Historia Clínica y Consentimiento Informado en Odontología
Estilos
1. Working Papers Series CST/ LAC
NO. 12
“SALUD Y ESTILOS DE VIDA SALUDABLES
“SALUD Y ESTILOS DE VIDA SALUDABLES
DE LOS Y LAS JOVENES Y
DE LOS Y LAS JOVENES Y
ADOLESCENTES”
ADOLESCENTES”
Nieves Andino
Nieves Andino
UNFPA Country Support Team for
UNFPA Country Support Team for
Latin America & The Caribbean
Latin America & The Caribbean
UNFPA CST LAC -- Mexico City
UNFPA CST LAC Mexico City
2. EL DEBATE EN TORNO AL SENTIDO Y LA ORIENTACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE
JUVENTUD SE ENRIQUECE EN FOROS, ENCUENTROS DE COOPERACIÓN Y EN DISTINTOS
ÁMBITOS DE DELIBERACIÓN A ESCALA INTERNACIONAL. POR ELLO, OFRECEMOS EN ESTA
SECCIÓN – DENOMINADA DOCUMENTOS – LOS ENSAYOS QUE FUERON ANALIZADOS EN LA
1 SESIÓN DE LA COMISIÓN INTERNACIONAL POR LOS DERECHOS DE LA JUVENTUD Y LA
ADOLESCENCIA, CELEBRADA EN LA CIUDAD DE SAO PAULO, BRASIL, DEL 2 AL 4 DE
DICIEMBRE DE 1999.
SALUD Y ESTILOS DE VIDA SALUDABLES DE
LOS Y LAS JÓVENES Y ADOLESCENTES
----------------------------------------------------------------------------------------------
Nieves Andino
Asesora en Salud Sexual y Reproductiva. FNUAP/OPS
Equipo de Apoyo Técnico del FNUAP/México.
N unca antes en el mundo, y América Latina y el Caribe (ALC) en
particular, había contado con una población tan numerosa de
adolescentes y jóvenes en edad de incorporarse al mercado del trabajo
y a la vida reproductiva.
La población mundial actual de adolescentes de 10-19 años sobrepasa los mil millones, de
los cuales cerca del 90% vive en los países en vías de desarrollo y uno de cada tres en
situación de pobreza.
1.1 Concepto
El concepto de adolescencia (del latín adolescere, crecer) como período de la vida entre la
maduración biológica (incluida la madurez sexual) psíquica y social, y el momento de
asumir los papeles y responsabilidades de los adultos, es relativamente nuevo y surge como
epifenómeno de las sociedades occidentales modernas, relacionado con un mayor grado de
industrialización y urbanización, que llevó a dar importancia a la educación como factor
fundamental para avanzar en la sociedad. Sobre todo, los hijos varones comenzaron a ser
eximidos del trabajo a fin de que tuviesen más años de estudio (se suponía que las niñas no
entraban al mercado laboral, sino que estaban destinadas a ser amas de casa y madres). En
el caso de los varones urbanos, el calificativo de adolescente se correspondía con el número
de años de educación, y estaba vinculado a la clase social. Se dice que “el mundo del
pasado estaba poblado exclusivamente de niños y adultos”11.
La adolescencia se caracteriza por grandes y rápidos cambios en el crecimiento y desarrollo
físico, sólo superados por los que ocurren en la vida fetal y la primera infancia. Es también
un período de cambios mentales, emocionales y sociales profundos. Debido a la velocidad
con que ocurren estos cambios y procesos de búsqueda del equilibrio consigo mismo y con
la sociedad a la que busca incorporarse, se observan ambivalencias y contradicciones, lo
1
Laslett P. (1971). The world we have lost. Londres, Methuen. Edición revisada.
3. que hace que el desarrollo no se manifieste como un proceso continuo sino como una serie
de avances y aparentes retrocesos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como población adolescente al grupo
10-19 años de edad; como juventud al grupo 15-24 y como gente joven a la cohorte de 10-
24 años22. Por las diferencias en las diversas etapas de desarrollo y en consecuencia por
las distintas necesidades y percepciones, es conveniente subdividir el grupo 10-19 años en
los subgrupos 10-14 (adolescencia temprana) y 15-19 (adolescencia tardía) y juventud
propiamente dicha al grupo 20-24 años. En América Latina y el Caribe no todas las leyes
políticas definen el término “adolescente”. Sólo Brasil, Colombia, México y Panamá
definen legalmente a los adolescentes como aquellas personas entre 12 y 18 años de edad.
Estos períodos tienen límites poco definidos y su duración está condicionada por factores
no sólo biológicos sino de índole política, cultural, social, psíquica, económica y de
equidad o inequidad de género, aspectos íntimamente relacionados con las condiciones
socioculturales en que ocurren. Lo que sucede en esta edad, de forma a cómo los niños y
niñas desarrollarán su vida como hombres y mujeres, no sólo en relación con la salud, sino
también con su integración social y económica. Es de vital importancia dar prioridad a este
grupo en todas las estrategias de desarrollo de la población, lo que contribuirá – en el largo
plazo – a la reducción de la pobreza y al desarrollo sostenible.
1.2 Características del desarrollo biológico y personal
Dentro del largo proceso de transición de
niño a adulto, período de crecimiento y
maduración significativos, ocurre la
pubertad, momento en el cual se producen
todos los cambios relativos a maduración y
desarrollo sexual y reproductivo, medido
por cambios neurohormonales que tienen
repercusiones marcadas en el aspecto y
forma del cuerpo, distinguiéndose así la
estructura corporal femenina de la
masculina, por el desarrollo de las
características sexuales primarias y
secundarias. En la niña , este proceso
comienza hacia los 10 años, y el hecho
indicativo de la pubertad es la menarquía o
primer sangramiento menstrual, que puede o
no regularizarse en este momento. Si así
ocurre, se considera que ha alcanzado la
madurez sexual y reproductiva. En el varón
ocurre también crecimiento corporal,
aumento del volumen testicular y
comienzan las primeras manifestaciones
2
World Health Organization, (1981). The Health of Youth.
4. físicas del inicio de la vida sexual como erecciones nocturnas, sueños húmedos, etc. Estos
cambios se suman a una multitud de modificaciones psicosociales que conducen a la
madurez biológica, psicológica y de integración a la sociedad.
1.3 Factores protectores y de riesgo
Correr riesgos voluntariamente forma parte del crecimiento y desarrollo de la población de
menor edad. Los ayuda a probar fuerzas y capacidades para enfrentarse al mundo.
