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Nro. 8 Abril 2019
Queridas hermanas, estamos viviendo el
Tiempo de Pascua en el que celebramos el triunfo de Jesucristo, su
paso de la muerte a la vida plena. Para conmemorar a nuestra Beata
María Troncatti, reflexionemos en su mirada al Día de Pascua.
La Pascua de 1931 cayó el 5 de abril; Sor María Troncatti
escribió a su mamá, contándole que para esta fecha, una mujer shuar
de 21 años recibió el santo bautismo y la comunión en el mismo día,
también otra jovencita de 14 años recibió la santa comunión por
primera vez. En la carta le dice: “Son acontecimientos que
verdaderamente conmueven, ver que poco a poco van cambiando y
cuando comienzan a entender el catecismo, piden con avidez que se
les hable de Jesús y se vuelven fervorosos, parece como si el buen
Jesús se les manifestara sensiblemente, porque cuando lo reciben en
la santa comunión no quisieran salir de la iglesia”. (Selva Patria del
Corazón - Cap. X)
A su ahijado José María, le recomienda vivamente cumplir
con el precepto de la Pascua, porque así Dios derramará sus
2. bendiciones abundantes en el hogar y los librará de toda desgracia
(Carta 78).
En los momentos difíciles de su misión expresa que Jesús
derramó su sangre por esos hermanos suyos, de ahí que su principal
tarea y preocupación es atenderlos: “El Señor me ha llamado a una
alta misión porque es una tierra virgen y la gente no sabe que existe
Dios, es un campo grande y dificilísimo, pero Jesús puede tocar el
corazón de los indígenas, por eso ayúdenme queridos míos con la
oración y el sacrificio” (Carta 7).
El principal interés de Sor Troncatti es dirigir a Dios los
destinos de las niñas que a fuerza de oración van llegando para
quedarse con las madres en la misión. Se siente feliz de ser
misionera, de salvar la vida de tantos niños, de prepararles a recibir
los sacramentos: “Toda mi ansia y mi afán es de ganar almas para
Dios, hacer de todo para que conozcan y amen a Jesús. Es un motivo
de mucha satisfacción cuando vemos que la fila de los cristianos se
hace más numerosa y ver que, los que ya han hecho la primera
comunión, comulgan muy devotos todos los días” (Selva Patria del
Corazón - Cap. XI).
Cuando muere su papá, llega a saber un mes después… llora
su partida, recuerda que lo hizo sufrir mucho cuando dejó su casa,
pero se consuela al saber que fue sólo por Jesús, que no se deja
vencer en generosidad, por lo cual, en la carta que escribe a su madre
la consuela diciéndole: “Ciertamente estará en el cielo, ¿por qué
llorar? también nosotros estamos sólo de paso, pronto estaremos con
él para no separarnos nunca jamás. En lo íntimo de mi corazón siento
un gran consuelo, porque siento que tengo un protector en el cielo”.
Sor María estaba convencida que es necesario morir cada día para
vivir de Dios y para Dios, pues no hay otro camino para llegar a la
Vida (Carta 21).
3. Era el año de 1931. Un día fue a ver a una mujer que estaba
muy enferma y la mandó llamar, la acompaña muy contento Juan
Nankitiai, joven interno en la misión; al regreso el río está muy
crecido y casi pierde la vida Sor María, sólo la invocación a la Virgen
Auxiliadora pudo salvarlos, el joven después se enferma de gravedad,
expira en la paz del Señor, diciendo: “Muero contento porque voy al
cielo, me siento feliz por haber salvado la vida de Madre María, su
vida vale mucho más que la mía” (Selva Patria del Corazón - Cap.
XI).
Para reflexionar:
1. Sor María es admirable en la vida religiosa, en la caridad y en
el sacrificio, ¿Qué dice esto a mi vida?
2. ¿Cuál es mi principal preocupación y afán, con relación a la
tarea encomendada?
3. ¿Cómo me preparo al encuentro con Dios en el paso a la vida
eterna?
Hacemos eco de las Palabras del Santo Padre Francisco para
celebrar la Pascua 2019:
“Que el camino cuaresmal nos dirija a la Pascua con el
corazón purificado y renovado por la gracia del Espíritu Santo y que
la gracia de la resurrección de Cristo, transforme totalmente nuestra
vida, nos llene de alegría, esperanza y gratitud a Dios que nos ama
tanto”.
“Jesús dijo: Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en
mí, aunque esté muerto, vivirá y el que haya creído en mí, no morirá
para siempre, ¿crees esto?” (Jn 11, 25-26)
Jesucristo le da un verdadero sentido a la vida, demostró su
legitimidad al resucitar de la muerte con las pruebas convincentes de
que realmente la resurrección ocurrió, él es quien responde a la
4. pregunta por nuestra identidad y significado en esta vida y nos da
esperanza para después de la muerte.
Jesús nos dice que Dios es relacional, bondadoso, nos conoce
íntima y personalmente a cada uno de nosotros, demostró el amor de
Dios curando a los enfermos y acercándose a las personas
desventuradas y a los pobres. El amor de Dios es totalmente
sacrificado y desinteresado.
Jesús dice que Dios nos creó para ser sus hijos, que nos quiere
dar una herencia de bendiciones, nos dio la libertad de elegir para que
lo amáramos libremente, puso en nuestro corazón una ley moral
interna a la que debemos obedecer y consiste en amar a Dios y al
prójimo, ese es el propósito para el que fuimos creados. En Jesucristo
descubrimos quiénes somos y para qué vivimos (Ef 1,11).
El regalo de Dios de la vida eterna es absolutamente gratuito y
está disponible para el que lo quiera recibir.
¿Qué experiencia viva me
fortalece en la celebración de la
Pascua 2019?
“CASA DE ARTE”
Atelier Anderson Augusto
