con ellos mismos.
Les gusta escuchar. Escuchan de manera activa, es decir, no se limitan a oír lo que la gente dice. Se concentran en lo
que la otra persona les está diciendo, analizan el porqué de que la persona se siente como se siente, lo legitiman y
dan respuestas acordes a ello.
No son extremistas. No creen que todo sea blanco o negro, saben que hay una bonita gama de grises en medio. Por
ejemplo, cuando les surge un conflicto no se posicionan fácilmente, intentan buscar respuestas intermedias.
Son respetuosas y tolerantes. Las personas empáticas respetan las decisiones de los demás, aunque ellos no
hubiesen tomado esas mismas decisiones. Por ejemplo, María y Juan son hermanos. Juan se ha enfadado con sus
padres porque no le han apoyado en uno de los momentos más importantes de su vida. María a pesar de que no
habría actuado de la misma manera, respeta a Juan, es empática, entiende la situación y le ofrece su apoyo.
Entienden la comunicación no verbal. Se fijan tanto en el lenguaje verbal como en el no verbal. Atienden a gestos,
miradas, inflexiones y tonos de la voz, etc. Con lo que consiguen no solo entender el mensaje verbal, si no extraer el
mensaje emocional que el lenguaje no verbal contiene.
Creen en la bondad de las personas. Cuando conocen a alguien, aunque esa persona tenga “mala fama”, presuponen
que la persona es buena hasta que no les demuestre lo contrario. Creen que la gente es buena por naturaleza.
Pueden tener un estilo de comunicación pasivo. En ocasiones, el intentar entender a los demás puede hacer que
dejen de lado sus propios intereses y derechos. Por ejemplo, en el caso de María, decide ser empática y apoyar a su
hermano, aunque eso le suponga tener un conflicto con sus padres.
Hablan con cuidado. Miden siempre sus palabras porque saben que según cómo digan las cosas pueden hacer daño a
la otra persona. Intentan ser cuidadosos y expresarse con tacto teniendo el menor impacto negativo en el otro.
Entienden que cada persona es diferente. Comprenden que cada persona tiene unas necesidades y que todos somos
diferentes. Saben tratar a cada persona acorde a sus circunstancias.
Existe una serie de tareas que se pueden realizar para fomentar la empatía. Te mostramos algunas de las más importantes:
Desarrolla la escucha activa. Fue descrita por Carl Rogers, se trata de una técnica de comunicación que hace que sepamos
escuchar y entender lo que la otra persona nos dice y que a la vez sepamos transmitirle que lo hemos entendido. No se
trata solo de oír, sino de escuchar y entender. Es importante que desarrolles la escucha activa porque como hemos visto es
una característica de las personas empáticas. Aprende a escuchar lo que los otros te dicen mientras que tratas de
entenderlo y ofreces un feedback (retroalimentación).
Vive sin prejuicios. Como hemos visto, las personas empáticas son respetuosas, tolerantes y no juzgan a los demás. Quizás
no estés de acuerdo con las decisiones de otras personas, pero tienes que tratar de tomar distancia y entenderlas, aunque
tú no hubieses actuado de la misma manera.
3. Sigue pautas saludables. Concéntrate en las expresiones verbales y no verbales de la otra persona, contesta de una manera
adecuada, responde en un tono afectivo similar al de la otra persona, muestra interés por lo que te está contando,
concéntrate en lo que no expresa con palabras, etc. (Bados y García, 2011).
Entiéndete a ti mismo. Para entender al resto de personas y ser empático con ellas primero lo tenemos que serlo con
notros mismos. Intenta entenderte, conocerte y ser empático con tus propios sentimientos y acciones.