Desafortunadamente, en ocasiones los jóvenes homologan los comportamientos riesgosos
con muestras de madurez. Nuestras sociedades, en vertiginoso y a veces caótico cambio,
ofrecen cada vez más oportunidades de riesgo a los jóvenes, que pueden conducir en
ocasiones a efectos dañinos que podrían durar la vida eterna.
Los estudios demuestran que los factores de riesgo de las conductas problemáticas y sus
consecuencias para la salud son comunes y están relacionadas entre sí. Algunos estudios 3
identifican los siguientes factores de riesgo: leyes y normas comunitarias que favorecen las
actividades delictivas transgresoras o restringen el ejercicio de los derechos; problemas
familiares: presión del grupo y desorganización social. Todos ellos son comunes en los
casos de consumo de drogas, delincuencia, trabajo infantil, gestación no deseada, deserción
escolar y violencia.
Muchos adolescentes en riesgo, por manifestar comportamientos dañinos a su salud
“negocian” exitosamente su adolescencia. A estos niños y jóvenes se les llama “resilientes”
o resistentes al estrés4 - 5; mientras que otros, con relativas ventajas sociales y económicas,
comprometen su salud con estilos de vida inapropiados. Estas manifestaciones de
resilencia de un lado y vulnerabilidad por otro, han estimulado el interés por la
identificación de los llamados factores protectores que actúan en sentido opuesto a los
factores de riesgo.
Una variada constelación de fuerzas influye sobre el comportamiento de la población de
menor edad. Hasta la fecha6, se han identificado factores protectores individuales
(autoestima y locus de control interno), familiares (armonía en la familia, buena relación
con al menos uno de los padres) y ambientales (los pares, la escuela, la sociedad en su
conjunto). Los contextos sociales en los que estos cambios tienen lugar son fundamentales,
y entre ellos, la familia y la escuela con su director papel formador (protector) o
deformador (riesgo) son primordiales7. La posibilidad de desarrollo futuro, de tener un
3
Catalano R.F. and Hawkins, J.D. (1995). Risk focused Prevention: Using the Social Development Strategy.
Seattle, WA: Developmental Research and Programmes, Inc.
4
Loesel, F. (1992). Resilence in childhood and adolescence. A summary of the International Catholic Child
Bureau, Geneva, Switzerland.
5
Loesel, F., & Biesener, T. (1990). A study on the generalizability “protective factors”. In: K. Hurrelmann
& F. Loesel (Eds.), Health Hazards in adolescence, 229-320. New York: Walter de Gruter.
6
Grossman, F.K., et al (1992). Risk and resilience in young adolescents.
Journal of Youth and Adolescence, 21 (5), p.p. 529-550.
7
Resnick M.D., et. Al. (1997) Protecting Adolescents from Harm. Findings from the National Longitudinal
Study on Adolescent Health. JAMA 278 (10).
5. “proyecto de vida”, constituye otro factor importante para que los jóvenes actúen
responsablemente en esta transición y alcancen un completo desarrollo de su potencial.
En este período, la población de menor edad debe socializarse en varias áreas, y el fracaso
en cualquiera de ellas se asocia con riesgos en otras: el establecimiento de una identidad
social no responsable trae multitud de problemas e intensifica las amenazas (riesgos) a la
salud y el bienestar. La pobreza, el mal funcionamiento de la familia y el propio, el
deficiente rendimiento educativo y las inequidades de género, entre otros, aumentan el
riesgo de que estos grupos sean víctimas de relaciones de explotación, incluyendo el abuso
sexual y la violencia, tan frecuentes en ALC y con tantas secuelas biológicas, psíquicas y
sociales.
2. Situación general de la población de menor edad en ALC
La edad promedio en al mayoría de los países en ALC es inferior a 19 años. En la región,
los y las adolescentes representan un promedio de 21.7%, con cifras menores al 20% sólo
en Argentina , Chile y Uruguay. La gente joven representa el 30% de la población total
(148 millones) y se prevé que en el año 2000 ascienda a 166 millones. Existen alrededor de
40 millones de niños y adolescentes que viven en condiciones de marginalidad social e
indigencia. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS),en el
continente americano, 200 millones de habitantes tienen entre 10y 25 años, de los cuales el
71% vive en América latina y el Caribe. Se estima que el 75% de esta población vive en
zonas urbanas, cifra que pudiera llegar al 80% para el año 2000. Existe una fuerte
migración de esta población a las zonas urbanas en busca de mayores posibilidades de
educación y empleo, situación que sobrecarga los servicios sociales y de hecho disminuye
las posibilidades de obtener trabajo remunerado. Gran parte de los jóvenes de ingresos
bajos vive en zonas marginales con escasos servicios sociales (médicos, escuelas,
saneamiento, recreaciones sanas para el empleo del tiempo libre), en condiciones que
propician el desempleo y la violencia.
2.1 Educación
Se estima que 10 años de escolaridad o más constituye una educación adecuada para
potenciar y asegurar la superación de la pobreza. Según informe de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en ALC el nivel de escolaridad
oscila entre 80% en Chile y 46% en Honduras8, con grandes diferencias entre las clases
sociales y entre adolescentes urbanos y rurales. El analfabetismo en nuestra región afecta
más a las mujeres y aún más a aquellas que viven en las zonas rurales. En Bolivia y Perú el
analfabetismo llega a 8.3% y 10.2% respectivamente, de las mujeres, frente a 3.7% y 3.5%
de los hombres. Se sabe que existe una relación inversa entre educación y probabilidad de
comenzar una vida sexual activa temprana. Los indicadores y estudios demuestran que las
posibilidades de educación para la mujer adolescente representan factores decisivos en su
desarrollo. El nivel de educación es la variable que más influye en la mayoría de los
resultados negativos en salud, como la gestación no deseada/no planeada, el consumo de
8
CEPAL, Santigo de Chile: Naciones Unidas (1994). Panorama Social de América Latina
6. drogas y la violencia, factores que perpetúan el ciclo de pobreza y la marginación social de
la mujer.
2.2 Situación de la Salud
Morbilidad y Mortalidad: La salud de los jóvenes en nuestros países fue por largo tiempo
ignorada ya que el indicador principal de salud utilizado por planificadores de salud y
demógrafos fue la tasa de mortalidad, baja en los y las adolescentes en comparación con las
de otros grupos de edad. En ALC, las tasas de mortalidad para este grupo son cuatro veces
más altas que en los países desarrollados. La información epidemiológica es escasa y los
datos no están desagregados por grupos de edad quinquenales ni por sexo.
Los principales problemas de salud en los y las adolescentes y jóvenes son las
enfermedades parasitarias e infecciosas. La tuberculosis pulmonar (TBC), particularmente
agresiva en la adolescencia, ha tenido un enorme incremento en la última década como
consecuencia del SIDA; según los cálculos, la TBC puede ser tan importante como causa
de morbimortalidad entre las jóvenes como la mortalidad materna9.
La muerte por enfermedades infecciosas predomina en países como Guatemala, mientras
que en otros como Colombia – que ha presentado cambios en su transición epidemiológica
– los accidentes y la violencia constituyen las causas mayores. En la región, las principales
causas de muerte del grupo 10-14 años son los accidentes y la violencia, tumores malignos
y enfermedades infecciosas, mientras que en el grupo 15-19 son accidentes, homicidios,
suicidios, tumores malignos y complicaciones del embarazo10.
El mayor problema nutricional que enfrentan nuestros adolescentes es la anemia,
principalmente en las zonas rurales pobres, por su asociación a parasitosis intestinales. Es
igualmente frecuente en niñas que en niños en la adolescencia temprana (10-14 años), pero
en la adolescencia tardía (15-19 años), la frecuencia es casi del doble en las niñas, como
expresión de un mayor requerimiento de hierro por las pérdidas menstruales. Esto tiene
consecuencias adversas posteriores durante la gestación.
En las últimas décadas, se ha producido un incremento de todas las formas de violencia en
la región, constituyéndose en una de las preocupaciones más graves en materia de salud
pública. En 1996 , el 28% de las muertes por homicidio ocurrió en adolescentes de entre 10
y 19 años. En 10 países de la región, el homicidio ocupa el segundo lugar entre las
principales causas de muerte del grupo 15-24. El suicidio es motivo de preocupación
especialmente en Argentina, México, Venezuela, Brasil y Trinidad y Tobago. El homicidio
lo es en Colombia, Brasil, México y Panamá. Estimaciones de la OPS indican que entre 4
y 7% del gasto nacional se destina a las víctimas de la violencia.
9
Murray CJL. (1991). Social, Economic and Operational research on TB. Recent studies and some priority
questions. Bulletin International on Tuberculosis and Lung Diseases 66: 149-156.
10
Organización Panamericana de la Salud, (1994). Las Condiciones de Salud en las Américas. Volumen I,
Washington D.C.
7. La OMS estima que por cada niño/a adolescente que muere de algún traumatismo, quedan
15 afectados gravemente y 30 o 40 con secuelas físicas y/o psicológicas. Colombia, El
Salvador y Brasil son los países más afectados por la violencia. Por las condiciones
sociopolíticas de la región, las víctimas producto del involucramiento de los adolescentes
en movimientos de guerrillas y las muertes ocurridas por la explosión de minas
abandonadas se ha convertido en un problema de salud.
Por otra parte, ciertos comportamientos y estilos de vida no saludables se inician
usualmente en esta época de la vida, como el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas
dañinas a corto o largo plazo. El consumo del alcohol ha aumentado desde la década de
1980. El consumo de tabaco en adolescentes entre 15 y 19 años alcanza a 57% en Perú y
41% en Cuba, comparado con 28% en Estados Unidos. El consumo de cocaína está
aumentando, sobre todo entre adolescentes y jóvenes en condiciones de marginalidad y
pobreza.
3. Políticas, planes y programas de salud para la población de menor edad en ALC.
Sólo recientemente nuestros países comienzan a buscas vías para dar solución a los
problemas sociales, de salud y de derechos de los y las adolescentes y jóvenes. En un
análisis de las políticas y la legislación vigentes en el tema de adolescentes en ALC,
realizado en 1997 en colaboración con la Universidad George Washington11, se demostró
que la mayoría de los países carece de políticas públicas de juventud. De los 30 países
encuestados, ocho refieren tener políticas explícitas de salud de los y las adolescentes,
cinco están en el proceso de diseñarlas y en 17 no existen. La legislación está enfocada a
los sectores de educación, trabajo, salud y justicia, en la mayoría de los casos carentes de
un enfoque de desarrollo humano. El 75% de los líderes entrevistados considera que la
legislación es inadecuada y está desactualizada.
Varios países han realizado reformas educacionales introduciendo como obligatoria la
educación sexual en diversos niveles de enseñanza (Panamá, Colombia, Cuba, Bolivia,
Brasil, Ecuador, El Salvador, entre otros). Algunos países han establecido viceministerios a
ministerios de la niñez y la adolescencia (Panamá, Colombia, República Dominicana, entre
otros).
Hasta la fecha, 26 países de la región han establecido programas nacionales de salud
integral de adolescentes, la mayoría incluidos en otros programas ministeriales (salud
maternoinfantil, salud mental, etc.) y sólo un 40% aproximadamente cuenta con los
recursos humanos y financieros para su implementación. La calidad de estos programas es
en general deficiente debido, entre otros factores, a que:
-Los y las adolescentes no han sido participes de su elaboración.
-Menos del 50% de los países tiene un diagnóstico de situación nacional de los y las
adolescentes y 46% de éstos no está actualizado.
-Sólo el 57% tiene normas de atención y sólo el 25% ha realizado alguna forma de
seguimiento/evaluación.
11
Rodríguez-García, R y Russel, J.S. (1997). The Legislative and Policy Environment for Adolescents Health
in Latin America and the Caribbean, Washington, D.C.
8. -Se han centrado en los ministerios de salud y la intersectorialidad con otros ministerios
(educación, justicia, trabajo) es deficiente o nula.
-Se centran en conductas problemáticas (disminución del embarazo, etc.) e intervienen
cuando ya los problemas están arraigados. La promoción de salud, la creación de hábitos
saludables y de autocuidado y la prevención de enfermedades es escasa o nula.
-En general, se centran sólo en el adolescente, sin tener el cuenta su entorno, la familia, la
comunidad, la escuela.
4. Salud sexual y reproductiva (SSR) de los y las adolescentes en ALC
“La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no la
ausencia de enfermedades, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y
sexual. En consecuencia, entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria
y sin riesgos y de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué
frecuencia”. La Convención de los Derechos del Niño en 1989, la Conferencia
Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo en 1994, y
la Conferencia de la Mujer, realizada en Beijing 1995, así como el Foro de La Haya, 1999,
Cairo + 5, de seguimiento al Plan de Acción de El Cairo, entre otras, han colocado en la
palestra pública mundial la inmensa relevancia que tiene la población adolescente para el
desarrollo sostenible de la sociedad, legitimando la defensa de sus derechos humanos y
muy especialmente sus Derechos Sexuales y Reproductivos (DSR), en el contexto de la
definición de SSR antes citada. El Programa de Acción de El Cairo reconoce el derecho
inalienable de las personas al libre ejercicio de su sexualidad y reproducción sin ninguna
forma de coerción, discriminación por sexo o edad o violencia, y que algunos grupos de la
población se encuentran en situación de minusvalía para tomar decisiones responsables al
respecto, en particular las niñas, las adolescentes y las jóvenes.
Desafortunadamente, esta legimitación de los derechos sexuales y reproductivos para los
jóvenes no se ha aceptado aún universalmente, y de hecho fue motivo de gran debate en la
reciente Conferencia de la Haya de seguimiento de los acuerdos de la CIPD (CIPD – 5). El
Fondo de Población de las Naciones Unidas ha sido un defensor permanente de estos
derechos en todos los países del mundo, incluyendo los de ALC, dando apoyo a programas
que conllevan, entre otros aspectos, la revisión de leyes y políticas que pudieran impedir el
pleno ejercicio de los DSR a los jóvenes y el establecimiento de programas de educación
sexual y servicios integrados de SSR de calidad para adolescentes/jóvenes.
La mayor parte de los problemas de SSR son una manifestación de procesos sociales
imbricados, donde la dinámica de género desempeña un papel primordial. El contexto
social, de protección jurídica y económica en que se desarrollan los/las adolescentes y muy
especialmente estas últimas, determina en gran medida el perfil de su SSR y, en su amplio
contexto, de su salud general.
4.1 Salud sexual en la adolescencia
La sexualidad como vivencia subjetiva, en un contexto sociocultural concreto del cuerpo
sexuado, es parte integral de la vida humana desde el nacimiento; es eje del desarrollo
físico y psicosocial, y se enmarca dentro de las relaciones de género. Su sana expresión es
9. una dimensión fundamental del
comportamiento humano. Este despertar de
sensaciones que se hacen conscientes en la
adolescencia, conlleva en sí la posibilidad
de un comportamiento responsable en los
años futuros o la pérdida del potencial de
desarrollo y riesgos reales de salud,
principalmente para las niñas, quienes
continúan llevando en este proceso la carga
mayor de discriminación y riesgos por
violaciones de sus derechos sexuales y
reproductivos y ausencia de un marco
jurídico que les dé la protección requerida.
Es muy difícil aún para muchos adultos
reconocer la sexualidad de los y las
adolescentes como un hecho natural e importante para su desarrollo, lo que ha contribuido a
su discriminación en cuanto a servicios de atención de la salud sexual. Ello también ha
condicionado barreras culturales que impiden la recolección y análisis de datos
epidemiológicos sobre su sexualidad, desagregados por edad o sexo.
4.1.1. Educación sexual.
Se ha demostrado que la incorporación de la educación sexual desde temprana edad, brinda
resultados positivos en cuanto al retraso del inicio de la vida sexual y la responsabilidad
ante la sexualidad y la reproducción. Sin embargo, aún se confrontan en algunos países de
la Región, resistencias de grupos ultra conservadores. En América Latina existen
programas de educación sexual con metodologías y materiales que han resultado exitosos y
en los cuales se abordan los temas de la sexualidad, la afectividad y el amor de forma
natural. Hay mayor aceptación de los padres, madres y docentes para abordar la temática
de la sexualidad y el autocuidado pero algunos programas mantienen un enfoque
biologicista. Falta mucho por hacer en cuanto a la capacitación adecuada de los maestros,
los padres y madres, que les permita un abordaje adecuado en estos temas.
4.1.2. Inicio de la actividad sexual.
Existe inconsistencia en la literatura en cuanto a la edad de inicio de la vida sexual en los y
las adolescentes. Los estudios cualitativos presentan limitaciones ya que, debido a la
construcción de género aun prevaleciente, los jóvenes, a diferencia de las jóvenes,
parecerían “sobre-reportar” su actividad sexual a fin de demostrar su hombría. Un estudio
reciente en la República Dominicana así lo demuestra (Comunicación Personal). Poco se
conoce de la vida sexual de los adolescentes casados, su grado de satisfacción o no.
Según algunos informes de ALC, el inicio de la actividad sexual ocurre en promedio a los
15-16 años (14-36%) en las adolescentes y a los 14-15 (42-68%) en los jóvenes. Este
comienzo temprano, va unido frecuentemente a otras conductas de riesgo como son el
abuso de sustancias tóxicas (tabaco, alcohol, drogas). Esta alta proporción de jóvenes
10. sexualmente activos enfrenta grandes riesgos de salud por falta de educación sexual
apropiada y acceso a servicios de SSR adecuados.
Los y las adolescentes y jóvenes forman un grupo muy diverso con necesidades diferentes
entre los sub-grupos. Esta diversidad, dada por la edad, el sexo, las condiciones
socioeconómicas y culturales, y la historia sexual y reproductiva, influye en sus
expectativas y conceptos respecto a la sexualidad, sus vivencias, sus posibles consecuencias
positivas y negativas. La sociedad adulta, por su parte, perpetúa esquemas de
comportamiento y de aceptación diferencial de éstos, dependiendo si se trata de una mujer
o de un hombre adolescente. Las chicas confrontan esquemas de doble moral (ser “castas y
puras” pero tener relaciones sexuales con la pareja “como prueba de amor”), con la
expectativa de lograr una relación estable. Los chicos son socializados con enfoques de
múltiples relaciones para demostrar su hombría a través de un comportamiento sexual
agresivo. Estos patrones de género promueven la dominación por el varón y la falta de
capacidad de negociación por parte de las adolescentes.
Como expresáramos antes, existen deficiencias en los datos acerca de la actividad sexual
adolescente, deseada y no deseada, fuera y dentro del matrimonio, que demuestran y
refuerzan la negación cultural de los hechos que rodean esta faceta de la vida,
principalmente para las adolescentes, y ello compromete el diseño e implementación
adecuados de programas efectivos/informativos o de servicios para evitar riesgos respecto a
su SSR.
4.1.3. Riesgos para la salud sexual del adolescente.
Se ha producido en las últimas décadas una disminución de la edad promedio de la
menarquía y la madurez sexual y un aumento en la edad para contraer matrimonio,
incluyendo la región de ALC. Junto con esto, la actividad sexual antes del matrimonio o de
unión consensual parece haber aumentado ostensiblemente e las últimas décadas. Con ello,
se ha incrementado el tiempo que los/las adolescentes enfrentan los riesgos de una
actividad sexual sin protección o información, incluyendo la gestación temprana, no
deseada/no planificada, con su alto riesgo – a esta edad – de morbimortalidad materna e
infantil y de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS), incluido el VIH/SIDA.
Existen pocos datos acerca de la sexualidad de los/las adolescentes de la región, sobre sus
actitudes, creencias, valores, su papel de género. Un alto porcentaje de los primeros
encuentros sexuales ocurre sin protección y con pares de su misma edad.
Con el advenimiento de la pandemia del SIDA, algunos adultos aprovechan las desventajas
socioeconómicas de las adolescentes y propician relaciones sexuales con este grupo, en la
creencia de que así evitarán una infección o se curarán de una infección ya presente.
Estos comportamientos sexuales ponen en peligro el desarrollo y en última instancia la vida
de los/las jóvenes de ambos sexos pero las consecuencias son mucho más serias para la
calidad de ida de las jóvenes y entrañan un problema importante de salud pública en nuestra
región.
11. 4.2 Embarazo en adolescentes
La fecundidad general de la región ha disminuido en las últimas décadas, principalmente en
las áreas urbanas, pero este descenso ha sido menor en la población adolescente que en la
adulta, e incluso ha aumentado en algunos países (Colombia, Brasil, República Dominicana
y Paraguay). Existen alrededor de 25 millones de mujeres adolescentes en la región y de
los 13 millones de nacimientos anuales, corresponden a este grupo dos millones12. La tasa
promedio de fecundidad adolescente13 es de 80-100/1000 adolescentes por año (Venezuela,
101 nacimientos; Ecuador, 70; Colombia, 80, y Brasil, 73). La tercera parte de todas las
jóvenes menores de 20 años ya tienen un hijo y se calcula que un promedio de 25-40% de
las jóvenes tiene su primer hijo antes de los 18 años. No existen datos acerca del número
de varones adolescentes que embarazan a una chica o se convierten en padres y su actitud
ante este evento en su vida.
El embarazo en la adolescencia puede alterar por completo la vida futura de una joven, con
abandono del sistema escolar, frenando su desarrollo y con el consecuente impacto
negativo sobre su contribución potencial a la sociedad. Pocos países en la región tienen un
marco legal que asegure la continuidad de los estudios a las adolescentes. Aunque las
consecuencias sociales y económicas dependerán en cierta medida del ambiente cultural,
familiar y social, las referentes a la salud son universalmente reconocidas como un
problema.
Existen diferencias entre el comportamiento reproductivo y las intenciones reproductivas.
El embarazo adolescente, dentro o fuera de una relación estable o matrimonio, es con una
alta frecuencia no deseado/no planeado, y constituye uno de los factores determinantes en
la reproducción intergeneracional de las inequidades de género. Estudios en ALC muestran
que 44-76% de las gestaciones en jóvenes son no deseados14, y con mucha frecuencia
los/las hijos son concebidos o nacen antes del matrimonio. El número elevado de abortos
en adolescentes embarazadas es otro indicador de la “no intencionalidad” del embarazo.
El embarazo y el parto entre 15 y 19 años se asocia a una mayor frecuencia de muerte, así
como con la morbilidad materna, principalmente toxemia, bajo peso al nacer y mortalidad
infantil y complicaciones en el parto con riesgo de parto prematuro y obstrucción del
mismo. Recordemos que no sólo tiene importancia la edad sino también otros factores
sociales y económicos. Las consecuencias de la desnutrición y la anemia son
particularmente relevantes en las adolescentes ya que aumentan el riesgo reproductivo por
aborto espontáneo, muerte fetal, prematuridad en peso y/o tiempo, mortalidad perinatal y
mortalidad materna.
Pocos estudios se han realizado en nuestros países sobre las consecuencias sociales y
económicas de la maternidad adolescente. Investigaciones basadas en datos retrospectivos
12
Organización Panamericana de la Salud (1998). Proyecto de Desarrollo y Salud Integral de Adolescentes y
Jóvenes en América Latina y el Caribe. 1997-2000 OPS, OMS.
13
Susheela Singh (1998(. Adolescent Childbearing in Developing Countries: a Global Review. Studies in
Family Planning, 29,2:117-136.
14
Singh Susheela & Deirdre Wulf: 1990, Today’s Adolescents, Tomorrow’s Parents: A Portrait of the
Americas, NY: The Alan Gutmacher Institute.
12. muestran que las jóvenes que dan a luz en la adolescencia tienen un nivel inferior de vida
posterior y una mayor posibilidad de un nuevo embarazo que aquéllas que demoran este
primer hijo. El rol de madres es muchas veces difícil de asumir en la adolescencia lo que
conlleva riesgos para la madre y el hijo.
Los patrones de identidad de género tradicionales influyen de manera decisiva en la
creación de condiciones favorables para la gestación y las uniones tempranas. Las
adolescentes pobres, con menores niveles de escolaridad y oportunidades de trabajo
presentan el mayor número de embarazos tempranos. Un hijo, núcleo conflictivo entre el
embarazo y el aborto, mas allá de las innumerables dificultades y sufrimientos, sigue siendo
un proyecto de vida vigente en sí mismo al que acuden las jóvenes más pobres. Por otra
parte, el matrimonio y la maternidad pueden estar entre los pocos caminos alternativos de
una joven para afirmar su valor e identidad ante sí misma, su familia y la comunidad.
Las dimensiones y características que asume el embarazo adolescente en la década de los
años noventa demuestran que la solución de este problema va mucho mas allá del acceso a
servicios de calidad de planificación familiar. Existe la necesidad de brindad servicios
integrados de salud sexual y reproductiva que operacionalicen el concepto holístico, con
enfoque de género, y donde la educación, considerada como la creación de conocimientos y
habilidades para el autocuidado de su salud, incluida la SSR, tenga un lugar preponderante.
4.3 El aborto inducido en la adolescencia
El aborto está prohibido en la mayor parte de los países de la región, con restricciones que
varían de un país a otro, por lo que este proceder se realiza clandestinamente y bajo
condiciones totalmente inseguras para la madre. Se estima que en ALC el 52% de los 18
millones de embarazos que ocurren anualmente son no planeados y que 23-40% de ellos
termina en aborto15. El aborto en la adolescencia ha sido reconocido como un problema
social creciente por los jóvenes del Caribe anglófono en su Primer Foro de Jóvenes del
Caribe, celebrado en Barbados en octubre 1998.
Las estadísticas no son confiables debido a su carácter ilegal y penalizado, pero se sabe que
es una de las graves consecuencias del inicio precoz de la actividad sexual sin información
adecuada, así como la gestación no deseado/no planeado.
Según estudios, 10-21% de todas las pacientes hospitalizadas por aborto son adolescentes y
en cuatro países de ALC el 12% de las pacientes hospitalizadas por aborto eran menores de
20 años16. Las adolescentes podrían estar sobre-representadas entre los casos
hospitalizados, ya que acuden tarde a los servicios y con un aborto realizado con personal
no calificado, por lo que las complicaciones sépticas son mucho más frecuentes y graves
(un tercio de las adolescentes hospitalizadas por aborto tenía sepsis, en comparación con
menos de ¼ de las adultas hospitalizadas).
15
The Alan Gutmacher Institute. (1998). Responsibility. Women and Society. Unplanned Pregnancy and
Abortion: Options for the future, p42.
16
Singh S. & Wulf D. (1993) The likelihood of induced abortion among women hospitalized for abortion
complication in four Latin American countries. Int. Fam. Plan Perspectives, 19(4):134-141.
13. Muchas de las muertes maternas a esta edad ocurren por complicaciones de abortos que
quedan informados en las historias clínicas como hemorragias y/o infecciones. Se calcula
que el 18% de las muertes maternas en Venezuela se debe a aborto inducido17.
Aún en los países donde es legal el aborto, no existen servicios de planificación familiar
postaborto que brinden consejería y anticonceptivos, excepto en Cuba. Las consecuencias
del aborto no se limitan a las médicas o biológicas (desde infertilidad hasta muerte por
sepsis, hemorragia, perforaciones uterinas, etc.); las secuelas psicológicas que este
proceder provoca con su carga de culpabilidad y frustración, además de la estigmatización
social, son tan importantes y duraderas como aquéllas.
La información precisa sobre el número útil de abortos en la adolescencia, sería
extremadamente útil para brindarnos elementos acerca de la realidad de su actividad sexual
y de los niveles de uso de anticoncepción.
4.4 Prevalencia de uso de anticoncepción (AC)
Según el Informe de Población del Fondo de Población de las Naciones Unidas, 1996, una
de cada cinco mujeres unidas tiene una demanda insatisfecha de planificación familiar.
Esta cifra es mucho mayor en la población adolescente, que carece tanto de posibilidad de
acceso a los servicios como de calidad en planificación familiar.
Los niveles de uso de anticoncepción entre las adolescentes casadas y no casadas varían de
30-53%. En AL, aproximadamente 1/10 mujeres se encuentra en riesgo de un embarazo no
deseado por no usar AC o por usar métodos naturales con alto grado de ineficacia. Los
métodos tradicionales, especialmente la abstinencia periódica, son utilizados por
porcentajes importantes de individuos en ALC. El uso del condón por las adolescentes
casadas no supera el 8% en ningún país y las sexualmente activas, no casadas, tienen el
doble de probabilidades de usar el condón.
Existe un nivel relativamente alto de conocimiento por parte de las y los adolescentes sobre
los diversos métodos anticonceptivos modernos existentes. Entre ellos, la píldora
anticonceptiva y el condón son los métodos mejor conocidos. Sin embargo, este
conocimiento no se traduce en porcentaje de uso, particularmente en las primeras relaciones
sexuales. La causa de esta aparente contradicción entre conocimiento y uso real difieren
entre las y los adolescentes. Las primeras reconocen que aunque quisieran usar el condón,
su pareja no quiere y temen una reacción adversa de su parte o que se les considere
promiscuas. En los varones, el no uso del condón va ligado a mitos y tabúes acerca de la
disminución del goce sexual que su uso produciría y a lo inesperado de la relación.
El acceso que tienen los/las adolescentes a los servicios de planificación familiar (PF) es
aún muy limitado debido en gran parte a barreras médicas y culturales de los proveedores
de salud, de educación y a aspectos de carácter jurídico-legal. En diversos estudios y
grupos focales, las adolescentes han informado claramente acerca de los maltratos a que
17
Fondo de Población de las Naciones unidas (FNUAP,1997). Programa de País para Venezuela.
14. son sometidas en los servicios por parte de los proveedores, quienes no aceptan como
normal la actividad sexual premarital, y en lugar de brindarles la información, consejería y
servicios a que tienen derecho, asumen una actitud de jueces. La educación en servicio
sigue siendo muy limitada. En el caso de los varones y debido a la socialización de la
sexualidad para ellos, no ocurre esta situación pero sí se refuerza el mito de la disminución
del placer sexual por el uso del condón en aquellos casos en que el proveedor es del sexo
masculino.
4.5 Enfermedades de transmisión sexual (ETS), virus de inmunodeficiencia humana
(VIH) y SIDA
La prevalencia de las ETS, el VIH y el SIDA representa cada vez más un problema de salud
de los y las adolescentes y jóvenes. La incidencia más alta de ETS, incluido el VIH/SIDA,
se encuentra en el grupo 15-24 años. La mitad de las nuevas infecciones de VIH ocurren en
este grupo de edad18. De los más de 22.6 millones de personas en el mundo contagiadas
con VIH/SIDA, se estima que 1.6 millones pertenece a ALC, sobrepasando a los accidentes
como causa de muerte. La OPS, en su Informe Bianual (1999), ha expresado una enorme
preocupación relacionada al predominio presente de esta epidemia en las poblaciones
rurales y en los grupos de población más pobres y jóvenes, particularmente en las mujeres.
Por diversos factores biológicos, las mujeres son particularmente vulnerables ante una ETS
y el SIDA; ha habido en los últimos cinco años un aumento agudo del SIDA en la
población femenina. Así, en Brasil, la proporción hombre/mujer disminuyó de 16/1, en
1986, a 3/1, en 1996. En la mayoría de los países, las mujeres jóvenes y pobres son las que
están en mayor riesgo de infección heterosexual por VIH. Los datos acerca de la infección
por VIH son deficientes en la región.
En el Caribe anglófono, la mayor incidencia anual de SIDA ocurre en las mujeres de 15-49
años y es la primera causa de muerte en mujeres de 15-49. Datos de CAREC muestran que
la mayor parte de los casos de VIH reportados para el período 1982-1995 tenían entre 25 y
30 años. El modo de transmisión predominante es el heterosexual.
18
UNFPA (1998). Programme Advisory Note Number 6: Reproductive Health Effects of Gender-Based
Violence: Policy and Programme Implications.
15. El riesgo de infección es notablemente mayor entre muchachas de bajo nivel
socioeconómico, quienes son forzadas a ejercer la prostitución o no tienen poder de
negociación para el uso del condón con la pareja. Estos riesgos se acentúan con el inicio
temprano de la actividad sexual que generalmente conlleva el cambio frecuente de pareja.
Por otra parte, existe aún gran deficiencia en la calidad de la información que se da a
nuestro jóvenes por lo que las relaciones sexuales sin protección siguen siendo muy
frecuentes. Tan importante como esto es el hecho de que, por leyes restrictivas o porque no
tienen capacidad para ello, los proveedores de salud no hablan con los/las adolescentes
acerca de su sexualidad y/o sus intenciones sexuales, por lo que aunque acudan a un
servicio no obtendrán información y consejería adecuada para su protección y el ejercicio
responsable de su sexualidad.
5, Violencia intrafamiliar
En los últimos cinco años, gracias a los movimientos de mujeres, la Conferencia de El
Cairo (1994) y la Cuarta Conferencia Internacional de la Mujer (1995), se ha logrado
criminalizar la violencia intrafamiliar, particularmente contra la mujer, la niña y la
adolescente, incluida la coerción sexual o sexo no consensual. Este tipo de violencia es
considerado un grave síntoma de las limitadas opciones que la vida ofrece a las jóvenes,
producto de las inequidades de género prevalecientes.
En todos los países de la región ha ido aumentando la visibilidad de la violencia
intrafamiliar. La información disponible muestra que 25-50% de las mujeres encuestadas
han sido víctimas de abusos físicos por parte de su pareja. Los más vulnerables al abuso
sexual son los y las adolescentes entre 11-16 años y aún existe muy escasa denuncia de
estos hechos. Las principales víctimas son niñas menores de 14 años y el agresor es un
conocido en el 50% de los casos. Hasta el 90% de los embarazos de adolescentes menores
de 14 años son producto de violación.
Un estudio basado en las historias clínicas de un Hospital en Perú puso de manifiesto que el
90% de las madres de 12 a 16 años de edad habían quedado embarazadas a raíz de actos de
violación19. En Costa Rica una organización que trabaja con madres adolescentes informó
que el 95% de las adolescentes embarazadas menores de 15 años eran víctimas de incesto20.
En México se estima que la mitad de las violaciones y otros delitos sexuales son cometidos
contra niñas y adolescentes. En Colombia el promedio de edad en que los adolescentes
sufren una violación es a las 14 años. Esto pudiera hacernos quizá repensar los mensajes
que enviamos a los y las adolescentes acerca de “comportamientos sexuales o toma de
decisiones sexuales responsables”, ya que las víctimas de la coerción sexual tienen poca
capacidad de decisión y nulo poder de negociación.
19
UNFPA (1998) id.
20
UNFPA (1998) id.
16. Por las condiciones aún prevalecientes de no reconocimiento de los derechos sexuales y
reproductivos de los y las jóvenes, éstos todavía encuentran obstáculos institucionales por
parte del personal de salud y de los miembros de la seguridad pública (policías, jueces, etc.)
para denunciar abiertamente estos hechos de violencia.
5. Leyes y políticas sobre los derechos sexuales y reproductivos de los/las
adolescentes en ALC.
En los últimos años, la región ha llegado a un consenso en cuanto a la necesidad e
importancia de asegurar el bienestar de la población adolescente mediante acciones
intersectoriales que consideren los aspectos socio-culturales, políticos, institucionales y
legales de cada país.
El tema de los derechos sexuales y reproductivos de los/las adolescentes es motivo de
amplio debate actual y de decisión por cada país. Los/as adolescentes tienen necesidades
especiales y los esfuerzos para resolver esas necesidades, incluyendo la atención de sus
derechos sexuales y reproductivos, es un paso muy importante. La CIPD en 1994 y la
Conferencia de La Haya, Cairo + 5 fijaron entre sus objetivos la promoción en la mayor
medida posible de la salud, el bienestar y la capacidad potencial de todos los niños/as,
adolescentes y jóvenes en su calidad de futuros recursos humanos del mundo, así como
atender a sus necesidades, especialmente de las jóvenes. En el Programa de Acción del
Cairo (artículo 7.5) se reconocen los derechos de los y las adolescentes a recibir educación
sexual y servicios de salud, incluyendo los de SSR de forma respetuosa y confidencial.
Ello es imprescindible para posibilitarles la capacidad de manejar su vida sexual y
reproductiva de una forma satisfactoria, responsable e informada. Para lograr esto es
necesario que los programas y servicios de SSR se adecuen a las necesidades y las
percepciones que de ellas tienen los propios adolescentes.
La existencia de políticas y leyes dirigidas a promover la SSR de la población adolescente
no es aún generalizada en ALC. Los y las adolescentes y jóvenes deben contar con
protección legal de su derecho a servicios médicos y sociales, a la educación sexual y a la
información, incluyendo el derecho de las adolescentes embarazadas a continuar su
educación. Los derechos sexuales y reproductivos de los/las adolescentes deben ser
reconocidos y este concepto debe ser ampliamente diseminado para lograr la potenciación
de la gente joven y su participación efectiva en los programas que para ella y con ella se
formulan.
El aborto es ilegal o penalizado en la mayor parte de los países de la región, incluyendo en
situaciones de violación y por tanto no es un servicio que se ofrezca en el sector público.
Algunos países como Antigua, Barbados, Bermuda, las Islas Caimán, Guyana y Montserrat
han introducido nuevas legislaciones para despenalizar esta práctica. Bahamas permite la
terminación de un embarazo si se obtiene el consentimiento de dos médicos21. Guyana
recientemente legalizó el aborto22 como una medida para disminuir la alta incidencia de
21
Barbados Medican Termination of Pregnancy Act, (1983). Bermuda Criminal Code Amendment Act,
(1983). Cayman Islands Penal Code Amendment Law (1989).
22
Medical Termination of Pregnancy MTP Law, (May 5, 1995).
17. mortalidad materna debida a complicaciones del aborto clandestino, pero aún los servicios
no son muy eficientes por falta de facilidades adecuadas y de personal debidamente
entrenado. En Cuba también es legal y se realiza en las instituciones hospitalarias por
personal calificado seguido de servicios de PF.
Más de 15 países de la región cuentan con legislación específica que penaliza la violencia
doméstica, incluido el abuso sexual. Sin embargo, no todos han logrado implementar estas
leyes en forma de políticas y programas nacionales para su erradicación, en muchos casos
por resistencia de los grupos más conservadores.
Existen regulaciones obsoletas y discriminatorias contra los y las adolescentes en varios
países. En Bolivia, Argentina, Guatemala y varios estados de México, se exige como
condición para castigar el delito que la adolescente “sea honesta”, lo que en la
jurisprudencia argentina es sinónimo de virginidad u en los otros países de lugar a un
conjunto de requisitos exigidos a la conducta de las adolescentes.
Un análisis del marco jurídico-legal en cinco países de la región (Brasil, Colombia Chile,
Nicaragua y Perú), realizado por la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del
Caribe, como parte del seguimiento de la CIPD, evidenció una tendencia positiva de
cambio, progresiva en materia de violencia sexual contra las niñas. Brasil, Colombia, Perú
y Panamá han legislado para la eliminación de la violencia sexual contra las niñas, y de
hecho estas leyes están siendo implementadas23.
A pesar de que el acceso de los y las jóvenes a información y servicios de SSR, es una
preocupación prioritaria, esto no se ha traducido necesariamente en la incorporación del
tema en la agenda legislativa. Varios países del Caribe anglófono y Suriname tienen leyes
y regulaciones que dificultan a la adolescencia el ejercicio de sus derechos sexuales y
reproductivos, incluido el acceso a servicios de SSR. Panamá acaba de terminar la
elaboración del Código de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, donde se especifica
el tema de los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el derecho al acceso a
información y servicios de SSR. Sin embargo, países como Chile y Nicaragua, en
diciembre de 1998, aún no habían normado la Convención de Derechos del Niño/a de 1984.
6. Recomendaciones generales relacionados a la salud de los y las jóvenes y
adolescentes
Con base a la experiencia internacional y la nuestra, lo primordial es discutir las siguientes
recomendaciones con los/las adolescentes y jóvenes, y construir con ellos las que debemos
hacer a la sociedad para contribuir a su salud en el amplio sentido del concepto, incluyendo
de manera especial la salud sexual y reproductiva.
La meta sería:
23
Campillo Fabiola y Mones Belkys. (1995). Acciones para la integración social de Centroamérica: Mujeres
y Género. UNICEF y Consejo Regional para la Integración Social Centroamericana, Guatemala.
18. Lograr un ambiente propicio y participativo que involucre a toda la sociedad en la
promoción y salvaguarda de los Derechos Humanos de los Jóvenes, incluídos los Derechos
Sexuales y Reproductivos con una perspectiva de género.
Para ello es necesario:
I. Alcanzar el reconocimiento formal (político y social) de los gobiernos y la sociedad
civil, de los derecho de los y las jóvenes, incluidos sus DRS.
I.1 Diagnóstico de Salud de los y las adolescentes y jóvenes a nivel nacional y regional
dentro de una perspectiva de género.
I.2 Revisión del marco jurídico-legal nacional y regional que rige los aspectos de salud
del adolescente y pudieran restringir a los y las jóvenes el pleno ejercicio de sus
derechos, incluidos los DSR.
I.3 Realización de consultas públicas que incluyan a los y las adolescentes y jóvenes
para la formulación de las leyes, políticas y programas que faciliten el ejercicio de
los derechos de los y las jóvenes.
I.4 Diseminación a toda la sociedad, incluidos los y las jóvenes del contenido de las
leyes y programas elaborados.
II. Lograr un apoyo social y político para la inclusión de lo referente a la salud de los y
las adolescentes y jóvenes en las políticas, leyes y programas nacionales, según lo
establecido en el Programa de Acción de El Cairo, y el Cairo + 5.
II.1 Identificación de los actores principales y su sensibilización al tema de la salud de
los y las adolescentes.
II.2 Obtener apoyo y voluntad política y alianzas regionales y nacionales.
II.3 Evaluación con los y las jóvenes de
las políticas y programas existentes.
II.4 Diseño e implementación de
políticas, leyes y programas nacionales y
regionales
con las siguientes características:
que aborden y promuevan la salud de los y
las
adolescentes de una forma
integrada, con un enfoque multisectorial y
multidisciplinario que considere
los factores psicosociales, ambientales y
sociales, y de educación sexual con
enfoque de género.
II.5 Establecimiento de mecanismos de
seguimiento y evaluación de aquellas.
III. Fortalecimiento de las
organizaciones nacionales y regionales de
juventud y los
19. mecanismos de participación en los procesos de decisión de todo lo relacionado con
su salud y bienestar.
III.1 Capacitar a los y las jóvenes en el diseño, implementación, seguimiento y
evaluación de las leyes políticas y programas que conciernen a su salud, entendida
como bienestar físico, psíquico y social.
III.2 Fortalecimiento de su poder organizativo, gerencial y de abogacía por sus derechos.
III.3 Establecimiento de alianzas nacionales y regionales de las organizaciones juveniles.
III.4 Fortalecimiento de sus conocimiento acerca de sus derechos, incluidos los DSR.
IV. Fortalecimiento de las acciones de abogacía que hagan posible a nivel nacional y
regional lo siguiente:
IV.1 Estigmatización y penalización de todas las formas de violencia contra los jóvenes,
incluyendo la violencia sexual.
IV.2 Participación de activa de los y las jóvenes en el diseño e implementación de
programas dirigidos a mejorar su salud con participación activa de los y las
adolescentes.
IV.3 Sensibilización de los proveedores de servicios (salud, educación, empleo, aspectos
jurídicos) a las necesidades y derechos de las/los adolescentes, incluidos los
derechos sexuales y reproductivos.
IV.4 Universalización de los servicios integrales de salud a nivel primario, incluidos los
de SSR en los procesos de reforma del sector salud y garantizando el acceso
irrestricto de los y las jóvenes.
1
Laslett P. (1971). The world we have lost. Londres, Methuen, Edición revisada.
2
World Health Organization, (1981). The Health of Youth